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La chica de la fábrica de cerillas

Drama Una joven solitaria hace un trabajo mecánico y rutinario en una fábrica de cerillas. Cuando llega a casa debe soportar a su perverso padrastro y la falta de cariño de su madre. Por las noches sale a bailar intentando divertirse y encontrar pareja, pero nunca tiene suerte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
9 de enero de 2008
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ella es una chica gris, muy gris, con un trabajo aún más gris e insignificante. Trabaja en la fábrica de algo tan anodino como las cerillas. Ella no es guapa, ni siquiera atractiva, pero en cierto modo lo es. La soledad que le rodea hace que se la desee en cierta manera. Su mirada, sus gestos, su abandono, esas sombras de parejas que bailan abrazadas frente a ella...

Ella no tiene a nadie, sólo un maldito cabrón con el que no habla, que la trata fatal, y al que piensa en dar su merecido. Y nosotros la apoyamos. Le decimos, mata a ese hijo de puta y termina con esta asquerosa vida gris tuya. Hazlo por favor.

Ella, un día, decide rasgarse sus grises, sucias y haraposas vestimentas y ponerse su vestido rojo. Se lo pone y se convierte en la reina de la fiesta, de una fiesta a la que siempre debió estar invitada, una fiesta en la que ella debió tener pareja con quien bailar desde un primer momento, en vez de estar zambullida en la soledad y el desaliento más absolutos. Cuando se pone ese vestido rojo, deja de ser la gris muchacha y resplandece como un rayo de luz, potente y luminosa como el fuego de las cerillas de las que prácticamente vive rodeada. Y se convierte en un ángel, un ángel rojo y endemoniado.

Kaurismaki nos cuenta su historia sin efectismos (pero sin ninguno absolutamente). Despoja al relato de aquello que no es imprescindible. Diálogos, música, encuadres, movimientos de cámara...son lo más austeros posibles y sin embargo, la forma más adecuada de remarcar la propia austeirdad de la vida que nos cuenta. La mejor manera de degustar una película que nos permite observar sin meternos dentro de los personajes, porque ellos, en su fatalidad vital, ya tienen bastante con lo suyo.
Patomelon
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19 de octubre de 2008
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Kaurismäki siempre descarnado, duro, ácido, prosaico a la par que poético, con esa lírica trasnochada y desgastada que se aprecia en el plano triste de una sonrisa desvaída, en los sones de una balada de amor que sugiere sentimientos demasiado hermosos, en unas flores a las que casi nadie presta atención y que regalan al vacío su inefable delicadeza; el Kaurismäki cuya ternura se estrella contra la piedra fría que sustituye a los corazones de seres yertos y helados como la temperatura invernal de Finlandia; el Kaurismäki que transforma lo dulce en bilis y que diluye lo bello en rutina, en hastío, en cigarrillos aburridos y en copas que son lo más emocionante y lo más amigable a lo que alguien se pueda agarrar.
El Kaurismäki que es espejo de una realidad que él no ha creado pero contra la que protesta con sutil fuerza, con contenida emotividad, con la huella inconfundible de su sentido del humor nunca exento de heridas ni de bofetones contra el alma.
Ese Kaurismäki toma a una chica cualquiera. No es bella, no es muy inteligente, no tiene demasiada buena fortuna. Habita en un lugar que ni siquiera se puede llamar hogar, porque le falta calor y compañía; convivir con una madre indiferente y con un padrastro cruel, es peor que la soledad física. Porque, como decía Sabina, “dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado”.
Y esta chica que no es bella, que no es muy inteligente y que no tiene mucha suerte, trabaja en una monótona fábrica de cerillas, y buena parte de su sueldo lo gasta en mantener la casa que no puede llamar hogar. El resto, lo emplea en pequeñas ilusiones prestadas. Salidas nocturnas a bares y locales de espectáculos donde deleitarse con una música cuyas letras representan la medida de sus sueños; letras que se parecen a esas actrices de cine vestidas con trajes de Chanel y adornadas con diamantes… Porque, aunque todas hablan de amor y de sentimientos, aunque todas hablan de cosas que reconocemos de inmediato, para Iris son tan lejanas como la luna, tan irreales como ver a Audrey Hepburn en la quintaesencia de la elegancia. Cosas que Iris nunca llegará a rozar.
Y cada noche, al salir de la fábrica, Iris se maquilla un poco para disfrazar su verdadera belleza, la que nadie sabe ver, y se dirige a su cita inútil con canciones que no son para ella, y con tipos completamente analfabetos en el arte del amor, pero que son lo único que está al alcance. Iris mendiga un baile abrazada a su anónima pareja bajo la luz parpadeante, mendiga una noche de sexo creyendo ser amada, mendiga una llamada telefónica que no se produce.
Iris mendiga el afecto de una madre egoísta, y la aprobación de un padrastro interesado y mezquino.
Iris, dulce y hermosa a la manera en que lo son las personas que milagrosamente no están muertas por dentro, Iris que se evade en la lectura donde encuentra vidas que no son como la suya, Iris que se ofrece a sí misma una vez tras otra para recibir palos y golpes…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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6 de abril de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Singular drama escrito y dirigido por el realizador finlandés Aki Kaurismaki (“Un hombre sin pasado”, 2002). Se rueda en escenarios naturales de Helsinki (Finlandia) en agosto de 1989. Producido por Katinka Faragos, Aki Kaurismaki y Klas Olofsson, se estrena el 12-I-1990 (Finlandia).

