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El pasado

Drama Después de cuatro años de separación, Ahmad viaja de Teherán a París a petición de Marie, su esposa francesa, para resolver los trámites de su divorcio. Durante su estancia, descubre la conflictiva relación entre Marie y su hija. Sus esfuerzos para mejorar esa relación sacarán a flote un secreto del pasado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de que el pasado, pasado está, y agua pasada no mueve molino... Pues no siempre es así. Todo lo que vamos haciendo repercute en quiénes somos, y el presente lleva la carga del pasado. A menos que uno sufra una amnesia severa y empiece desde cero una nueva vida totalmente distinta, portamos el bagaje de los años, de la memoria, de los recuerdos. Y hay actos irreversibles que no se pueden dejar atrás.
El iraní Farhadi ha rodado en Francia un drama sobre una familia disfuncional, en ese estilo sencillo, directo y sin florituras que tanto está en aumento. Sin banda sonora ni un despliegue técnico apabullante. La fotografía no incluye vistas grandiosas y la escenografía no pasa de los interiores corrientes de un par de casas llenas de los tiestos típicos que las familias acumulan, unas cuantas calles, una farmacia, una tintorería, un hospital y algún recorrido en coche.
Esta sencillez del envoltorio técnico, aparte de dar una impresión de identificación con ese ambiente del ciudadano medio del que tiene que hacer malabares para llegar a fin de mes (cualquiera del montón puede tener, con mucha suerte hoy día con la que está cayendo, ese tipo de casa, ese coche y alguno de esos empleos), acerca al espectador y lo hace cómplice, haciendo que se centre en lo que destaca en esta película, que es el tratamiento de los personajes y cómo van aflorando, al tirar poco a poco de la cuerda, conflictos, traumas, malentendidos y culpas. Si los actores adultos actúan francamente bien, los niños no se quedan cortos. Es un drama en el que hay que elogiar la labor de los más jóvenes y pequeños, porque me admira que un niño de pocos años, el que hace de Fouad, sea capaz de meterse en su papel de esa manera tan convincente. ¿Cómo se puede fingir esa tristeza, esas rabietas, esa melancolía, esa rebeldía propia de un chico herido que quiere respuestas a cosas que no tienen fácil respuesta, sin que se note que está actuando? Pues lo logra con creces.
Ali Mosaffa, entre el plantel adulto, tiene el rol más difícil. Desde que hace su aparición en el aeropuerto, captas su esencia amable y generalmente comprensiva incluso en medio de las tormentas. Sabe escuchar, tiene buena mano con los niños y es paciente. Tanto, que habiendo vuelto sólo para firmar el divorcio con su ex, todavía se implica en los problemas de ella y trata de ayudarla. Con ella he notado mucha menos empatía y no me ha simpatizado demasiado (en ello ha influido el ver a una embarazada fumando como un carretero, aparte de otros detalles muy chungos de su personaje). No he podido evitar pensar que él se merecía a una mujer más equilibrada y estable, y que acertaron al dejar la relación. O quizás es que no había otra salida posible. Parece que la muchacha no aguanta mucho con el mismo, y tiene a sus hijas en un vaivén de hombres que entran y salen (en la película se menciona que ha estado casada tres veces), con lo cual la hija mayor está un poco cansada ya de verlos pasar, de que ninguno se quede.
Para terminar de complicar el asunto, el último prometido de la neurótica madre no viene de rositas. Trae una losa bastante pesada sobre los hombros, y la atmósfera se ha estado enrareciendo. Cuando Ahmad, el anterior ex de Marie, se presenta para el divorcio, se encuentra con todo el marrón. La hija mayor de Marie, Lucie, de dieciséis años, está evitando a su futuro padrastro y tampoco desea ver a su madre, pasando el mayor tiempo posible fuera de casa. Y Fouad, el hijo de cinco años de Samir, el prometido de Marie, se porta mal y desobedece. Ahmad interviene y procura hablar con unos y con otros, siendo el agente catalizador. Y unas cuantas revelaciones irán saliendo.
Sí, a veces no se puede cortar así como así con el pasado, sobre todo si éste aún sigue vivo, latiendo en una cama de hospital.
Vivoleyendo
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24 de marzo de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras arrasar en forma de premios en 2011 en occidente con la iraní Jodaeiye Nader az Simin (Nader y Simin, una separación), Asghar Farhadi llegó a Cannes en mayo del año pasado con una película de producción francorianí en cuya sencillez se respira su grandeza. Una película pequeña en su puesta en escena pero grande en matices que si bien se refuerza en una soberbia dirección, no menos elogios se merecen sus interpretaciones, uno de sus puntos fuertes que la llevaría a verse premiada con el premio a la mejor actriz, Bérénice Bejo, en el prestigioso festival galo.

En cuanto abarcamos el film se nos presenta a los personajes de forma minimalista, cruda y veraz, y los vamos conociendo tanto a ellos como el ambiente que los rodea, con el cual interactúan de una manera que logran fusionarlo con sus propias personalidades, sentimientos y estados de ánimo.

Se crea una atmósfera de tristeza, de descolocación en la cual se puede palpar la sensación de que ahí hay algo que no está bien. Poco a poco y con ligera sutileza se va abriendo un resquicio gracias a la llegada de Ahmad, que en cuestión de días ayuda a levantar un manto de negatividad del cual nadie se atreve a estirar para no encontrarse sumergido en un inevitable fatalismo existencial.

