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Un buen año

Romance. Comedia Max Skinner (Russell Crowe), un experto en inversiones viaja desde Londres hasta Provenza para vender un pequeño viñedo que ha heredado de un tío al que estuvo muy unido en su niñez. Lo que no esperaba en absoluto es que éste fuera el punto de partida de un estimulante capítulo de su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
16 de noviembre de 2006
36 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable regreso entre dos grandes del cine, como son Ridley Scott y Russell Crowe; estos maestros que hicieron una obra maestra como fue Gladiator, se reúnen de nuevo para hacer una sencilla y muy bella comedia romántica. No es una película para tirar cohetes pero dentro de su sencillez existe un mensaje precioso, que es valorar la vida más que el trabajo.

Lo mejor es sin duda la fotografía y el viñedo, ya que al finalizar el filme te entran ganas de comprarte otro igual. En fin, la cosa es pasar un rato agradable para quitarse el estrés de la semana y probar durante dos horas un buen vin...digo ver una buena película.
Juan Carlos Deán
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5 de noviembre de 2008
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable y discreta comedia que se deja ver desde el principio hasta el final sin llegar a aburrir. La fotografía es la firma inconfundible de Ridley Scott, con escenas que llegan a estar rodadas prácticamente en azul y negro, con mucho detalle ocupando la pantalla y composiciones clásicas. La hermosura de la Provenza francesa, simbolizada en la mujer, la benignidad de su clima y el mundo de los recuerdos dejan un buen sabor de boca al final.
Erredosdedos
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26 de mayo de 2007
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que estamos ante una película sencilla, en el mismo sentido que decimos que sencillos son los mayores placeres de la vida. Se nos muestra en forma plácida cómo es posible ser feliz a partir de pequeñas premisas.
Obviamente, estamos ante una elección tramposa, o por decirlo en otras palabras, tautológica. La pregunta aparente sería: ¿qué prefieres? ¿Ser millonario, o vivir como en un cuadro de Cezanne? Pero todos sabemos que la pregunta real es otra, que se adapta perfectamente a cada espectador, en cualquier rincón del mundo.
Las opciones aquí presentes no son accesibles al hombre común, aunque obviamente la enseñanza final sí. Pero mientras tanto, nos recreamos con la sensualidad francesa -desde el paisaje, pasando por las mujeres, hasta la música y por supuesto la infaltable presencia del vino.
Se ha comparado a esta película, a veces desfavorablemente, con 'Bajo el sol de Toscana', en versión masculina y francesa. Obviamente tienen un mismo lineamiento general, pero no creo que se pueda decir que son películas fallidas.
Apuntan a un público determinado -creo que de entrada ya sabes si te va a ir la peli o no- y tienen un mensaje predeterminado, que ya sabes incluso antes que empiece la peli. Pero igual queremos verla, porque el placer está en ver cómo te lo cuentan.
dadise
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18 de agosto de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se entiende que esta película es una estulticia, aparentemente. Ya el hecho del inicio con ese experto en finanzas dirigiendo la compra y venta de acciones como jugando al monopoli para que suban y bajen según da, nos dice de la simpleza del argumento.

Pero el señor Scott nos lleva al mundo de ensueño con mano maestra, una propuesta simple, a la vez extraña, que algunos no la tragarán, pero otros podrán aceptarla como el que mira un escaparate sin intención de comprar nada; vemos un mundo democrático tradicional, de cariño por los valores heredados, por el buen vino, por lo caro, por las viejas estampas de la civilización europea. Un mundo que rechaza la globalización, que al fin y al cabo es algo impuesto para la eliminación de fronteras y que el capitalismo avance hacia nuevos mercados. Un mundo sin negros, sin refugiados, sin peligros, un mensaje muy simple, no tan subliminal.

Hay que entenderlo, no es cuestión de aceptarlo si no de verlo. Y son bonitas estampas y se supone que el vino ese de reserva del que quedan pocas botellas es el bueno, y el más caro por tanto; la oferta y la demanda, principio básico, aun en el amor. Sí, hay historia de amores que convergen a demanda, de buena calidad porque las protagonistas no son feas precisamente. Es amor del caro.

Pregunta el banquero al director que si tiene un Van Gogh guardado en su caja fuerte y expone una réplica exacta por seguridad, ¿cuándo ve el original? Es simple la repuesta, menos veces. Sí, es ridículo que teniendo algo excelente se esconda y no se disfrute teniendo en cuenta que están en un mundo sin fealdades y sin problemas, si fuera el mundo real sería lo lógico, porque si no, ya se lo habrían robado; por eso la propuesta del señor Scott, por decir un responsable de este film, encierra el mensaje de que en tu mundo, esconder lo auténtico, lo bonito, es una tontería, pero claro, tu mundo debe estar fuera del mundo real. De esa forma el argumento deja de ser insustancial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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10 de julio de 2007
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que tiene su miga y es resultona esta comedia a ratos nostálgica y a ratos descacharrante, que mantiene un buen ritmo y una atmósfera con sabor a tradiciones pausadas mezcladas con el vertiginoso pulso de la gran urbe, para que poco a poco vaya ganando por la mano el encanto de lo antiguo y de todo aquello que se mantiene a lo largo de generaciones.
Con todo eso me vengo a referir a que el protagonista, un agresivo agente de bolsa londinense, astuto, ambicioso, prosaico y nada dado a romanticismos, se encuentra de repente con una herencia sorprendente: un château (o gran mansión rural rodeada de viñedos) en Francia, legado por un tío suyo que ha muerto sin descendencia. El protagonista comenzará a causa de ello un viaje hacia su niñez perdida, que transcurrió en el château, y se le planteará el dilema de conservarlo o venderlo. Si lo conserva respetará la memoria y los deseos de su tío así como su legado familiar, pero si lo vende recibirá mucho dinero contante y se quitará de encima el problema de mantener una finca tan grande. En un principio piensa venderlo, pero irá descubriendo que la cosa no es tan sencilla cuando empiece a familiarizarse de nuevo con el lugar, con sus gentes, cuando el amor llame a su puerta y aparezca otra persona para reclamar la finca.
Buena fotografía, bonita música, un guión sencillo y simpático a veces muy inspirado, unas buenas actuaciones (sobre todo de Albert Finney e incluso de Russel Crowe, los demás están correctos).
El mensaje nos habla de las voces del pasado, del respeto a la memoria de quienes nos precedieron y de la belleza de la infancia, que nunca se debería perder.
No es una maravilla, pero tampoco es una propuesta desdeñable y se disfruta.
Vivoleyendo
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