Haz click aquí para copiar la URL

Un engaño de lujo

Romance. Comedia Jean (Gad Elmaleh), un tímido camarero de un hotel de lujo, finge ser un millonario y despierta el interés de Iréne (Audrey Tautou), una aventurera a la que le gusta que hombres adinerados paguen sus cuentas. Cuando Iréne descubre quién es realmente Jean, escapa. Sin embargo Jean se ha enamorado, y la sigue hasta la Costa Azul. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 9 >>
Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2008
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso, lo típico. La típica Audrey Tautou, haciendo de una Amelie que va de mala pero que al final es buena. El típico Gad Elmaleh haciendo lo de siempre: de panoli. Los típicos secundarios franceses con cara de palo. El típico humor francés con sus típicos enredos de cuernos. La típica banda sonora de peli francesa basada en acordeones y pianolas... No hace falta que siga ¿no?

Una forma inofensiva de perder hora y media larga. De hecho, el que le guste el humor de Louis de Funnes se lo puede pasar hasta bien.
OsitoF
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
30 de diciembre de 2014
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale. Yo me puedo creer sin ningún tipo de problema que Audrey Tautou, bien maqueadita, exquisitamente vestida, peinada y maquillada (olvidemos en beneficio de todos el alucinógeno look Ameliè), sea una buena prostituta de lujo. Es una chica muy mona y tiene bastante savoir faire, y además hay por ahí mucho viejo gordo y babosil ávido de cuerpos cuasi infantiles y de caritas angelicales a las que aplastar bajo sus abundantes carnes trémulas.

Ahora bien, si para creerme eso me tengo que creer también que Gad Elmaleh podría ser un puto de lujo... mi credulidad se declara en huelga desde ya. No es posible que haya ni una vieja pija en el mundo capaz de gastarse un pastizal en semejante señorito de compañía. Máxime con la cara de gilipollas esnortao con la que se pasa durante toda la película el tal Elmaleh.

Que una cosa es que Carlota de Mónaco se haya encaprichado en la vida real de este señor, que es un tipo de mundo, forrado y probablemente un gran seductor, y otra muy distinta que el tipo al que interpreta en el filme pudiera seducir ni siquiera a Chabelita Pantoja, por poner un espantajo paradigmático.

O sea, vamos a ver, un tipo que babea de continuo, que va por la vida con la mandíbula descuajaringada de puro imbécil, que lleva el cartelón de memo sin remedio en plena faz... qué clase de gigoló puede ser? Qué será lo siguiente, poner a Carmen de Mairena de princesita Disney?

