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La decisión del rey

Bélico El 9 de abril de 1940, los soldados alemanes llegan a la ciudad de Oslo. El rey de Noruega se enfrenta entonces a un dilema que podría cambiar para siempre la historia de su país. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
20 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No contentos con arrasar Polonia en la operación relámpago los nazis pusieron las vista en Noruega vital para aprovisionarse de materias primas crucial para los 5 años de guerra que estaban por venir. Los mandamases nórdicos se veían pues ante una disyuntiva, la rendición o el respeto a la democracia, esto que parece tan evidente supondría pérdida absurda de vidas humanas y más teniendo en cuenta la aplastante superioridad militar del Tercer Reich. "La decisión.."narra como sucedieron los hechos en aquellos días de Abril, de como los felones pronazis inexistentes entre las opciones políticas de los noruegos dieron un golpe de estado a la nación y como tanto el gobierno electo, parlamento, el embajador aleman horrorizado por los desmanes de sus compatriotas y por supuesto el Rey intentaron inútilmente llegar a un acuerdo imposible. Magníficamente ambientada, con excelentes interpretaciones que no se quedan en un frío argumentario de como suceden los hechos históricos sino que además nos hace entender que detrás de cada hombre y mujer , de cada político, de cada militar hay seres queridos y sentimientos de los que uno debe abstraerse cuando de la nación se trata. Por tanto al contrario de Dunkerke en esta película sin entrar en excesivas profundidades se tratan las relaciones humanas de una manera sútil pero inequivocamente reveladora y hasta emotiva. Y como cada obra de arte enreda con su moraleja cabe destacar que una democracia madura no se puede permitir la verguenza que las decisiones importantes que afectan a la nación no se pueden decicir entre dos actores en una habitación a oscuras, ¡que diferente de esa Cordillera de Darín donde ocurra más bien todo lo contrario y que viene a explicar cuan diferente funcionan los estados del cono sur y los del norte de Europa!
Muy recomendable
Miki
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14 de agosto de 2017
11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no paso ni una más. Puse a parir 'Dunkerque', los del brexit nos amenazan también con nada menos que 'Churchill', y ahora vienen los noruegos contándonos su vida. Hasta ahora eran los yanquis los que tenían la exclusiva de 'semos los mejores', pero ahora nos venden la moto hasta los noruegos.
Sobre lo que pasó en Noruega y lo que determinó su monarca habría mucho que hablar. Si 'Dunkerque' ofendía a los franceses, 'La decisión del rey' ofende a los daneses, cuando resulta que no es precisamente glorioso ni el desastre vergonzoso de Dunkerque ni la liebre del monarca noruego. Y por eso es más insoportable este tipo de películas pretendidamente 'heroicas'.
Por lo demás esta peliculita no tiene más que una buena ambientación y falla en casi todo lo demás. Es pesada, la cámara falla hasta en detalles ridículos, las actuaciones pobres y a veces pobrísimas, tanto como que el embajador alemán, que es el mejor de lejos, parece fuera de sitio además de fuera de sí durante todo el film. Ni siquiera la hermosa Noruega luce. Hay alguna buena secuencia como la de los buques alemanes entrando en Oslo de noche, pero que viendo lo flojjo de la obra diría que es por casualidad. El metraje es excesivo y la película resulta somnolienta.
El país más rico del mundo creo que lo podría/debería hacer mejor cuando pretende lucirse. A partir de este coñazo patriotero juro solemnemente ni acercarme a cosas parecidas, porque parece que hay epidemia. A 'Churchill' ni regalado.
Fagus
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13 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo decir que no una película bélica ni un documental sobre la invasión de Noruega por los nazis. Aun cuando incluye unas sugerentes y novedosas secuencias tanto sobre el hundimiento del crucero alemán Blücher, en la Batalla del Estrecho de Drøbak desde la fortaleza de Oscarsborg, como las relativas a la Batalla de Midtskogen, acosando al Rey, se trata más bien de un retrato intimista sobre la importancia de la Jefatura de un Estado cuando éste tiene que decidir su futuro ante una encrucijada en la que cualquier apuesta vale su precio en tragedia humana.

Se trata, pues, de cine político y psicológico, la recreación filmada de un hecho histórico que encumbra la figura de un monarca como símbolo patrio de una Noruega democrática y, en consecuencia, con división de poderes, resistiendo lo que puede, desde su tradición neutralista, ante el imperialismo hitleriano. Sin dejar de subrayar, por otro lado, cómo en aquella Alemania devastadora convivían, con los asesinos, élites que también hicieron cuanto pudieron por evitar la barbarie.

A mí la dirección de Erik Poppe me parece positivamente teatral en su mimo por reflejar la terrible soledad intimista de quien se percata que, de repente, ha pasado de ser una figura simbólica, representante del Estado no gobernante, a tener que decidir con todos los poderes en la mano y ante una situación excepcional que a él es encomendada por el Gobierno y el Parlamento.

