Almas desnudas

La escena que más me me gusta por lo dulce que resulta y por el mensaje de amor que encierra es la de cuando Bennett va a llamar por teléfono, le pide monedas a su "chantajista", este al darle se le caen y él las recoge para volcer a dárselas, para hacer esto tan simple y a la vez tan complejo hay que ser un gran director, Max Ophuls lo es.

El ritmo es innegablemente portentoso (si bien es cierto que buena parte de la culpa es de la más que ajustada duración del filme). El pulso narrativo de Ophüls está fuera de toda duda y no voy a ser yo quien diga lo más mínimo para contradecirlo; más bien lo corroboraré: la secuencia en que Lucia descubre el cadáver en la solitaria playa y procede a ocultarlo es un auténtico despliegue de planificación fílmica. Parece sencillo e insustancial: no lo es.

De entre las múltiples virtudes a enumerar, otra destacable es el repertorio interpretativo del que hacen gala Joan Bennett (acostumbrada a este tipo de películas: "Perversidad", "La mujer del cuadro") y el nunca suficientemente valorado James Mason. Este hombre es un auténtico fuera de serie que desafortunadamente no gozó de la fama y el prestigio que sin duda habría de haberse granjeado en virtud de su oficio y de la elegancia que siempre aporta a todos sus papeles. En cualquier caso tampoco quiero ponerme dramático con el tema, pues de Mason no puede decirse precisamente que fuera vilipendiado ni nada por el estilo. Es simplemente un comentario que dejo caer.

Vayamos a los tan esperados "peros" que encuentro al filme. Decir que son menores, pero creo que si el filme hubiera jugado más con la dimensión de femme fatale de Lucia, y ésta hubiese manipulado de manera más evidente pero al mismo tiempo más sutil (sé que parece una contradicción, pero el espectador que haya visionado el filme quizás sepa a lo que intento referirme), el resultado hubiese sido algo más redondo e interesante.

Se deja entrever que, en cierto modo, Lucia Harper está manipulando a Donnelly, pero se deja entrever a un nivel tan sutil y profundo que es prácticamente una quimera de la imaginación del espectador y no hay pruebas lo suficientemente sólidas como para afirmarlo rotundamente. Pienso que un poco de mala leche en la construcción del personaje femenino y en su intento por manejar a Donnelly valiéndose del amor que éste siente hacia ella, habría dado como resultado una obra más inquietante y sugestiva que la que nos ocupa, que en ningún caso puede tacharse de mediocre o floja, sino más bien al contrario.

En resumidas cuentas, muy interesante película cuya mayor virtud reside en el buen hacer de los implicados: guionistas, director y actores protagonistas. El resultado: una intrigante y absorbente historia que, quizás, peca un poco de simplista y no termina de explorar todas las posibilidades que la historia ofrecía. Aun con todo lo dicho, está tan bien hecha y estructurada que es difícil no entretenerse y disfrutar con esta propuesta que el maestro Ophüls nos regala.