Haz click aquí para copiar la URL

La invitación

Thriller. Terror Will y Eden perdieron a su hijo años atrás. La tragedia afectó su relación de forma irreversible, hasta el punto de que ella desapareció de la noche a la mañana. Un día, Eden regresa a la ciudad; se ha vuelto a casar y en ella parece haber cambiado algo, convirtiéndola en una presencia inquietante e irreconocible incluso para Will.
<< 1 2 3 4 10 28 >>
Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
27 de agosto de 2021
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba tanto con el visionado de una película, como lo hice, por allá la Semana Santa de este año, con “The Invitation”. Con esta coincidencia del calendario, no pude evitar que en mi mente concurriera un alud de simbolismos y referencias, sobretodo en el plano mitológico y religioso, que proyecté en esta cinta de la directora Karyn Kusama, para la que marcó un antes y un después en su carrera como realizadora. Desde el palmarés ganado meritoriamente en Sitges para “The Invitation” (2015), sus trabajos han experimentado un inusitado incremento de calidad artística y profesional, aunque sin marcarse demasiados tantos.

Después de una exigua relación de producciones, de las que la mayoría no trascendieron para nada al su currículum, “The Invitation” es un trabajo que, con diferencia sobrada, está llevado a cabo concienzudamente, y con la intención de construir un filme que, a todos los que lo hayamos visto, dejará una mella imborrable.

Lo primero que me vino a la mente es una referencia, con elementos invertidos (no pocos), al episodio bíblico-evangélico de la última cena de Jesucristo con sus apóstoles. En nuestras raíces culturales, las celebraciones a base de comidas/guateques/recepciones… que sirven como pretexto para el encuentro social con motivo de una celebración, es la base para el desarrollo de innumerables argumentos en el repertorio literario y cinematográfico. En el campo del séptimo arte, la que se me viene a la cabeza es la sublime “Cartas Sobre la Mesa”, de Agatha Christie, que en el segundo episodio de su décima temporada, adapta para la TV, la serie interpretada por el inmejorable David Suchet como Hércules Poirot, (2006).

El delirio intuitivo en “The Invitation”, es sólo comparable, y sólo superado, en “La Semilla del Diablo” (1968), de Roman Polanski, sólo para los que no saben, o muy poco, del argumento. En el caso de “Rosemary’s Baby”, por desgracia, es imposible, ya que traducido el título al español, por muy virgen que uno sea respecto a la trama, ya desvela el contenido, a modo de claro indicio, predisponiendo al espectador y despertando demasiado prematuramente en él, ese pavor que va royendo tan sutilmente en su versión original en inglés.

Kusama consigue exactamente este efecto, partiendo de una apartente frívola, tópica, cuotidiana y pueril percha, que es el reencuentro de unos amigos, en la casa de una de ellos.

La aparente trivialidad temática, no exenta del previo aviso de que uno de los invitados es el ex marido de la que actúa como anfitriona (ambos coincidirán con sus respectivas exparejas), derivará en un crescendo de misterio, inquietud, angustia y desesperación.

Todos los componentes de la cinta (técnicos, artísticos… ) están cuidadosamente planificados, organizados y puestos en acción para sumergir al espectador en lo más profundo del plano diegético, y participar del proceso de progresiva tensión en aumento. Como la resaca marina, basta adentrarse un poco para verse arrastrado por esa potente corriente que hace discurrir un guion, a pesar de sus debilidades y defectos, hilvanado a modo de tela de araña, para que todos nos sintamos atrapados en la historia, junto con los propios personajes, como si fuésemos uno más de la macabra reunión.

A menos que uno haga un esfuerzo considerable de abstracción, manteniendo la distancia operativa necesaria desde su butaca, cosa que es casi imposible solo en casa, y sobretodo en la quietud de la noche, inevitable es que nos encontremos imbuidos en la ficción, y no despertemos hasta la aparición de los títulos finales de crédito.

La fotografía de Bobby Shore, es de lo más estudiado y bien ejecutado que he podido apreciar, circunscrito casi exclusivamente en el espacio interior de la vivienda en la que el protagonista, Will (soberbiamente encarnado por Logan Marshal-Green), regresa para revivir unas vibras con potente solera emocional, pues es el crisol donde se gestan todos sus temores, miedos, (hasta la más extremada desconfianza, difícil de discernir durante un buen rato de metraje si está fundada o perniciosamente mancillada por una psicótica paranoia). A la descripción de este estado de ánimo de Will (y de su ex, Eden, así como del resto de personajes en menor medida), se alian las texturas, colores y secuencias de planos que va siguiendo la cámara.

La partirura de Theodore Shapiro es conceptualmente una fusión de banda sonora extradiegética con efectos, en su combinación de orquesta con los sintetizadores, en un todo que, desde plano de lo sonoro va bombeando, casi imperceptiblemente, un realce psicodramático; va alimentando la presión y congoja que se experimenta gradualmente.

