La estrategia del caracol

Y no es por ser colombiano y aunque parezca sesgado el comentario, fue en su momento una gran pelicula en mi país y a mi modo de ver tal vez la mejor.
Buena trama bien documentada de la triste realidad de los habitantes de los sectores deprimidos no solo de Bogotá sino en general de esta nación.
Se le da un giro cómico a una tragedia personal y la estructura de la historia lo envuelve.
Ojo a Carlos Vives interpretando a un periodista (antes de ser el super cantante que es hoy en día)

Los tintes humorísticos que salpican la película no restan dramatismo al guión.
Dura como la vida misma, es una excelentísima critica a las desigualdades sociales y los problemas de clase.
Cargada de optimismo, retrata a un grupo de vecinos de diversos orígenes que mas allá de dejarse vencer por un cacique dueño del edificio en el que viven, que quiere desalojarlos, luchan no por preservar sus escasa pertenencias, sino algo mucho mas importante LA DIGNIDAD.

Buena película de Sergio Cabrera, que enlaza varios dramas humanos a la vez: la ansiedad frente a la posibilidad del desalojo, el conflicto de intereses entre las distintas clases sociales, la lucha entre las fuerzas opresoras y los desprotegidos. Muy colombiana en su narración, en la temática abordada. Queda mucho camino por recorrer en el cine colombiano, pero éste, pese a todos sus defectos, es un buen producto.

Bien que hubiera firmado gustoso Lope de Vega esta simpática ¿comedia? de Sergio Cabrera, donde el dicho cobra más sentido que nunca: "la unión hace la fuerza". Un humor muy peculiar, donde más que carcajadas, esbozarás una cándida sonrisa de ver a toda una amalgama de curiosos personajes compartiendo un ideal común, donde cada uno encuentra su sitio en ese engranaje humano que comparten todos. La ironía está a la orden del día, y para ello Cabrera recurre a algunos estereotipos con el fin de agudizar más aún si cabe su mensaje corrosivo. Pobreza versus corrupción, dignidad versus opresión.

Lo peor: el sonido precario, añadido a la jerga colombiana, hacen algunas veces difícil la compresión de lo que se habla.

Lo mejor: Las buenas intenciones, donde la amistad ocupa un puesto de honor. Pese a su sencillez, tiene momentos realmente emocionantes.

En principio iba a puntuarla con un 7, pero al final le pongo un 8 por su magnífica banda sonora. Creo que la música escogida está perfectamente integrada en la trama y refuerza hábilmente unos cuantos momentos clave de la película.

Un saludo, y sobre todo, uno muy especial a la persona que me recomendó esta película.

<<LA ESTRATEGIA DEL CARACOL>>, figurará siempre entre las grandes películas colombianas. Es de lo mejor que se ha hecho en toda Latinoamérica y es la clase de filme que debería ver todo el mundo, porque, creo que nadie quedará impasible ante el encanto, la gracia y la fuerza creativa, emocional y comprometida que revelan sus protagonistas.

Queda plasmado el vigor que puede alcanzar el pueblo cuando siente su paz empantanada, su dignidad pisoteada y sus derechos vulnerados. La palabra, Unión, adquiere aquí su sentido más preciso, inconmensurable y eterno, demostrando de nuevo que, es sólo, con el otro, que uno puede salvarse... o es también, con el otro, que puede condenarse.

Se contrapone, con el debido respeto (¡y con la debida denuncia!) el papel que juega en sociedad, la fe y el escepticismo, el derecho y la leguleyada, el respeto por la vida o la decisión de terminarla… y así, el filme discurre -con un acerado humor que se ahoga en la crueldad- entre la solidaria convivencia de disímiles personajes y el afán de posesión de vulgares trapaceros; entre el amor y el desamor; y entre la disquisición de seguir con lo que se tiene o acogerse a unas leyes que defienden -antes que nada- los intereses de los “poderosos”.

Malicia pura, agudeza de ingenio y una sorprendente estrategia que deja con la boca abierta hasta al más pintado, hacen de este filme del director, Sergio Cabrera, una obra imprescindible. Cada personaje tiene su carisma... y esto comienza con, El Paisa (Luis Fernando Múnera), el hombre que decide contar a un periodista que cubre ahora un nuevo desalojo, en qué consiste lo que él llama: “la estrategia de la clase inquilinal”. A él, seguirá gente como don Jacinto (Fausto Cabrera, padre del director), el cerebro de la estrategia del caracol, para quien el bello tema de la “Carmen” de Georges Bizet, es como una analogía de los derechos que comienza a torear. El Dr. Romero (Frank Ramírez), el abogado al que le molesta que le llamen perro –en segunda acepción-, pero que, en tercera, es sinónimo de su astucia para ampliar con agudeza los plazos que necesitan para lograr su cometido. Doña Trinidad (Delfina Guido), la fe andante que parece arruinarlo todo, pero, luego demostrará que puede ofrecer otros resultados. Gabriel / Gabriela (Florina Lemaitre) el ser ambiguo y tierno que jugará un papel muy significativo. El cura Luis (Gustavo Angarita), quien no cree ni lo que él mismo predica y ansía desnudar los deseos que lo acosan... y doña Eulalia (Vicky Hernández), la dama leal hasta con la muerte. En la contraparte, el Dr. Honorio Mosquera (el autor del magnífico guion, Humberto Dorado), se lleva las palmas con su desmadre en la asesoría.

Son muchos personajes, pero no sobra ninguno. Cada quien hace parte de una tela configurada con la maestría de una araña tejedora, y el conjunto, es una película plena de encanto, ejemplarizante, que exulta al pueblo y condena cualquier abuso que contra él pueda cometerse.

¡Unámonos, que la unión crea grandes resultados!