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César debe morir

Drama Docuficción sobre el taller teatral que organiza en la cárcel romana de Rebibbia el director Fabio Cavalli, que ensaya con los presos obras de Shakespeare. Los ensayos y la representación final del "Julio César" se alternan con la vida cotidiana de los reclusos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
29 de noviembre de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los octogenarios hermanos Taviani se ponen de nuevo detrás de las cámaras, esta vez para dirigir a un grupo de presos reales que deben representar la obra “Julio César” de Shakespeare. La película se centra en los ensayos que tuvieron lugar en distintos escenarios de la cárcel y de cómo los presos se llegan a identificar con los personajes de la obra.

La idea es muy interesante, el uso de actores no profesionales (los propios presos) y la estructura de la trama, que va construyendo la obra a partir de los propios ensayos. Es una película arriesgada y notable a nivel de actuación, con un uso del color y del blanco y negro muy acertado. El color para representar la obra final ante los espectadores que acuden a la cárcel (presente) y el blanco y negro para representar los ensayos (pasado, seis meses antes), dándole esa aureola de cine y logrando que no se convierta en un documental carcelario. La meticulosidad y geometricidad de muchos de los planos le da mucha fuerza a la película, logrando una elevada intensidad dramática. Es decir, la forma es excelente.

Ahora bien, el cine, a mi forma de ver, debe ser una combinación equilibrada entre forma y contenido y, en el caso de que una domine sobre la otra, debe estar justificado para encontrar dicho equilibrio. En este caso, falla el segundo elemento, desequilibrando de manera evidente la balanza, ya que se trata de una película vacía (en el aspecto del contenido), que nos muestra muy desde fuera la trama, como simples observadores. No involucra al espectador en la vida diaria de los presos, y muy poco en la relación de estos con sus personajes, centrándose simplemente en representar la obra de una manera casi matemática.

De hecho, la escena más interesante de la película, a mi modo de ver, es en la que los presos realizan un casting ante las cámaras para ser escogidos en la obra. Fondos neutros y primeros planos que te hacen conectar con el preso en cuestión. Tengo la impresión que si los directores hubiesen utilizado este tipo de recursos a lo largo de la película podrían haber conseguido una obra más competa y con mayor duración.

En fin, película interesante pero que se queda en el camino de ser una gran película. Además vengo de ver Le Trou de Jacques Becker, y las comparaciones son odiosas. El León de Oro recibido en la Berlinale sería por la película o por reconocimiento a una larga trayectoria cinematográfica de los hermanos Taviani?
Daniel Reigosa
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27 de noviembre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asesinato en Rebibbia"

"Estos actores, han aportado la experiencia terrible de su vida" (Paolo Taviani). Certeras palabras que definen el sentimiento de un film descarnado, austero, vivo, sin fáciles concesiones ni retórica victimista. Un lugar donde no se esconden el fraude o la mentira. Sentimiento vivo de unos reos sometidos a largas condenas por delitos que en algunos casos llegaron hasta el crímen. Una bocanada de aire fresco para quienes se ahogan en el aire viciado de sus condenas.
Es la humanidad de estos asesinos -por muy paradógico que nos resulte- donde radican el valor y la fuerza de la pelicula.

Los Taviani optan por una versión muy libre del drama shakesperiano: "Julio Cesar". No he querido evitar un paralelismo entre este film y versión magnífica y ya lejana de Mankiewicz, y lo sorprendente ha sido no poder otorgar la supremacia a ninguna. Frente a la sobria elegancia de una puesta en escena impecable, el sombrio redil de un presidio romano. Junto a la belleza solemne y estoica de un Bruto de matices admirablemente contenidos (James Mason), el dramatismo intenso y desolador del preso de Rebibbia. Al lado de la juvenil belleza de un Marco Antonio pletórico de venganza (Marlón Brando), el insolente desafio de un hombre del pueblo castigado por la vida y abatido ante el cuerpo inerte de su mentor asesinado. Sin olvidar a: Cesar, Casio, Metelo, el Adivino...

Un planteamiento técnico de secuencias cortas y de realismo pleno, donde contemplamos la sordidez del lugar en la que unos hombres alcanzan su momento de libertad a través de la ficción de unos personajes. Me sorprende el márgen de autonomía que el "director" concede a sus "actores", mezclando sus querellas personales con sus papeles del drama, otro acierto más de estos dos veteranos cineástas.

El contrapunto de ruidos, gritos y música acosan los sentidos del espectador sin darle tregua a distanciarse de lo que allí sucede, haciéndole ser "casi" uno más de esos reos comparsas que gritan en la crispación de sus rejas envidiando la fortuna de los elegidos.

El tormento libera a través del tormento, porque en el alma del teatro también habita la esencia de la vida.

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Lucman
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3 de abril de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver el documental, ¿no creéis que Shakespeare preferiría que todos los actores que interpretaran sus obras pasar una temporadita a la sombra antes de salir a escena?

