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10, la mujer perfecta

Comedia George Webber, famoso compositor de canciones románticas, acaba de cumplir 42 años y siente los primeros síntomas de las crisis de mediana edad, entre ellas empezar a cansarse de la relación con su novia. Pero una circunstancia inesperada le ayudará a resolver el problema de modo fulminante: se cruza en la calle con Jenny, una joven vestida de novia que lo deja absolutamente fascinado. Embelesado por su belleza y sin poder dejar de ... [+]
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre que veía anunciada en la tele esta película, ponían la mítica imágen de Bo Derek corriendo a cámara lenta por la playa, con sus trencitas arriba y abajo. Nunca me daba por quedarme a verla ni me interesa siquiera en saber quién la había dirigido ni protagonizado aparte de la rubia corredora de la imágen. De pronto, el otro día, indagando un poco en la filmografía de Julie Andrews, descubrí que ella también aparecía aquí, aunque no corriera por la playa, y que junto a ella esta también actuaba el pequeño gran Dudley Moore, y que tras las cámaras estaba Blake Edwards, así que pensé que no estaría de más echarle un vistazo. Me ha parecido una película muy entretenida y no he podido dejar de pensar cuando la veía en otra peli de la misma época, "La muer de rojo", que trata del mismo tema que ésta, hombre que supera la cuarentena y, de repente, se siente frustrado y con la impresión de que su vida no va a ninguna parte y que deja de lado su vida familiar por encapricharse de una mujer más joven que él. Dudley Moore me produce mucha simpatía, comprendo que el personaje de Julie Andrews esté enamorada de él y no quiera perderlo, es un tipo con escaso atractivo físico pero con un sentido del humor muy especial y me parece que el pequeño actor lo hace de maravilla. De la Andrews, decir que sigue teniendo esa presencia tan elegante en pantalla, y aprovecha para soltar algún que otro de sus maravillosos gorgoritos . El papel de Jennifer, la joven por la que el personaje de Dudley Moore pierde la cabeza está inspirado en esa imágen que tuvo el director, Edwards, de una joven de camino al altar. Al parecer, ese cruce de miradas entre ellos fue lo que dió luz verde a la idea. Para el personaje se pensó desde un principio en Melanie Griffiths, pero la actriz lo rechazó. También se interesaron en Kim Bassinger pero fue finalmente Bo Derek quién se hizo con él. La verdad es que su papel no es ninguna maravilla, más bien es una mujer conocedora de su atractivo físico y algo superficial, con muy poco diálogo y poca presencia en pantalla, más bien florero que otra cosa, y la Derek tampoco es una grandiosa actriz. Eso sí, para mí tiene uno de los rostros más bellos que haya visto en pantalla y está especialmente favorecida con ese look jamaicano con trenzas incluídas. Del resto de secundarios, decir que están Brian Denney y Dee Wallace, ambos correctos en sus cortos papeles. En definitiva, película algo larga pero muy recomendable y con buenos diálogos, una forma más de disfrutar del cine de Blake Edwards.
TESS
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12 de enero de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10, será la mujer perfecta, puede. Aquí se conoció a Bo Derek, esposa del productor John Derek, de ahí que le saliera este trabajo, y luego adiós. Se lució un poquito y fuera. La película sigue disponible en el tiempo para conocer o recordar a Dudley Moore que fue una estrella en aquella época. Se hizo famoso porque era cómo si al verlo ya te fueras a reír, y la verdad es que cumplió.

En realidad 10, la mujer perfecta, no es una comedia en el sentido amplio de la palabra, tiene algo de drama disfrazado. El drama se presenta en la jet set, en Malibú, y no es tanto la crisis de los 40 (siempre he oído eso de la crisis de los 40, como si no hubiera crisis a los 30, a los 50, etc), de lo que se habla es del vacío. El vacío es ese hueco hondo prácticamente insalvable que puede aparecer a los 40, o antes o después, como hemos dicho. Es una apreciación personal porque para eso se escribe aquí, y lo más seguro es que la película hable de eso, del vacío existencial, ese tiempo muerto en el que no sabes dónde estás por más que lo pienses. Blake Edwards no se preocupaba exclusivamente de hacer bien la comedia, y que hiciera gracia, con clase, sino que también exploraba el fondo de los personajes, el drama.

La película propone que la clave está en que la mujer 10, la de los sueños, llene ese vacío existencial como pareja porque la mujer 10 es única y especial. El tema está en que cualquier persona es especial y única, y sin ser 10.

10, la mujer perfecta, no será perfecta. Tiene un ritmo a bolero salpicado con buenos espacios de humor reposado, tiene momentos tristes, mucho coñac, amor homosexual y relaciones abiertas, que ya estaban inventadas y se siguen llevando. Y es un clásico que pervivirá y que hay que conocer.
floïd blue
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14 de mayo de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film que contiene toda la esencia de las comedias románticas del Hollywood de transición, esa época, entre los años 70 y los 80, en la que surgen nuevas temáticas y nuevos actores capaces de dar vida a personajes más cercanos a la realidad. En el caso de esta película nos referimos en concreto al público masculino, que harto de ver como el arquetípico galán siempre es el que se lleva a chica, puede por fin sentirse verdaderamente identificado con el protagonista, que está tratado de una forma mucho más cotidiana y realista.

Es esta una película, que sin ser ninguna obra maestra, consigue engancharte a su historia, contada a un ritmo más bien lento pero constante y muy equilibrado. Aunque no llega a ser una comedia de carcajada desenfrenada, sí que tiene golpes de lo más ingeniosos repartidos con cuentagotas, algunos no tan brillantes y otros incluso mediocres. Aunque el film funciona perfectamente tal cual está, hubiese ganado puntos si se hubiese exprimido aun más SU parte cómica. Dudley Moore, por el cual es imposible no sentir cierta simpatía o lástima, nos ofrece una interpretación con mucho encanto, pero algo insípida. Julie Andrews en su línea, rezumando divinidad y dignidad por los cuatro costados. Y Bo Derek, pues tan solo una cara bonita que tuvo su boom de fama y gloria pero irremediablemente destinada al olvido. A parte la chica es cara de ver ya que solo aparece en pantalla durante apenas 15 minutos del metraje total.

Recomendable por ser el reflejo del cine de una época, sobrevalorada en su día, pero a fin de cuentas y con el paso del tiempo, se podría decir que es simplemente decente.

LO MEJOR:
- El tratamiento de los personajes.

LO PEOR
- Ciertos gags pasados de moda o resueltos de una forma facilona y sin sentido.
- Algo lenta.
JF_Ronah
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23 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los temidos 40, temidos tanto para hombres y mujeres, que llegan como un cuchillo afilado para cortar las ilusiones que uno sólo puede experimentar en su juventud.
¿Podría ser una mujer la respuesta a tremenda angustia existencial?

Resulta simple semejante planteamiento, y sin embargo tan repleto de profundas reflexiones, eso debió pensar Blake Edwards, quien a finales de los '70 ya contaba 57 años, una carrera de 24 como director y algunos de los más conocidos films dentro de la comedia (y otros géneros dispares). Ya ha finiquitado la saga "oficial" de "La Pantera Rosa", por desgracia con la mediocre "La Venganza"; retoma entonces una idea basada en algo sucedido mucho tiempo atrás (el ver a una bella mujer vestida de novia dentro de una limusina) y junto a su esposa Julie Andrews acometerá, sin saberlo, su triunfal regreso al éxito.
Un proyecto lleno de complicaciones y curiosidades, desde el continuo rechazo de Peter Sellers a interpretar al protagonista hasta la discusión que tuvieron un ya contratado George Segal con Edwards por alegar que su intención era hacer un film para relanzar la carrera de Andrews, pasando por el fichaje de una Mary Collins de 23 años que bajo el alias de Bo Derek tanto daría de qué hablar sobre la película, y que sólo tenía la experiencia de una producción de calidad dudosa como "Orca" (sin contar "Fantasies", proyecto subido de tono dirigido por su entonces marido, tres décadas mayor, John Derek, y estrenado unos años después).

Al final es el célebre músico y actor británico Dudley Moore quien se hace con el rol de George Webber (por coincidencias de la vida, también compositor), quien tras una fiesta sorpresa por su 42.º cumpleaños cae en la cuenta de que su tiempo de gloria y su época de alegría ya se fueron, y a partir de aquí comienza una sesión masoquista de nostalgia y angustia vital que se adscribe de maravilla al estilo del film. Este no es, por supuesto, el Edwards de locas comedias disparatadas, sino el que nos regaló joyitas como "Desayuno con Diamantes" cuyos oropeles eran mucho más sofisticados y elegantes.
Aun así introduce situaciones de humor absurdo, dadas por una troupe de pintorescos personajes secundarios y en especial George, con el que tan fácil resulta identificarse; viva desmitificación del galán cuarentón, pura caricatura: un hombrecillo neurótico, misántropo, incomprendido, patoso hasta la extenuación, cansado de sí mismo, de su edad, del mundo que le rodea, demasiado moderno para él quizás (no se trata de uno de los papeles de Woody Allen, no), celoso de tener un vecino que organiza orgías con chicas preciosas, y que ni siquiera se siente satisfecho con su amante Samantha, madre divorciada fiel y de fuerte carácter.

