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Who Am I: Ningún sistema es seguro

Thriller Benjamin, un joven alemán genio de las computadoras, se une a un grupo de hackers subversivo que quiere hacerse notar en el escenario del mundo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
1 de julio de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo lo que se pueda decir sobre Who Am I – No System Is Safe (Who Am I – Kein System ist sicher) puede llegar a ser papel mojado para la mayoría de sus espectadores. Y no porque la película no se preste a hablar sobre ella, más bien todo lo contrario: las lecturas tanto audiovisuales como del propio guión que se pueden extraer del último trabajo de Baran bo Odar (que ya coleccionó muchas opiniones positivas con su anterior trabajo, Silencio de hielo) son tan extensas que incluso un rato después de finalizar la cinta es difícil aclarar si lo que hemos visto es una pura genialidad o una tomadura de pelo.

La película comienza con el hacker Benjamin Engel (caracterizado por el ya conocido Tom Schilling tras Oh Boy o Hijos del Tercer Reich) realizando una confesión ante Hanne Lindberg, responsable de la Europol para la investigación sobre esta clase de delitos informáticos. A partir de ahí, se va reconstruyendo la historia de Benjamin a base de flash-backs, comenzando por su complicada infancia donde era ignorado por sus compañeros y debía hacer frente a la pérdida de sus padres. Pero el momento decisivo de su vida se produce cuando conoce a Max, Stephan y Paul, tres hackers con los que fundará el grupo CLAY (siglas de Clowns Laughing At You, básicamente “los payasos se ríen de ti”) que, siguiendo las reglas del popularísimo hacker MRX, intentará cometer diversas fechorías en la red de redes, siempre bajo la óptica de la diversión y no tanto por ganarse el pan.

Una virtud se alza por encima del resto en Who Am I: la estética. Bo Odar identifica el mundo del hackeo con colores oscuros y música de corte electrónico que pulveriza nuestros oídos. En este sentido, cabe destacar especialmente la manera de retratar las conversaciones entre hackers: el cineasta ilustra los contactos virtuales a través de personajes de carne y hueso que, ataviados con máscaras, se encuentran en un vagón de metro. De esta manera, se rompe la simpleza que habrían otorgado las conversaciones en la pantalla de un ordenador con un fantasioso recurso bastante acorde al espíritu de la cinta.

En este sentido, no es menos agradable que Who Am I no deje prácticamente lugar para el reposo en sus 102 minutos. La apabullante BSO y un montaje acelerado que procura cambiar de escenario allá donde transcurra la acción, acompañan a un guión en el que aparece una gran variedad de situaciones: altercados en mítines de extrema derecha, robo de coches, borracheras… Alguna de ellas es bastante gratuita en referencia a que posee una importancia discutible a la hora de desarrollar la historia, pero el vibrante estilo con el que están reflejadas y la adrenalina que de ellas se implanta en el espectador hace que sea tarea imposible calificarlas como puro relleno.

No menos interesante es la manera con la que Bo Odar y su acompañante en tareas de guión, Jantje Friese, esquivan las trampas en forma de subtramas que se van abriendo y que podrían haber cercenado buena parte del interés de la película. Nos referimos especialmente al lío romántico del protagonista con su antigua compañera de clase Marie. Por fortuna, no tardamos en descubrir que el avance de estas historias paralelas tiene como último objetivo el condimentar a la trama principal. Tampoco se nos debe pasar por alto los brochazos de humor que de manera puntual deja caer el film y que, nuevamente, no sólo tienen su gracia, sino que están introducidos con conocimiento de causa.

Se hace difícil continuar con el análisis de la película sin mencionar cierto detalle presente a lo largo de la misma, pero la revelación de tal cuestión, aun sin ahondar en el fondo, ya constituiría en sí misma un spoiler, por lo que nos abstendremos siquiera de insinuarlo. Concluiremos pues que Who Am I ofrece en su cara visible un entretenimiento a la vez sesudo y trepidante, pero que en su cara oculta esconde algo innegable: todo lo conseguido durante los 102 minutos de metraje puede ser considerado por el espectador como una pieza de ingenio descomunal o como la peor de las engañifas. El que aquí suscribe se inclina por la primera opción gracias a una sencilla razón: el cineasta no ofrece una única vía al espectador, sino que éste tiene la plena potestad de decidir sobre lo que ha visto. Y eso, en una película que explota ciertos vectores del entretenimiento hollywoodiense, es un estupendo ejercicio de honestidad.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
17º Festival de Cine Alemán
Kasanovic
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22 de mayo de 2016
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Who Am I me ha dejado sin habla y con la boca abierta. He necesitado algún tiempo para reflexionar.
Ahora creo estar listo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AlexDurden
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26 de marzo de 2016
17 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puro artificio vacuo sin diversión. Los premios que en Alemania recibió la delatan. Es solo eso: montaje, diseño de producción y música de pulso acelerado. El resto, plagio disfrazado de homenaje a Fight Club (en una de las escenas se observa un póster de la peli en la pared de una habitación) y una historia que aburre por cíclica hasta finalizar la película. Supongo que los amantes del hackeo y las peripecias digitales verán en ella un motivo de inspiración. Para el resto, aburrimiento analógico del de toda la vida.
Una última cosa: hay que ver lo lista que es esta peña ante un equipo informático y lo tonta que es para no mirar tras una esquina.
Charlie Babbitt
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17 de abril de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan mucho las películas con temáticas de hackers y el ciber-espacio, sin embargo por lo general vemos dolorosamente como toda el ámbito del ''hackeo'' en si es terriblemente simplificado y falseado por tecleos neuróticos, pantallas llenas de letras verdes y muchas veces simulaciones digitales que apuñalan al que sabe lo mínimo del tema.

Who Am I - Kein System ist sicher es la excepción a esta regla, al igual que cierta serie sobre un hacker que representa de manera relativamente fidedigna lo que se ve en la pantalla de un hacker mientras hace su trabajo. Sumado a eso tenemos la brillante representación de la ''Dark Net'' (algo así como la deep web), mostrando un vagón de tren lleno de gente con mascaras, que logra reflejar de manera dinámica y eficiente la interacción de diversos hackers en Internet.

La historia comienza con el protagonista (Benjamin desde ahora en adelante) encontrando a tres personas muertas en una habitación de hotel, para luego ponerlo frente a una investigadora de ciber crimen confesando su identidad. Desde ese punto Benjamin le cuenta a la investigadora (y a nosotros) como fue que llego a esa situación, comenzando con sus problemas de infancia hasta llegar al momento clave que vimos en un comienzo.

La película logra atraparte a solo unos minutos de comenzar, su estrepitoso ritmo no deja mucho espacio a la tediosidad y menos al aburrimiento. Tiene mucho que contar y muy poco tiempo para hacerlo, poco a poco pareciera que vamos armando el puzzle que nos explica como llego Benjamin a esa situación, sin embargo la velocidad de la trama no deja mucho tiempo para hacer suposiciones mientras vemos escena tras escena.

Sin duda es una de las mejores cintas dentro de esta temática, una buena trama, un buen ritmo de narración, fidelidad a la realidad del hackeo y excelente representación del ciber espacio. Si te gusta la temática de los hackers o simplemente te gusta la informática, la recomiendo sin temores. Por otro lado si este no es tu ámbito favorito, pero no te molesta, aun deberías verla, como filme y como trhiller, que es lo que es al fin y al cabo, se presenta muy bien lograda con un final bastante digno
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Atomo24
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26 de octubre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trepidante producción alemana sobre hackers a la que si le quitas el ritmo prácticamente le restas todo su valor. Un joven mierder pero que es un genio de la informática tropieza con un grupillo de ciberdelincuentes a los que se une para hacer gamberradas digitales por puro placer. Hasta que tocan la puerta equivocada.

Y ese es el mayor peso que arrastra esta cinta. El grupo de hackers no tiene mayor motivación que la de hacerse famosos, dar por saco y ser reconocidos sin pensar en las consecuencias. Unos tronistas del hackeo. Sus habilidades no les dan para otra cosa que emborracharse y drogarse tras su última animalada, aunque ellos se crean super héroes. Hacen lo que hacen solo porque pueden y son capaces, sin mayor objetivo. Fuera de ese entorno se comportan como auténticos idiotas a los que no coges la menor simpatía. No se sabe de qué viven y como tienen tanto tiempo libre, así de poco trabajados están los personajes.

Su ritmo frenético hace que como entretenimiento cumpla sobradamente, pero mediado el metraje ya me estaba preguntando por qué la historia de estos chicos tiene más interés que la de, por ejemplo, unos cooperantes en África. La trama policial la verdad es que interesa poco y las trampas para llegar al improbable final redondo son demasiado burdas. Para colmo, la machacona música electrónica resulta abrumadora y molesta.
KlingonCome
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