La pasión y la verdad con la que viven cada uno de los presos sus papeles es espectacular. Durante una hora y diez minutos se te olvida que esta gente son una panda de delincuentes, humanizándolos hasta tal punto que llegues a tirarte de los pelos pensando el por qué no pensarían en dedicarse al teatro o al cine en vez de cometer sus delitos. La tristeza de que la puesta en escena sea el motivo por el que levantarse al día siguiente entre cuatro paredes les hace poder hablar, gritar y seguramente reflexionar sobre la libertad en un momento tan duro. Esa es la grandeza del séptimo arte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
VitoIbanez
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27 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película italiana que mezcla ficción con realidad, ofreciendo un producto con evidentes tintes de documental, pero que a su vez va relatando dentro de ella una historia. Todo se desarrolla en una cárcel de la capital italiana, donde se organizan talleres teatrales entre los reclusos para que pasen el tiempo.

Es así como a lo largo del metraje -de apenas 76 minutos, muy bien aprovechados- vamos viendo la selección de los actores, que montaran La tragedia de Julio César de William Shakespeare.

Posteriormente, empezamos a ver los ensayos que realizan en las diversas instalaciones de la cárcel, como cada actor se va metiendo en su personaje y como se desarrolla la historia, para culminar con la presentación de la obra.

Es así como se logra una mezcla extraordinaria entre la teatralidad de lo que se nos presenta, y el film como tal, siendo hasta cierto punto una película experimental por ese detalle, que está enfocada en la obra de Shakespeare, más que en la condición de los reos.

Cesare Debe Morire es una película muy bien conseguida por los hermanos Taviani, sencilla, pero siendo eso lo más favorable, alejándose de cualquier magnificencia, para mostrar un film sentido y que cuenta con un montaje preciso.
10P24H
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18 de febrero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte es vida, belleza, despertar, descubrimiento… Es magnificación y cuidada interpretación de las hermosas y fascinantes vivencias que suelen ocurrir en la cotidianidad; es exaltación de las poderosas hazañas por las que algunos seres humanos han alcanzado la inmortalidad y, entre otras cosas, con espíritu crítico también da cuenta de los deplorables hechos que jamás deberían volver a suceder.

Con el hacer, el arte da sentido a la vida del hombre, lo saca de la inanidad, la dispersión y el desencanto; le da ocasión de encontrar, o reencontrarse, con el amor, la grandeza y la magia que abunda en el mundo; y le va llevando por el camino del conocimiento, el cual le permitirá allegar la plenitud, la compasión y la esperanza.

Los directores italianos, Paolo y Vittorio Taviani, saben mucho de la vida del hombre del común, y fue esto lo que los impulsó a sacar avante un novedoso ejercicio: Filmar un montaje teatral (la obra: “Julio César” de William Shakespeare ¡nada menos!) en el que, los protagonistas, fueran reclusos en una penitenciaría de alta seguridad, tarea que, además de ofrecer un alto riesgo, cualquier eventualidad podía tirarla al traste. Para el caso se eligió la cárcel de Rebibbia (Casa Circondariale Rebibbia) y tras un amplio casting llevado a cabo por el director de actores Fabio Cavalli, se eligió a Giovanni Arcuri para representar a Julio César, Cosimo Rega (Cassio), Salvatore Striano (Brutus) y Antonio Frasca (Marco Antonio), entre otros. Todos ellos, condenados a cadena perpetua o a largos años de confinamiento, por participación en el crimen organizado, tráfico de drogas y otros graves delitos.

La tarea fue ardua y compleja –con alto aporte del Centro de Estudios Enrico María Salerno-, y el producto final, tiene tres admirables y memorables méritos: Primero, las actuaciones resultaron particularmente emotivas, muy calificadas y de la más alta trascendencia por la ‘autenticidad’ de sus intérpretes y el compromiso que asumieron a todo lo largo del proceso. Dos, el montaje se llevo a cabo con el mayor profesionalismo y sus logros visuales son incuestionables. Por último, el gran valor agregado, es la demostración de que, lo que todo hombre necesita es una oportunidad.

Lo que luego pasó con la vida de algunos de ellos, lo veremos al final del filme y esto nos reafirma en la idea por la que venimos luchando desde hace muchos años: Lo único que puede dignificar a las cárceles, es que se asuma en ellas el más alto compromiso por la resociliación del hombre y, sólo al llegar a este proceso, podremos decir que estamos avanzando hacia verdaderos niveles de civilización.

Hay momentos muy significativos como cuando Striano se impacta con una frase de Shakespeare que le recuerda un episodio semejante que él mismo vivió… o cuando Arcuri lamenta no haber valorado el arte y la historia cuando se los enseñaron en el colegio.

En fin, que, “CÉSAR DEBE MORIR” -filme galardonado con el Oso de Plata en el Festival de Berlín-, hace honor a los caídos en desgracia, muchos de los cuales todavía purgan sus condenas por los errores y horrores cometidos, y con gran altura y compromiso, demuestra que también en ellos continúa latente la voluntad de ser, el talento dignificante… y ciertos rasgos de la Divinidad presente.

Si tú has tenido la generosidad de leer esto y has accedido a la película, ¡por favor, envíale una copia del filme a tu presidente, y mantengamos la esperanza de que alguno se anime a replicar éste relevante ejercicio! Ganará el hombre y ganará la sociedad.
Luis Guillermo Cardona
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