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Hereditary

Terror Cosas extrañas comienzan a suceder en casa de los Graham tras la muerte de la abuela y matriarca, que deja en herencia su casa a su hija Annie. Annie Graham, una galerista casada y con dos hijos, no tuvo una infancia demasiado feliz junto a su madre, y cree que la muerte de ésta puede hacer que pase página. Pero todo se complica cuando su hija menor comienza a ver figuras fantasmales, que también empiezan a aparecer ante su hermano. (FILMAFFINITY)  [+]
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Críticas 292
Críticas ordenadas por utilidad
28 de septiembre de 2018
62 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomendada por el Sr. Gragera (para hacerme perder 2h de mi vida), leyendo criticas que la ponen por las nubes tanto profesionales como de usuarios....

+Tenemos la financiación para rodar una nueva peli
-Aun no he acabado el guion
+No problemo, te consigo a Toni Collette y Gabriel Byrne.
-A fuego, men!!

Cada dia estoy mas convencido de que la gente se deja guiar por lo que dicen los críticos los cuales a su vez se dejan comprar por las productoras como ya ha sucedido en otras ocasiones. A ver si alguien habla tan claro como el gran Roger Ebert.
LO MALO:
al no llevar un rumbo claro nos encontramos con lo que ya sucedió en La Bruja; largos periodos donde no sucede absolutamente nada.
No me creo a Alex Wolff

LO BUENO:
grandes actuaciones y mejor dirección que en la anterior película. Tiene alguna escena impactante. Iluminación, foto, ambientación.

Algunos estarán de acuerdo conmigo, otros no. Pero cuanto mas tiempo paso hablando de esta película mas me doy cuenta de lo mala que es y de que no superara el paso del tiempo.
TROY
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15 de junio de 2018
50 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa que me suele llamar la atención en las películas de terror es lo mucho que se infravalora la soledad, y la dependencia de bienestar.
Es habitual encontrarse con un grupo de gente enfrentada a una amenaza común, quizás porque hace falta "carne de cañón", y rara vez se juega con el aislamiento individual.
Cuando la verdad es que todos queremos/necesitamos ser felices, sobre todo cuanto más se nos niega dicha felicidad.

'Hereditary', sabiendo eso, elige el monstruo más implacable del género: una culpa cuando menos se necesita, acompañada de su recordatorio constante.
Annie recita el panegírico de su madre recalcando que era una mujer reservada, de vida privada y costumbres privadas... mientras que su fiel compañera rompe la solemnidad de lo que intenta contar. Intenta hacer las paces con ese espectro que su madre le dejó... y no solo no lo consigue, sino que además le recuerda su propia mortalidad.
Charlie, esa hija suya de necesidades especiales, estaba tan unida a su abuela como para evitar que toda una vida de sentirse culpable vaya a irse a la tumba con ella.

Es sobrecogedor como Ari Aster condensa el duelo por un ser querido: primero nos pega un mazazo que apenas hemos entrevisto, nos desafía a mirar atrás si tenemos agallas y, visto que no las tenemos, continúa la vida con un silencio mortal que amenaza con romperse al menor indicio de fragilidad.
Porque sí, las cosas malas ocurren a gente buena. Aún más, ocurren cosas malas en el peor momento y se quedan impresas en una mirada.
Tras el golpe, Annie y su hijo Peter se recluyen aún más en las sombras del inmenso caserón en el que habitan, probablemente porque se sienten más cómodos en ellas, mientras el resto de la familia adopta un papel de observador doliente, ausente y incrédulo. Sobre el ambiente se instala una presión de hijo no deseado, uno que ha recogido el fruto culpable del pecado, e incita las espantosas pesadillas pirómanas de una madre que se imagina sonámbula, a punto de tirar la cerilla.

Aster demuestra así que los peores fantasmas no son aquellos de los que se lee en libros viejos, si no los que conjuramos en la oscuridad, sin quererlo, rogando con miedo que nos perdonen de una vez.
Annie no puede evitarlo, y empieza a construir en sus dioramas de miniatura, en sus "mundos pequeños" como ella los llama, inquietantes reproducciones de su propia familia y ella misma, que a través de un inteligentísimo plano cerrado parece juzgarla en silencio, acusándola de no atreverse a hacerlo: poco a poco seremos incapaces de distinguir las miniaturas de ese gran mundo pequeño, tenebroso y triste que las ha engendrado, uno que parece necesitar luz perpetua para evitar las madrugadas en tiniebla.
La cámara, de hecho, en vez de acompañar personajes los ataca, cercándolos en sus propias paranoias, dejando fuera lo que se niegan a ver por mucho que les duela, y frustrando acercamientos que quizás pararían el goteo de aislamiento.
Hasta la momentánea felicidad se descubre regalo envenenado, porque las soluciones no llegan tan abajo del pozo.

