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Gunga Din

Aventuras Cutter, MacChesney y Ballantine, tres sargentos del ejército británico unidos por una estrecha amistad, son enviados a una zona montañosa de la India para averiguar las causas de la extraña interrupción de las comunicaciones telegráficas. Los tres vivirán, en compañía de Gunga Din, su porteador de agua, diversas aventuras que les enfrentarán a los temibles tags, una secta de adoradores de la diosa Kali. Descubrirán, además, un templo ... [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
4 de junio de 2010
16 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
...y digo "pobre" (en más de un sentido) porque aparte del título, pocos méritos se lleva este segundón de la historia, despreciado, insultado y manipulado por todos. Claro, es hindú y sólo los flamantes ingleses pueden ser graciosos, civilizados y sublimes. Supongo que se le dio este nombre a la cinta para favorecerse del renombre de Rudyard Kipling (el autor del poema homónimo), pero creo que si el escritor levantara la cabeza, se arrancaría los pelos.
He intentado mirarla con ojos de los años 30, como hago siempre que miro cine de años ha, pero por mucho que lo intento, no consigo ver más que un producto para lucimiento del "gracioso" trío protagonista. Un guión absurdo, bravucón, chauvinista y una bufonada (quitando un par de gags que debo reconocer, son graciosos).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Aegidus
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3 de febrero de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo el sol de la India, donde vivía yo al servicio de Su Majestad la Reina, de toda la tropa de piel oscura, el mejor hombre al que conocí era el bhisti del regimiento: Gunga Din.


A finales de los años 30, las películas de aventuras épicas coloniales era un tremendo éxito: Beau Geste, Tres lanceros bengalíes, Las cuatro plumas, etc y RKO decidió con 'Gunga Din' ofrecer una gran superproducción. Y fue un gran éxito de taquilla. La RKO compró los derechos de ese breve poema de Kipling a su viuda. En un principio, William Faulkner afrontó la adaptación que pasó posteriormente a Charles MacArthur y Ben Hecht. Este último tuvo un año triunfal en 1939 firmando los guiones de 'La diligencia', 'Cumbres borrascosas' y 'Lo que el viento se llevó'. No en vano, Hecht era uno de los guionistas mejores pagados. La adaptación que hicieron ambos guionistas, en la cual hubo otros escritores que fueron puliendo partes de guión (Joel Sayre yFred Guiol fueron los únicos acreditados), estuvo lleno de añadido adicional respecto al poema de Kipling.

'Gunga Din', que significa "Espíritu del Ganges", cuenta las aventuras de tres soldados británicos en la India colonial a finales del siglo XIX. Junto a ellos va un aguador hindú llamado Gunga Din que aspira a ser soldado de su Majestad y se enfrentan a una temida secta de estranguladores llamados "Thugs". Este último elemento es la parte principal que se le añade a lo escrito por Kipling. A lo largo de la película, los protagonistas se topan con esos estranguladores, con adoradores de Kali, fosas de serpiente, templos laberinticos, puentes colgantes, grandes y pequeñas peleas y finalmente una batalla. En primer visionado da cierto aire a "Indiana Jones y el Templo Maldito" salvando las distancias, claro está. Por otra parte, vista desde otra perspectiva, es un western encubierto. De hecho en 1962 hubo un remake llamado 'Tres sargentos' que se ambientaba en el Oeste Americano y en 1951 hubo otro llamado 'Tres soldados' que guardaba más fidelidad al relato de Kipling.

En un principio, la dirección fue otorgada a Howard Hawks a quien la RKO miraba con recelo debido a los retrasos en la producción de 'La fiera de mi niña'. Finalmente se contrató a George Stevens, quien se había distinguido en los últimos años en el estudio en películas como 'Señorita en desgracia', 'Olivia', 'En alas de la danza', 'Annie Oakley' y 'Sueños de juventud'. Lo que en un principio pareció una decisión económica, disparó el presupuesto ya que Stevens insistió en rodar en los exteriores del desierto de Long Pine en California, extendiendo el plan de rodaje de los 64 días previstos a los 104. Aún así, Stevens ofrece una aventura bien orquestada, tensa, que mezcla lo burlesco con lo épico y bien rodada, conjugada con una fantástica fotografía, montaje final, caracterización de extras y una dirección artística a reseñar, en especial la aldea del primer ataque y el templo que sale en el tramo final. La autenticidad que requería Stevens se ve claramente expuesta.