Con un muy limitado presupuesto, borda una muy sensible realización cinematográfica, durante más de dos horas, de una tragedia histórica con un estilo profundamente nórdico, entremezclando, en el pavor del momento, frialdad, humanidad e integridad moral, y consiguiendo que el espectado se enganche, se involucre, se emocione. El guión, basado en un texto homónimo, ‘Kongens nei‘ [2011], de Alf Reidar Jacobsen, es una maravilla de profundidad y finura y realismo. Con una buena interpretación coral, destaca la magistral la interpretación de Jesper Christensen, como el rey Haakon VII, y de Karl Markovics como embajador alemán.

La ambientación es austera y a la vez embriagante, destacando las escenas caseras y las de debates reflexivos o decisorios. Muy buena fotografía de John Christian Rosenlund, con una convincente utilización de la cámara subjetiva, aunque en ocasiones rompa el precioso y pretendido ritmo pausado. La banda sonora del sueco Johan Söderqvist ayuda a crear la atmósfera adecuada, ejerciendo el difícil papel que precisa una película de esta naturaleza, la eufonía funcional, de modo que se subrayen los sonidos y el silencio de la tragedia que se está relatando.

Todo un buen cine de teoría política sobre un hito histórico [7,5 sobre 10].

pd. Para los españoles es inevitable el recuerdo del golpe del 23F de 1981 y la democrática defensa de Juan Carlos I.

El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2017/08/12/la-decision-del-rey-noruega-2016-de-erik-poppe/
elquicio
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7 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo tomar una decisión con respeto a tus valores. Muestra bien la evolución del personaje y la presión. Tanto rey como embajador alemán juegan sus cartas y lo pelean bien.
Superbaby
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28 de junio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 8 de Abril de 1940, al haber minado la marina británica previamente la costa noruega, 14 buques de guerra alemanes entran en aguas jurisdiccionales de este país que, hasta ese momento, mantenía la neutralidad en el conflicto europeo, con la intención de ocuparlo. Las baterías artilleras responden hundiendo uno de los barcos y a continuación Alemania invade el país escandinavo incluyendo numerosos ataques aéreos sobre la población civil. La acción transcurre desde ese momento hasta el 11 de Abril. Tres días históricos para Noruega pendientes de la reacción de su rey, Haakon VII, quien solo podía firmar la declaración de guerra, la rendición o la abdicación.

Erik Poppe dirige esta producción noruega, danesa, sueca e irlandesa con guion de Harald Rosenlow-Eeg y Jan Trygbe Roneyland basado fielmente en la novela homónima de Alf R. Jacobsens. El guion se centra en las vicisitudes del rey en esos días, en los esfuerzos del embajador alemán Brauer por evitar la declaración de guerra y la carnicería que esta acarrearía consigo, y, en tono menor, en el comportamiento del joven soldado Seeberg firme defensor de su patria.

A pesar del tema no estamos ante una película bélica, solo asistimos a una batalla, y sí ante una obra intimista sobre las reacciones del rey, de su hijo el príncipe Olaf y su familia. También en el caso del embajador alemán se hace hincapié en su situación familiar. Se presenta al monarca como a un hombre muy familiar, adorador de sus nietos, inseguro por el momento que vive e incluso asustadizo, quien, sin embargo, es consciente de la responsabilidad de su cargo; su decisión final, difícil de tomar, es lógico que fuera controvertida y aún hoy lo continuará siendo para algunos.

Para el espectador no noruego resulta lógico pensar que este filme solo puede tener cierto interés más allá de lo puramente cinematográfico. Si no se conoce bien la historia de ese país hay elementos que se pueden escapar y otros que pueden ser mal interpretados. Aunque la descripción que se hace resulta pedagógica, al final se añaden rótulos para explicar lo que ocurrió después con la suerte de los personajes principales, no siempre resulta completa esa labor; desconocemos, entre otras cosas, la composición política del parlamento y, sobre todo, la figura de Vikund Quisling, quien, al frente de su partido filo nazi, Nasjional Samling, da de inmediato el golpe de estado, lo que será determinante en la acción a tomar finalmente por el rey.

La dirección peca, desde mi punto de vista, del abuso que se hace de la cámara unida al steadycam, que llega a aburrir, aunque trate de dar cierto aire de documental y verosimilitud a la ansiedad que se trata de transmitir. Tanto correr con la cámara, pegarla al cogote de los actores, esos desagradables y antiacadémicos barridos que se hacen con ella, todo ello, es propio de un trabajo mediocre carente de planificación escénica, lo que lacra negativamente el resultado final del conjunto de la obra. La excelente fotografía de John Christian Rosenlund y la interpretación del veterano actor danés Jesper Christensen son lo mejor del apartado técnico-artístico.
Juan Ignacio
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