Cuando te das cuenta de que, quizás, esto era la desintegración de un núcleo familiar, no se puede negar que las señales estaban ahí, probablemente plantadas hace mucho más tiempo del que Annie y Peter han tardado en comprenderlo.
Hay gente que nace triste, se cree que llegará su momento y muere sin haber sido feliz.
Así que el mayor terror que esta inusual historia descubre no es el de proceder de mala semilla, sino retratar la imposibilidad de que la manzana vaya a caer muy lejos del árbol podrido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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2 de julio de 2018
47 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absurda, aburrida, cansina, excesivamente larga (para variar), pretenciosa y vulgar. Podría seguir, pero ¿para qué? Que vendan esto como miedo, original o siquiera interesante me parece increíble. Efectos especiales ridículos, tensión musical molesta, obviamente tensión argumental cero. Te pasas la primera media hora pensando: bueno ahora empezará... ¿el qué? Pues nada. Aguantas la siguiente hora porque imaginas que están intentando ponerte a tono y... no. Esperas ya porque te has comido hora y media de película y aún mantienes la esperanza de qué en la última hora pase algo inesperado, sorprendente, pero tampoco. Hasta que llegan los últimos minutos y ya entonces, sin poder resistirlo, la mente sufre un espasmo y te partes de risa. Sí. Lloré de risa e incredulidad. Yo, mis amigos y algún otro incauto que había caído en la trampa de pagar para ver semejante bazofia. Le doy un 1 porque no hay puntuación negativa.
En fin, no voy a hacer spoilers, que cada uno juzgue si le apetece.
Blabla
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4 de julio de 2018
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror es un género esquivo y nada sencillo. Lo peor es que desde hace décadas se ha perdido de vista que lo más importante para alcanzar el éxito es sugerir o velar todo aquello que no se muestra en pantalla o insinuar tan sólo lo que queda fuera de campo para reforzar nuestra imaginación delirante y desbocar nuestros temores y aprensiones ante lo que quizás, tal vez, podría haber pero no tenemos la certeza de si existe o de si está o de si tan siquiera llegará a manifestarse (o no). Se ha perdido por completo la brújula de la sugerencia o de la insinuación, sucumbiendo al gore más obtuso y la proliferación sanguinolenta más insípida. Quizás el predominio avasallador de los efectos especiales y el acopio redundante de indignos soniquetes de barraca de feria han devastado la inteligencia y pauperizado las propuestas. O que ya nadie se toma en serio las reglas básicas para generar el horror.

Por todo ello, quizás lo que llame más la atención de esta obra del primerizo director de largometrajes Ari Aster (también guionista) sea que se tome la molestia de haberse mirado – con provecho – las mejores muestras del cine clásico, aunque sin renunciar a los aquelarres falleros más funestos y fastidiosos que nos anegan. Al menos trata de elaborar una síntesis provechosa entre lo antiguo y lo moderno, sin dejar títere con cabeza ni proponer nada novedoso, pero habiéndose al menos esforzado en crear algo más que un mero calco insípido y macilento. En definitiva: ¿merece esta cinta los elogios unánimes o los ditirambos despistados de todos aquellos que la elogian? A buen seguro que no. Pero es verdad que dignifica, al menos, la lúgubre historia reciente de un género en franca decadencia.

Lo mejor estriba en el montaje y puesta en escena de la historia que nos ofrece, con unos personajes interesantes y una historia inquietante, mucho mejor en su primera mitad que en su insípido y truculento desenlace, tanto mejor cuando sugiere y no tanto cuando nos muestra lo que en realidad se esconde tras las bambalinas de la oxidada tramoya grandilocuente. Quizás se deba a que le falte pericia en la elaboración del guion, creyendo que un buen punto de partida le asegura, a la fuerza, un final exitoso e inapelable. Pero nada más lejos de ser cierto: cuando tienes que recurrir a coincidencias, arbitrariedades y manipulaciones para encajar las piezas del rompecabezas, queda poco espacio para la disculpa o la indulgencia.

Contar con unos actores ajustados siempre es un buen aval. La presencia de una turbadora Toni Collette es una reconfortante garantía; lo mismo cabe decir del veterano Gabriel Byrne. Imperfecta, sugerente y perturbadora – aunque algo aparatosa.
antonalva
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29 de agosto de 2018
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya, hay gente que le da notas altísimas y dice que es la hostia... y hay gente que le da un uno y dice que es lo peor que han visto en la vida.
Hombre, lo peor peor no, pero no le veo las virtudes yo tampoco.
Nos encontramos con lo que se ve en películas de los últimos tiempos y de escaso presupuesto: movimientos de cámara lentísimos, escenas alargadísimas enfocando a algún objeto irrelevante en alguna estancia, una cuidadísima iluminación... Pero no, para mí esto no hace per se buen cine. Se supone que te va construyendo paso a paso la terrorífica historia de cómo se desmorona esta familia, pero la cuestión es si todo lo que ocurre realmente es necesario o relevante para contarte esa historia, y sospecho que no. Tengo esa sensación que tengo con otras películas de este tipo, y es la de que si te pones a cortar aquí y allá varias escenas la película no cambia, lo que significa que casi todo lo intermedio sobra.
Hay un deliberado esfuerzo en crear un clima de irrealidad que se compagina con lo que decía antes, de película con pretensiones de bajo presupuesto (cosas como que el padre no parezca vivir una vida real, sino que se parece más a un mueble. De hecho, el hijo también. Nadie parece vivir en el mundo). Toni Collette está genial, como siempre, porque es una actriz cojonuda, pero al final todo el rollo ese de que hace casas miniatura importa tanto como que fuera abogada o farmacéutica. Es que daba la impresión de que la peli iba de que en realidad no pasaba nada raro, sino que ella estaba loca, y jugar al equívoco de cara al espectador. Pero no, al final no. No veo consecuente nada de lo que ocurre en la parte final, ni que tenga mucho sentido nada de lo que hace nadie.
En fin, que a mí al menos no me ha gustado particularmente, y la cuestión, al final, aquí en Filmaffinity, es si se la recomendarías a un colega. Y no, yo le diría a mis conocidos que se pueden pasar perfectamente sin verla.
DPD
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