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Escuela de jóvenes asesinos

Comedia Un grupo de cuatro jóvenes de una "High School" consideradas como las más populares, cometen todo tipo de crueldades con sus compañeras y compañeros. Una de estas chicas, Verónica Sawyer (Winona Ryder), empieza a darse cuenta de que lo que hacen no es bueno, pero le resulta difícil salir del grupo. Aliada con un nuevo chico que ha llegado a la escuela, logran matar a tres alumnos molestos, aunque en todos los casos aparecen como ... [+]
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
17 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Heathers" ocurre lo que con la fallida "Secuestrando a la Srta Tingle" de Kevin Williamson ocurre, y es que plasma en la pantalla todas las fantasías criminales de un adolescente de instituto. La diferencia es que "Heathers" no solo tuvo una alta repercusión, sino que también supo aprovecharse brillantemente de una buena historia a comparación de aquella noventera obra del creador de "Scream".

Verónica Sawyer es la típica adolescente guapa y 'repipi' que se ha hartado de la pesada actitud de Heather Chandler, la "capitana" de su popular grupo de amigas. Tras darse cuenta que a quien ve como su mayor prototipo a seguir es una verdadera malnacida, las fantasías homicidas de Verónica salen a flote para acabar con ella. Así, la ayuda de un particular compañero de clases hará de las oscuros deseos de Verónica una divertida realidad. Lo malo, es que todo empieza a salirse de control.

A priori, el argumento podría tener todo el tinte de un thriller serio o hasta una verdadera película de terror, no obstante, su director le ha otorgado a la trama un disparatado direccionamiento de comedia negra y una cruda sátira a la sociedad americana.

Sin ser seguidor de la filmografía de Winona Ryder, la entonces jovencita actriz luce encantadora en su papel, al igual que el reparto que la respalda: para Kim Walker verdaderamente deseamos la muerte, y Christian Slater realiza una de sus mejores interpretaciones.

Quizás por fortuna, "Heathers" en la actualidad no es muy conocida, y menos en estos tiempos en los que las campañas anti-bullying han abarrotado al mundo entero, pero indudablemente hablamos de una pequeña joya del cine adolescente que, con su retorcida vuelta de tuerca a situaciones tan sombrías de la conducta humana, hace las delicias de quienes hubiéramos querido darle una lección a esos cuantos de la secundaria, además de aportar todo un deleite desde grandes frases y una historia que si bien es políticamente incorrecta, existe en el interior de todos nosotros.
Deiccito
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14 de septiembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un amigo me habló de esta película y la verdad es que me causó una enorme curiosidad, no solo por su título (mal traducido al español, como siempre) sino también por su argumento: una de las chicas más populares del insti se da cuenta de que su grupo de amigas, las "Heathers" (título original de la película), son unas verdaderas hijas de puta y se portan muy mal con el resto de compañeros, incluso con ella. La chica empieza a fantasear con la idea de acabar con sus vidas y, sin darse apenas cuenta, sus deseos acaban haciéndose realidad.

Aunque sea una película americana y de instituto, esta comedia va mucho más allá de lo que las comedias de adolescentes nos tienen acostumbrados hoy en día. Eran los ochenta y el subgénero adolescente se había puesto de moda y en este momento se estaba intentado acabar con los tópicos (que parece que en los noventa volvieron, y por la puerta grande) y buscando la originalidad, y Escuela de jóvenes asesinos logró encontrarla.

El guión es más que aceptable: no solo logra crear una historia que se sostiene y divierte en cada escena sino que además está plagado de grandes frases para el recuerdo y de situaciones realmente irónicas. La película logra reírse del cinismo adolescente, de la gorda del instituto, del suicidio, de la violencia en las aulas, de los tontos aficionados al deporte y hasta de los padres preocupados por los problemas de sus hijos adolescentes, pero todo ello sin que en ningún momento se sienta que se está apostando por el mal gusto.

Los últimos minutos de la película ya son algo así como el "más difícil todavía", el surrealismo en su grado máximo. Lo mejor de esta película es que desde los primeros segundos de su metraje el espectador entra en el juego delirante que la película propone y así es capaz de tragarse cada una de las locuras que se van sucediendo hasta llegar a la traca final.

