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El jardín de los Finzi Contini

Drama Finales de los años treinta, Italia. Los Finzi Contini son una de las familias más influyentes de Ferrara: ricos, aristocráticos y judíos. Sus hijos, ya adultos, Micol y Alberto, tratan de crear un restringido círculo de amistades para poder jugar al tenis y celebrar fiestas, pero viven ajenos al mundo que los rodea. En ese círculo entra Giorgio, un judío de clase media que se enamora de Micol. Ella parece divertirse a su costa; incluso ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
25 de octubre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un jardín que representa la nostalgia de tiempos de felicidad y descubrimiento. En la Italia bajo el fascismo de Mussolini, la aristocracia judía vive despreocupada de los acontecimientos que se avecinan. La opresión y el racismo comienzan a mostrarse en el ámbito social, mientras los jóvenes adinerados viven en el ocio y el desinterés, ignorando la inminente decadencia de su mundo.

En el centro de la historia, el joven Giorgio pretende afianzar su amor por Micol (una bella, caprichosa y estimulante Dominique Sanda), pero es rechazado a pesar de la íntima y lejana amistad que los une. Divagando entre amistades del entorno, discrepa de los ideales paternos y de rebela ante el auge del fascismo. La visión que propone De Sica es elegante, sin espacio para recursos emocionales, más bien impregna la película de una atmósfera irreal, desencantada, un aura de pesadumbre.

Amigos que se marchan, hijos que nos dejan y el rodillo del autoritarismo que avanza, inexorable. Mientras, el ocaso de un mundo todavía ignorante de la trágica barbarie que estaba por llegar.
Wellesford
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19 de julio de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta éste tipo de películas, porque hacen que pienses, que reflexiones, que disfrutes, que añores aquellos tiempos inolvidables vividos en tu infancia y mejores momentos de juventud, porque sin el sufrimiento no existe la completa felicidad, y porque a veces, cuando ya está todo irremediablemente decidido y el tiempo se nos ha vuelto en contra por las circunstancias que sean, ya no podemos volver atrás aunque queramos, nos es imposible. Pero siempre nos quedará en el recuerdo aquellos instantes imperecederos que pervivirán en nuestra memoria hasta el fin de nuestros días.

Al ver ésta obra maestra de Vittorio De Sica, sólo puedo decir: ¡Bravo! Porque poco cineastas han conseguido una brillante carrera tanto delante como detrás de las cámaras como éste "signore". De Sica sabe muy bien cómo captar de forma extraordinaria esos momentos únicos, felices, nostálgicos, bellos.

A mucha gente, este film les parecerá uno más de la temática "nazi-fascista", uno de esos tantos que hay que no merece la pena...Pero no, porque tenemos a un gran director, enormes actores y una música sublime, destacando, por supuesto, la fotografía y la historia. Los últimos flecos del neorrealismo italiano dan sus últimas pinceladas en esta magnífica película, que me ha dejado abrumado y encantado.

Aunque no soy muy partícipe y simpatizante de lo que representan los premios, me alegra que este film ganara tantos, incluído el Oscar a la mejor película extranjera y el Oso de Oro de Berlín.
Koyaanisqatsi
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3 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 1971, Vittorio de Sica dirigió una adaptación cinematográfica de la obra del escritor Giorgio Bassani (Una obra prácticamente autobiográfica) Il Giardino de los Finzi-Contini (El Jardín de los Finzi Contini, 1971). La película recibió elogios y premios por doquier, destacando el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Aún así, viéndose con retrospectiva, el filme de De Sica resulta bastante insulso, y seguramente el prestigio que adquirió en su momento lo tenemos que relacionar con el polémico mensaje que trataba el filme; las leyes raciales en la Italia Fascista (ya se habían visto internacionalmente filmes que trataban la locura nazi, pero la Italia Fascista había pasado de puntillas en las cinematografías mundiales, por lo general). Por otra parte, la película no consigue ponerse nunca a la altura de la novela, convirtiéndose en un burdo reflejo de la poética obra de Bassani.

De la obra original de Bassani la película se ubica en la parte en la que el protagonista, Giorgio (en realidad casi un alter ego del autor) es ya adulto, recurriendo sólo a contados flashbacks para la infancia y adolescencia (apenas un par de secuencias). La historia nos ambienta pues ya directamente en el año 1938, cuando las leyes antijudías de la Italia Fascista empezaban a tener acto de presencia y cuando nuestros personajes están ya en la flor de la vida. Nuestro protagonista, interpretado por Lino Capolicchio, se enamora perdidamente de su vecina judía, Micol (interpretada por Dominique Sanda; como veremos con algún flashback, en realidad lleva desde su tierna infancia enamorado) y durante todo el filme seremos testigos del desarrollo de esta historia no-amorosa. La película es un retrato fidedigno de las relaciones entre la comunidad judía de una ciudad provincial italiana como es Ferrara, y la manera en como afrontaron la guerra.