La elección del reparto era fundamental para conseguir la química especial al estilo de Los tres mosqueteros. Victor McLaglen, que recientemente había ganado un Oscar como mejor actor por 'El delator', fue elegido como el bruto y noble sargento. A Cary Grant se le ofreció el papel del galante soldado pero lo rechazó para hacer de Archibald (como su nombre real) Cutter, un personaje más cómico, como un niño pequeño. Dos semanas antes del rodaje, se eligió a Douglas Fairbanks jr. para hacer de ese galán, quien se quiere casar con su prometida, una jovencísima Joan Fontaine, mientras sus dos compañeros tratan de impedirlo, muy al estilo de 'The Front Page' o la posterior 'Luna Nueva'. Este trío parecía la perfecta combinación de héroes que pedía el público, que defendía valores de camaradería, amistad, lealtad, entrega, etc. Y quien da nombre a película, Gunga Din, estaba pensando en un principio para Sabu, pero Alexander Korda no lo quiso ceder ya que estaba en preproducción con 'El ladrón de Bagad'. Se eligió entonces, en una sorprendente y a l vez acertada decisión, a Sam Jaffe, cuya más reciente aparición había sido en 'Horizontes Perdidos'. En general todas las actuaciones son estupendas, desde ese trío tan carismástico, pasando por ese Gunda Din tan noble y sacrificado como cómico y ese guru de los Thuggee, tan amenazante cuando sale.

Y es que 'Gunga Din' lo tiene todo: pasión, romance, épica, buen humor, con personajes inolvidables acompañados de un ritmo in crescendo, una fantástica música y una realista ambientación, todo lo que combina una buena película de aventuras.
Javi
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13 de agosto de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas sobre guerras coloniales, a día de hoy, no resisten un análisis histórico o socio-político por su opresión injusta sobre los pueblos colonizados, que con el tiempo y la justicia a su favor consiguieron la independencia y la libertad. Me parece absurdo juzgar un film con los criterios antes apuntados, porque Hollywood creó películas de evasión y es sólo su contenido artístico lo que debemos valorar, como siempre ha ocurrido en el cine clásico de aventuras.

La RKO había comprado los derechos de un relato de Kipling, trataba de el sueño de un aguador hindú, Gunga Din, un humilde nativo que pretendía ser corneta del ejército británico, a ello se sumó una idea de los famosos guionistas Ben Hecht y Charles McArthur, que ya la habían llevado a la pantalla como “The Front Page”, en la que dos amigos intentaban que no se casara un tercero y permaneciera con ellos trabajando en la prensa, aquí que continuara en el ejército. Howard Hawks estuvo cerca de dirigirla, pero sería finalmente George Stevens el que la filmó. “Gunga Din” es una de las más populares y emotivas películas de aventuras de todos los tiempos, perteneciente al subgénero del cine de aventuras coloniales, una historia heroica y épica que enaltece la amistad, la camaradería e incluso deja un amplio espacio para la comedia.

No es casualidad que incluyera a dos de sus protagonistas: el intrépido Cary Grant (Cutter) y el fordiano Victor McLaglen (MacChesney), que eran actores muy versátiles para el género de la comedia, sumándose a ellos Douglas Fairbanks Jr. (Ballantine). No faltan excelentes gags heredados del cine mudo alguno de ellos, que hacen el film ameno y desenfadado. El duro MacChesney tiene a la elefanta “Annie” como mascota y a Cutter le atrae el oro y las joyas, en cambio a Ballantine le ha conquistado la bella Emmy (Joan Fontaine) para llevarlo al altar, cosa que no ven con buenos ojos sus dos amigos, sin olvidarnos de Gunga Din (Sam Jaffe) que a solas, suele ensayar los ritos marciales del soldado inglés. En general, el humor es una estrategia adoptada para relajar los momentos de tensión y aligerar la violencia implícita.

