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Marruecos

Drama En una ciudad marroquí donde está la Legión extranjera, Amy Jolly (Dietrich), una cantante de cabaret que por problemas económicos se ve obligada a cantar en un café de segunda fila, tiene como novio a un rico pintor (Menjou), pero se enamora del apuesto legionario Tom Brown (Cooper). (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
1 de febrero de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sosegado drama ambientando en las cálidas tierras de Marruecos, Gary Cooper interpreta a un joven legionario apático que verá su chica ideal en la figura de la cantante de cabaret Amy Jolly (Marlene Dietrich), ambos se sentirán atraídos en un extraño amor al que se une un millonario Monsieur La Bessiere (Adolph Menjou), actor perfecto para encarnar a este tipo de personajes.

Josef Von Sternberg consigue deleitarnos junto con las piernas de la Dietrich, la pasividad de Cooper, y el refinamiento de Menjou, un drama muy bien dirigido, por lo que le valió el oscar a mejor dirección, el final me encantó, tenía una visión diferente sobre lo que Dietrich llegaba por amor.

Marlene Dietrich y Josef Von Sternberg llegarían a trabajar juntos unas 5 veces más, lo que valió un gran reconocimiento para esta actriz de gran voz, cuerpo y carácter, también Gary Cooper empezaría así una grandísima carrera, razón por la cual es considerado para muchos uno de los mejores actores de todos los tiempos.
Dusty Rivers
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28 de agosto de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tan vieja la cinta que los extras en cuanto se alejan parecen fantasmas, personas irreales. Y es cierto que tras las columnas de soldados iban los civiles con víveres para proveerlos durante la marcha si esta iba a ser larga, en este caso son mujeres que según el artista abandonado en la espiritualidad de Marruecos, como luego lo haría Paul Bowles el que escribiera El cielo protector, que vaya ganas que tuvo de establecerse allí, pero en fin, era la época de destacar a base de extravagancias, mejor dicho, gente extravagante la hay en todas épocas, pero en aquella época molaba más, pues bien, así de tonto acabó el escritor pero el pintor millonario que vive allí afincado, amigo de la Legión Extranjera francesa que estaba entonces en Marruecos, le comenta a la artista de variedades que las mujeres van detrás de las columnas de soldados seguramente porque están enamoradas. Aires románticos para estos soldados tan alejados de la civilización.
La cinta puede resultar un suplicio para gente dinámica y de acción, para hombres con prisas, para personal cualificado y para muchos más, pero tiene su encanto y bonitos tramos y el ten con ten de Gary Cooper con Marlene Dietrich gusta bastante.
Marlene está divina, yo, un osado ignorante que parezco ave en corral ajeno, nunca había visto a Marlene Dietrich tan joven, creo, igual sí pero no me acuerdo. Tiene un aire casi desconocido, parece otra, y cuando canta... en cuanto canta ya se ve que es ella. Ahí hay una escena que es cuando le pide una flor a una joven espectadora que lo estás viendo venir... En agradecimiento la da un piquito. Luego ves esas mierdas, mierdas por lo que cuento, que no es que lo sean, en películas actuales, a dos mujeres que están en plena actividad sexual y esas escenas no tienen ni un ápice de asombro ni de erotismo ni más encanto que esa escena de Marlene vestida de frac besando a una joven del público, escena que ni siquiera es atrevida, pero es exacta, es oportuna, se adivina, tiene ese segundo de duración grabado para siempre y está resuelta con una clase importante. Luego sigue ella dejando esa estela de asombro y gusto refinado del que sabe contar y hacer las cosas.
El legionario y el pintor compiten por su amor, es una competición también con clase y merece la pena asistir a ella, tiene detalles de película seria, bien hecha, bien planificada y creíble, muy creíble. El trato de los personajes, el mundo castrense entremezclado con la sociedad civil, clase alta, moros y demás, viviendo allí en medio del desierto y con el tira y afloja entre la cantante y el soldado puede que levante el interés de algún buen espectador de este género. Bueno, que se ve que el tiempo, el viento que silba constantemente, y las mismas imágenes con un Gary Cooper y una Marlene más dibujados o esbozados que filmados, muestran que es una película y un argumento muy lejano, pero existió. No sé si hubo luego algo entre ellos porque al señor Cooper se lo rifaban. El que vale, vale, y el que no, para cabo.
floïd blue
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28 de marzo de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tándem Sternberg y Dietrich llega en Hollywood, tras su éxito con "El ángel azul", con un excelente drama, ambientado en las tortuosas callejuelas y zocos marroquíes, en donde los legionarios descansan, tras deambular bajo un sol de justicia, por océanos de arena.
Para ello se hacen acompañar de un actor consolidado, ya famoso en el cine mudo, como Adolphe Menjou, y por un joven emergente, destinado a convertirse en uno de los más grandes, como es Gary Cooper.
El film posee imagenes de gran belleza, que sirven de acompañamiento para la relación amorosa, tan bien resumida en los instantes finales de la cinta.
o0_oscar_0o
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22 de septiembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marruecos cuenta la historia de una mujer (Marlene Dietrich) que tiene que decidir entre elegir el camino del lujo, casándose con un millonario (Adolphe Menjou) al que no ama, pero que la adora; o seguir el camino difícil de la mujer de a pie, siguiendo su corazón y amando a un hombre que no podrá darle lujos ni comodidades (Gary Cooper). Con esta trama sencilla, Sternberg compone un relato en el que priman los gestos y las acciones sobre el diálogo como motor de la trama, y en el que lo dicho, muchas veces, está en contradicción con las acciones de los personajes protagonistas, cínicos y desencantados de la vida. Los personajes marcados por un pasado del que huyen, tienen el corazón endurecido por las malas experiencias pasadas, y no quieren volver a pasar por lo mismo. Es por eso, que no se deciden a dar el paso decisivo. Tom (Gary Cooper) cree que la cosa no funcionará, porque él no podrá satisfacer los deseos y las necesidades (de lujos) de Amy. Ésta, en cambio, ve a Tom como un mujeriego que no quiere comprometerse, porque es un golfo que frecuenta prostitutas.

