Evidentemente, es muy conveniente a la hora de disfrutar esta película el tener como aliciente haber conocido o vivido de primera mano lo que la irrupción de este fulgurante dúo supuso tanto en el mercado discográfico como en las pistas de baile de una disco de esa época. Grabar en VHS sus clips o verlos en los programas musicales de TVE, por entonces la única televisión con que contábamos en España. Y, como no, la otra cara de la moneda: el gran fiasco que supuso el que todo se destapara y de esa manera tan abrupta.
A ello se añade una buena producción y un dúo actoral muy correcto que recrean estupendamente esta historia entre el morbo, la nostalgia y una música que aún hoy día, y con este biopic más aún, generan multitud de comentarios en redes a favor de esta singular pareja de bailarines a quienes la fama se les subió a las trenzas pero que desde un comienzo fueron utilizados (ver los videos y opiniones en Youtube).
Consejo: si se ve antes la peli que el documental que se produjo el mismo año (2023), mucho mejor (por aquello de no saber al dedillo la historia y dejar un margen a la sorpresa).
La pena: la poca distribución que me temo está tendiendo la cinta.

Como espectador que he sido de la película, y vaya por delante mi confesión de que no conocía ni a Más Birras ni a su vocalista, enhorabuena por haber creado una obra dual. Por un lado hará las delicias de quienes sí que conocían a Mauricio (por el bello homenaje que representa) y por otro, como en mi caso, no solo habéis hecho un film igualmente disfrutable sin saber de él sino que habeis despertado en mí un interés hasta ahora inexistente por su figura. Doble recompensa personal. Si a ello añadimos la belleza del folclore, la maravillosa fotografía y unos personajes que destilan verdad y emoción, el resultado es cine mayúsculo.

Película tan efectista como olvidable donde un subterráneo ya (en cuanto a nivel como artista) Shyamalan nos ofrece una patochada que supera la absurdez y mediocridad anterior de Old.
Como he dicho en alguna crítica anterior a este director, es incomprensible que cuando más fama y medios de producción tienes, te salgan truños de pelis que están a años luz de sus primeras creaciones.
Y es que parece que escogiera llevar a la pantalla guiones del mismo modo en que hace muchos años se elegían en los concursos de la T.V las tarjetas postales ganadoras enviadas por los televidentes: cogiendo un puñado de la urna, lanzándolas al aire y atrapando una de ellas antes de que cayera al suelo.
Ese parece el criterio a la hora de escoger el material escrito para ponerlo en celuloide.
Lo dicho, la vi hace tiempo ya y la tengo prácticamente olvidada.

Una pena, la verdad.

Magnífica miniserie coral en la que estos/as agentes y sus avatares te dejarán esposado al asiento, de puro interés, hasta terminarla. Y mira que no soy de series. Tiene las dosis justas de acción creíble y drama, haciendo que ese lado humano que aporta dimensión a cada personaje, te enganche desde casi el comienzo. Otra buena producción de la BBC que de desmarca de la ramplonería efectista imperante.
Normal que hayan firmado una segunda temporada.

Llevaba ya tiempo postergándola pero al fin la he visto.
Previsible distopismo agradable de ver.
La triste realidad de nuestros días, la hace actual.
Sobre todo, en lo tocante al adocenamiento de la sociedad.
La crítica a las élites económicas también es evidente y el papel de la mujer en la cinta no dista mucho del modo en que hombres de hoy día las cosifican.
La ingeniería social sigue vigente y, si llegan a contextualizarla dos años antes clavan lo de los toques de queda.
Estupendo ver a Edward G. Robinson en su última película junto a un Charlton Heston que no está mal pero tampoco aporta mucho.
Se ve con interés pese a lo abrupto de su cierre.