La acción dramática tiene lugar en Helsinki en 1988/1989, a lo largo de unos doce meses. La protagonista, Iris, trabaja como obrera en una fábrica de cerillas de la ciudad. Su trabajo es monótono, aburrido e incómodo. Vive con su madre (Salo) y su padrastro (Nikkari), alcohólicos. La madre la trata con indiferencia y desafecto. El padrastro es violento con ella: la insulta y la pega. Se relaciona con Aarne (Vierikko), un profesional acomodado que la trata con insultante desprecio. Encuentra apoyo ocasional en su hermano (Sepalaa), que le echa una mano solo cuando se lo pide. Lo hace siempre con frialdad e indiferencia.

El film describe cómo se comporta la sociedad actual de un país avanzado en el que, pese a todo, se halla instalada la miseria, la explotación, la incomunicación, el individualismo, la violencia y la crueldad. Los medios de comunicación ponen de manifiesto los niveles de desorden, intolerancia y caos que rigen el mundo, gobernado por fanatismos irracionales, represiones brutales y gestos absurdos. Describe el desarrollo de la historia de una muchacha (Outinen) discreta, no excesivamente atractiva ni excesivamente inteligente, víctima de abusos en el trabajo, la familia y la sociedad. Al servicio de su lucha por encontrar un espacio de ocio, entretenimiento y felicidad pone en juego todas sus fuerzas y todas sus aptitudes.

Como es habitual en sus trabajos, el realizador desarrolla una narración esencialista, desprovista de adornos y de elementos innecesarios. Construye un relato sobrio, sumamente austero, escueto y soberbiamente estilizado. El guión es parco en palabras: solo usa las imprescindibles, muy pocas. La expresión corporal de los actores es contenida, con tendencia al estatismo y la inexpresividad. Con frecuencia se apoya en referencias visuales para sugerir contenidos, como la silla junto a un teléfono mudo, la sopa de cachos de pan, el tabaquismo de la madre, el vestido rojo, la carta franqueada, etc. Es notable la templada interpretación de la protagonista, Kati Outinen, esposa del realizador. La cinta se presenta salpicada de toques de humor de trazos siniestros, que invitan a sonreír y a reír.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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13 de noviembre de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los personajes más inquietantes con quienes podemos tropezar tanto en la vida cotidiana, como en la ficción cinematográfica, son los que se ofrecen enmascarados por el silencio.

Se dice que los asesinos más despiadados, son aquellos, de quienes ni sus propios vecinos hubieran sospechado.
De eso trata LA CHICA DE LA FÁBRICA DE CERILLAS... El escondite de una vida que permanece oculta tras la apariencia mediocre, de una simplicidad extrema .

Sin apenas diálogos, basta con la fuerza de sus imágenes para construir un relato que nos llega e invade.

UN 6
LEUGIM
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15 de abril de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cara, la expresión, los ojos y el rictus de la boca de la protagonista son la gran baza de la película. A parte de la maestría con la que está rodada, su humor, su fina ironía y el sarcasmo.

Como siempre en Kaurismaki: Todo va mal, sí, pero puede ir a peor...

Una película plagada de silencio ABSOLUTEMENTE NECESARIOS.

Para que van a hablar si con lo que hacen ya lo dicen todo. Está clarísimo.

PARA MI LOS MEJORES DIÁLOGOS A CONTINUACIÓN:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
yonosoyboyero
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