Tras conocer a todos y cada uno de los miembros que forman esta gran familia desestructurada, tanto física como mentalmente, y sin caer en melodramas adulterados (salvo en alguna pequeña ocasión), se abre en canal a los personajes para que vayan sacando todo elemento impuro de sus vidas tratando de luchar para conseguir sentirse mejores con ellos mismos y una vez conseguido esto se encuentren mejor en su relación con los demás.

Un guión calmado, férreo y sin fisuras, de ritmo pausado pero sin alargamientos artificiosos, logra la tensión en el espectador, que odia y compadece a los personajes mientras los acompaña en su odisea personal en busca de la felicidad.

En definitiva, estamos ante una película dirigida con mano firme, con un guión al que bien poco se le puede criticar y con unas actuaciones de lujo que bien supondrá una buena oferta para la cartelera del mes de abril para todos aquellos que quieran ver uno de los nuevos productos de calidad con la frescura de una historia realista tratada desde una perspectiva europea.

http://cinemonogatari.blogspot.com.es/
Lluís
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21 de abril de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es toda una montaña rusa de emociones contadas de una forma magistral. Todos los personajes están perfilados con un cuidado exquisito y son capaces de llevarte por una historia y unos caminos que no dejan de sorprender y emocionar.

El director te va adentrando en la historia poco a poco y cuando te has puesto cómodo empieza a sacudirte una y otra vez hasta dejarte exhausto y dándote poco tiempo a largas recuperaciones. Y sin embargo todo fluye con una naturalidad asombrosa, no hay atropellos, todo ocurre cuando tiene que ocurrir y no antes, aunque lo haga estallándote en la cara. Tu cabeza y tu corazón van saltando de la razón a la emoción y entras en un torbellino del que no quieres salir.

Se nos enseña a la pareja, el final de las relaciones, el principio de otras, el papel que juegan los hijos en ellas y en la vida, el como los adultos pueden volverse egoístas hasta límites insospechados, el como los hijos son egoístas hasta límites insospechados, las relaciones de amistad, el amor, el odio, el rencor, la venganza, la culpa, las discusiones apasionadas, las reacciones irracionales y feroces, las reflexiones racionales, las heridas no cicatrizadas, las cosas no dichas en su momento, la falta de sentido de decirlas después, el sentido de decirlas después, el saber decir las cosas, el dialogar, el saber rectificar, la importancia de pedir perdón… se nos enseña, en definitiva, la vida con todas sus posibilidades.

Hacía mucho que una película no me tocaba tanto. Desde que vi en en el Festival de San Sebastián “La Herida” de Fernando Franco para ser exactos. Y “Le Passé”, si cabe, lo ha hecho más y más hondo.

Al final te quedas totalmente acongojado y con un nudo en la garganta (o llorando a moco tendido directamente, eso ya depende del pudor de cada uno) mirando esas manos entrelazadas del último plano, igual que mirabas las manos de Meryl Streep en los Puentes de Madison mientras sujetaban con todas sus fuerzas la puerta de esa camioneta…
Laura M Solano
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19 de abril de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva obra de Asghar Farhadi no está al nivel de "Nader y Simin, una separación", esa obra maestra con la que nos deleitó hace un par de años, pero que más da. La relaciones familiares y sentimentales vuelven a protagonizar su cine, que una vez más hace gala de una mezcla de géneros sorprendente y muy efectiva.

Bien cierto es que el argumento del film sería el idóneo para un culebrón venezolano, pero el talento de Farhadi lo convierte en una oportunidad ideal para realizar un estudio de varios personajes, que viven anclados en un pasado difícil de afrontar. La película bascula según el punto de vista que pretende ofrecer en cada momento, intercalando la perspectiva de cada uno de los tres personajes protagonistas.

El director iraní otorga a cada uno de ellos un nivel de intensidad diferente, para así poder manejar a tensión emocional a lo largo de todo el metraje; circunstancia que deberíamos tener en cuenta para comprender las interpretaciones de Mosaffa, Bejo y Rahim. Asimismo, utiliza un par de personajes con intención meramente instrumental (la hija mayor de Bejo y la mujer de Rahim), facilitando de esta manera el avance del argumento y la introducción de nuevos alicientes en la trama.

En definitiva, estamos ante una película brillante, en la que es difícil no entrar desde una secuencia inicial en la que el director muestra el que será el principal problema de sus protagonistas: la incominucación. Farhadi logra nuestra involucración emocional a través de una historia familiar, repleta de todos esos sentimientos que nos ortorgan la condición de seres humanos. "El Pasado" es ese tipo de películas que permanecen revoloteando en tu cabeza durante varios días, y que revela muchos de sus secretos con el análisis posterior; no la dejes morir después de los títulos de crédito finales.
bandejadeplata
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3 de noviembre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este director es el rey de los dramas familiares. Experto en enmarcar cada acción de los personajes dentro de sus sentimientos; nada se queda sin soporte, todo acto y palabra transita y progresa acorde a las contradicciones y relaciones de los intérpretes.
Hay que saborearlo poco a poco porque lo que ocurre en su cine no es pura superficie. Historias singulares que excavan en las emociones de los individuos y entonces, te agitan y te enredan. Palpas la esfera envolvente y te vuelves creyente y cautivo de sus dilemas, acabas por querer relamer sus propias heridas.

El pasado siempre vuelve, todo cambia y todo queda.
Juliet's paradise
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