Marchar o morir

El colonialismo en el norte de África y sobre todo, la guerra de Marruecos, que enfrentó al dirigente de la resistencia Abd el krim contra la dominación colonial Española y Francesa en el territorio del Rif, es un tema que podría dar bastante juego a la hora de realizar una película. Ya que abarca multitud de aspectos que podrían ser buenos ingredientes para darle interés y profundidad a cualquier historia: El conflicto entre culturas, la polémica legitimidad sobre el reparto de África por parte de las potencias europeas, las gestas de los ejércitos europeos en tierras africanas, el romanticismo de la legión extranjera, y un sinfín de aspectos muy aprovechables.
Hay que decir que el señor Dick Richards vio la jugada. ¡A Hollywood le va a encantar! se repetía una y otra vez. Solo había que empujar un poco la pelota y era gol seguro. Pero la vida es muy cabrona, y como le pasó al bueno del “loco” Abreu, el señor Dick Richards también falló una ocasión clamorosa.

Como decían en una de las críticas anteriores, es cierto que la película está hecha como juntando trozos: Alguna escena de amor por aquí, otras cuantas sobre conversaciones interesantísimas sobre dilemas morales, éticos y políticos propios del contexto, no nos olvidemos de escenas que retraten lo dura y romántica que era la legión francesa, y como no, la escena de acción.
¿No está un poco forzado todo señor Richards?, ¡que coño!, mira lo metemos todo con calzador y entra, y trozos que queden mal juntados lo arreglamos con alguna escena estúpida, en plan parche y a esperar que nos llueva la pasta. Joder, y luego dicen que ser director es difícil.

Sobre este mismo tema me gusta mucho más la película de “soldado de fortuna” que no es tan pretenciosa y tiene como mata-moros principal al jarto de Van Damme, que tiene un estilo mucho más auténtico a la hora de cargarse peña que el boca-chancla de Terence Hill.

Importante fracaso comercial de una de las primeras producciones del todopoderoso Jerry Bruckheimer. Había producido un par de años antes la anterior película de su director Dick Richards, la estimable Adiós muñeca, de ahí que le confiara su siguiente proyecto, que es esta ambiciosa historia de amor y aventuras ambientada en la Legión Extranjera a comienzos del siglo XX.

El resultado, aunque la película entretiene, es decepcionante. La causa está en el fallido romance entre sus protagonistas. Terence Hill no tiene el suficiente empaque ni el carisma necesario como para interpretar al galán, demasiado encasillado en sus exitosas comedias con Bud Spencer, como para resultar convincente. Más bien parece un bufón a pesar de su fotogenia. Además su papel tampoco tiene excesivo peso en la trama. A Catherine Deneuve la encuentro muy guapa y elegante, como suele ser habitual en ella, pero al mismo tiempo deslucida en su personaje de mujer arrebatadora. El que sí que se salva es como siempre Gene Hackman, muy correcto en su rol de duro oficial de la Legión. Respecto a los secundarios, Ian Holm da el pego como líder tribal árabe, mientras que Max Von Sydow cumple sin más.

En cuanto a la acción, es más de lo mismo, soldados cercados en un fuerte en medio del desierto rodeados de miles de árabes sedientos de sangre. La película parece más bien un anticipo de la que Jean Claude Van Damme rodaría veinte años después titulada Soldado de fortuna y que fue considerablemente peor.

En definitiva, el reparto, la banda sonora siempre adecuada del gran Maurice Jarre y la vistosa fotografía del experto camarógrafo John Alcott, hacen que le suba un punto en mi valoración final.