Entre el elenco de actores podemos ver a la chica de moda de aquellos años Winona Ryder en el papel protagonsita (que a mí nunca me ha acabado de hacer gracia), al guapo de aquel momento, Christian Slater, interpretando al chico duro y misterioso que lleva armas a clase y a Shannen Doherty con un look de lo más conseguido.

En definitiva, una buena película para pasar un buen rato y recordar aquellos maravillosos años de instituto.


http://ojetefilms.blogspot.com/
Bea
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7 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo donde zorras malvadas, descerebrados abusones y cabezas huecas dictan las leyes y vician el espacio con sus vacuas existencias, es preciso un remedio.
Jason y Veronica van a empuñar bien fuerte las guadañas y de un tajo arrancarán las malas hierbas que crecen en el patio de recreo de su podrida sociedad...

Los '80 dan sus últimos suspiros y en cuanto a cine sobre adolescentes el bombardeo ha sido constante, incluso antes de que John Hughes encendiese las "dieciséis velas" que iluminarían el género en años siguientes; en la superficie se escucha el eco de las risas que ha dejado "Porky's", entre la tierra se remueven "raras avis" como "River's Edge"; la última mutación de las "teen movies" va a llegar por medio del interesante guión que Daniel Waters ideó imprimiendo en él algunas experiencias personales y con la sana intención de enviárselo nada menos que a Stanley Kubrick.
Por desgracia el nativo de Ohio, que contaba 26 años por aquel entonces, fracasó en su intento, así que el proyecto acabó de rebote en las manos de un Michael Lehmann que no había hecho nada todavía, siendo este su debut cinematográfico (y más tarde trayéndonos cosas tan interesantes e irregulares como "El Gran Halcón", "Cabezas Huecas" o "40 Días y 40 Noches". New World Pictures, que va a sufrir los efectos de una posible bancarrota, se arriesga con esta historia que empieza como un cuento, con tres hadas caminando por un jardín celestial mientras el "¡Qué Será, Será!" de Doris Day aporta los matices que desvelan una realidad bien distinta.

Pues no son tres hadas, sino tres brujas de pura raza que literalmente destruyen el suelo que pisan, tres caras de una misma maldad, y las tres llamadas Heather. Entraremos al instituto donde se erigen como las reinas de la popularidad de la mano de una arrolladora Winona Ryder, quien escupe por la boca de su Veronica furiosas peroratas acerca del tormento sufrido al hacerse amiga de ese trío de arpías; sí, puede que Waters y Lehmann dediquen un rato a bombardearnos con los clichés más manidos y las intervenciones de los más conocidos arquetipos de las comedias estudiantiles...pero la óptica por la que son observados parece estar desenfocada y empañada de suciedad.
Porque en "Heathers" nada es lo que parece. Se nos presenta un lugar muy conocido y linealmente ochentero, en todo su colorido y estrafalario imaginario, y no obstante director y actor nos hacen cruzar a su negro reverso; ese empujón nos lo dan quizás los dos disparos de Jason a los subnormales de Kurt y Ram, los que han partido por la mitad las "dieciséis velas" de Hughes. Pero antes podemos ver cómo Veronica lanza una mirada penetrante sobre ese chico apartado en una esquina, un "outsider" con el apellido del mítico actor que personificó la esencia de la revolución juvenil tres décadas antes; su unión es sin duda fruto de una pulsión.

