Dos mujeres

En una esquina cualquiera de la Italia rural Vittorio de Sica ofrece la imagen que buscaba. No es un don nadie, sabe lo que hace y coloca ante nosotros a Sophia Loren, la rodea de personajes vulgares del campo, la envuelve de hambre, miseria, miedo y mantiene una incertidumbre que, no hay duda en ello, casa fielmente con la realidad. Esa imagen supone la esencia de "Dos mujeres": en el pueblo de Sophia Loren, da igual la que sea, podría ser en la iglesia con Belmondo y los campesinos o en la cama de su casucha con su hija. Si esa imagen es el retrato perfecto de un momento, todo lo que viene antes y lo que viene después con el camino de ida y vuelta como protagonistas, es lo que hace de Vittorio de Sica un cineasta brillante.

La sensualidad de una Sophia Loren imponente físicamente (y eso sin enseñar absolutamente nada) viene acompañada de una interpretación impecable. La fuerza del cariño de madre a hija se desprende en cada minuto, en Roma al principio, en el pueblo y en el nefasto camino que recorren arriba y abajo. Un trabajo desgarrador, dramático (eso ya lo sabíamos) y recomendable pese a su crudeza. La fase final de la guerra, cuando son años de sufrimiento los que se arrastran, ofrece el peor retrato posible pero ese sentimiento de protección maternal, de supervivencia, de amor... ah!! queridos humanos!!, esa es la esperanza de la especie, no todo es pesimismo.

32/01(05/02/11) Vittorio de Sica ofrece aquí otra obra encuadrada en el Neorrealismo italiano, una cruda historia de amor de una madre a una hija. Estoy de acuerdo con el FA Mikel, es una obra a la que el tiempo ha maltratado. Este es uno de esos films que quedan empequeñecidos por el poderío de una interpretación, en este caso una colosal Sofía Loren, pues todo lo que no sea ella me es débil, forzado y manipulador. El hilo argumental tiene como escenario Italia durante la Segunda Guerra Mundial, comienza en Roma donde una viuda, Cesira (Magna Sofía Loren), decide abandonar la ciudad con su hija de trece años, Rosetta (excelente Eleonora Brown), huyendo de los bombardeos que asolan la urbe, se dirigen a las montañas, al pueblo de la familia donde tampoco podrán escapar a las dificultades de la contienda. La historia quiere ser una denuncia de todas las Guerras, pues siempre pierden los mismos, los civiles, pretende confrontar ideas y ser una radiografía de un tiempo y un país asolado por las penurias, pero todo ello me llega forzado, me lo tengo que tragar con argumentos pueriles, el tiempo ha desfasado a este film, el comportamiento de la madre con su hija no sé si tacharlo de irresponsable o de cándido, vagar ellas dos solas por caminos desiertos plagados de soldados es llamar a la tragedia a gritos, por esto el guión me ha resultado enclenque, parece únicamente destinado a su tramo final, a la escena que da sentido a lo que hemos visto hasta entonces (spoiler), aunque ahondando en esta escena cabe tacharla de cobarde (spoiler. La cinta la sostiene la opulencia tanto física como actoral de una majestuosa Sofía Loren, una bestial actriz en puede su trabajo cumbre, es un dominio tan absoluto de la escena que todo lo que no pase por ella es intrascendente, es una Loren que desborda una belleza y sensualidad abrumadora, maneja los gestos, la mirada, la voz, es un derroche de transmitir sentimientos, nos llegan sus miedos, su fortaleza, su rabia, su odio, su tristeza, su frescura y sobre todo su amor por su hija, una poderosa oda materno-filial, que tiene su punto álgido en la brillante escena final (Spoiler), todo un homenaje al amor más puro, con unas reminiscencias religiosas innegables. Recomendable a los que gusten de un excelente tributo al amor madre-hija ello encuadrado en un drama duro. Fuerza y honor!!!

Impresionante y desgarradora obra contada con el estilo habitual de De Sica. Directo y árido pero no por eso menos poético.

Como bien leí en una buena crítica mas arriba, los realizadores nos enseñan de manera magistral como los grupos/sociedades se van acostumbrando a lo que sea gracias a la falta de información. En el caso particular, como los campesinos de la Italia profunda se sienten al margen del gobierno impuesto por Mussolini y sus secuaces, tratando de vivir su vida obviando el escenario histórico que se desarrollaba a algunos kilómetros de distancia.

Sin duda el maestro italiano rompe el molde al no concentrar demasiado la atención en lo anterior. Si bien lo cuenta con autoridad, su pluma también se desliza para contarnos de lo demencial que resultan los tiempos de guerra. Así es como no se conforma con el facilón recurso de demonizar a los alemanes ni a los camisas negras, si no que también se ceba con los aliados. Bombardeos, metrallas a civiles y ni hablar de los goumiers marroquíes que acompañaban a los franceses. A estos últimos eligió para protagonizar la impactante escena de la iglesia.

Los diálogos y excelentes interpretaciones ayudan a que nos creamos todo lo que pasa. Por ahí anda un Belmondo muy comedido y correcto, representando a un intelectual de izquierdas con más teoría que práctica. Pero sin duda la palma se la lleva la Loren. La maravillosa Sophia derrocha con cada paso su sensualidad arrolladora y sorprende con una interpretación impecable de mujer fuerte e independiente, de esas que hacen huir a los simplones como uno.

Es la primera consecuencia de una guerra, la ausencia de seguridad, no hay ley, sólo la del más fuerte, por tanto los que más sufren son los mas débiles en la sociedad, los ancianos, los niños, las mujeres y eso es lo que refleja más intensamente la película.

Eso, y como la madre sufre más por el sufrimiento de su hija que por el suyo propio algo que todas las que somos madres compartimos, el amor de una madre por su hijo es igual en todas las culturas y todas las épocas.

La película es preciosa y la escena final es absolutamente conmovedora.

Cada vez me gustan más las grandes películas italianas de los cincuenta y sesenta. "Dos mujeres" también me ha parecido magnífica. Que gran director era De Sica, y qué decir de Sofía Loren: además de exhuberante y bellisima: ¡qué gran actriz!
También me ha llamado la atención la emotiva y sugerente escena final, reminiscente de la iconografía de la Virgen cristiana en el nacimiento de Cristo. A este respecto, es curioso considerar que la Loren es Virgo de signo astrologico (simbolo de la mujer pura e inalcanzable, a pesar de su belleza, voluptuosidad, e incluso experiencia). Pienso que a través de la imagen de esta escena final se nos propone la idea subconsciente de que a pesar de las amargas visicitudes que sufren las protagonistas, pervive sin embargo en ellas una simbólica y arquetípica virginidad, en el sentido más amplio y profundo del término (bondad, pureza, capacidad de regeneración).