El ladrón de palabras

Original drama con algo de intriga sobre el mundo de la literatura. En particular, sobre un escritor de best sellers.
Esta entretenida trama contiene a otras dentro de ella. Como con las matriohkas, las muñecas rusas. Una trama da pie a que se presente la segunda que ocupa la mayor parte del metraje. Como consecuencia de lo que pasa en esta segunda trama, uno de los personajes narrará su historia: la tercera trama.

Guión original, fresco y sofisticado que se consigue resolver con eficacia. Buenas historias todas ellas, con sus paralelismos en las tres y con sus diferencias. Hace que te preguntes muchas cosas sobre la autoría última.

Bien dirigida, se deja ver con amabilidad, interés, claridad y fascinación. Estas historias contenidas en otra mayor podrían haber desvariado con facilidad pero los directores consiguen hacerlas llegar a puerto muy satisfactoriamente.

Personajes interesantes y, de alguna forma, todos fascinantes. Descritos con superficialidad yankee pero, en este caso, con algo más de brillo y de interés de lo que es habitual.
Actuaciones buenas, sin ser remarcables. Irons le saca dos cuerpos al siguiente en esta competición de narradores.

Gran título el de la película en español. Más acertado y sofisticado que en la versión original.

La idea de la película es maravillosa pero sinceramente creo que la ejecución deja mucho que desear. Para la gente que disfrutamos con la literatura o simplemente con encontrar las palabras adecuadas para expresar una idea, un sentimiento o una emoción creo que esta película se nos termina quedando muy corta.

Película que, por lo que veo, dejó las mismas sensaciones encontradas entre crítica y público que las que provocó en mí: una ejecución impecable de una historia apasionante que consigue tenernos hora y media pegados a la pantalla y que, sin embargo, no termina de alcanzar un clímax a la altura. Diría aún más, cuando todavía estás rumiando la, digamos, decepción de un final que no pasa de «Pues vaya, ok, vale» van aflorando serias dudas de si el conjunto de la película no ha sido un puro ejercicio de lucimiento de sus guionistas y directores que han jugado a crear un gigantesco trampantojo sentimentaloide de varias tramas paralelas anidadas tras las que, en el fondo, no hay más que un juego de desentrañar qué personaje de esta dimensión se corresponde con tal otro personaje en tal plano temporal mientras alardean del gran uso de la luz en este encuadre o lo bien que marida la paleta de colores en aquel plano fijo.

“El ladrón de palabras” avanza al ritmo de las consecuencias literarias, personales, familiares y emocionales de alcanzar el éxito a partir de un plagio que, como suele pasar en estos casos, se va de las manos. El desarrollo sigue una plantilla en plan «crimen y castigo» que ya hemos visto más de una vez pero que se hace agradable porque el tema de las apropiaciones intelectuales indebidas siempre da mucho juego y porque el reparto es de nivel y está bien conducido para que todos, sorprendentemente, caigan bien. Acertadamente, no hay buenos ni malos, por lo que no hay que posicionarse con unos y otros, solo empatizar con las decisiones que toman, pero como generalmente está todo abordado con buen criterio y buen gusto, el espectador no llega nunca a sufrir de más y, sin embargo, sí saborea la parte agradable de la historia.

En la parte narrativa, las tramas se entrecruzan en el tiempo y el espacio a varios niveles, dejando ver, de nuevo, un gran esfuerzo por hacer un trabajo vistoso, ‘para inteligentes’, del que todo el mundo hable. Pero no lo logra con la claridad que sus creadores creen haber conseguido y, desgraciadamente, el desenlace se hace algo mediocre… no porque sea necesariamente pobre, sino porque no está a la altura del trabajo que ha requerido descifrar tanta referencia cruzada y hace pensar si la belleza técnica que rebosa la película era un medio para contar algo o un fin en sí misma. Interesante y meritoria pero algo arrítmica con tanto salto temporal; intensa pero fría; bien facturada pero se hace prepotente. No cumple las expectativas que ella misma se marca.

Particularmente me pareció una obra maestra, tal cual las diferentes historias narradas en la misma. No pude siquiera despegar un ojo de la pantalla ante tanta genialidad y sutileza. En momentos se puede sentir que llega a tornarse un poco lenta y predecible, pero la historia te atrapa desde el mismo comienzo hasta el mismo final, necesitas saber como se desenlaza todo. Mi punto de vista es muy claro, impecable de principio a fin.