A través de estos personajes, Edwards se vuelve a mostrar muy deshinibido tratando a través del humor temas ciertamente espinosos (ya sea sobre las relaciones en la madurez o sus acostumbradas "guerras de sexos", entre hombres y mujeres, entre heterosexuales y homosexuales) que podrían quedar terriblemente expuestos en manos de otro; la naturalidad juega un gran papel. Seguimos las andanzas de ese George, quien amargo por tener un vecino que representa ese mundo de liberación sexual inalcanzable, es bendecido con un instante que condiciona la trama y su vida: la rápida imagen de una joven camino de casarse.
Punto de inflexión, porque ahora la historia traza el desarrollo de una búsqueda, la de un ideal femenino, quizás oportunidad de recuperar el tiempo ya perdido, quizás incentivo para apreciar la vida desde una óptica más luminosa, no así una corrosiva obsesión que obligará al hombre a trastocar su acomodada existencia. Ni una voz sensata como es la del amigo homosexual (Hugh), ni una cálida estabilidad emocional con Sam sirven de freno a la fuga impulsiva de George en pos de hallar a la chica de sus sueños, quien pronto dejará atrás su condición de mero "macguffin".

Camino trazado como encuentro inevitable, predestinado, cuyo muy posible final sea el de un increíble romance, pero también con sus bifurcaciones amargas que impregnan a esta ligera comedia, la cual nos ha brindado instantes muy divertidos y perfectamente ejecutados sin perder un ápice de verosimilitud, de un tono más dramático de lo que parece a simple vista (ese barman solitario o esa mujer de desafortunadas experiencias contribuyen a que la melancolía siempre esté presente). Llegado a tal punto, en este tramo de huida que casi parece un "impasse" narrativo, Edwards se permite una pirueta en su guión...
Y es que la Jenny que nos presentaba en fantasías y sueños era más atractiva que la que realmente conocemos. Sólo es un pequeño tramo, pero resulta muy díficil de aceptar, como le sucede a George, y la tan bien construida historia hasta el momento (que podría haber tenido una conclusión más pura, o al menos lógica) se puede derribar en segundos a la vez que dos mitos: el ideal de mujer perfecta según la óptica masculina y la utopía del amor romántico y eterno. La razón es que no existen ideales ni líneas trazadas en cuanto a emociones humanas (al contrario que George, sus semejantes hacen las cosas "porque es así como deciden hacerlas").

Magnificada por la música de Henry Mancini, la fotografía de Frank Stanley y las grandes actuaciones de Moore, Andrews, Brian Dennehy, Robert Webber y Dee Wallace, "10" arrasó en taquilla, y casi culpable de ello fue Bo Derek, lanzada como la "sex symbol" del momento (gran éxito que jamás volvió a saborear, pues su carrera sería poco menos que horrible...).
Contiene cuatro instantes memorables: la impagable discusión sobre la definición de "fulana", la posoperación dental de George (donde mejor se aprecia el talento cómico de Moore), la carrera de Jenny por la playa a cámara lenta y la ardiente conversación en su habitación...y que convertiría al "Bolero" de Maurice Ravel en una de las piezas más famosas y solicitadas de aquella época.
Chris Jiménez
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6 de mayo de 2007
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puedo comprender que hace años está película tuviese un cierto éxito; viéndola ahora, y eliminando el componente picante y sexual que desprende cada aparíción de Bo Derek, la película es una comedia flojísima, con un sentido del humor un tanto particular.
Mi punto de vista es que hay una confrontación entre el humor de Edwards y el de Dudley Moore, y gana éste último, exagerando en gran parte de las escenas que están previstas para hacer reir (insufrible y largo todo lo que gira en torno al dolor de muelas).
La verdad es que reirte, un par de veces como mucho; escenas demasiado largas; Bo Derek, el verdadero atractivo del film solo aparece en el último tercio de la película; y lo mejor, la música, y por supuesto, el Bolero de Ravel.
LUISMA
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