AzulOscuroCasiNegro

Tremenda acumulación de disparates, enormidades, ocurrencias, absurdos, morbos y sucedidos. Pero, la verdad, está entretenida, tiene sus buenos momentos, algunos estupendos diálogos y un apreciable sentido del humor.
Hay directores que optan por la elipsis, la sugerencia o la sutileza, que dejan al espectador pocos pero importantes elementos para que él mismo se pueda construir la historia en su cabeza; Daniel Sánchez Arévalo hace justo lo contrario; satura de información cada escena, convierte casi cada minuto en un pequeño cuento, carga de significados y moralejas cada frase, trata cada plano como si fuera un sketch o una sentencia; este exceso constante acaba cansando, ya que no perdona ni un segundo, no ha lugar para el descanso y el relajo, para la reflexión o la contemplación, no, todo quiere simbolizar algo, iluminar, metaforizar, enseñar, ilustrar, explicar...
Se nota que es el primer largo por dos razones especialmente: por el tono personal, casi confesional, el alma en vilo en cada imagen; y por el intento de decirlo todo, contar la vida, el mundo, los hombres, el universo entero sobre mí en la película; por querer reflejar todo lo que siente y piensa de manera casi desesperada.
Es un drama denso aligerado por agradecidos toques de comedia; en ese sentido destaca Raúl Arévalo, genial. Etura y, especialmente, De la Torre están muy bien; Quim, correcto y Eva Pallarés, más floja con un personaje un tanto repelente.
Interesante pero descompensada película; hinchada, dopada y pesada. Ingeniosa e inteligente pero desmadrada.

97/32(25/03/21) Por lo que veo en la puntuación FA me queda muy sobrevalorado este debut en la dirección y guión de un largometraje de Daniel Sánchez Arévalo, resultándome un pseudo-relato almodovariano light, incluyendo en su trama todo tipo de comportamientos (siendo benévolos) disfuncionales, donde las situaciones forzadas se acumulan atropellándose unas a otras. Abriendo un sinfín de sub tramas que desafían la razón, donde el epicentro parece estar en las complicadas relaciones paterno-filiales, donde se hace un fresco sobre la responsabilidad, sobre el destino, sobre nuestro lugar en el mundo, y todo esto que suena tan profundo es abordado de modo estrafalario en un microuniverso donde hay cabida para una mezcla chirriante de derrames cerebrales, sexo heterosexual furtivo en presidio, vis a vis carcelario donde se presta a la novia para sexo (¿?), voyeures salidos de una mala copia de “La ventana indiscreta”, masajes con ‘final feliz’, dudas sobre la identidad sexual, conciertos de guitarra gratuitos (metidos con calzador), aunque para gratuitos los desnudos de Marta Etura. Esto protagonizado por un aceptable Quim Gutiérrez, un gran Antonio de la Torre (de lo mejorcito de la película), un divertido Raúl Arévalo (en una sub trama metida con forceps, quizás para dar un minutaje de largometraje, pues es ridícula), una modosita Eva Pallarés y una (ya mencionada) Marta Etura, que parece está para lucir cuerpo como gancho comercial (puaj!). La película se estrenó en el Festival de Málaga donde cosechó el premio al mejor guion.

Jorge (Quim Gutiérrez) es un veinteañero que trabaja como portero de un edificio en Madrid, sustituyendo en el cargo a su padre Andrés (buen Héctor Colomé), que se quedó inválido hace siete años tras sufrir un infarto cerebral. Jorge, recién licenciado en Ciencias Empresariales, aspira a una mejor vida, pero necesita rebelarse contra todos y contra sí mismo para lograrlo. Por vía de su hermano Antonio (Antonio de la Torre), encarcelado, conoce a Paula (Marta Etura), una reclusa con la que entablará una relación que impulsará a Jorge a comenzar a enfrentarse a sus deseos, tras pedirle que la deje embarazada para que la trasladen al módulo de maternidad para salvarse de las agresiones que sufre en su módulo actual. Todo esto ocurre mientras Israel (Raúl Arévalo), el mejor amigo de Jorge, descubre la homosexualidad de su padre.

Posee un inicio sugestivo con la presentación del protagonista en busca de su madurez, y de cómo su situación acaba como un preso de la responsabilidad, que no puede escapar a sus sueños, representados en un traje (cual objeto de dignidad sacado de la murnauniana “El último”) de un escaparate al que no puede acceder, y también reflejados en su amor por la vecina, aunque con esta tiene unos tira y afloja bastante metidos con calzador. Pero la cosa se empieza a liar de modo embarullado con elementos que superan en mucho el raciocinio, pues que un hermano te pida que dejes preñada a su novia, me resulta esperpéntico, y encima el novio no espere más que estos era algo aséptico y quirúrgico resulta rebasar el mínimo sentido común, metiéndonos una tangente penosa sobre un dinero de un seguro de vida (puaj!). Para un melodrama cercano al folletín telenovelesco. Como esta trama resulta algo adusta y seca, la alternan con otra que tiene algo de humor (tampoco mucho) la del amigo del prota con problemas de identidad sexual que se cruza de modo grimante con el choque con su padre, en un mensaje que da dentera, en que viene a decirnos que si el padre tiene coletazos homosexuales, también los tendrá el hijo (puaj!).

Todo esto para derivar en un final sorprendente, pero insatisfactorio, el querer descolocarte no tiene por qué ser bueno, pues si al final toda la historia es un sueño de un perro borracho que no es el caso) te dejaría ojiplático, pero sería un insulto a la inteligencia.

Un lenguaje soez que parece que se haya hecho adrede para le duelan los oídos al espectador. Unas situaciones de una rebuscada sordidez, la inmensa mayoría de la gente no puede afortunadamente verse reflejada en ellas. Y no me digan que lo exige el guión o el argumento, porque el cine clásico tenía argumentos también terribles, pero no caía en la ordinariez; todos cagamos todos los días y no por eso debe mostrarse en público. Un poco de sutileza por favor. Solo pude ver un rato. Lo malo es que estas señas de identidad suelen ser propias de nuestro cine (el cine almodovariano y sus secuelas).
No entiendo como la crítica la valora tan bien.

Excelente película, con un guión originalísimo y creíble, y unos personajes no sólo solventes sino extraordinarios.

9º Festival de Cine Español de Málaga

Una película completa con momentos dramáticos y llenos de sentimientos en muchos casos, vacíos y vanales en otros, pero con un resultado sencillo y natural, aliñado con toques de humor, aunque sin dejar de lado, salvo en algunas excepciones el tono dramático de la historia.