Cual remedo algo más encantador del Mark que interpretó en "Twisted", Christian Slater logra una química sin igual con Ryder en pantalla; sus protagonistas podrían figurarse como dos estrellas errantes que chocan en una galaxia vacía, y así, entre los abusones, los "nerds" y las reinas, ellos se lanzan contra todo ese microcosmos despersonalizado, anodino y dominado por su propia inútil jerarquía. Jason es la locura y la venganza que hierven en Veronica, por mucho que pretenda encerrar esa depredadora sensación en las páginas de su diario; con un vaso de lejía éstos y la película se cargan el reinado de las chicas populares, y la "teen comedy" pasa a ser un mito.
Desde un humor y un ingenio corrosivos muy heredados a partes iguales de John Waters, Danny DeVito, Joe Dante y los Coen, se toma buena nota del áspero discurso y la podrida visión que Tim Hunter daba en la mencionada "River's Edge", y Waters y Lehmann se proponen hacer de los adolescentes tan optimistas de aquellas fábulas escolares un atajo de energúmenos precipitados a la banalidad de una vida saturada por el ansia consumista, el sexo sin amor, el deseo de mimetizarse con la masa, la falsa amistad, la irresponsabilidad y el egoísmo; Jason y Veronica, un preámbulo de Mickey y Mallory Knox, llegan para abrir por la fuerza los ojos de todos.

Que a raíz del suicidio orquestado por ellos los elementos más repulsivos del centro sean considerados héroes y espíritus de entera nobleza y humanidad a ojos de todos evidencia lo perdida que está una joven generación "X" la cual sólo en la muerte pueden alcanzar la felicidad que por todos es negada en el mundo real; a un lado la de los progenitores y profesores, fracasados sin propósito, ausentes, chiflados dementes e inútiles inservibles (el padre de Veronica, por ejemplo, nunca sabe qué hacer) que prefieren morir lentamente y dejar a sus sucesores exterminarse entre ellos. Es la cara enferma de esos EE.UU. recién gobernados por George Bush tras la despedida de Ronald Reagan.
Brindando un ritmo vertiginoso a su periplo de muerte (cuyo origen podría estar en el clásico "underground" "Masacre en Central High"), un estilo visual impactante, no pocas veces de carácter surrealista (el sueño de Veronica como mejor ejemplo), saturado de colores intensos, planos aberrantes de factoría y sabor "argentiano", y un humor como proyectado desde la sonrisa torcida de Freddy Krueger, "Heathers" es en efecto una jarra de lejía que tragamos con la mayor de las felicidades, y del sangriento cara a cara de la pareja surge un deleite indescriptible, el que nos lanza a un clímax tan brutal como delirante (cambiado, para desgracia de Waters).

Unos diálogos que rezuman violencia y un reparto secundario tocado por la gracia (destacando Kirk Scott y las irritantes Kim Walker y esa Shannen Doherty pre-"Beverly Hills 90210", redondean este clásico que sin embargo fue un absoluto fracaso en su momento, la gota que colmó el vaso de New World Pictures.
Gracias a ella (y junto a otras perlas como "The 'Burbs" o "La Guerra de los Rose") se empieza a moldear el humor de la década siguiente...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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1 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno no sabe nada sobre la película que va a ver, que es siempre mi caso, a veces se encuentra con cosas así, eso si el titulo ya me daba cosas a entender. Entretenida a veces comedia negra inspirada en la vida de instituto de varias chicas y un chico en concreto. El guion no es malo pero no resulta suficiente a la hora de completar la historia, las interpretaciones en algunos casos rozan el absurdo, eso si, no en todos. La idea es original, pero se queda solo en eso, en una idea. Película en líneas generales entretenida, sin mas, una apuesta casi segura para adolescentes.
juanmartin2705
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28 de septiembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atraído por sus buenas referencias como un buen ejemplo del humor negro y absurdo, acabo de ver Heathers con bastante interés, pero he de reconocer que estuve a punto de dejarlo a mitad del metraje.

Me gusta mucho el humor negro y absurdo, precisamente por eso no puedo darle una buena puntuación a esta película donde las conversaciones no son absurdas, sino ridículas y pesadas, el humor es de muy mal gusto y las interacciones, entre estudiantes, entre estudiantes y sus padres, entre profesores, entre profesores y sus alumnos, son muy tontas. El personaje de Slater es pesadísimo (muy pesado con sus monólogos), aunque en realidad todos lo son en cierto grado. No utiliza el absurdo de manera brillante, sino lenta y aburrida. No veo demasiadas razones para su fama. Quizás porque un pequeño grupo comenzó a decir que era de lo más "cool" y hay que seguir la tónica para no desentonar, o quizás porque ha envejecido mal.

Muy prescindible y fácilmente olvidable.
adelgadoccm
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