¿Dónde está mi cuerpo?

Qué película tan especial y hermosa es ¿Dónde está mi cuerpo?
Animación para adultos de calidad, con un fondo realmente dramático y un trasfondo de desgarro emocional que llega al espectador. Es una pena que su ritmo sea a veces un poquito denso, pese a su ajustado metraje, porque verdaderamente se trata de una propuesta extraordinaria, única y muy meritoria, en condiciones de competir con la potente industria animada estadounidense o con la española. Una historia fabulosa, acompañada de una animación sobresaliente y, en cierto modo, muy tradicional, que compone un precioso cuadro sobre la pérdida.
No es la mejor película animada del año (difícil, estando Klaus, Toy Story 4 o Cómo entrenar a tu dragón 3), pero quizás sí la más valiente y especial.

Lo mejor: Su riesgo y su desgarro emocional.
Lo peor: Le falta un poquito más de ritmo.

Sin duda, la mejor película de los Oscar de este año en el apartado de animación. Mientras Disney, Klaus y compañía buscan el efectismo a través del preciosismo estético y la baja calidad narrativa Jérémy Clapin se marca una muy interesante historia sobre la búsqueda de la identidad y del sentido común.
Una mano buscando su cuerpo del que se ha separado es la excusa perfecta para plantearnos una historia llena de recuerdos y fracasos de un looser francés en toda regla, el típico pagafantas al que nunca le sale nada a derechas.
Una banda sonora sorprendente adereza el conjunto y nos ofrece una gran historia animada, a la altura de cintas como Waking life o A scanner darkly de Richard Linklater.
Debería ganar el Oscar, si no fuera por lo manipulados que están estos premios siempre. Estupenda.

Bill de Caledonia.

Gracias a Netflix nos llega la cinta francesa “¿Dónde está mi cuerpo?”. Una curiosa, melancólica y grata propuesta de animación adulta que bucea en el primer amor como momento esencial de nuestra vida, y hasta en buscar tu propio destino. Todo ello desde la curiosa e intrigante perspectiva de una mano amputada que busca desesperadamente a su dueño.
Naoufel es un joven que trabaja como repartidor de pizzas, aunque queda patente que no es lo suyo. En una de sus caóticas entregas se prenda de la joven que contesta al interfono. Al mismo tiempo una mano escapa de una nevera, iniciando una odisea por la ciudad en busca de su dueño. Por medio de estas dos historias sin aparente relación Jérémy Clapin radiografía, en “¿Dónde está mi cuerpo?”, el no siempre fácil proceso de maduración del ser humano, anclado esta vez en ese primer amor.
La gran duda que me deja “¿Dónde está mi cuerpo?” es discernir si Jérémy Clapin quería transmitir algo más. Sensación que deja el film, dado lo críptica que puede llegar a resultar en no pocos momentos; y dado también lo sencillo del mensaje sacado a relucir. Aunque imagino que es de esas obras en las que cada espectador puede sacar su propio mensaje. Pero al margen de eso la película me parece muy recomendable. Clapin maneja muy bien la intriga, yo hasta la recta final no empecé a atar cabos, y eso juega muy a favor de la cinta. Visualmente hay un gran nivel y mucha personalidad.
En fin, muy satisfecho de haber podido descubrir “¿Dónde está mi cuerpo?”.

Cuando la mano echa a andar, coge músculo el trazo imperfecto con el que Jérémy Clapin pincela esta poética odisea. Naoufel, repartidor de pizza, espera su ansiado canto de sirenas. Tras el interfono aparece la voz de Gabrielle, bibliotecaria taciturna. Mientras tanto, la amputada protagonista sobrevuela las autopistas parisinas escapando de ratas y palomas. ¿Podrán unir su destino estos tres errantes? Una narración vertiginosa, entrelazada con la inventiva de Guillaume Laurant (Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, 2001), que salta de género en género sin quejido alguno para interiorizar la pérdida del ser querido. Siempre queda la catarsis. Un salto al vacío con el runrún de volver a construir un iglú en cualquier azotea.

Otra buena demostración en occidente de que la animación no solo se circunscribe al cine infantil y familiar que monopoliza la industria norteamericana sino que es un vehículo estupendo para cualquier tipo de género. Y aquí la notable tradición europea en el cómic para adultos, en las novelas gráficas sobre todo en Francia y en Bélgica tiene mucho que decir y va siendo hora de que lo diga, con identidad propia sin tener que recurrir a la alternativa del manga japonés.

Esta original historia de pérdida y búsqueda de identidades donde la fantasía se mezcla con el drama romántico es un recorrido existencial por el sacrificio y el valor que supone seguir adelante para encontrar nuestro lugar en un mundo que no nos lo pone nada fácil y más si nuestra propia personalidad aún está madurando en la juventud. El recuerdo doloroso de lo que fuimos en un pasado truncado no debe restar impulso hacia lo que seremos mañana. La "mano" descubre que el cuerpo al que pertenecía ya ha cambiado. Ha abandonado el iglú donde se refugiaba para seguir a su estrella polar. Lo cuenta Clapin (1974) cineasta y animador francés con trazo poético y recursos narrativos audaces donde el sonido y la bso juegan una baza importante. Larga vida a la animación para adultos.

cineziete.wordpress.com