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Almas desnudas

Cine negro. Drama. Intriga Cuando descubre el cuerpo sin vida del amante de su hija, Lucia Harper decide esconderlo porque sospecha que la autora del crimen es su propia hija. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
8 de enero de 2010
71 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último film de Max Ophüls (1902-57) realizado en Hollywood antes de su regreso a Europa en 1950. El guión, de Henry Garson y Robert Soderberg, se basa en la novela “The Blank Wall” (1947), de Elisabeth Sanxay Holding (1889-1955), a partir de la adaptación escrita por Mel Dinelli y Robert E. Kent. Se rueda en escenarios reales de L.A., la localidad costera de Balboa y Newport Bay y en los platós de Columbia Studios (Hollywood). Producido por Walter Wanger (casado con Joan Bennett) para Columbia, se proyecta en público por primera vez el 17-X-1949 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar durante la semana previa a la fiesta de Navidad de 1949 en Balboa (ubicada 5 millas al S. de L.A.). Lucía Harper (Bennett) es una madre de familia a la que no falta nada: tiene una hija de 17 años, un hijo de 12, una casa en primera línea de la Bahía de Newport, un flamante coche nuevo, una lancha a motor para pasear por la bahía, una cocinera que la ayuda en las labores del hogar, etc. Tras la apariencia de una existencia confortable y sin problemas, se oculta su soledad, una sexualidad reprimida, un estado de fuerte ansiedad y una arraigada adicción al tabaco. Es animosa, responsable y sufridora, se desvive por los suyos y sobrelleva con resignación la ausencia del marido, Tom Harper, que se halla de viaje a Filadelfia y Berlín por motivos de trabajo.

El film suma drama psicológico, melodrama, crimen, cine negro y thriller. La atención del film se focaliza en Lucía, a la que un hecho inesperado golpea con fuerza y desencadena en su interior un proceso que pone al descubierto su fragilidad, soledad y desamparo. Junto a ella se mueven varios personajes débiles, limitados y desamparados, que proyectan sobre la protagonista una sucesión ininterrumpida de problemas, que saturan, enervan y desbordan sus capacidades de resistencia y respuesta. El suegro (O’Neill) vive absorbido por las carreras de caballos; la hija, Beatriz (Brooks), estudiante de bellas artes, mantiene relaciones amorosas con un hombre nada recomendable; el hijo, David (Bair), es revoltoso e inoportuno; etc. A estos personajes se añaden otros, como la pareja de chantajistas formada por Martin (Mason) y su socio Nagel (Roberts), dos fracasados, sin recursos y sin habilidades. Martin, la figura más dramática, arrastra frustraciones psicológicas, emocionales y económicas, que mueven a compasión. Por lo demás, la historia se ajusta a los parámetros gratos al realizador, aficionado a exaltar la ingenuidad, inocencia y bondad de la mujer; la crueldad y el egoísmo de los hombres; y la violencia con la que la sociedad trata a los débiles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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10 de marzo de 2010
41 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo un director tan poco prolífico como Ophüls es considerado sin embargo uno de los cineastas más importantes por críticos, entendidos y otros compañeros de profesión? Películas como esta “The Reckless Moment” sirven como respuesta y efectivamente sitúan al vienés en un escalón donde muy pocos pueden llegar. Director sutil, esmerado, cuidadoso y estilista, supo crear ambientes como nadie e incluir en ellos a sus protagonistas con una naturalidad pasmosa. Su comienzo, bajo el cobijo del mejor expresionismo alemán, sus trabajos en Estados Unidos o su vuelta a Francia para rodar esos exquisitos dramas de época, suponen uno de los recorridos más fantásticos en la historia del cine y elevan a su filmografía a la categoría de excelente.

Pero centrémonos en esta “The Reckless Moment”, un film trascendental, con una importante denuncia a las estructuras familiares americanas y que supuso la vuelta a territorio europeo del cineasta tras la evidente poca aceptación que tuvo en los Estados Unidos. Y es que no podemos obviar la crítica de Max a la situación familiar de Lucia Harper (Bennett), una mujer que ya desde el primer fotograma se nos muestra como una esclava, una prisionera de su propia familia que la mantiene controlada y ocupada en asuntos generalmente triviales e insignificantes. Ante la ausencia de su marido, un hombre de negocios que no regresa a casa ni por Navidad, Lucía ejercerá un matriarcado basado en unas reglas austeras y que la anuncian como una mujer de costumbres tradicionales y conservadoras. Sin embargo, todo ese mundo creado por ella misma se vendrá abajo cuando su hija Bea se mezcla con un tipo de dudosa reputación que, tras resultar muerto accidentalmente en una disputa con la propia Bea, propiciará la aparición en escena de un delincuente de L.A., Martin Donnelly (Mason) quien, aprovechándose de la situación, hará chantaje a Lucia.

Llegados a este punto el film toma un peso brutal. La relación entre Lucía y Martin será una de las más increíbles que uno haya visto en la pantalla. La evolución de ambos será tan impresionante como su final, uno de los más logrados de la época. Por una parte Lucía conocerá lo que hay fuera del mundo tan hermético que ella ha creado. Saldrá de su casa, en las afueras de L.A., y transitará por los lugares más sórdidos de la ciudad sintiéndose extraña y conociendo sus propias limitaciones como mujer y esposa. Martin, por otro lado, se acercará al calor de la vida familiar y decente que nunca tuvo, ansiándola desde el primer momento. Y mientras uno va conociendo la vida del otro…el amor. Pero un amor contenido, imposible, sacrificado y con terribles consecuencias que hará sucumbir a nuestros dos protagonistas.

Escuela alemana para filmar esta historia llena de tintes negros, de suspense, de intriga y de clase, de mucha clase. Ophüls, director con mayúsculas de un film que, como tantos otros, es imprescindible recuperar y mantenerlo donde debe estar: en la cima de la cúspide y más allá.
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Alfie
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9 de abril de 2007
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda película con una Joan Bennet en un papel de mujer que pasa por una tensión interna enorme y que mantiene todas sus formas exteriores intactas en un prodigio de entereza, la cara de la cotidaneidad que no se derrumba, mientras sus sentimientos van dando vuelcos. Estupendo James Mason un actor que quiza por no tener apostura de galán no ha sido considerado como merece.
Dos películas me llevaron a Ophuls: Carta de una desconocida y Almas desnudas. Lamento muchísimo que no haya salido a dvd una edición remasterizada.
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ESTHER
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16 de julio de 2009
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice que este film es el segundo mejor trabajo de Ophüls tras Carta de una mujer desconocida. Por ello me pongo al rescate de este último título para poder hablar con propiedad.

Pero sin necesidad de podiums ni escalafones, ya me siento capaz de asegurar que estamos ante una película interesante. E interesante significa precisamente eso, o sea que no estoy diciendo ni muy buena, ni magistral ni nada de eso. Simplemente interesante. Y si me lo permiten me gustaría explicarme:

Esta última película de Ophüls en EEUU tiene el interés de ser un producto genuinamente americano que cabe encuadrar mas entre los melodramas de tintes grisáceos que en el cine negro propiamente dicho, aunque concurran, ciertamente, elementos noir. Por otra parte está el interés de ver una Joan Bennett en un papel al que no estamos demasiado acostumbrados. La misma Joan Bennett que un año antes protagonizó The scar junto a Paul Henried y que, dentro de lo infame de la película, mantenía intactas aquellas capacidades seductoras de, por ejemplo, Perversidad de Fritz Lang, adopta el rol de una madre defensora a ultranza de una hija de 17 años metida como no podía ser de otra manera en problemas amorosos.

Otro aspecto de interés: La presencia de James Mason, actor que allí donde participa deja su impronta personal y su buen hacer. Su papel de mafioso de buen corazoncito no pasará a la historia de la cinematografía, pero si algo de juego da el personaje, no tengan duda de que Mason se lo saca.

Interesante, resulta también la forma como Max Ophüls nos cuenta las historia. Formalmente la película es perfecta. Ahora bien, debajo de las formas están los fondos. Y ahí es otra cosa. El gángster arrepentido resulta demasiado light (léase penoso), la señora de principios fundamentales y moralidades extremas, aceptando lo del mochuelo para otro, resulta cuando menos sorprendente y el giro final de la historia, un tanto rebuscado y si junto al The End hubiese aparecido un coro de arcángeles cantando el Tedeum, pues a nadie le hubiese extrañado.

Me ha sucedido algo similar a lo que me ocurrió cuando vi Madame de... con Boyer, De Sica y Danielle Darrieux, no me gustó lo que me contaba Ophüls pero sí como me lo contaba.

Probablemente no me lo he currado mucho. Seguiré insistiendo a ver si alguna vez coinciden el qué y el cómo.
FATHER CAPRIO
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10 de marzo de 2014
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En menos de una hora y media a Max Ophüls le da tiempo para explicar muchas cosas. Desde el primer minuto se embarra en una historia con mcuhos matices y a la protagonista no le da ni un respiro, cuando no está corrigiendo los errores de su hija está atendiendo las labores domésticas, de aquí para allá buscando dinero, al teléfono con su marido y con una ansiedad que se le nota en la mirada. Sin embargo a quien quisiera catapultar hasta lo más alto de mis consideraciones positivas no es a Max Ophüls, cuyo nombre propio tiene bastante reconocimiento, sino a James Mason, cuya presencia aquí y en otros títulos merece mucha más atención. Gracias al invariable romanticismo del director, "Almas desnudas" pasa de ser una película típica de cine negro a algo más especial en el momento en el que James Mason, un gángster como otros tantos, muestra su debilidad hacia la madre de familia objeto de chantaje.

Mi mayor queja es saber tanto de ella y tan poco de él. La información sobre la madre de familia es enorme, sabemos dónde está su marido, dónde vive, conocemos su coche y hasta la lista de su compra, pero de él, de James Mason, que es quien tuerce la historia, la causa del giro rebelde del guión, no sabemos apenas nada. Alguien que hace lo que vemos en esta película merecía mucha más información. Por ello no me atrevo a asegurar que "Almas desnudas" sea un título del todo acertado, puede que aferrándose a la estructura clásica del género hubiera ganado más. Otorgarle ese carácter especial a Mason es una cuestión arriesgada, se trata de un mafioso que no nació para hacer el mal, sus escrúpulos lo delatan desde el principio.

Pese a ello, puesto que en apenas ochenta minutos cualquiera puede merendarse esta película estoy en condiciones de asegurar que vale mucho la pena. Son pocos minutos pero muy bien aprovechados, con un guión redondo en cuanto a hechos, ciertamente más verosímil que otros títulos y ante todo, con una elevada emotividad que hace a la película distinta.
Luisito
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