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Apache

Western Después de años de sangrienta lucha contra los colonos y el ejército, el jefe apache Gerónimo se ve obligado a abandonar su tierra. Pero Massai (Lancaster), el guerrero más orgulloso de la tribu, se niega a aceptar la derrota y se enfrenta con astucia a la caballería. Y a medida que su cruzada se acerca al final, se dará cuenta de que debe perseverar, no sólo para salvar su vida, sino también para preservar el orgullo de su raza. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
24 de diciembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Burt Lancaster le dice a Jean Peters ¿Porqué me has seguido?, a lo cual Jean Peters le contesta " soy mujer y quiero tener mis propios hijos". Apache tiene mucho que ofrecer y no solamente visualmente. Un western pro indio excepcional que trata con mano maestra los pasos de un guerrero apache en busca de la libertad de su pueblo. A principio de los 50 ciertos cineastas se comprometieron con su cine a tratar al indio como un ser humano, Apache junto Flecha rota son la punta del Iceberg de un cine comprometido al honor de unos grandes guerreros indios.
Lloyd
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16 de agosto de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
108/14(30/14) Apreciable propuesta fílmica realizada por Robert Aldrich en que se quiere dar una visión humanista y equilibrada de la cultura de los indios norteamericanos, tan maltratados hasta entonces en el celuloide, pintándolos como caricaturas grotescas y malignas ansiosas de sangre, cuando en realidad eran gentes con su dignidad y orgullo que fueron echados de sus tierras y recluidos en lugares inhóspitos para no molestaran. Aquí se pone el foco en un rebelde apache que se niega a ser domesticado por los blancos.

Tras la rendición del rebelde apache Gerónimo (Monte Blue) y sus seguidores en 1886, estos son subidos a un tren en Nuevo México con destino a una reserva en Florida, el guerrero Massai (buen Burt Lancaster) consigue huir, comenzando el ejército americano su persecución. Massai va aparar a un pueblo donde choca con la cultura occidental, realizando una vez más una huida por el medio oeste que le lleva a parar en Oklahoma a la granja de un cherokee que se ha adaptado al modo vida de los blancos, se ha hecho un agricultor, cosa que le recomienda este ha Massai, los tiempos han cambiado y debe reformarse, pero Massai se cree libre y sin las ataduras que da la agricultura, y continua su huida. En la historia tendrá mucha importancia la apache Nalinle (buena Jean Peters), y el hombre al cargo de la búsqueda de Massai, Al Sieber (buen John McIntire).

Fue una producción de la compañía creada por Burt Lancaster y de su socio Harold Hecht (“El Hombre De Alcatraz”), arrojándose el actor todo el protagonismo en un ejercicio egocéntrico, teniendo en cuenta lo poco adecuado que era el rol para él, siendo su alter ego un apache y distando mucho su físico de parecerlo, restando esto bastante veracidad al film. El guión es de James R. Webb (“Horizontes De Grandeza”), adaptando el libro “Bronco Apache” de Paul Wellman (“Los Comancheros”), este navega por los senderos de la ambigüedad, por un lado se loa la bravura y orgullo del último apache rebelde, se destaca su resistencia a ser amansado por la cultura occidental, y por otro se le muestra en medio de un mundo de cambios a los que solo podrá vencer incorporándose al modus vivendi blanco, contradictorio y complejo, su huida solo tiene como salida dejar de ser un nómada como lo habían sido sus ancestros y convertirse en un sedentario labrador. La obra sigue un afán meritorio de revisión de la figura del indígena norteamericano, despojándolo de los clichés de hasta entonces de guiñol desalmado, bestia con apariencia humana pero con tendencias sociópatas, aquí se le muestra con nobleza, orgullo, valentía, y mucha dignidad, y por el contrario a los blancos se les expone como despóticos, maltratadores, racistas, decadentes, algo muy novedoso hasta entonces, aunque ya se había comenzado el camino con “Flecha Rota” de Delmer Daves (1950) y “La Puerta Del Diablo” de Anthony Mann (1950), para dotar de humanidad a los nativos americanos. El guionista y director creyeron que el Massai del libro resultaba muy áspero por lo que decidieron incorporar al personaje femenino para que nos emitiera era capaz de sentir amor y cariño, cambiando sensiblemente el tono de la novela, además los productores impusieron un final un tanto forzado con el que Aldrich no estaba de acuerdo (spoiler), líricamente queda muy bien pero peca de demasiado idealizado y acomodaticio (spoiler). Asimismo el relato reflexiona sobre como las espeirales de violencia no llevan más que a más violencia, intenta moralizar sobre cómo hay que saber parar y adaptarse a lo que hay.

