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La novia

Romance. Drama Adaptación de "Bodas de sangre", de Lorca. Desde pequeños, Leonardo, el novio y la novia han formado un triángulo inseparable, pero cuando se acerca la fecha de la boda las cosas se complican porque entre ella y Leonardo siempre ha habido algo más que amistad. La creciente tensión entre ambos es como un hilo invisible que no se puede explicar, pero tampoco romper. (FILMAFFINITY)
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Críticas 117
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2016
50 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pésima adaptación de Lorca, con bellas imágenes pero con una narrativa que impide cualquier atisbo de empatía con los personajes. Nada nos importa lo que les pase, nada sabemos de ellos, son meros monigotes sin vida. Y eso que se parte de un texto maravilloso, muy emocionante a menos que se versione rematadamente mal, como en este caso.
El texto de Lorca, ya de por sí cortado y destrozado en la adaptación, es recitado por los actores con un nivel tal de falta de vocalización que acaba resultando molesto. Se habla poco y, además, no se entiende nada.
Una de las mayores decepciones del año.
jesudimay
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20 de diciembre de 2015
64 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi en París hace muchos años la versión de "Bodas de sangre" de Saura. Luego la he visto emocionado más de veinte veces. Suelo ponérsela a mis alumnos tras leer el drama de Lorca, que he leído infinidad de veces. La versión de Julia Ortiz se me hizo morosa, insoportable, aburrida. A los quince minutos había bostezado una docena de veces y ya no sabía cómo aguantar el resto de la cinta. Me movía sin cesar en la butaca, incapaz de ser emocionado por el espectáculo sublime de imágenes presuntamente poéticas pero que a mí me parecían forzadas e injustificadas. Creo que la poesía debe estar presente en una película pero no imponerse a las leyes del medio en que se está. Me daba la impresión de que todo era postizo, poco cinematográfico, impostado, en esos paisajes, para más inri rodados en la Capadocia turca como ya culminación de ese ensamblaje galácticamente poético en que cada plano era un éxtasis de poesía (más falsa que Judas).

A la hora y pico de película, incapaz de aguantar más, me salí a comprar chuches para poder soportar esa tormenta de imágenes falsamente líricas, disociadas de la historia. Volví cuando Leonardo y la novia ya se habían escapado. Los actores no sabían decir el texto de Lorca que rechinaba en sus voces. Inma Cuesta lo intenta y está bastante bien en lo que ha pretendido la directora Julia Ortiz. Leonardo no da la talla.

He de decir que fui con mi mujer y le gustó bastante. Probablemente es una película en que se entra o no. Yo solo deseé salir de allí.
olahjl
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12 de diciembre de 2015
48 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse llevar a los labios.” La fuerza del texto de Federico García Lorca impresiona, sea cual sea el medio que se utilice para plasmarlo. El teatro filmado suele ser un aburrimiento o un sopor interesante pero fallido. Sin embargo, nos encontramos ante una propuesta lúcida y valiente, que sabe sacarle partido a una historia desquiciada, excesiva, tremendista y tremebunda, ofreciendo unas imágenes muy cuidadas y llenas de embrujo en claro contraste con la negrura y fatalismo de la historia que se nos narra. Consigue conmovernos pese a lo remoto y rebuscado que nos pueda parecer el drama, nos arrastra como un caballo desbocado.

“La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas cuatro paredes.” Estamos ante una tragedia rural, con odios atávicos, muertes que claman venganza y linajes enfrentados e irreconciliables. El amor parece la única vía de escape, el único rayo de luz en un ámbito claustrofóbico y sombrío, lleno de aristas y sinsabores, lóbrego e inhóspito. Pero en realidad es el desencadenante de la ruina, de una aún mayor desdicha y siembra una amargura que trunca toda esperanza y vuelve el paisaje en un erial sin más promesa que un dolor sin fondo ni medida. No hay forma de escapar a la fatalidad y al desconsuelo cuando todos te están mirando y recordando tus faltas.

“Benditos sean los trigos, porque mis hijos están debajo de ellos.” Y como siempre en Lorca la mujer es protagonista. Víctima y verdugo. Juez y parte. Condena y sepulcro. Ellas son los personajes más fuertes, más intensos, más enraizados y más rebeldes, las únicas que desafían el inmovilismo y el estancamiento, las que sacan fuerza de flaquezas y actúan, con ganas de liberarse pese el peso de las miradas de los otros, de una sociedad pacata y putrefacta que señala y denuncia a todo el que osa moverse. La mujer es el símbolo y denuncia de un ancestral yugo que la condena a la alcoba, al claustro, a la resignación, al ostracismo… si no tiene un macho que vele y luche por ella. ¿Ya superado? Quizás…

Es de justicia señalar dos actuaciones electrizantes: Inma Cuesta lo da todo como la novia que revuelve las entrañas de la tierra baldía y Luisa Gavasa está memorable en su papel de madre cancerbera, agria y despiadada, doliente y desconsolada. Ella ejemplifica la cara y la cruz de la condena de ser mujer. “Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.”
antonalva
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3 de mayo de 2016
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una apuesta arriesgada la de Paula Ortiz que, mucho me temo, no tiene términos medios. O la gente va a flipar o se va a aburrir como una ostra. Adaptar a Lorca para el cine no es moco de pavo porque te van a acusar de muchas cosas: pretenciosidad, aberración, sacrilegio, esperpento...

Yo confieso que no he flipado con la adaptación y que me he aburrido bastante. Que la fotografía es preciosa no cabe la menor duda; que el texto es poético y brillante quién lo va a discutir; que las pasiones humanas están perfectamente reflejadas, también; que las canciones y en general la banda sonora están muy bien traídas, por supuesto; que las actuaciones son impecables y que sobre todo Inma Cuesta hace un papelón, también indiscutible... Ahora bien, que apetezca ir al cine para ver esto, eso ya es otro cantar.

