Haz click aquí para copiar la URL

La cinta blanca

Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
<< 1 10 19 20 21 72 >>
Críticas 358
Críticas ordenadas por utilidad
15 de enero de 2010
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Cinta Blanca es una película sobre el poder que se ejerce y circula en una “comunidad” (un pueblo rural de Alemania pre-guerra). Los tres grandes hombres del pueblo aportan las únicas verdades existentes: El Barón, el Pastor y el Médico son los magnas figuras de las relaciones de dominación en el trabajo (o del dinero), la religión y la ciencia. Al mismo tiempo, el poder de los hombres del pueblo al interior de sus extensas familias es magistralmente mostrado. Mujeres y niños son subalternos, cuasi objetos funcionales, sometidos y dominados, carentes de poder alguno de palabra o decisión.

Sin embargo, más allá de lo evidente la Cinta Blanca parece ser una película donde los niños son los protagonistas. Decenas de niños, niñas y adolescentes semi-invisibles que deambulan por los rincones a lo largo la historia. En concreto la Cinta Blanca es el objeto que se ata al cabello o al brazo de los hijos mayores del pastor, para recordar su pureza e ingenuidad infantil y expiar sus malas acciones. Pero mucho más allá, la cinta blanca es la historia de la rabia contenida (y a punto de desbordarse del todo) de una generación que se lleva todo lo malo: es objeto de abusos por parte de la autoridad paterna, pero también es objeto de un sinnúmero de obligaciones de comportamiento y acción, como si de adultos maduros se tratara. Exigencias como adultos, maltratos como niños.

De esta forma, los extraños sucesos narrados estupendamente por Haneke, no son más que los inicios de formas de sublevación frente a años de dominación del patrón y de la iglesia, verdades sedimentadas que no admiten un ápice de diversidad ni diferencia, y que la castigan por sobre todo. Buena parte de los actos de insurrección se hacen por personas anónimas hacia los dueños de estas verdades, pero también hacia los diferentes niños indefensos, los que de algún modo no forman parte de un “nosotros, los de la comunidad de toda la vida”.

Haneke mantiene el enigma y la tensión hasta el final, tal como ocurriría en un pueblo donde todo son rumores. Incluso de manera muy sutil nos propone dudar de la corrección del personaje protagónico, el profesor, un buen hombre que pareciera estar dentro y fuera de la narración. Al invitar a su novia al lago para comer algo y, frente a la negativa de ésta, nos hace manifiesta la pequeña gran incertidumbre y desconfianza que está a la base de las relaciones sociales de la sociedad alemana de inicios del 1900. Una desconfianza que, fuera de campo, crecerá con las guerras y hará ampliar el listado de enemigos posibles, transformando la idea de “comunidad” en una nueva forma de gestión y defensa acérrima de una pureza malentendida que tuvo como efecto años de horror y exterminio.
LaChicaB
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de enero de 2010
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Permitidme la comparación. Roma es una ciudad preciosa, cargada de arte allí por donde mires. A cada paso que das por ella te encuentras algo maravilloso, en cada rincón, al doblar cualquier esquina. Te embriagas de arte. Parece mentira tanta belleza junta. Roma te deja boquiabierto… el primer día.
Si vas sólo para un fin de semana, pretendes verlo todo en tan reducido espacio temporal, así que terminas consiguiendo que la misma belleza que el día anterior te pasmó, llegue a saturarte.
-“Mira, otra iglesia”
-“!Qué bien¡ Ya van 420”
- “¿Entramos?”
-“No, pa’ qué”
-“Mira qué preciosidad de escultura”
-“¿Pero ésta no la habíamos visto ya?”
-“No, ésta no. Vimos alguna que se parecía”
-“¿Alguna? ¿Cuántas son alguna? Tengo la impresión de que llevo toda mi vida viendo esculturas. ¿Nos echamos una birra?”
-“No, aquí no hay tiempo para chorradas. Hemos venido a ver arte”
-“Dios Santo. Qué coñazo”

La película es una hermosura. Esta belleza surge de la magnífica fotografía y de los planos que retrata. Cada fotograma es un primor, una bellísima composición, la perfección en el encuadre. La mayoría de las secuencias transcurren dentro de las casas, y a Haneke no le estorban las puertas, ni los pasillos, ni las escaleras. Lo que hace es encuadrar cada uno de estos elementos y convertirlos en misteriosos recursos narrativos. Los exteriores también son bellos y estimulantes.

Todo este deleite visual transcurre en tiempo pausado, contándonos sólo a medias una historia negra e inquietante, que se hace mucho más amena cuando la película termina. En ese momento es cuando tu cabeza empieza a dar forma a la historia basándote en todas las pistas que el guión y el realizador te han ido dejando y rechazando los señuelos.