Pierre Salvadori propone al espectador un reto tan tremendo al pretender que consiga ver a Elmaleh como un seductor en potencia que se carga él solito una cinta que, en principio, partía de una buena premisa. A fin de cuentas una historia de amor entre una puta y un puto podría haber resultado rompedora, transgresora, impactante... Pero dadas las circunstancias se queda en... puro truño sin paliativos.
Talía666
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de enero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Audrey Tautou, la actriz de ojos oscuros más bella de Francia, cogiendo el relevo de Juliette Binoche (en la categoría de ojos claros ocupa el puesto Marion Cotillard), se lleva de calle esta rom-com en la que ella seduce absolutamente, como lo hace con el enamoradísimo personaje de Gad Elmaleh. No es la temática la que atrae especialmente, y menos el que entre en un género tan sobreexplotado, aunque a mí es raro que eso me eche para atrás. Audrey está espectacular (no sólo por su impresionante físico) y hace que te ocurra lo que pasa cuando vas tratando y conociendo a una persona. Los prejuicios iniciales y las primeras impresiones van dejando el lugar a lo que realmente guarda bajo llave detrás de esa mirada capaz de derretir la Antártida, en ese corazón esquivo que ha sufrido quizás para cumplir el cupo de una vida entera, en ese materialismo feroz que saca a la luz un sistema de compraventa donde el dinero es el dios, quien lo tiene en abundancia cree que puede adquirir todo y en ese todo se incluye la dignidad humana, se cree con derecho a apropiarse del pobre con el que se le antoje jugar. Y ese pobre que está en el plato de la balanza en el que no hay un céntimo, y que suele cuadrar además el hecho de que esté solo, que siempre lo haya estado, que esté harto de sentirse un don nadie utilizado, sobre todo porque su atractivo natural le ha granjeado una sarta de babosos que le robaron su inocencia antes siquiera de que se diera cuenta... Pues ese pobre anhelará lo que nunca ha tenido, buscará una especie de venganza exprimiendo a ricachones desesperados por catar carnaza joven, se desquitará dando dentelladas con la Visa a sus cuentas corrientes y, mientras se arrastra por el fango exhibiendo sus habilidades de seducción para que pique un pez gordo y atraparlo en las redes, tan triste es su pantomima como el patético autoengaño del rico que se arrastra igualmente por el fango con su soberbia de creer que pagar lo convierte en alguien mejor que aquél a quien alquila. No, la gente no se compra, como mucho se alquila.
Creemos comprar, pero en realidad en esta vida todo es alquilado. Estamos de paso, nos vamos igual que vinimos, sin nada.
Irene va a la caza del dinero. Sí, es una puta. De las que cobran con roperos, joyas o cruceros (como cantaba Ana Torroja). En realidad, su ocupación no es mucho más humillante que muchas otras que se consideran decentes. Es cierto que hay que tener un estómago como una catedral, pero todos los currantes tienen que hacer sacrificios. También es cierto que uno puede conformarse con menos, vivir modestamente, sin lujos. A Irene la horroriza el estilo de la clase media. Por eso aspira a casarse con una Visa Oro andante que la mantenga. Lo suyo es prostitución de altos vuelos.
Ella se valora poco y admite que “no sabe hacer nada salvo conversar”. Poco a poco, cuando ella se encuentra con el primer hombre que la trata como realmente quiere ser tratada sin saberlo, y la vamos conociendo, y va aflorando a retazos la dulzura de su corazón roto, la vemos tal como es, no Irene la puta, sino Irene la que quiere un príncipe que la haga sentirse como una princesa y no como la puta.
Y claro, imagino que la mayoría queremos sentirnos así, pero esto es la vida real. Con suerte, las únicas que nos harán sentirnos como príncipes o princesas serán nuestras madres, e incluso para eso hay que tener mucha suerte. Si encima alguien más nos hace sentirnos así, es el gordo de la lotería.
Así que nada, para eso están las comedias románticas, para creer que por una última mirada nos darían un mundo concentrado en una moneda de euro.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
30 de mayo de 2010
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puajjj, increíblemente empalagosa, pastelada de las grandiosas.

Me ha recordado al Pagafantas español pero al ser francés quiere parecer romántico y encantador, cuando en realidad, yo diría que es un lerdo con serios problemas de autoestima que no le dejan ver que la chica no merece ni un segundo más de su tiempo, sólo es un fideo con una cara mona que cree en los príncipes azules, nada más lejos de la cruda realidad de una prostituta, por dios, que cuento chino es éste!!

Viendo esta película he sentido los mismos efectos de una borrachera. Primero contentillo y esperanzas de que ésta va a ser una noche divertida, después malestar y mareo y al final náuseas y vómitos, lo único que te alivia después de tragarte toneladas de pasteles, con caramelo, crema, sirope y mucha nata!!
marife
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
30 de junio de 2007
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un guión y una dirección no demasiado buenos se salvan de la mediocridad por el talento, la belleza y el carisma de una maravillosa Audrey Tautou: sus ojos y su desparpajo logran mantenerte pendiente de lo que ocurre en pantalla, a pesar de un guión un tanto estirado para lo que daba de sí, y a pesar de que Pierre Salvadori sigue arrastrando ciertos problemas con el ritmo (ya palpables en su anterior película, “Usted primero”)
Tampoco Gad Elmaleh (visto en "El juego de los idiotas") resulta muy adecuado como galán cómico con su cara de batracio.
Con todo se pasa un rato agradable, y me gustó su punto sofisticado y elegante, muy francés.
Sahar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 9 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow