Un botín de 500.000 dólares

Hay cosas que solo pasan una vez en la vida, cosas que a primera vista no parecen tener trascendencia alguna, pero al final, cosas por las que merece la pena vivir. Pues bien una de esas cosas es ver Un Botín de 500,000 dólares. Estuve esperando 15 años para volver a verla, y sentí una sensación que no volveré a sentir nuncca más. Si tuviera que elegir las diez películas de mi vida, habría un lugar reservado para ella. Verla es sentir la libertad inyectada en vena, sentir el viento en la cara, pisar a tope el acelerador de un coche con el maletero a reventar de billetes y seguir recorriendo caminos en los que no hay cabida para finales felices.

Cuando uno se junta con tipos como Eastwood, Bridges, George Kennedy y Geoffrey Lewis para hacer un trabajito pues puedes suponer que se tratará de robar un banco. O algo así.
Puedes suponer también que la cosa será complicada, vamos, que igual más que nada te toca pringar, pues menudos elementos son esos tíos, ahora de lo que puedes estar seguro es que vas a salir a tiros.
Las velocidades de esos coches que patinan por las carreteras y los campos marcan el ritmo de una interesante película fiel a su estilo de principio a fin.

La película si la vemos a simple vista, tiene pinta de ser algo más que entretenida, partiendo del curioso dúo formado por Clint y Jeff Bridges, pero cada paso que va dando nuestros ojos se van cerrando... supongo que será porque es la primera película dirigida por Michael Cimino, aunque en "El cazador" también lo podemos ver, y es algo relacionado con el tedio, escenas demasiado largas.
Algunos detalles del guión están bien, como los diálogos...

Por lo tanto asistimos a una película para mi no muy entretenida, pero con un dúo curioso que la sostiene. Ahora me hago unas preguntas sobre este director, ¿Debió de haberla dirigido el o mantenerse como guionista y dejar a Clint como estaba previsto?, ¿Es el claro ejemplo de que un guionista por muy bueno que sea no debe dar el salto a la dirección?, yo creo que tiene cierto talento para dirigir pero que muy pocas veces lo ha demostrado, pero posee una obra maestra,"El Cazador".

No es relevante el hecho de que esté dirigida por el oscarizado realizador de ''El cazador'', pues aparte de ser su primera película, es Clint Eastwood quien la protagoniza y con eso está dicho todo.
Eastwood lleva muchísimos años haciendo las películas que le da la gana, sin que, aparentemente, nadie le haya dicho nunca lo que tiene y no tiene que hacer, con la excepción de Sergio Leone y, hasta cierto punto, Don Siegel.

''Un botín de 500.000 dólares'' es un capricho más, con miras a la taquilla, de un auténtico negociador de la industria del cine capaz de convencer a los estudios (mayoritariamente la Warner) para que le respalden sus ideas y proyectos. Simplona pero efectiva, como tantas otras del amigo Clint.

El irregular Michael Cimino hace gala a su trayectoria en esta cinta con partes muy buenas y otras que se le va la olla en demasía. "Un botín de 500.000 dólares" transita por momentos por la acción, la comedía, por una de atracos, la tragedia sin saber muy bien en que género quedarse. La verdad que en conjunto la obra es pasable, entre otras cosas, por la presencia de un interesante Jeff Bridges y, especialmente, Clint Eastwood.

El Clint Eastwood de películas de este tipo, como las de Harry el Sucio y las de Sergio Leone es toda una leyenda y me molesta que se quiera ver en cascarrabias amargados, frustrados, desagradables, bordes y pasados de rosca como el de "Gran Torino" la supuesta evolución lógica de sus personajes más clásicos. Concretamente John "Thunderboolt" Doherty, es un tipo frio, serio, pasota pero muy irónico, con un gran sentido del humor y con gestos de una ternura entrañable como cuando se gasta el dinero que le queda comprando helados para los niños. Cualquier parecido con Walt Kowalski es pura coincidencia.

En fin lo que es "Un botín de 500.000 dólares" se desvía por momentos en exceso de la trama principal. Por ejemplo, cuando planean el golpe y cada uno se pone a trabajar de lo que sea, es que no tiene ningún sentido. Aunque también es cierto que en una de estas pájaras de Cimino aparece uno secuencia divertidísima que es cuando se encuentran con el loco de la carretera: "¡Estoy loco por este motor!".

Finalmente Cimino logra centrarse en la historia del robo (bastante desaprovechada la historia del botín robado de todos modos) y gracias a una especial ternura a la hora de retratar la relación entre Thunderboolt y Lightfoot, la cinta logra alcanzar un tono con resabio del buen cine.