Diamante de sangre

Entretenida película de aventuras, con un claro trasfonso socio-político-económico, aunque, me parece, usado esto último como coartada para lograr una superproducción que rompa las taquillas de todo el mundo.
Esto está claro que lo logrará, a juzgar por el estado de la sala donde la vi, y en la primera sesión de un sábado, que es cuando menos va la gente al cine: estaba prácticamente llena.
Esto da fe de que se ha conseguido el objetivo claro: el éxito económico.
Para logarlo se narra una historia que todavía está de actualidad, pese a que la acción se sitúe en 1999, cuando en Sierra Leona había continuos enfrentamientos de guerra entre distintas facciones y los niños soldados eran utilizados para matar a sus hermanos.
Pero, y esto es la mayor pega que se puede decir de la película, dichas escenas y otras de pura acción guerrera, suceden alegremente, sin mayor cohexión, y pareciendo a veces, sobre todo cuando están en liza los dos protagonistas, una suerte de pantallas de video juego, que deben superar para pasar a la siguiente fase. Multitud de tiros y explosiones por todas partes, balas silbando por doquier encima de sus cabezas, personas que, junto a ellas, van cayendo como moscas...y ellos tan campantes, sin rozaduras, muy asustados, sí, pero sanos y salvos. Esto, claro, quita credibilidad a dichas escenas, por muy, que lo están, bien rodadas que estén.
Y es que, este es el elemento repetitivo del filme, que es excesivo y muy poco verosímil en las escenas de acción, hecho más grave teniendo en cuenta que, en teoría, se nos está contando una historia con claro trasfondo social, que debe ser creíble para ser aceptado por el espectador.
Pero dejando aparte estos menesteres, este último trabajo de Zwick, que de nuevo tiene todos los mimbres para lograr una gran película, y los desaprovecha en gran medida, es entretenido, y no aburre nunca.
Es tan espectacular que siempre están pasando cosas, y se adornan con un estupendo empaque técnico: bella fotografía que enriquecen paisajes de ensueño, unas competentes interpretaciones (Di Caprio, que está nominado al Óscar por este trabajo está claramente menos bien que en "Infiltrados"), y un montaje frenético y excelente, que imprimen dramatismo a ciertos intensos momentos. En cuanto a la música, un poco repetitiva y con una sensación de ya oída antes.
Lo mejor, para mi gusto, a parte de la simpar belleza del rostro de Jennifer Connolly (¡cuidado que es guapa esta mujer, pardiez!) es la contemplación del bellísimo collar de diamantes que está expuesto en una tienda londinense. Esta escena ejemplifica claramente lo que debería haber sido este ¿fallido? filme. Una denuncia contra la explotación de las pobres y sufridas gentes para conseguir unas preciosas piedras que puedan llevan en su cuerpo las damiselas del Primer Mundo.

En mi ya larga experiencia como espectador cinematográfico no recuerdo haber visto nunca una película de producción africana. Tiene que haberlas, pero si alguna llega aquí tiene poca distribución y menos repercusión. Por ello, mi conocimiento de la realidad africana se limita a las noticias del telediario y a ligeras nociones sobre la historia de la colonización europea y el proceso de descolonización. Sobre estas bases, concibo Africa como una especie de infierno dejado de la mano de Dios, expoliado por los colonizadores y abandonado a su suerte tras la descolonización y el final de la guerra fría.
Las noticias que llegan hablan de fronteras mal trazadas y conflictos tribales, de niños soldado y hambrunas, de gobernantes corrompidos y crueles que perpetúan el sufrimiento de sus ciudadanos, guerras civiles, éxodos, refugiados, amputados, sida endémico. Barbarie y miseria. Sufrimiento. Me gustaría pensar que, aunque sólo conozco estos aspectos de África, gran parte del continente sigue siendo desconocido porque no tiene desgracias que contar.
Valoro esta pelicula por mostrar realidades que no suelen ser carne de ficción: los enfrentamientos entre países, gobiernos y guerrillas producidos por la posesión de los diamantes que se comercializan en el Primer Mundo y que sirven para financiar la compra de armas con las que los autóctonos se masacran entre sí. Una denuncia.
La denuncia viene envuelta en todos los convencionalismos de las grandes producciones americanas: un héroe (africano pero blanco) cínico y despiadado que encuentra su redención, una periodista americana dispuesta a remover la mala conciencia de sus compatriotas, un africano que sólo aspira a vivir en paz con su familia y que sus hijos puedan tener una vida mejor. Más al fondo, mercenarios blancos, guerrillas nativas que secuestran niños para convertirlos en soldados. Y allá, donde no llegan las salpicaduras, eficientes hombres de negocios que convierten el sufrimiento en lujo.
Tal vez el envoltorio de película de acción haga llegar esta realidad, algo diluida y desvirtuada, a un público más amplio. Entre tiroteos, escaramuzas y masacres, filmados con la solvencia de una gran producción américana, bastante sentimentalismo un poco impúdico y un romance fallido, se cuela, aunque sea un poquito, la denuncia. No hemos puesto el dedo en la llaga, pero la hemos señalado.
Las interpretaciones no desmerecen, aunque el guión se haga en ocasiones un poco insostenible. Fotografía, música y ambientación están a buen nivel. En cualquier caso, y hasta que los africanos puedan darnos su propia visión de sus propios problemas, tendremos que conformarnos con que el cine americano nos los presente pasados por su tamiz. Cuando llegue de África una película sobre estos asuntos, seguro que será un plato para estómagos fuertes. De momento, estamos con las papillas.