Paso sin pena ni gloria este film que nunca pudo recuperar lo que se invirtió en el y que si apenas es discreto es por el trabajo del gran Gene Hackman y que tiene como punto clave el desperdicio de los demás actores como Max von Sydow, Catherine Deneuve en un papel que no tiene ningún peso en la trama y Terence Hill que hace cabriolas mas cercanas a Trinity que a las de un legionario, siendo esto una muestra de que su personaje estaba al lado del gran Bud Spencer y no en un film digamos mas serio. La trama nos sitúa en el desierto en donde un grupo de legionarios debe proteger a unos arqueólogos que excavan una tumba protegida por los bereberes. La acción es escasa, salvo al final y que se resuelve en forma muy apurada y casi inocentemente, con personajes sin peso y con poca influencia caso Deneuve que pasea su frialdad por la pantalla. Solo Hackman, con su porte y no haciendo una gran película se salva ya que haga lo que haga siempre se destaca, lo demás es puro tedio.

La combinación de los años setenta con los diez, es decir, dos de las tres épocas más fascinantes del siglo XX, o lo que es lo mismo, de la historia, mezclado con el colonialismo, la aventura y las expediciones arqueológicas en la senda de la saga de "Indiana Jones" (1981-1989), son los ingredientes más idóneos para un entretenimiento mayúsculo. Sin embargo "Marchar o morir" se queda en lo justo, defraudando las posibilidades que el proyecto prometía. Para aclarar lo dicho anteriormente, las décadas más llamativas de la historia serían de 1912 a 1922, de 1935/1936 a 1945/1946, tengo dudas si un año antes o después, y de 1970 a 1980.

Pero volviendo a "Marchar o morir", nos encontramos en el Marruecos francés inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. La película tiene un elenco muy llamativo y una ambientación excelente pero peca de una lentitud que roza lo desesperante, se muestra deslavazada y prácticamente no arranca hasta la batalla final. Por desgracia no hay una buena historia y los personajes se limitan a desfilar en pantalla sin ninguna convicción, por ejemplo, el de Catherine Deneuve, que no pinta nada. Se deja ver por la época y la temática pero termina siendo muy parecida e inferior a aquella de Van Damme de "Soldado de fortuna" (1998).

Un film bélico con toques de aventuras y romance, comandado por Gene Hackman y acompañado por Terence Hill, Max von Sydow, Ian Holm y Catherine Deneuve; para un cinéfilo este elenco y esta propuesta debería hacer babear como ver una cerveza fresquita en verano o una pizza con hambre; desafortunadamente, me he tenido que conformar con una marca blanca, y de las malas. De las que piensas seriamente si apostar por ella o no.

Si dos años antes, el realizador Dick Richards había encontrado un filón con la cinta 'Adiós, muñeca', dos años después se rodea de lo mejor del oficio delante y detrás de las cámaras (destacan los nombres de Maurice Jarre en la banda sonora, Gil Parrondo en la dirección artística o John Alcott en la fotografía, quien había trabajado con Kubrick), pero si el guionista David Zelag Goodman le ayudó al éxito de su filme anterior, aquí debería haber sido castigado por desperdiciar tamaño potencial.

En la misma sinopsis se promete algo que no se cumple del todo, que es la presencia de Catherine Deneuve volviendo loco a dos hombres por tener su amor. Desde luego da toda la sensación de ya con esto ha sido el timo del tocomocho, pero es que más allá de eso, la película no es más que una continuación de escenas donde hay partes de lucimiento para el legendario Hackman y otras tantas para Terence Hill en un personaje algo alejado de lo visto con su compinche Bud Spencer; pero el conjunto no sale apenas reforzado por los intérpretes con roles diferentes a los prometidos.

Quien termina siendo la mayor parte de calidad contra pronóstico es la partitura de Maurice Jarre, quien aporta toques sensibles (como la escena del puñetazo en el sombrero) o toques aventureros. Es por el compositor francés, lo que puede hacer el elenco, la fotografía y la dirección artística que este largometraje tan prometedor termina llegando a puerto a duras penas y no se hunde del todo por el camino. El guionista no tuvo su trabajo más inspirado y dio a luz un libreto terriblemente insípido que ni el buen hacer del resto puede eclipsar el flojísimo guion que tira por la borda una cinta que a saber hasta donde podría haber llegado con un trabajo en ese campo más inspirado.