Supernova

Supernova es una pequeña y maravillosa sorpresa.
Historias sobre parejas sacudidas por una terrible enfermedad hay muchas, pero pocas veces están tan bien escritas y son tan naturales y emotivas como esta. Harry Macqueen acierta absolutamente con el tono de la narración, y también con la calidad de los diálogos y la breve pero importante aparición de los personajes secundarios.
Pero, por encima de todo, están Tusker y Sam, dos hombres que llevan juntos veinte años y se enfrentan al momento más difícil de sus vidas, juntos y en general. El resultado es tremendamente conmovedor, en buena parte gracias al monumental trabajo de esos dos colosos que son Stanley Tucci y Colin Firth: el primero, aportando enorme dignidad y sentido del humor a un personaje que vive con la certeza de aquello en que se va a convertir su mente en poco tiempo, y el segundo, más callado, transido de dolor, pero firme siempre, representando el amor incondicional que jamás abandona y puede con todo.
Muy hermosa y muy bien hecha.

Lo mejor: Colin Firth y Stanley Tucci, titánicos, y lo cuidados que están los diálogos y las situaciones.
Lo peor: Sin duda es tópica y no aporta nada nuevo.

La historia de una pareja gay que presenta Harry Macqueen parecía original y reflexiva, puesto que trasciende la sexualidad y pasión de una relación superficial para tratar asuntos serios. De hecho, el vínculo entre los protagonistas se muestra a través de matices, con discreción, lo cual lo diferencia de tantos títulos que se esfuerzan por exagerar el enamoramiento.

El problema es que la premisa, interesante al principio, no tarda en visitar lugares comunes y abandonarse a los clichés típicos de biografías sobre la enfermedad. De este modo, la profundidad que prometía no llega nunca y el resultado es bastante similar al de muchas otras propuestas. La verdad es que si los protagonistas fueran hombre y mujer, tampoco se diferenciaría en nada en particular.

No cabe duda que los actores –conocidos veteranos– hacen gala de una interpretación impoluta, probablemente lo más destacable del film. Junto a ellos, la fotografía y la banda sonora son los otros puntos fuertes que pueden disfrutarse más.

Sin embargo, el gran inconveniente no es el convencionalismo de la narrativa, ni siquiera la falta de coherencia entre los personajes. La cuestión central a analizar ante esta película es el tema de fondo, alrededor de la muerte, que se pretende maquillar a base de paisajes bucólicos británicos y música emotiva. Resulta sorprendente que una materia tan delicada y controvertida se presente de manera tan poética y engañosa.

El drama no tarda en aparecer después de un arranque con pinceladas de humor. Es de agradecer que no llegue a la sensiblería barata, pero no pueden dejarse de notar ciertos diálogos postizos y una concepción un tanto amplia del amor, que llega a justificar algunos actos cuestionables. Todo siempre dentro de un relato que ya hemos visto muchas veces en pantalla y que, sin Colin Firth y Stanley Tucci, quizá habría quedado en nada.

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Segunda película que pudo verse durante el Festival de cine de San Sebastián que trataba el tema del Alzheimer después de "The Father"con Anthony Hopkins.  El guionista y director británico Harry McQueen trae una película conmovedora gracias a la interpretación de los dos protagonistas Colin Firth y Stanley Tucci y a una historia muy sensible.

Tusker y Sam son una pareja casada homosexual, uno es novelista y otro pianista, las carreras de ambos se han parado de repente al diagnosticarle a Tusker una gravísima enfermedad temprana, algo que ya llevaba un tiempo observando por la dificultad de recordar cosas, desorientarse o perder la facilidad de escribir. 

Entonces deciden recorrer Inglaterra en una pequeña caravana para visitar a la familia y amigos en lo que parecen ser sus últimas vacaciones antes de que la salud de Tusker se deteriore y deje de conocer a la gente. 

El guion es sencillo y salvo un pequeño giro final, todo el film gira entre ellos con muestras de cariño, y conversaciones en lo que parece ser una despedida. Una historia muy triste esto que perder la cabeza, y acabar no sabiendo quién eres, con las graves consecuencias que también padecen las personas que te quieren. El tema fue tratado en otras dos películas recientes "Amor" de Haneke con Emmanuelle Riva y "Siempre Alice" con Julianne Moore.

No cae en el sentimentalismo, a pesar de que el tema si daba para ello. Y tampoco tiene diálogos muy brillantes, se deja ver con agrado y solamente emociona algo el final. Una Road movie correcta pero no sobresaliente.
Destino Arrakis.com

Esta película cuenta como una pareja se da cuenta de lo duro que va a ser su camino de querer estar juntos de ahora en adelante por una enfermedad crónica que uno de ellos parece y cuyo final será imposible de cambiar.

Estamos ante una película rotunda, un cine adulto realmente para un público adulto que comprenda lo que es pasar toda una vida con alguien de cuyo futuro inmediato solo sabemos que no estará ahí, y de estar no como antes.

El amor cambia, y con él sus distintas etapas. Colin Firth está ante una de sus grandes películas, un melodrama absolutamente bien escrito y desarrollado por lo que vienen a ser pequeños detalles, grandes monólogos, una fotografía preciosista y lenta. Pero es Stanley Tucci aquel que se adueña de la historia.

Con seguridad es su mejor película dramática, en el caso Firth casi también.
Como pareja han demostrado una calma y química juntos realista y dura de ver, pues no deja de estar salpicada de un dolor que traspasa la pantalla.

"Supernova" es lo mejor que he visto últimamente en el cine, un gran drama, lleno de absolutamente todo lo que contiene la vida real.

Aquí no hay cuentos de hadas para el príncipe Firth, quien fue el héroe romántico de muchas generaciones tras interpretar a Mr. Darcy en "Orgullo y prejuicio" en 1995, y otros muchos roles siempre como el hombre deseado, porque se hace desear, supo reinventarse, pero no menos que Tucci en este gran melodrama.

Dos grandes actores, un film pausado, tranquilo. Unos lugares que todos querríamos visitar y unas imágenes relajantes y tranquilas. Debajo de todo eso, un tumulto de emociones y un viaje que ninguno querríamos hacer. La música, la fotografía, los lugares elegidos, la interpretación son impecables. Hay poco diálogo, de frases concisas , y los sentimientos aparecen en los gestos de dos grandes maestros de la interpretación. La historia es todo lo probable o lo improbable que el espectador quiera que sea, según quiera involucrarse en ella emocionalmente o quiera verla pasar.