Una maravilla hipnótica demasiado larga y saturante. Una película afectada por las capacidades plásticas y narrativas de su autor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
VALDEMAR
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
30 de enero de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver toda la película estremecido por la maldad de todo un pueblo que se extiende sin dejar ningún órgano sano me pregunto que moraleja extraerle. No encuentro sentido a una sucesión de brutalidad y envidia de un grado superlativo. No encuentro una catarsis que me sirva al salir del cine al fresco de la calle, no me ha entretenido tampoco. Salvando las distancias me siento como aquel de la naranja mecánica al que le obligaban a ver imágenes desagradables, horrorosas. Y deseaba encontrar un sentido final, un algo. Y no lo he encontrado. Me han llevado de paseo en un tren de esos de feria donde te meten en un tunel lleno de monstruos que al acabar su recorrido te hace encogerte de hombros y decir: "¿ya está? ¿es eso todo?
FernandoAlonso
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de marzo de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es brillante en su aspecto formal. No se trata solo de que la fotografía en blanco y negro es de una crudeza ajustada a lo que explica, eso parece evidente, no es solo que tenga un tempo preciso, sino que además se pone formalmente al servicio de lo que cuenta hasta el más pequeño detalle. El cine es transmitir emociones, las que sienten los personajes, aunque no empaticemos con ellas. Esta película consigue eso, gracias a secuencias y planos muy trabajados, que se suceden unos tras otros. Haneke consigue con ello, en primer lugar, algo fundamental: definir sus personajes, presentárnoslos y dárnoslos a conocer, pero no solo en superficie, sino de arriba a abajo. La estructura de esta película funciona a partir de varias historias paralelas, pequeñas células muy diferentes unas de otras y que van a tener todas su rol en la trama. Haneke consigue que conozcamos, entendamos hasta el tuetano a cada una de esas células, de modo que la película funciona luego a la perfección. Con esas herramientas, el director cuenta una historia con varias capas de profundidad. En primer lugar, puede hacerse una lectura que ya se ha repetido hasta la saciedad al hablar de esta película: la intolerancia y la brutalidad con que se educó a una generación de muchachos, sembró la semilla de maldad que dio lugar años más tarde al horror del nazismo. Es una primera lectura que en mi opinión se queda corta. Haneke nos muestra que ante la maldad, se genera una reacción, pero ésta, lejos de ser una reacción sana, está ya viciada, y va a ser por tanto maligna también. Rompe con este planteamiento un tópico muy usado en cine, ese de la reacción liberadora que combate el mal y lo destruye. Los reaccionarios combaten a su yugo, pero al vencerlo, van a crear un mundo peor aún. Profundizando más, subyace una tercera lectura, la aparición del que es en realidad el mayor mal de todos: el silencio, no afrontar la verdad, por cruel que sea, observar el mal y taparlo, dejarlo impune y sin corregir por una sociedad con miedo a destruirse, perpetuándolo así. La hipocresía, en definitiva, de una sociedad compleja, tan heterodoxa como lo es el ser humano, con sus víctimas, verdugos y testigos silentes, que seguiran existiendo, como existieron en la Alemania anterior al nazismo, como existen hoy, y como seguiran existiendo siempre mientras no reluzca, sean cuales sean las consecuencias, la verdad. Eso es en realidad lo que nos está diciendo Haneke. Muchos comentarios sobre la película se muestran decepcionados ya que ésta queda para muchos sin resolver. Otro brillante gesto de Haneke: resolver la anécdota es irrelevante, solo sirve para despistar al espectador de lo que nos quiere contar. ¿Y qué quiere decirnos? Solo hay que ver la última secuencia para saberlo. Toda una lección: el autor cuenta lo que él quiere, no lo que quiere oír el espectador.
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de enero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta blanca. O más bien la semilla del mal es lo que nos ha querido retratar Michael Haneke en la que ya se considera como la obra maestra del director austríaco. Blanco y negro impoluto, clasicismo casi académico, narración tradicional. Todo al servicio de una historia que nos traslada con sumo realismo a la Alemania de principios del siglo XX, caldo de cultivo de un régimen opresor y basado en el odio que la mayoría aceptó sin remedio. Y es que la guerra, y posteriormente el nazismo, no eran más que una extensión del status quo reinante, basado en las jerarquías, la autoridad y la absoluta falta de libertades.

El director ha querido recalcar en todas sus apariciones mediáticas que La cinta blanca no es sólo una excepción alemana. No hay más que echar un vistazo a las relaciones familiares que nos muestra el filme para darnos cuenta que la férrea disciplina no nos es desconocida a este lado del continente. Valores como el respeto, la autoridad y la obediencia, tan venerados incluso en la actualidad, muestran sus profundas flaquezas en un filme tan duro y crudo como la realidad que nos plasma.

¿Cómo puede explicarse la barbarie nazi y el silencio otorgador de la sociedad alemana? Ese es el complicado planteamiento que ha querido responder Haneke, recreando el severo entramado social que pudo haber favorecido la implantación del régimen autoritario. La disciplina y la obediencia estaban tan arraigadas en el seno familiar que no resultaría muy complicado acostumbrarse a un sistema político basado en los mismos principios. En el propio hogar, el cuestionamiento y la insubordinación no tenían cabida. Y es ahí, en el papel educativo, donde el austríaco hace más hincapié, cuestionando una rigidez con devastadoras consecuencias.

Haneke abandona su tendencia turbadora y explícita para ofrecernos algo más bien insólito en su filmografía: la sugerencia. El cambio de registro sorprenderá a sus seguidores, puesto que aquí las atrocidades cometidas no se muestran de una forma tan manifiesta como en algunas de sus anteriores propuestas. El director olvida las mutilaciones de clítoris de La pianista o las violentas secuencias de Funny games y apuesta por un enfoque que encaja a la perfección con la tendencia de aquellos años. Las miserias, mejor de puertas hacia adentro.

Pero el director no sólo traslada el contenido a principios del siglo pasado, sino también la forma, con los aciertos y los peligros que ello puede conllevar. Y es que aunque el blanco y negro y los grandes silencios, por ejemplo, sean la mejor manera de ponernos en contexto, puede resultar un poco complicado para el espectador joven amoldarse a un lenguaje cinematográfico ya caduco. Los rasgos de La cinta blanca que para los críticos más maduros la convierten en obra maestra pueden ser los que más ahuyenten al público más actual. Pero ya se sabe. ¿Quién dijo que Haneke fuera comercial?
polvidal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 19 20 21 72 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow