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La decisión del rey

Bélico El 9 de abril de 1940, los soldados alemanes llegan a la ciudad de Oslo. El rey de Noruega se enfrenta entonces a un dilema que podría cambiar para siempre la historia de su país. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya hable sobre la trilogía de Estonia y las consecuencias que en ella tuvo la 2 º guerra mundial y ahora le toca el turno a Noruega, esta cinta trata sobre la campaña relámpago que sufrió a manos de los nazis durante la segunda guerra mundial terminando con la ocupación del país.
Situando históricamente la película, resaltare que Noruega durante la 2º guerra mundial, era un país neutro durante la contienda, pero sus reservas de hierro y sus costas estratégicamente eran importantes tanto para aliados, en este caso los británicos como para los alemanes, por ello en Noruega se dieron una serie de circunstancias que provocaron que su neutralidad se viera menoscabada en cierto modo por actuaciones tanto de alemanes como británicos en sus costas, lo que provocó que finalmente alemania decidiera invadirla.
El director relata de una manera muy acertada y cronológica como se sucedieron estos difíciles 11 días en los que ante la invasión alemana, el gobierno noruego y primordialmente el rey Haakon VII y su hijo el príncipe Olav, en cuyas personas se centra la película, renunciaron al exilio, y se quedaron a defender la voluntad del pueblo noruego, que les había elegido democráticamente como sus representantes, por lo que no aceptaron la ocupación nazi así como sus términos y condiciones, esto provocó que entraran en guerra, situación que fue aprovechada por un partido muy minoritario en Noruega al frente del cual se encontraba Quisling para dar un golpe de estado y situarse al frente del país, cosa que le venía de perlas a Hitler, pues este partido eran afín a su causa, y Alemania por tanto otorgó legitimidad a este gobierno, dejando de reconocer como legítimo al gobierno vigente hasta ese momento, pero el gran problema era que a nivel internacional e interno dicho gobierno carecía de legitimidad por lo que Hitler buscaba que el rey Haakon VII les apoyará y reconociera al gobierno de Quisling, para conseguir popularidad, legitimidad y rendir Noruega.
Para que esta parte, se entienda mejor aportare que hay 2 formas de reconocimiento, la forma De Iure y la forma De Facto, el reconocimiento de facto se otorga cuando se duda de la viabilidad del nuevo gobierno, un ejemplo seria Reino Unido que reconocía De facto, el gobierno de Franco y por el contrario de Iure al republicano porque lo consideraba como el gobierno firme y permanente, pues en la película pasa lo mismo se reconoce internacionalmente de Facto al gobierno de Quesling pero De iure al gobierno que estaba vigente junto con el monarca Haakon VII como el firme y legítimo.
Un ejemplo aquí sería el caso de Alcalá Zamora y el Duque de Alba que eran embajadores diplomáticos de España simultáneamente durante la guerra civil, es decir, uno de la causa republicana y el otro de la causa franquista en Londres.
Destacar durante la película el papel del embajador Curt Brauer, y su encuentro y conversación con el rey Haakon como el momento más intenso, bello y carismático del largometraje, para intentar llegar a un acuerdo de negociación que resultase beneficioso para los 2 países pero el rey tiene claro que su papel es puramente representativo, pues la forma política y de gobierno es una monarquía parlamentaria y por lo tanto el no se considera idóneo para tomar decisiones de estado pasando por encima de un gobierno elegido democráticamente por el pueblo y aquí es en donde el rey se gana históricamente el gran favor y respeto de sus paisanos a nivel histórico, considerándose su negativa a capitular y extralimitarse de sus funciones frente a la Alemania de Hitler como un símbolo de lucha.
Añadir que LOS EMBAJADORES, gozaban de inmunidad y eran respetados, incluso sus premisas se consideraban territorio de otro país, mediante el principio de extraterritorialidad, lo que significa que si se atenta contra ellos se podría producir un “casus belli”; Brauer en este caso era un tipo de embajador ad hoc significa "una vez", es decir, voy negocio, vuelvo y se termina, eso sí un enviado ad hoc necesita plenos poderes del estado que lo envía para poder hacerlo, en este caso como bien refleja la película Brauer, tenía los plenos poderes para negociar en nombre de Hitler.
Finalmente comentar que la película es muy famoso en Noruega y que incluso toda la familia real acudio a su estreno y que el actual rey estuvo presente en muchas escenas durante el rodaje pues le producía una intensa emoción recordar el gran papel que desempeñaron su abuelo y padre.
Por último añadir que el símbolo de la resistencia noruega era un simple clip, un objeto insignificante que significaba unión y que es un invento noruego, los alemanes al enterarse de ello prohibieron los clips en noruega bajo pena de muerte. Actualmente existen aún numerosos estatuas y símbolos en forma de clip representativos de ello.
ElTíoSerto
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26 de enero de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciso, sofisticado y detallista drama bélico noruego sobre la invasión nazi durante el inicio de la Segunda Guerra Mundial que está basado en hechos reales, muy buenas actuaciones y una sólida fotografía que es acompañada por una trama pausada e intensa. Potente interpretación de Jesper Christensen.
El director Erik Poppe consigue conjugarse con mucha solidez a un detallado guión escrito por Harald Rosenløw-Eeg y Jan Trygve Røyneland. La trama es minuciosa e intimista, sin por eso dejar de lado los aspectos bélicos bien logrados; posando la intensidad narrativa sobre las negociaciones y los conflictos humanos que generan frente a enormes decisiones como la de ingresar o no a una guerra, ampliando la visión a una inteligente dualidad contrapuesta.
Combinando los aspectos políticos, con los personales y los bélicos, la propuesta de Erik Poppe tiene varias aristas destacadas que entretienen y atrapan, especialmente porque se detiene en los detalles sin dejar de imprimirle un realismo creíble y sensible que emociona –dándole preponderancia al patriotismo sin caer en la vulgaridad de buenos y malos, más allá de algunos altibajos que no restan.

Calificación Fanaseriecine: 7 ½ sobre 10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
fanaseriecine
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7 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La decisión del rey es el quinto largometraje del director Noruego Erik Poppe, entre sus anteriores trabajos destaca “Mil veces buenas noches” que pudimos disfrutar hace unos años en nuestro país. El resto de su filmografía paso desapercibida.

La película nos cuenta el acto más importante de toda la historia de este país nórdico. En abril de 1940, con los nazis abordando la invasión Noruega, el monarca Haakon VII tuvo que afrontar la decisión más importante de su reinado, Aceptar la rendición que le proponía el embajador alemán Curt Bräuer en nombre de Hitler.

Era capitular o morir, un ultimátum que el rey y el gobierno rechazaron por unanimidad.

El director sabe reflejar bastante bien todo lo acontecido con una gran dirección de actores, un buen ritmo y una gran puesta en escena. Muchos tramos de la cinta la dirigen con la cámara en mano para conseguir una mayor credibilidad en los hechos. La escenografía, vestuario y fotografía son espectaculares y hacen que el espectador se meta en la historia.

Se trata por tanto de una película de luchas íntimas basada en las interpretaciones o, más que eso, en la imagen que dan sus actores principales y, aunque hay muchos con suficiente relevancia en el conflicto, el danés Jesper Christensen, en el papel del rey, y el austriaco Karl Markovics, el embajador, resultan memorables.

En definitiva un película más sobre la segunda guerra mundial, pero en este caso a través de un hecho histórico muy poco conocido por la mayoría de los espectadores. Muy recomendable.