Es difícil atraer al espectador con este tipo de cine. No digo que no deban hacerse películas con altas pretensiones artísticas, no digo que no deba de llevarse el teatro al cine y que los clásicos no deban adaptarse. Digo que si en una sala hay diez películas proyectándose, ésta lleva todas las papeletas de ser la menos visitada. Por decirlo finamente.

Yo aquí he visto más teatro que cine, y también he visto que la puesta en escena se ha comido buena parte de la trama, cosa que es muy normal en el ámbito teatral pero que en el cine es una cagada.

Por lo demás me han sobrado por completo el superpolvo campestre, la chupada de oreja, la teta al aire de Inma Cuesta y el culo al aire del maromo durante la pelea. Por un momento incluso he llegado a temer que asomara por alguna parte el glande del muchacho. Y me he dicho: "No, tía, no va a pasar, Ortiz no va a permitir que eso pase". Pero el canguelo lo he tenido un rato. Y tampoco he descartado del todo una felación con poemas de Lorca de fondo. Que habría quedado muy chulo, eh? Pero que es difícil de asimilar, la verdad.

Lo de la moto del novio... bueno, tiene un pase. Pero es bastante desconsiderado que el novio vaya en moto y el amante en un pedazo de caballo chulo que te cagas. Tampoco me ha parecido demasiado elegante lo de ponerle gafas al novio y barba y melenón al amante; qué tal si nos hubiésemos cargado algunos tópicos estéticos?

Ya que te has atrevido con lo de la moto, el chaval con gafas hubiera sido un perfecto amante, que algunos tíos cuando se quitan las lentes tienen un poderío que pa qué, y son supersexis. En cambio, el amante mucho melenón y mucha barba pero como que tiene una mirada un tanto ovejuna para mi gusto. Y digan lo que digan, al final cuando se está muriendo se pone bizco. Y eso desluce muchísimo una muerte.

Y luego detallitos sin importancia pero que uno a uno... oye, desmejoran el conjunto. Por ejemplo: llamadme maruja pero por qué el amante es el único que va a la boda sin chaqueta? Que van todos los tíos con su correspondiente traje de las bodas, pero él no, él con su camisa enseñando pelaje pecheril y mostrando torso. Así es muy fácil, hombre! Igual con un trajecito mono no hubiera destacado tanto su varonil presencia de muy machote con respecto a los otros señores invitados al evento, incluido el novio, que entre las gafitas y el traje llevaba todas las papeletas el pobre de ser cornamentado.

En fin, que si te pones a hacer adaptaciones rompedoras yo creo que se puede romper mucho más y se puede echar mucha menos mano de tópicos. Y que a mí cuando te traes el teatro al cine me gusta que parezca cine y no ahí un tema multimedia a medio camino entre el videoclip y la performance experimental.

Y me podéis llamar pedante, repelente, gafapastrosa, intelequia o lo que queráis... pero yo a ratos veía más aquí a Buñuel que a Lorca. Y hasta un poquillo de Dalí, que solo le ha faltado salir la daga de un ojo mientras un reloj derretido caía por el lomo del caballo. Y no quiero dar ideas.
Talía666
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2 de enero de 2016
56 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente sea una crítica injusta e impopular, pues la obra que adapta, "Bodas de sangre", nunca la he estudiado (ni siquiera en el instituto, que copié el trabajo de El Rincón del Vago), ni su autor, Lorca, aún reconociendo su importancia en la literatura española, no es de mi gusto. La historia va, como en aquella mítica canción de Bustamante y Alex, el de la orejas abiertas, "Dos hombre y un destino", de una mozuela que está a punto de casarse con su chorbo pero que, por decirlo finamente, zorrea con otro gachó del pueblo, basándose en un suceso real que al parecer ocurrió en la Andalucía de finales de los años 20. Un argumento que hemos visto muchas veces, pero aquí Paula Ortiz lo cuenta de una manera poética y con una SENSIBILIDAD especial, que por desgracia, no todos tenemos. Y para los que no tenemos la suerte de tener esa profundidad de sentimientos, ni esas gaviotas que graznan en el estómago, ni esa paloma que arrulla en los oidos, ni ese pájaro que nos trina al amanecer, ni tan siquiera esa vaca que nos muge en el corral, siento decirlo, pero la película se nos hace lenta, aburrida y larga, tres de los peores calificativos para un film, además de previsible, pues si está basada en un obra titulada "Bodas de sangre" no hay que ser un lince para saber cómo acabará. Si eres de los que pegas mocos en el ascensor, te tiras pedetes en la cola del supermercado o cruzas cuando el semáforo está en rojo, "La novia" no es tu película.

Para terminar me gustaría lanzar una reflexión. ¿Qué está pasando en las escuelas de arte dramático de España? ¿Qué pasó con las clases de dicción? Veo que de un tiempo a esta parte está de moda hacer películas en las que los diálogos se gruñen entre dientes, muy bajitos, susurrando. Ya me pasó con "La isla mínima", que a menos que tengas una dicción perfecta o que seas Marlon Brando (el único actor que he visto capaz de actuar farfullando), es muy difícil entender las conversaciones, ni aunque seas el castellano más puro nacido en el mismo centro de Valladolid. Esta moda de hablar pa' dentro se hace más desesperante en películas como ésta, que muchos de sus diálogos son POÉTICOS, lo que hace que la mayoría sean ininteligibles, con el sufrimiento que conlleva para el espectador. Sres. Directores, me dirijo a ustedes a fin de que terminen con esta absurda costumbre de los susurros.

Su atento servidor,

hate
hate
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