Cabe achacarle cierta falta de profundidad en el tratamiento de Massai, resultando un arquetípico rebelde sin más ansias que huir hacia la nada, no se ahonda en sus raíces, lo cual resta solidez a su personaje. También me ha resultado hipócrita que solo mate a un blanco, el racista, el resto de los que mata son indios que le persiguen, parece un mensaje moralista para que nos caiga mejor, como diciendonos que matar indios es soportable, ahora que mate blancos inocentes es rebasar una línea peligrosa. Otra tara que brilla de modo ridículo es el escenario final del maizal, es que se les acabó el presupuesto? Menuda patochada que nos quieran hacer creer que el huerto de maíz ínfimo pueda servir para una lucha épica en la que los contendientes no se ven, un insulto a la inteligencia que no cuadra con todo el metraje anterior donde la puesta en escena refulgía por su belleza de paisajes ocres montañosos.

Hay una estimable ambientación, con unos majestuosos parajes, con un sugerente diseño de producción de Nicolai Remisoff (“La Cuadrilla De Los Once”), con los poblados de tipis (eso sí con el pestiño del maizal antes referido), esto maximizado por la espléndida fotografía de Stanley Cortez (“La Noche Del Cazador”) y Ernest Laszlo (“Vencedores o Vencidos”), realzando la hermosura de los paisajes con tonos ocres preciosos.

Burt Lancaster encarna con pasión, viveza y mucha energía a Massai, imbuyéndolo de dignidad y arrojo, la estampa del orgullo, aportando un tremendo carisma, con un trabajo físico portentoso, lo malo es que uno no puede quiarse de la mente que es un blanco con ojos azules con peluca y piel tiznada, mermando autenticidad a su personalización. De Jean Peters se puede decir lo mismo, que su delicada y abnegada interpretación, revestida de amor incondicional y emociones, se ve contrarrestada por la sensación de blanca amorenada artificialmente para dar el pego. John McIntire da vida al rastreador que acosa a Massai, le dota con su poco metraje de un halo compresivo, donde prevalece el sentido del deber, pero denota siente simpatía por anhelada presa. A destacar el debut de Charles Bubinsky como el nativo perteneciente a la caballería Hondo, actor que se cambió de apellido alcanzando gran fama como Charles Bronson.

Interesante y ameno film, recomendable a los que gusten de las raíces revisionistas que realzan los nativos americanos y que después han seguido muchos. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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1 de septiembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena realización del gran Aldrich, uno de mis preferidos.
El argumento es muy interesante, con un guión que lo sustenta (a cargo del maestro Borden Chase, nada menos), y una dirección que hace que todos(as) los intérpretes brillen con luz propia.
Está considerada como la primera película donde el indio es el bueno, el auténtico héroe, o por lo menos la verdadera víctima del holocausto americano. Esto no es cierto, pues ya hubo antes antecedentes, pero la figura del indio, sí está por primera vez quizás tan lleno de matices, que se hace comprensible su dolor.
Este film fue producido por la unión de Ben Hecht y Burt Lancaster, quienes crearon hetch-Lancaster, quienes vieron en Aldrich un diamante en bruto, tras visionar sus anteriores trabajos, modestos pero con su impronta. Fue su primera colaboración juntos, pero habría más.
El final fue cambiado, pues se consideró demasiado duro para el espectador. Esto es lo único negativo del film. No es que quede mal el final pues es verdaderamente emotivo, pero se falsea la realidad (no olvidemos que es una historia real, la del guerrero Massai, que no quiso rendirse como su jefe Gerónimo).
Con este film se inauguró el cine Banderas de Bilbao. Fue el 24 de septiembre de 1955.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/09/robert-aldrich-1918-1983.html
Constancio
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18 de abril de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo único veraz que puede encontrarse cuando se indaga por el apache Massai, es que nació en el Estado de Arizona, en los Estados Unidos de Norteamérica. Vivió la mayor parte de su vida en el siglo XIX; estuvo casado con la también apache, Zanagoliche, con quien tuvo varios hijos… y cuando era ya un valeroso guerrero, fue reclutado por el gran líder, Gerónimo, para combatir a los militares y colonos que se apropiaban de sus tierras y exterminaban a su pueblo.