Lo mejor: La puesta en escena, la fotografía y el vestuario.
Lo peor: Faltan datos históricos de los hechos.
LASO83
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14 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colaborar con los nazis y perder la independencia o el derramamiento de sangre del pueblo noruego, este asunto es el hilo conductor de la película, donde el embajador alemán (un gran Karl Markovics) es el autentico protagonista lidiando con el gobierno noruego llevando una invasión y finalmente negociando por una paz con el rey que parece desearla mas dicho embajador que los propios mandatarios noruegos, significativo es el dato de los créditos finales indicando que acabo en el frente ruso. El monarca se ve envuelto en este asunto mientras emprende una huida con toda la familia real, es entonces donde el embajador por orden del Reich negociara solo explícitamente con el rey Haakan VII, papelón para un rey que solo es de carácter representativo. Esta obra de intriga política que se centra en sus personajes con una mirada intimista pero que no llega a profundizar del todo con el personaje de Jesper Christensen para hacerla más reflexiva pero aun con todo esto resulta ser un buen producto histórico a causa de una muy buena ambientación y sobre todo esos tres días tan importantes para la historia de ese país narrados con pulso firme y precisos con todo detalle sumando así un gran rigor histórico. Digna de mención algunas escenas bélicas sobre todo la del hundimiento del acorazado alemán Blücher bien rodada y sobre todo no son de las que te esperas en un film de esta índole, pero si de verdad hay algo que merezca queja son los movimientos constantes y mareantes de la cámara mostrándonos a todos y a todo, se ve que no encontraron trípodes en el rodaje, como también algunos zoom gratuitos que ni a Franco Nero.
el cherif camardiel
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17 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La decisión del rey

Qué estupenda película ha hecho el director noruego Erik Poope. "La decisión del rey" es un gran acierto cinematográfico, una admirable lección de cómo contar una historia condensada en los tres días críticos que a partir del 9 de abril de 1940 obligó a la pacífica y civilizada Noruega a lidiar con uno de los dilemas más endiabladamente enrevesados de su historia reciente.
Conforman la columna vertebral de esta apasionante narración tres personajes fundamentales sobre cuyos hombros recayó gran parte del peso de la responsabilidad durante las 72 horas cruciales en las que Noruega se jugaba su futuro: el actor Jesper Christensen como el rey Haakon VII, Anders Baasmo Christensen en el papel de su hijo y heredero, Olaf y Kavl Markovics tan empecinado como bien intencionado embajador alemán en Oslo, Curt Bräuer. Una de las grandes virtudes de Pooper es la de haber elegido a estos tres formidables actores, responsables sin duda de conferir al relato un intenso dramatismo y, sobre todo, dotarla de asombrosa credibilidad.
El rey Hakoon VII tenía 68 años en 1940 y reinaba desde 1905, cuando ocurrieron los hechos. Y se dan dos interesantes circunstancias que conviene destacar: no era noruego sino danés e, insólitamente, fue el primer monarca de la historia coronado por votación popular en un país soberano durants más de cinco siglos. En ese momento ya era un hombre envejecido, cansado, sufría de fuertes dolores de espalda por lo que las obligaciones propias de su cargo le suponían un gran esfuerzo y sacrificio. Sin embargo, Hakoon jamás claudicó, se mantuvo firme en el trono hasta muerte en 1957 y siempre gozó de la adoración y apoyo incondicional de su pueblo.
En el breve espacio en el que discurre la trama, nos acercamos al ser humano despojado de la pompa de su investidura, cercano, familiar, íntimamente comprometido con sus súdbitos, respetuoso -a pesar de las fuertes presiones de su entorno más próximo- de las leyes que rigen a su país, donde el rey tiene carácter representativo pero no gobierna. Se muestra ético y prudente, imbuido de una inalterable vocación democrática, inteligente, responsable y profundamente angustiado por el sufrimiento que pudiera acarrear las consecuencias de una decisión equivocada.
Y entre la nieve, el frío y la ventisca que envuelven el paisaje de un crudo mes de abril noruego, nos hallamos frente a un relato trágico y tierno a la vez, veraz, sumamente aleccionador y constructivo para todo aquel que sienta la necesidad de aprender de un documento de incontestable valor histórico que no hubiera desmerecido un título como el de "La dignidad del rey".

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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