El lastre de Marruecos, sin embargo, es precisamente su vertiente orientalista en el sentido negativo del término. Los maravillosos escenarios fueron construidos en los estudios Paramount de California, y el rodaje de la película nunca salió allí. Así, del país que da nombre a la película sólo vemos realmente su forma en el mapa del plano inicial de la película. La película contribuye a continuar con la tradición del siglo XIX que veía a oriente como lo opuesto a occidente en términos de moral y decencia, como universo decadente y peligroso: por Marruecos desfilan mujeres de vida licenciosa, prostitutas, oficiales cornudos, esposas infieles, millonarios decadentes, asesinos y legionarios libertinos. Es el mundo que se trata de colonizar, de civilizar y occidentalizar; un lugar que sirve de refugio a todos los desechos humanos de occidente que tienen un pasado que ocultar; y como tal sirve de marco perfecto para la historia que Sternberg desarrolla: La redención de una mujer de dudosa moral por el amor hacia un legionario. Vergonzosa es la caracterización que se hace en la película de las prostitutas marroquíes que hablan, inexplicablemente, un español extraño con un marcado acento yanqui que da risa. Sorprende que se cuiden tantos detalles de un modo tan meticuloso y que se escapen estas absurdeces al control del director.

Para la memoria queda la última escena de la película, de una belleza visual sobresaliente, y de lejos, la mejor secuencia de todo el film; también nos quedará el recuerdo de Marlene Dietrich besando a una mujer en el cabaret, en una escena insólita para los años que corrían.

Todo esto convierte a Marruecos en una buena película recomendable, aunque imperfecta y marcada por el paso del tiempo y el contexto cultural e histórico en el que se rodó.
Cavafis1979
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15 de abril de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente ambientación para que G. Cooper y M. Dietrich protagonicen una película en la que la tensión adopta forma sutil o implacable sensación de apremio pero siempre señala un camino de miradas, de gestos y de ademanes cagados de intención.
La acción trascurre con paso sereno pero certero, preparando con habilidad la secuencia posterior y, debido a su ubicación geográfica, consiguiendo que el viento del desierto se cuele entre los fotogramas para conceder verosimilitud a la trama.
Película muy seria, de alto empaque, tanto por su argumento como por su tratamiento cinematográfico, y de un enorme mérito que se acrecienta dada la fecha de su estreno: 1930.
Joya a reivindicar en la selecta filmografía de J. Stemberg.
ABSENTA
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