Esta película revela la cruda realidad que vivió y en algunos casos viven los pueblos africanos, que fueron colonizados y forzados a entregar sus riquezas a intereses extranjeros o algunos dictadores locales. Podemos observar en esta película que África necesita nuestra ayudada y atención porque en ella todavía persisten las masacres y la explotación de sus habitantes ante la mirada casi cómplice del mundo Occidental. Pasando a las actuaciones grandes interpretaciones de Leonardo DiCaprio y de todo el elenco en general lo que la hace una película altamente recomendable.

Del director de "Días de gloria" nos llega esta JOYA en mayúsculas, su siguiente trabajo después de "El ultimo samurái", y la verdad es que Zwick consigue superarse a si mismo.

Desde la magnífica "Glory" que no se atisbaba ese genio latente que, sus admiradores, siempre hemos sabido que guardaba en sus adentros.
Sus andanzas por el Japón feudal consiguieron algunos guiños para que nos siguiera cayendo simpático, pero en el fondo, queríamos que nos diera algo mas...

"The Blood Diamond" nos inicia en el viaje de una forma cautivadora pero enérgica, frenética pero sutil, y poco a poco nos damos cuenta que el hechizo que nos ancla a sus pasajes es más fuerte de lo que cabria suponer des de un principio.
Las dosis de acción y drama suficientes como para captar al espectador en su totalidad, y enfrascarlo en un viaje en busca de cada una de las metas de los personajes.
No obstante, el guion pierde mucho "fuelle" en la segunda mitad de la película, y aunque no llega a decaer hasta el extremo, si que resta veracidad e impacto al conjunto.
Una de sus máximas virtudes, sin duda se encuentra en la belleza visual que nos brinda cada una de las tomas que capto en su momento Zwick, aprovechándose, huelga decirlo, de los magníficos parajes que se pueden encontrar en África. Aun así, restarle merito a su técnica en cuanto a la dirección del film seria mentir, puesto que el trabajo de realización es sencillamente excelente.

En lo actoral, sin duda el punto fuerte es un Leonardo Dicaprio que de seguir madurando a este ritmo, muy pronto se lo podrá contar entre los grandes de la historia del cine.
Honsou y Conelly realizan también un excelente trabajo.

Y es que las razones por las cuales "Diamante de sangre" no es mejor de lo que es, son insustanciales. Puesto que con sus múltiples imperfecciones, reúne todos los requisitos para ser recomendada a todos los niveles:
-Su belleza te embarga
-Su reparto emociona
Y lo que es más importante, y en el fondo la principal meta cine: Entretiene... y mucho.

Una película llena de drama, acción, aventura y suspenso que nos refleja la historia sobre el tráfico ilegal de diamantes que se realiza en la nación Africana. La película es brillante y construye un personaje de cine clásico, el que interpreta Leonardo Di Caprio, un contrabandista en la venta de piedras preciosas, cuyos beneficios sirven para beneficiara los rebeldes como al gobierno.