En la India a finales del siglo XIX, tres sargentos del ejército de su graciosa majestad, son amigos inseparables que se han hecho famosos entre sus camaradas a causa de su carácter pendenciero. Mientras tanto, la secta de los “Thugs”, adoradores de la diosa Kali, se rebelan contra el ejército colonial inglés y cometen acciones violentas, como la toma de la ciudad de Trantapur, matando a su guarnición militar. Liderados por un “gurú” que los adoctrina, (Eduardo Ciannelli), planean el exterminio de los “perros ingleses”, refugiándose en el templo que guarda las joyas y el oro. Repleto de planos hermosos y encuadres perfectos, enlazados con un relato vigoroso y febril, una primera parte del film mucho más jocoso y distendido para pasar a la parte final, mucho más épica y cargada de emoción y sentimientos profundos en esta bella y exótica historia. Un tipo de cine que desapareció hace mucho tiempo, pero que guarda un lugar especial en nuestra niñez y en nuestra memoria, desde aquellas “sesión de tarde” de los sábados en la aparatosa y vetusta televisión de blanco y negro.
Antonio Morales
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19 de abril de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada hay que decir que nos encontramos ante un clásico del cine de aventuras sin discusión, todo un éxito en su época y la película, haste ese momento, más cara de la RKO.

Si el film busca entretener, acepto que lo consigue, pero si lo que pretende es además estremecer, ahí no es que no lo consiga, es que ni lo intenta. Porque "Gunga Din" no es más que un divertimento agradable, una película de colegas, que por encima de la acción, la trama o lo dramático de las situaciones, prima el colegueo de sus protagonistas.

Hay momentos épicos logrados, hay una historia y hay 4 grandes intérpretes, pero más allá de emocionar el film busca un entretenimiento muy ligero, algo para todos los públicos, donde por tremendas y límites que sean las situaciones, el chascarrillo, la gracieta, prima sobre la acción-emoción, con la excepción de esa gloriosa subida de Gunga Din a la torre con su trompeta, sin duda un momento icónico en la historia del cine.

No es este el tipo de cine clásico que más me gusta, pero mantiene ese punto de trabajo bien hecho y de entretenimiento que tan grande hicieron a Hollywood.
zymu
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11 de agosto de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La R.K.O. decidió echar la casa por la ventana y se gasto dos millones de dólares de la época en una superproducción de aventuras. El dinero se intuye más en los gastos de intendencia entre tanto extra, elefantes y parafernalia varia que hubo que trasladar a exteriores en el desierto patrio que suplía las, entonces, exóticas tierras indues. Al final, salvando la gran batalla, la cosa no es como para tirar cohetes. Buen ejemplo es el "apañadito templo" que firma el reconocido director artístico Van Nest Polglase.
Fue una gran éxito y se convirtió en el paradigma del cine de aventuras. Uno puede comprender que si la vio en la España de los 60 pudiera pasar un buen rato y más si tenias menos de 15 años. Sorprende sin embargo que, sobre todo en ambas costas de lo USA, acostumbrados a ver mucho cine y habiéndose estrenado cintas similares como "Tres lanceros bengalies" (1935), "Beu Geste" ese mismo año junto con "Las cuatro plumas", o "La carga de la Brigada ligera" (1936), triunfase esta descafeinada cinta con pretensiones épicas trufada de un humor rayano en las payasadas, que no acaba de encontrar el equilibrio para que el conjunto sea minimamente creíble y que como se ha dicho, creo que acertadamente, entronca con aquellos tebeos "pulp" tipo "Roberto Alcazar y Pedrín".
No hubiera estado mal ese derrotero si se hubiese apostado sin otras pretensiones por ello. El lustre, el poso, le emoción que a la vista del paso del tiempo hoy resulta casi indignante y políticamente incorrecto, se busca en unos versos del Nobel Kipling que incluso aparece representado en la película, para que el servil Gung Din acabe como esa fiel mascota a la que todos adoramos.
El despiadado colonialismo y la situación social de la India como diría el exhonorable Pujol: no toca.
George Stevens bastante tiene con sacar algunas escenas para el recuerdo del planteamiento heredado de Howards Hawks que es quien la iba a dirigir previamente.
La tripleta protagonista se lo pasa en grande imitando a los Marx, sobre todo Cary Grant, y la legión de guionistas, acreditados o no, van saltando de acá para allá, entre movimientos de tropas, ritos misteriosos, camaradería e intentos de que Douglas Fairbanks Jr. no se case con la siempre bella Fontaine. Al pobre Gunga Din acabó de rematarlo Peter Sellers en la impagable "El Guateque" (Blake Edwuards / 1968).
Lo dicho un tebeo sobrevalorado para un publico inocente que la inminente guerra mundial espabiló a la fuerza.
ELZIETE
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