Constante, sin sobresaltos, casi invariable en su concepción melódica, rítmica y harmónica, como el incesante tic-tac de un artefacto explosivo, que nuestra percepción emocional rastreará con el protagonista, en su incesante búsqueda de lo que está oculto debajo de tanto “buen rollo”, falso optimismo, risas forzadas… ese “happy flowers” que ya de buen principio huele a chamusquina, con las incomodidades que se van generando entre los personajes.

Apenas algunos destellos lúcidos en la música dan a entender como si Will hiciera, en unos momentos puntuales, el intento de volver a la cordura, dicéndose: “tranquilo, igual no pasa nada… “, para enseguida verse envuelto, y cada vez peor, en esa sensación de camino hacia la perdición, mientras unos flashbacks van perturbando en aras del recuerdo, su cada vez más oprimida y torturada mente, pensando en el hijo perdido, la tragedia que disolvió esa extraña hermandad, ahora reclutada para una cena, que augura en los silencios, y en el lánguido y lacónico andar de las relaciones, sobre ese colchón polifónico construido por Shapiro, un desastre de mayores proporciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de marzo de 2016
22 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las reuniones de viejos amigos suelen ser incómodas.
Va con su naturaleza, porque sentarse alrededor de una mesa tomando vino y rememorando batallitas puede ser el perfecto pasatiempo, aunque también la perfecta excusa para sacar a la luz viejos fantasmas.
Por eso no es difícil empatizar con Will en esta reunión particular, porque también nosotros nos sentimos desplazados entre sonrisas que parecen falsas y habitaciones que llevan a un pasado cerrado: hay un sentimiento de inquietud, constante y prolongado, en esta fiesta.

'La Invitación' se trata de una historia que vive y muere en sus misterios, construidos alrededor de esa inquietud, pero no sabe administrarlos de la mejor manera.
Lo cierto es que se intenta jugar con la cordura o propensión a la violencia de Will cuando, inconscientemente, hemos elegido empatizar con él desde el principio, y apenas hay atisbo de sorpresa en su extremo comportamiento. "Yo también me comportaría así en presencia de mi ex-esposa con la que viví un pasado traumátic"o, no puedes evitar pensar.
Aún así, es el principio, con un acto de rutinaria pero precisa violencia desgajado del ambiente estilizado del resto, el juicio que hará que pienses en Will como un perturbado o como un hombre normal que hace lo que debe hacer. Piedad o brutalidad, ayuda a dibujarle como una persona resolutiva, con la clase de comportamiento que da el enfrentarte a un dolor intenso.

De hecho, es ese acto el que luego ayuda a ponerle en contexto frente a sus amigos, falsamente pulcros y bienpensantes, como más tarde demuestra un simple juego que su ex-esposa Eden y su nuevo marido establecen como diversión. Un juego que bajo una capa de aparente alegría esconde un poso de incomodidad.
Eso es lo más meritorio de la historia: la capacidad que tiene para sacar el misterio de lo ordinario, para ver fantasmas donde no los hay y para lograr que estemos atentos a cada mínimo detalle de la escena. Es una construcción sutil pero meticulosa, que logra el efecto de meternos en una situación que no parecemos controlar del todo.
Como si hubiera una telaraña perversa que no vemos por estar mirando al resplandeciente sol. Pero quizá notemos un hilo, o a la araña vigilando a su presa, por lo que nunca estaremos completamente tranquilos.

Por eso, es una lástima que el final no responda a este suspense fraguado cuidadosamente.
Cuándo se resuelve finalmente el puzzle, la imagen es menos estimulante de lo que debería: es el precio a pagar por jugar con la pelota del espectador y no saber devolverla.
Aunque no es menos cierto que, antes de que se pida una conclusión, hemos pasado horas en una atmósfera incierta, acosados por la poca consideración de unos amigos ajenos al dolor, vigilados por un asesino oculto a plena vista que confiesa sus crímenes con frialdad espeluznante, tentados por la sexualidad desinhibida de una joven desconocida. Y todo eso nos ha parecido normal.

Por eso, podría ser esto una defensa de la autocomplaciencia, la misma que siente Will por un pasado con el que se empeña en flagelarse placenteramente, frente a la negación de la pena, lo sugerido y lo extraño por parte de amigos que se van tornando desconocidos, cuando eligen no comprendernos.
Al final, entonces, sí era una reunión de viejos amigos: todos sabemos que estamos un poco locos, unos más que otros, aunque siempre acabemos mirando al que se atreve a decirlo en voz alta.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de abril de 2018
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de amigos queda para cenar en casa de uno ellos, a lo largo de la velada va surgiendo una sensación de inquietud, como si algo no fuera bien, y a través de Will, personaje interpretado por Logan Marshall-Green, asistimos a una de los mejores thrillers de los últimos años. Dirigida por Karyn Kusama en la que posiblemente sea su mejor película, "La Invitación", es una puerta abierta a una atmósfera de intriga, drama y terror, que consigue un equilibrio brillante entre esos tres elementos.