Cuando llegó el día (del año 1886) en que Gerónimo se rindió y se entregó a los militares, Massai -quien también había sido detenido por los Exploradores Apaches Chiricaua, a quienes se miraba como traidores a la causa de sus tribus-, fue subido, junto a su líder, al mismo tren que los llevaría a Fort Marion, en Florida, pero, durante el trayecto, Massai consigue escapar… y lo que sigue de aquí en adelante con su vida, es lo que, en versión libre, cuenta el escritor estadounidense, Paul I. Wellman, en su novela “Broncho Apache” (Bronco Apache, 1936), cuyos derechos de adaptación fueron adquiridos por la productora Hecht-Lancaster, siéndole entregada al calificado guionista, James R. Webb, para su adaptación cinematográfica.

El propio, Burt Lancaster, asumió el rol de Massai, ya que, en su rostro, advirtió cierto parecido con el legendario indígena; escogió luego a, Jean Peters, para que representara a Zanagoliche (ahora llamada, Nalinle); y la dirección la encargó a, Robert Aldrich, un director que contaba, entonces, con apenas dos créditos (“Big Leaguer” y “World for Ransom”), ninguno de los cuales había sido un éxito. Quizás, porque descubrió en él cierta habilidad narrativa, también por su experiencia como asistente de dirección junto a Abraham Polonsky, Robert Rossen y otros, y, además, porque les salía barato, la productora Hecht-Lancaster se atrevió con Aldrich, y no les falló el olfato, pues, <<APACHE>>, sería el despegue definitivo de un director sobre el que, desde entonces, correría bastante tinta.

Se trataba de mostrar -como ya lo habían hecho, Anthony Mann en, “Devil’s Doorway” (1950) y, Delmer Daves, en “Broken Arrow” (1950)-, la difícil existencia de los aborígenes estadounidenses, expoliados, discriminados, arrinconados, perseguidos y exterminados durante siglos; y Massai, brilla aquí como ejemplo del hombre indómito y rebelde que, ante la primera oportunidad que se le brinda, comprende el valor de asentarse y vivir como un ser comunitario.

Pesa de manera relevante en el filme, la historia de amor que, con ejemplar tenacidad, va forjando gradualmente la bella Nalinle, pues, con tolerancia y fidelidad, quizás despierte ese cambio en el hombre que, sólo una mujer enamorada, puede lograr. Aldrich, terminó encantado con el profesionalismo de la actriz, Jean Peters, pues, aunque ciertas escenas podían completarse tomando ciertos planos aislados que se complementarían en la edición, ella, con gran autocrítica, pedía repetir la escena completa, las veces que fuera necesario, hasta que ambos quedaban completamente a gusto.

(Aquí debo citar el desenlace del filme) La única inconformidad que, tanto a Aldrich como a algunos críticos -a los que me sumo- nos deja la película, es ese final feliz -forzado por la productora-, donde se deja bien parado al ejército que, aunque luce justo y consigue conmovernos, traiciona el espíritu de Aldrich y del guionista, quienes, con el asesinato de Massai -como ocurriría en la vida real- querían dejar plasmada la manera cruel como terminaba la vida de los grandes guerreros que luchaban por la libertad y por los derechos de sus pueblos.

“En este país –comentaría Aldrich decepcionado-, cuando los productores te “sugieren” dos finales, puedes tener la certeza de que van a usar el que ellos quieren”.

Con todo, habiendo costado 1.240.000 dólares, <<APACHE>> logró un recaudo de ¡12 millones de dólares de 1954!
Luis Guillermo Cardona
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17 de diciembre de 2008
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos morenos Burt Lancaster y Jean Peters, sobre todo el primero, muestran el pundonor y el orgullo de supervivencia de una raza masacrada y sobre todo herida en su orgullo como son los nativos americanos (apaches en este caso) a cargo de los colonos americanos. Los siglos pasan, pero parece que los nuevos "inquilinos" de America del norte cometen los mismos errores que sus congéneres del sur siglos atrás: invadir sin respetar las costumbres oriundas, imponiendo su cultura a la fuerza como predominante y culturizadora. Pero siempre surge un rebelde en contra de lo impuesto, que lucha en inferioridad contra viento y marea para defender el orgullo y los ideales de una raza que pretenden masacrar y borrar de la historia.
o0_oscar_0o
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