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Marruecos

Drama En una ciudad marroquí donde está la Legión extranjera, Amy Jolly (Dietrich), una cantante de cabaret que por problemas económicos se ve obligada a cantar en un café de segunda fila, tiene como novio a un rico pintor (Menjou), pero se enamora del apuesto legionario Tom Brown (Cooper). (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
15 de julio de 2019
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Dice Despotricador cinéfilo que "el cine es básicamente solo una cosa: un guión". Estoy de acuerdo en muchas de las criticas de este compañero de filmaffinity pero en esto no puedo estar más en desacuerdo.

Si el cine fuera básicamente una cosa (el guion) nos compraríamos el guion y no veríamos la película. Muchos guiones se editan pero casi nadie los compra. Por algo será.

Lo ideal es que guion y puesta en escena sean excelentes ambos pero he visto muchas pelis con buen guion pero más feas que pegarle a un padre con un calcetín sudado y otras con guiones convencionales y tópicos pero que son una maravilla absolutamente memorable.

Dicho todo eso el guion de Marruecos es mediocre y la puesta en escena notable pero anticuada.
haroldymaude
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16 de agosto de 2023
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226/14(15/08/30) Film muy envejecido por el paso del tiempo, notándose que estamos ante un film que surgió en los inicios del cine sonoro. Drama romántico muy plano, donde los protagonistas se comportan de forma estereotipada, sin gradualidad alguna, todo se desarrolla por imperativo del guion. Fue la segunda colaboración (tras “El Ángel Azul”)de las siete que tuvieron el director vienés Josef von Sternberg y la berlinesa Marlene Dietrich (fueron además amantes), siendo el primer film de ambos en USA, aquí de partenaire, tras el gran Emil Jannings, le toca el turno al espigado galán Gary Cooper, y un rol secundario el elegante Adolphe Menjou, para una trama prototípica del tiempo, donde para entretener a los espectadores de la Gran Depresión, se les intentaba trasladar en las cintas a escenarios exóticos (daba igual que todo se rodara en California), casi siempre en Oriente, se suponía un lugar de libertinaje y de misterio donde las normas tradicionales se transgredían, y donde la aventura era latente. El guion de Jules Furthman (“La tragedia de la Bounty” o “Rio Bravo”), adaptando (cambiando el final) la novela de 1927 “Amy Jolly” (sobrenombre que evoca su pasado de prostituta en Paris, del que no se hace mención) de Benno Vigny, la película trata sobre una cantante de cabaret a la que da vida como no la Dietrich y un legionario embestido por Cooper que se enamoran durante la guerra del rif, y cuya relación se complica, amén de la aparición de un hombre rico que también está enamorado de ella.

En Mogador, Marruecos, a fines de la década de 1920, una unidad de la Legión Extranjera Francesa regresa de una campaña. Entre los legionarios se encuentra el soldado Tom Brown (Gary Coooper). Mientras tanto, en un barco con destino a Mogador se encuentra la desilusionada cantante de club nocturno Amy Jolly (Marlene Dietrich). El rico La Bessière (Adolphe Menjou) intenta conocerla, pero ella lo rechaza. Amy se convierte en la cabeza de cartel de un club nocturno. Después de una actuación, vende manzanas (sutil simbolismo cristiano sobre la fruta prohibida, la de la tentación) a miembros de la audiencia, incluidos La Bessière y Brown.

Es una cinta muy superficial, sin capacidad de hondura, donde los roles se comportan de forma al límite, no he empatizado con unos personajes acartonados, me daba igual lo que fuera de ellos, pretende en su final que nos emocionemos y lo más que me ha sacado es una mueca de: ‘Pero y esto’. Solo se sostiene en un trio actoral reputado, pero ninguno está en su mejor momento en esta producción, donde la narración me ha sido propia de sacada de un molde, con un romance tan prefabricado que nunca me ha sido real, y ya no digamos el papel del pagafantas ricachón, un esperpento de soplagaitas inverosímil. Por supuesto que tenemos el clásico embelesamiento del director por el rostro de la Dietrich, con la fotografía en gloriosa b/n de Lee Garmes (“Scarface” o “El expreso de Shanghái”), donde la iluminación realzaba sus talladas facciones y ocultaba su bulbosa nariz. Esta fascinación provocó problemas de envidias durante el rodaje, donde Cooper se sintió marginado por el realizador austriaco. Todo discurre en base a sobreentendidos, donde las motivaciones de los personajes me son veletas, sobre una plantilla de la que no se sale, donde la acción resulta esquemática, con ese enfrentamiento plano entre el protagonista y dos sicarios, o una escena bélica bastante mal rodada, y en medio de la tensión de un tiroteo el director corta. Todo parece un esbozo de algo por mucho por pulir. Con unos diálogos escasos (seguramente fruto del mencionado tiempo de estar en los albores del cine sonoro).

Hay sub tramas que se notan tiene más vida que la que el da el director, como es el romance adúltero entre una mujer esposa de un oficial y Frank, se deja caer para pasar de puntillas sobre ella. El triángulo romántico entre el legionario, el ricachón caballeroso con vértice en la cabaretera, me ha sido manufacturado, todo muy naif, sin chicha, previsible en como ella ama al que tiene nada, y como mucho le despierta simpatía el que tiene todo. En la vertiente exotismo me ha sido un batiburrillo de clichés, donde las mujeres orientales son libidinosas que se pirran por los soldados, estos son unos gañanes mujeriegos empedernidos, y los oficiales son un os pazguatos rígidos, nada nuevo bajo el sol.

La película ha pasado a la posterioridad por sobre todo una escena políticamente incorrecta en su tiempo, donde Marlene canta en un cabaret vestida masculina (un frac con sombrero de copa), y que al finalizar la cantante da un pícaro beso a una mujer en la boca, y que se permitió porque aún estábamos en la era pre Code de censura. También famosa su última escena (spoiler), aunque para mí esto me resulta muy artificioso y muy melodramático. Marlene hace de Marlene, mujer de vuelta, que se las sabe todas, cínica, hastiada, aunque no se sabe porque, ambigua sexualmente, pero que cuando se enamora lo hace profundamente. Gary Cooper como un seductor militar, al que le cuesta comprometerse.
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TOM REGAN
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20 de abril de 2021
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, que es un clásico, me ha aburrido soberanamente. Por la época, se sitúa en los albores del cine sonoro, un momento de transición fundamental en la historia del cinematógrafo.

Mientras la veía, intentaba estar atento a los detalles de las interpretaciones, pero me costaba mucho por los lentos movimientos de cámara, y sobre todo, por la ausencia de banda sonora, más allá de algún "tam tam" de los típicos de la región. Estamos acostumbrados a que la música añada ritmo a los films, así como a entretenernos también de otra forma. Por eso en este caso me parece una falta fundamental.

Como digo en una de mis listas, me encanta el cine clásico. Disfruto mucho del cine que se hacía antes. Las décadas 30-40-50 son apasionantes. La época dorada del Hollywood de los grandes estudios. También disfruto del cine de principios de siglo, cuando dejaron su huella indeleble los tres grandes maestros (Lloyd, Chaplin, Keaton) y otros como Laurel y Hardy o tantos otros.

Por otra parte, voy perdiendo el miedo a hacer críticas negativas de cualquier película, y también de los clásicos.
Si me aburro, me aburro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinéfilo compulsivo
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