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El ladrón de palabras

Drama Un escritor de éxito lee su nueva novela ante una multitud de admiradores. Se trata de la historia de un escritor fracasado que tiene la fortuna de encontrar un manuscrito. Lo publica como suyo y obtiene un éxito espectacular que lo convierte en uno de los mejores escritores de su tiempo. El autor del manuscrito resulta ser un anciano que lo escribió durante su juventud, cuando estuvo destinado en París tras la Segunda Guerra Mundial ... [+]
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2014
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le he dado un 6 la película, pero a medida que voy recordando cosas de ella, estoy tentado en dejar la nota en 5. Sobre todo porque:
-Me cuesta muchísimo creer que esa pareja que parece estar a dos velas, es decir, sin un mugriento chavo en el bolsillo y que va pegando sablazos al padre de Bradley Cooper, decida emplear sus prácticamente inexistentes recursos en darse una vueltecita por París. ¿Y la pasta?
-Ejerciendo de turistas con ciertas posibilidades económicas, se dejan caer por una tienda de anticuario y allí se topan con la famosa cartera vieja. Lo más inverosímil de todo es que nadie ha reparado hasta entonces que en su interior está nada más y nada menos que el original de una novela inédita. ¿Pero puede haber algún alma cándida que se trague que el peso y el volumen de una novela de unas 250 hojas -hoy en día, menos sería simplemente una novelita corta- pase desapercibida para todos los que han tenido contacto con esa cartera? ¿Quién puede admitir semejante fantasía?
-¿Es tan fácil para un viejo con piernas achacosas esperar horas y horas frente al edificio donde vive Bradley Cooper?
-Por cierto, ¿todo ese esfuerzo sólo para darle en las narices con "oye, que el libro era mío" y rechazar altivamente una compensación económica?
En varios de los comentarios que he leído, aparte de resaltar que el papel de Oliva Wilde es de una simple calientabraguetas, se asevera que su lugar en la película es perfectamente prescindible. Yo no lo creo así porque sirve para tirar del hilo de la madeja que esconde Dennis Quaid, en el supuesto caso de que en realidad sea Bradley Cooper, pero de mayor, y lógicamente habiéndose cambiado de nombre para ocultar esa vergüenza de juventud.
Respecto al reparto, a quien yo considero del todo prescindible es al personaje que encarna Zoe Zaldana. ¿Por qué está ahí? ¿Para dar la nota de "color"? ¿Para cubrir la estúpida cuota de actores que no son de raza blanca y que por imperativo legal han de aparecer en toda película americana? Qué cosa más ridícula y absurda.
Y llegamos ya al título de esta crítica. De las muchas que he leído en esta sección sobre la película, sólo en una su autor confiesa tener alguna duda sobre si Dennis Quaid es en realidad Bradley Cooper con unos cuantos años de más. ¿Soy el único junto con este otro firmante que tiene la misma duda? La verdad es que saqué esa conclusión cuando vi el filme, pero como nadie -salvo la excepción mencionada- alude a ese pasado de Dennis Quaid, me entra alguna duda sobre si estaré equivocado o no; después de todo, tanto la ropa, los coches, los ordenadores y mucho más no son distintos de los que aparecen en el tramo de la historia que corresponde a Quaid.
¿Alguien quiere pronunciarse sobre esto? Gracias por anticipado.
Por cierto, voy a tratar de cambiar mi puntuación del principio por un 5, dejando la película en una calificación de "pasable" y nada más. Es lo justo.
Strénliko
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13 de abril de 2013
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El personaje de Bradley Cooper me recuerda a un mal blogger. Desde que Internet permite la creación de espacios 'literarios', muchos tienen capacidad de mediatizar sus escritos, con la pretensión de ser leídos, sin que realmente tengan nada que contar. A años luz del respeto debido a este arte, que necesita una cantidad considerable de lágrimas, desesperación y, aquí flaquean muchos, de lectura previa. Conforme más lee uno, más respeto le inspira la literatura.

'El ladrón de palabras' no se adentra en la lucha del hombre contra la blanca fiereza del papel, infinito medio en el cual ha de depositar sus entrañas. Juega más a mostrarnos al hombre ávido de trascender, de lograr 'dejar su nombre', de conquistar el mundo editorial, de alcanzar la plenitud en su trabajo, de 'hacerse famoso'... Son luchas diametralmente opuestas, y mucho más interesante la primera que la segunda, que recuerda a los autores de esa sacarina literaria en forma de blogs que he citado antes. El planteamiento ya de por sí me resulta algo desacertado.

Jeremy Irons, actor que sí deja ver en su rostro algo del bello estereotipo de escritor maldito, hace su desgraciadamente breve aparición mientras el protagonista lee 'Pregúntale al polvo', de John Fante. Es, posiblemente, el momento más atinado de la película, sin dejar de ser un mero guiño.

Gracias.
Nuño
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6 de julio de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto Brian Klugman, como Lee Sternthal relatan un episodio que podría resultar atractivo, si se hubiera construido un guión más sólido con mayor inspiración. Tal vez el resultado fuese otro, al observar el sobresaliente el material con que contaban. Jamás concluyen las expectativas generadas.

"El hombre perfecto" una película francesa de 2.015, se enfrenta a la misma temática pero con una resolución fascinante, debido a los giros tan bien elegidos, para mantener la intriga y generar ese interés, carente en el cine actual.
MIRADA MILENARIA
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15 de diciembre de 2012
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que cuando a Hollywood le da por un actor no hay marcha atrás, y ahora han decidido que Bradley Cooper tiene que ser una estrella, así, porque sí. Parece que no se quieran dar cuenta de que no tiene el más mínimo carisma y que acostumbra a pasarse las pelis con cara de atontado. Y 'El ladrón de palabras' no iba a ser la excepción.

Si bien la cinta mantiene la incertidumbre durante todo el metraje, su falta de chispa y de alma acaban lastrando a un conjunto ya muy mermado por el exceso de tiempos narrativos. Seguramente la línea narrativa del personaje de Dennis Quaid era totalmente innecesaria, por lo que se tendrían que haber centrado más en la historia del escritor - plagiador y en la de la juventud del escritor plagiado (soberbio Jeremy Irons). A ello hay que sumarle personajes intrascendentes como el de Zoe Saldana o el de Olivia Wilde, en el papel de una especie de acosadora.

La cinta se ve con agrada y no aburre, pero la falta de cohesión del conjunto hace que sea una experiencia de lo más fallida. Y es una pena, porque tenía mimbres para que hubiera salido algo mejor.

Lo mejor: Jeremy Irons.
Lo peor: La historia de Dennis Quaid sobra por completo, lo que entorpece el desarrollo de la cinta.

Sígueme en Twitter: @Chackson5
Chackson5
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6 de febrero de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por debajo de la trama del plagio que comete el joven escritor frustrado, se esconden varias reflexiones de total actualidad.
Cuando llega la hora de elegir qué será uno de mayor, es raro tener muy clara una vocación. Algunos la tienen. Y esto, como casi todo, puede ser una suerte o una desgracia.
Es una suerte si puedes seguir esa vocación y ganarte la vida con ella.
Pero es una desgracia cuando hay que elegir otra cosa y dejar la vocación relegada. También lo es seguirla y fracasar porque no alcanza para poder comer, pagar el alquiler o la hipoteca y las facturas.
Y lo peor es cuando, por más que te esfuerzas, no es suficiente, te convencen de que te falta talento a fuerza de puertas cerradas en las narices, negativas y hasta burlas en toda tu cara.
Si eres un don Nadie, ni un alma se fijará en tus posibilidades. Los mercados y la publicidad dictan las modas, las tendencias, los best-sellers, hoy día quien no es famoso es un alfeñique sin interés, su obra no merece ser considerada, como dice el refrán, quien no tiene padrino no se bautiza. Cuánta gente talentosa ve cómo sus creaciones no sirven más que para papel de wáter, porque no se apellidan tal o cual, no son parientes de fulano, no vienen recomendados por el archiconocido mengano.
Buena parte de las editoriales son tan aves de rapiña como el que más. Cuántos manuscritos se quedarán cogiendo el polvo de la indiferencia y del olvido en los cajones de las cosas sin valor, simplemente porque quienes los redactaron no se llaman X. Claro, la excusa es que el mercado manda, el libro que no venda un montón de ejemplares no es rentable.
Los artistas anónimos que están empezando tienen muy poquito que hacer. Casi todos acaban dejando de lado su vocación, o como mucho conservándola como afición para ratos perdidos.
Por eso yo no creo que Rory Jansen sea tan mediocre, sencillamente es que como no lo conoce ni Cristo para qué se va a molestar ninguna editorial. Muchos de los que publican y son tan famosos no son genios literarios, ni siquiera brillantes, pero se llaman X, y aunque Rory tampoco sea un genio, la diferencia la marca algo tan injusto como no tener padrino, ni dinero, ni proceder de un entorno privilegiado.
Y el pobre Rory paladea el sabor de la decepción, uno de tantos cuya vocación no les sirve un pimiento. Entonces encuentra de pura casualidad un texto de origen desconocido; nada más leerlo sabe que ese escrito podría ser su llave al éxito. Rory saborea con amargura el abismo de sus propias limitaciones y de su mala fortuna, se compara con el anónimo autor de ese pequeño prodigio... y acaricia un sueño loco. Si yo me hiciera pasar por el autor, ya no me mirarían más con desprecio, las puertas se me abrirían y ya no seguiría trabajando en una porquería de empleo. Mis propias obras serían ponderadas con ojos aquiescentes. Todo eso debe de pensar el muchacho en una fracción de segundo.
Qué curioso, un lienzo con un punto y una rayita se considera una obra de arte invaluable si lo firma un Miró, y el mismo lienzo firmado por Pepito Pérez se lo comen las moscas.
Entonces concluyo que el chico hace trampas porque en esta sociedad ganan los que las hacen. El plagio es un acto deleznable si te pillan. Pero claro, el artista plagiador nunca tendrá la conciencia tranquila. ¿Cómo va a sentirse realizado si el mérito no es suyo? El triunfo no siempre sabe dulce. El precio de la fama a menudo es demasiado caro.
No todo lo que brilla es oro en la vorágine del éxito, ni todo son campanillas y perdices.
El plagio de Rory nos conducirá hacia el pasado del autor del libro perdido. Una historia dentro de otra. Y estas dos, dentro de la del escritor que les ha dado vida, Clay Hammond.
El paralelismo entre los tres, ya sea persona real o personaje literario, es palpable. Un libro contiene parte del alma de su creador, mucho de lo que es. Nos revela cosas sobre su interior.
Y no estoy muy de acuerdo con lo que le dice Clay a la chica buscona: que la vida y la ficción son cosas muy distintas. Opino que se lo espeta para quitarle la ilusión de ser escritora, para evitarle la pena de darse de batacazos y sentirse mediocre, como él mismo se sentiría alguna vez, cuando era un muchacho que empezaba, y de continuar sintiéndose mediocre durante toda la vida, e incluso, probablemente, culpable.
Vivoleyendo
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