Paso al noroeste

Las aventuras épicas siguen los patrones del western ,aunque, propiamente, no es tal. La acción transcurre en el este, donde los intereses geopolíticos aliaron a los franceses y a los indios. Todavía no se había declarado la independencia de EE.UU de la corona de Inglaterra. Esta se produjo en 1789, curiosamente el mismo año de la revolución francesa que liquidó la monarquía de los Borbones. Sólo así puede entenderse el argumento, situado en su contexto histórico. Los rebeldes americanos lucharon contra ingleses, galos e indígenas. Vista hoy en día, la película parece patriotera e imperialista, pero así fueron las cosas. No por ello deja de ser una espectacular producción. Es bastante explícita mostrando la crudeza de la guerra y su falta de piedad, con muy pocas excepciones, para quien se considera el enemigo.

Basada en un hecho histórico, Vidor nos muestra una aventura protagonizada por el infalible Spencer Tracy en el papel de duro Mayor Rogers, comandante de una fuerza de Rangers que deben de realizar una incursión en medio del Canadá francés.

La película tiene todos los ingredientes del género: paisajes, romance, persecuciones, luchas, heroismo,... Funciona igual que otras como "Robin Hood" o "El capitán Blood". Los buenos son buenos, los malos son malos. Está hecha con ese maniqueismo ingenuo de los años 40, justo antes de la IIGM. Evidentemente ahora despertaría las furias de cualquier defensor de lo políticamente correcto. Pero eso es lo que se vendía en 1940.

Además de ser una de las primeras producciones en color, un mérito añadido es que Vidor filmó varias de las escenas en la naturaleza, entre ellas la famosa secuencia del cruce del río.

Y ojo también al naturalista-pintor cuya aspiración es ser tan famoso como "Velazquez o Rubens"

Para pasarlo bien

Esta es sencillamente la mejor película de la historia sobre el Canadá colonial. En primer lugar por el año en que fue estrenada, 1940, la mejor época del cine de aventuras en mi opinión, la del Hollywood más puramente clasico y, aún por encima, en technichor, al estilo "Lo que el viento se llevó" o "Robin de los Bosques" (1938), quiero decir que una película de este período a color cobra un valor especial. En segundo lugar por la fotografía, sin olvidarnos en ningún momento del año en que nos situamos, es espectacular que fuera rodada en paisajes reales y poder verlos con ese tono de época. En tercer lugar por la calidad de la película en sí misma, basada en una novela, y por su argumento, ambientado en el siglo XVIII cuando la mayor parte (por no decir todas) las películas sobre el Canadá colonial se sitúan en el siglo XIX. Además está protagonizada por Spencer Tracy en su esplendor quien hace un esfuerzo encomiable y logra transmitir la sensación de cansancio y sufrimiento incluso hasta la muerte que produce todo el viaje que la misión que les encomiendan conlleva; así como dirigida por el gran King Vidor. La película versa sobre los rangers originales, sobre los "Courier des boises", en este caso los equivalentes ingleses, y la gran rivalidad, todavía en un período de disputas de territoiros y de estado de guerra entre Francia e Inglaterra y el papel que jugaron los indios como aliados o enemigos de unos u otros o por su cuenta. Lo dicho, es una obra imprescindible y un documento histórico que el cine debe preservar.

Este mismo año empecé con King Vidor ya que me recomendaron 'Guerra y paz', una recomendación que fue en balde porque me pareció un tostón de gran presupuesto; hoy ha tocado, también por recomendación, 'Paso al noroeste' y, aunque la cosa parece mejorar, King Vidor aún no me ha ganado para ser adepto suyo.

Basada en la novela de 1937 'Northwest Passage' (parece que solo en parte, ya que el subtítulo del título en inglés lo cita como 'libro 1' y no todo es verídico), la película sigue a Spencer Tracy y a su tropa en busca de indios que iban causando estragos.

Entrando en el quid del título de la reseña, me ha gustado. Eso sí, sin idolatrar.

La historia de Rogers y sus hombres tiene buena pinta al principio, sobre todo con esa presentación del propio Tracy que no deja a su personaje en buen lugar (luego se ve que nada es lo que parece y es un excelente comandante). Es en pleno campo de batalla donde la cinta empieza a hacerse reiterativa con tanta secuencia de pasos y diálogos entre los soldados en el que llega un punto en el que se hace algo cargante; hay tramos a destacar como el principio en Portsmouth y la propia batalla entre soldados e indios, aunque más allá de eso no hay nada especialmente destacable. Aspectos como interpretaciones, dirección, fotografía o dirección artística son correctos sin más.

Noto que King Vidor tiene algo que aún no he podido descubrir al contrario que mucha gente que lo considerará como la leyenda del cine que ha terminado siendo, pero para esto de las reseñas hay que ser principalmente sincero y aún no ha llegado el momento de alabarle. Aún así, este es un peldaño menos para conseguir eso.

Este es el inventario mental que hacen poco más de un centenar de rangers, antes de entrar en batalla atacando de madrugada un poblado de indios abenakis. Desde Portsmouth habían salido en 1789 más de doscientos miembros de esta especie "guardabosques" formados al amparo del Ejército británico en su lucha con los franceses en la llamada guerra de los Siete años.
Al mando de todos el mayor Robert Rogers (Tracy), intrépido, valeroso, buen estratega y con una capacidad enorme para mantener bien alta la moral de sus soldados. Su objetivo, hallar el llamado Paso al Noroeste, cuando a falta de caminos había que atravesar pantanos, lagos, ríos caudalosos (magistral la escena cruzando uno de ellos con una cadena de hombres unidos codo con codo, aunque pensamos que bien podía haber cumplido este papel un par de buenas cuerdas), montañas cargados con las canoas y, sobre todo, un territorio dominado por los peligrosos abenakis y por los destacamentos franceses.
La misión encomendada es lo primero y a ella deben subordinarse todas las demás cosas, el hambre incluido. Por eso Rogers devuelve al fuerte de origen sin contemplaciones los soldados más indisciplinados y suprime de raíz cualquier conato de rebeldía. Incluso los soldados heridos quedaban abandonados durante las marchas a su suerte, que era la muerte, uno de ellos con la pierna fracturada y otro enfermo de gravedad. Hay una única excepción, el joven pintor Landon Town (Young) que, con el apoyo de sus amigos, la enorme confianza que le insufla Rogers y los emplastos que le aplican, consigue finalmente sobrevivir a un balzao y regresar al lado de su amada.
Emotiva es la despedida de Rogers y de Landon cuando los rangers deben partir a una nueva misión. Un nuevo Paso al Noroeste, porque este en realidad es un símil de la aventura de la vida de cada persona que le debe llevar a culminar los sueños de su corazón.
Una bonita cinta de aventuras y una notable lección de historia, disciplinas ambas que dominan con maestría los cineastas americanos. Y vamos a dejarnos de bobadas imperialistas o militaristas que estamos en 1940.