Sin duda, la dupla protagonista es la más interesante. Por una parte, tenemos al consumado enamorado, Giorgio, que encarna a la perfección el arquetipo de personaje que ha perdido totalmente la cabeza por conseguir su idealizada amada. A pesar de las interrupciones constantes de la película, la interpretación de Capolicchio es realmente buena y consigue transmitir lo que buscaba De Sica. Aún así, el personaje de Micòl consigue pasarle por encima, consiguiendo una mezcla de ingenuidad y picardía, que hace perder los nervios tanto a Giorgio como al espectador, y que consigue emocionar con la última secuencia final (donde al enterarse que Giorgio ha conseguido escapar, llora de emoción por él).

Pero lo cierto es que lo que más lastra a la película es el tono folletinesco que utiliza De Sica y que se puede palpar durante todo el metraje. Ya para empezar, ese multicolor tan cantoso que firma Ennio Guarnieri poco ayuda, dando la sensación de estar ante una película que al no saber cómo recrear una determinada época histórica pasada opta por el espectro Kitsch. Pero las irregularidades no se quedan sólo en la fotografía, sino que también se pueden sentir en el guión y en el montaje.

Uno de los problemas que tiene Vittorio de Sica respecto a la novela es que ha escogido una serie de momentos concretos de la obra literaria y los ha combinado de una manera que resulta bastante apresurada, y que no dan la sensación de formar una película compacta. El sentido narrativo se pierde en inmensidad de momentos que no tienen un hilo general demasiado sólido. De tal manera, que entre escena y escena en muchas ocasiones los personajes parecen actuar más por exigencia del guión que no por voluntad propia.

El tono político es mucho más palpable en la película que en la novela. Mientras en la obra de Bassani el aparato fascista siempre aparecía en un segundo plano (precisamente, una de las grandezas de la obra era saber mostrar el terror como algo que a pesar de no hacer acto de presencia de manera directa, se podía notar en la atmósfera) en el filme está presencia es mucho más notable. A lo largo de la película el cineasta introduce elementos (algunos, que realmente aparecen en la obra original, como la discusión en el cine, mientras que otros son un recurso del guión, como el desfile fascista, que resulta bastante imponente gracias a la puesta en escena) inéditos, que van en crescendo con el propio metraje. Hasta llegar a un final, que a pesar de que no aparece en la obra original (por lo menos de manera directa), sino que es de cosecha propia, es de lo mejor que puede ofrecer la película: La familia Finzi-Contini es detenida finalmente por la policía fascista, que prepara su traslado hacía los campos de concentración alemanes, y ahí en la detención, los Contini y otros protagonistas se encontrarán, compartiendo un trágico destino.

https://neokunst.wordpress.com/2016/01/03/el-jardin-de-los-finzi-contini-1971/
Kyrios
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27 de febrero de 2009
18 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
1 estrella: Por la maravillosa ciudad de Ferrara (Patrimonio de la Humanidad)
2 estrellas: Por el precioso gran danés de los Finzi-Contini
3 estrellas: Por la interpretación de la bellísima Dominique Sanda
4 estrellas: Por la escena de los amigos en el carruaje y su sensualidad
5 estrellas: Por el bosque particular de los Finzi-Contini (yo quiero un jardín así)

Por lo demás, no hay mucho donde rascar. Sobrevaloradísima obra por la que De Sica obtuvo el Oscar a mejor película extranjera. Buen ejercicio de estilo, con un technicolor horrible y un doblaje lamentable. Academicista hasta la médula al no entrar a valorar el fascismo de la época y retratarnos la vida de unos burgueses judíos como ideal de la muerte. El personaje del judío fascista es lamentable. La historia de amor pretende ser el eje motor de esta, pero cada fotograma desprende un tufillo a rancio que lastra el desarrollo. El final pretende quedar bien de cara a la galería, pero no cuela ni por asomo. Como telefilm de sobremesa va muy bien.
tantra
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13 de enero de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tragedia correspondiente a una de las épocas más trágicas e impensables del Siglo XX, esta vez en Ferrara, Italia, entre 1938 y 1943, y en los límites de un gran jardín y la mansión de los Finzi-Contini, una familia judía de alta posición que no cree correr peligro mientras su propio mundo está a punto de desplomarse, creyendo ellos que los altos muros de la propiedad y su fortuna los preserva de las turbulencias del mundo exterior. No es suficiente la violencia política y racista sino que la película subraya la perversidad humana en materia de amistad y amor dentro del grupo juvenil de amigos judíos. No es fácil entender este aspecto de esta triste historia que contrasta con la belleza natural y la riqueza de una familia antes del estallido de una de las más perversas ideologías que se hayan inventado en el mundo y que sigue marcando de uno u otro modo el destino del planeta: la idea de que algunos tienen derecho a vivir, para lo cual "los otros" deben, ya, morir.
Leonel
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