Es cierto que el punto de partida de la historia no es muy original, aunque la trama hace algún esfuerzo por no caer demasiado en tópicos para establecer el contexto; a destacar, la anfitriona, interpretada de manera sublime por Tammy Blanchard, que lleva dos años sin ver al resto del grupo, resulta ser devota de una de esas sectas que predican el "buen-rollismo" hasta límites intrusivos con una sonrisa en la cara que parece más forzada que sincera. Este rasgo de su personalidad da mucho juego a lo largo de la trama gracias a la variedad de registros que ofrece Blanchard, y el buen desarrollo de su personaje.

La música, y efectos de sonido en general, son una maravilla. Kusama hace un despliegue maestro de cuándo y cómo usar el sonido, desde tonos inquietantes que pueden ir aumentando, o no, en intensidad dependiendo del estado emocional de los personajes, pasando por melodías hipnóticas para mostrar estados de trance, hasta llegar incluso al silencio; pocas cosas dan más miedo que una historia versosímil, bien contada, sin música de fondo que ensucie la tensión que se genera con el diálogo.

Suele haber dos tipos de thriller de este estilo, por un lado, los que reúnen a un grupo de gente, generalmente adolescentes hormonados, y les somete a un calvario de "sustos" con repentinas subidas de tono que a veces parece que más que asustar quieren dejarte sordo, y clichés mezclados de forma más o menos novedosa. Y por otro lado, están las que centran el tiro en el desarrollo de personajes y dejan que el sonido sea un recurso variable a disposición de la trama, no es volumen alto lo que da miedo, sino la intriga y el drama en la atmósfera adecuada, las ideas y sensaciones que transmite la historia; si además, la película está bien dirigida e interpretada, como es este caso, el resultado es que "La Invitación", inevitablemente pertenece al segundo tipo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jaime de Aguilar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de octubre de 2015
22 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si existe una película que reúne todos los requisitos para triunfar en el Festival de Sitges esa es sin duda ‘The invitation’. Ambiente inquietante, trama sectaria, diálogos más o menos ingeniosos, algún atisbo de sentido del humor y, sobre todo, un sprint final de tensión y violencia detallista que hace las delicias de un público con ganas de carnaza. La directora Karyn Kusama tiene todos los números para situarse en el palmarés del certamen fantástico. Otra cosa es que su película sea redonda.

La premisa de ‘The invitation’ parecía interesante. Un ‘thriller’ que quiere reflexionar sobre los absurdos mecanismos que utilizamos los seres humanos para superar el dolor y la pérdida. Pero para eso ya contamos con la insuperable ‘The Leftovers’. Porque al final, la primera mitad de esta cinta pierde el tiempo de cháchara entre amigos que han sufrido la ausencia de un ser querido y no encuentra su ritmo, trepidante y desbocado, hasta un rompimiento de copas demasiado tardío. Compases contrapuestos que desembocan, eso sí, en una de las escenas finales más turbadoras del género.
polvidal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de abril de 2016
17 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una inesperada invitación a una cena le llega al protagonista (Logan Marshall-Green). Se trata de una reunión de viejas amistades que llevan 2 años sin verse. La anfitriona es su ex pareja y comparten un recuerdo traumático que poco a poco se irá desvelando.

Así, con una premisa bastante sencilla comienza "La invitación" el nuevo e inquietante thriller de Karyn Kusama, cuya filmografía hasta la fecha no era nada destacable. Madre de aquella película malísima y tontísima llamada Aeon Flux (2005) con Charlize Theron y también autora de aquella no tan lamentable pero si decepcionante Jennifer´s Body (2009) con Megan Fox.

La Invitación no tiene nada que ver con ninguno de sus trabajos anteriores. Si bien es cierto que el guión no es perfecto se le perdona por unas formas impolutas a la hora de mostrar la acción. La película es oscura, claustrofóbica, intrigante y muy entretenida. Te mantiene pegado al asiento y está cargada de tensión dramática y misterio.
Existe una duda razonable durante casi todo el metraje que juega muy bien con la percepción del espectador.

A pesar de no ser perfecto el guión tiene cosas puntuales que la alejan de ser una película de manual y eso se agradece mucho hoy en día en el que casi todo se crea de manera esquemática. (ver spoiler)
En cuanto al apartado técnico hay que destacar que las actuaciones son solvente y creíbles. La labor de cámara es impoluta, al igual que su fotografía, montaje y música. Una película realizada con elegancia, buen pulso y sin alardes presupuestarios.

La invitación es una experiencia atrapante e incómoda realizada con mucho talento y que te tendrá sin aliento hasta el final.
Muy recomendable para un público que busque un thriller sólido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
requiemforadream
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 28 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    La ilusión de Noemí
    2016
    Claudio Remedi
    Un sombrero de paja de Italia
    1928
    René Clair
    6,8
    (117)
    La chica de al lado
    2007
    Gregory Wilson
    6,0
    (1.263)
    arrow