Pa negre (Pan negro)

Memorable drama ambientado en la Cataluña interior de la posguerra. Ha terminado la guerra pero no hay paz, es la España de los vencedores y los vencidos. Todavía quedan represalias, venganzas y cuentas pendientes.

En este contexto, una familia del bando perdedor se ve obligada a elegir entre intereses personales y la conciencia: algo debe sacrificar. Mantener los ideales tiene un precio.

Como otras películas sobre la posguerra, Pan negro no oculta su ideología libertaria, pero va más allá y ahonda en las contradicciones personales entre los miembros del bando perdedor. Personajes que se ven entre la espada y la pared, que deben tomar decisiones imposibles de tomar, decisiones que ninguna persona debería tomar en un mundo justo.

Por cierto, gran escena final: no podría contener más suspense.

Pa negre (Pan negro) de Agustí Villaronga es un drama basado en la postguerra civil española en una zona rural de Cataluña, en la que una familia del bando derrotado soporta las injusticias de las autoridades al sospechar del padre por un reciente asesinato. Dirigida con un ritmo tranquilo y con un estilo realista que plasma verazmente la postguerra, es una obra provocadora por sus escenas del principio y por sacar a la palestra las injusticias que sufrían los que perdieron la guerra civil de forma personal para absorber al público con una historia sincera y sin más pretensiones que calar con mucho oficio en el espectador, concluyendo un notable film que se queda eficazmente en la retina del espectador.
La fotografía es oscura y desconcertante en unas evocadoras imágenes de la naturaleza que logran un sensacional trabajo que es en ocasiones violento en sus escenas más bruscas para sacudir al espectador. La música es hipnótica y penetrante gracias a unos sonidos insidiosos que turban al público con profundidad, añadiendo también sonidos melancólicos por un lado y estimulantes por otro para acompañar fielmente la historia. Los planos y movimientos de cámara consuman una certera tarea técnica mediante el uso de los subjetivos, detalles, cámara en mano, seguimiento, steadycam, reconocimiento, panorámicos, reconocimiento, plano-contraplanos, primeros y primerísimos planos, avanti y retroceso que añaden dramatismo a un trabajo bien elaborado. Cabe señalar también, los efectos visuales que enardecen la violencia en determinadas escenas para sobresaltar al espectador.
Las actuaciones son señaladas y remarcables. Como protagonistas Francesc Colomer está acertado y convincente en su papel infantil, Nora Navas está sentida y susceptible en su labor y Roger Casamajor está contundente e irreprochable en su tarea, siendo buenos los acompañamientos de Marina Comas, Laia Marull, Eduard Fernández y Sergi López entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones humildes y carentes de las gentes del campo y sugerentes de cada personaje en una magnífica labor que junto con los decorados y exteriores te transportan a la España de la postguerra civil.
El guion, escrito por el director y basado en la novela de Emili Teixidor, es profundo y realista al mostrar una realidad ocurrida en la España de la postguerra cuando sometían a los hombres derrotados a la voluntad de las autoridades por el rencor de la guerra y sus diferencias ideológicas, finalizando con ello un sincero e incitador film que fue justamente ganador del Goya en su año y que deja buenas vibraciones tras su visionado. Esto se lleva a cabo con una narrativa sugerente del lugar y del personaje según su edad y condición, logrando con ello una correcta tarea. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que no se toma prisas en ir exponiendo su historia y que aunque mantenga un ritmo lento no se hace pesado en absoluto.
En conclusión, la considero una obra esencial en su género que obtuvo el Goya a la mejor película gracias a su entramado turbador y que además tiene algunos momentos escalofriantes por su violencia que sacude al público y lo deja después absorto con lo que va ocurriendo, dejando tras de sí al espectador con la sensación de haber visto una notable película. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, efectos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que hacen de Pa negre (Pan negro), un film profundo e inesperadamente realista y arrebatador.

Gran película ambientada en la postguerra catalana, no muy lejos de Igualada y Vic, en la Barcelona profunda. No me gusta que los malos sean muy malos, y los buenos muy buenos. Aunque aquí se juega a la ambigüedad y eso no queda mal. Tampoco hace falta ser explícito por medio de sueños innecesarios.

Me gusta el sabor a viejo de la ambientación, más no creo que todo lo que había en aquella época era tan malo como se pinta, máxime visto desde los ojos de un niño. Ya sabemos que nos niños pintan de azul lo más negro.

No hay discusión alguna que aquella posguerra fue abominable, pero vista con los ojos de ahora. En aquel momento, en una España profundamente católica y, sobre todo, hastiada de guerras, la gente lo que quería era paz y divertirse con lo que fuera. Dudo mucho que ese relato no tenga un sesgo.

Leí por ahí que es la película catalana de todos los tiempos. Espero que no. Esta película es victimista y no considero a Cataluña víctima de nada. La guerra civil nos salpicó a todos. A mi esto de personalizar en el ombligo de cada uno todo lo que ocurra... como que no.

Antes de nada, debo decir que la vi en clase porque nos habían mandado el libro de lectura obligatoria. Y claro, por muy tostón que sea, siempre es mejor aguantar la película que el libro. O por lo menos, malgastas menos tiempo.

La película en sí, pues bueno, una de tantas que hay sobre la posguerra, de las que ganan premios y no interesan al público. Basta con decir que recaudó el 63% de lo que costó. Y es natural, la película se mueve entre la depresión y el aburrimiento y de ahí no sale.

Ayer lloré mucho viendo la gala de los premios Goya. Lloré de felicidad.
Aquí no se puede votar con decimales, por eso al ir a valorar este filme y sopesar muy bien el asunto decidí ponerle un ocho simplemente porque "El mar" tiene un nueve y "tras el cristal" un diez. También podrían tener un nueve las tres o incluso un diez. Quiere decir esto, que aún pareciéndome mejores las dos anteriores citadas, este filme rezuma cine del bueno por todos sus poros.
Siempre digo que una peli es buena si es bueno el guión y se sabe trasladar al lenguaje cinematográfico. Lo que hace de un guión que sea bueno no es su trama principal, normalmente son las subtramas que muchas veces son de mayor importancia que la trama principal.
A ver si me explico. Lo que siento yo al ver la obra de Agustí Villaronga es como cuando ves en la noche los fuegos de artificio surcando el cielo, explotando con fuerza atronadora y a su vez, salen otros de estos anteriores y explotan con mayor virulencia si cabe. Eso justamente es lo que me pasa con sus pelis. Empiezan fuerte, te dejan boquiabierto y de inmediato te abren nuevas lineas argumentales, en diversas direcciones, que te atrapan y te dejan absorto en la historia. Tratándote como un espectador inteligente. La verdad es que uno disfruta a lo bestia con esa sensación de bombardeo de ideas sin posible sitio a cubierto. Tienes que masticar y eso gusta porque puedes saborear.
Señores, eso es el cine bueno. El cine que tienes que saborear, que tienes que masticar. Que no te lo dan cual papilla gustativa. Cine con cojones. Cine de Agustí Villaronga.