Johnny Guitar

Pero, pero, pero ¿esto qué es, una película o una novela de los clásicos rusos de finales del XIX y principios del XX?
Más allá del personaje 'hombruno' de Joan Crawford y su fortaleza y determinación, con esa mirada líquida en la que te puedes mirar y no reconocerte, me ha gustado mucho, muchísimo, la pulcritud en los sentimientos de Sterling Hayden, un duro 'blando', un actor de lo más versátil, de lo más interesante, de lo más profundo.
Además se acompaña la cinta de dos grandes de verdades: Ward Bond, y Ernest Borgnine, actores que de por sí podrían cubrir una película como protagonistas perfectamente.
El recurso a la violencia en la pulsión que le pierde al protagonista.
La vida quizá son más cosas que recuerdos, pero también son recuerdos. Lo que pudo ser es totalmente diferente a lo que es. Y quizá la película va de eso.
Los primeros 36 minutos se circunscriben en un escenario cerrado, el hotel y el bar, y, la verdad, aunque tiene su escenografía parecida al teatro o se hace nada pesada.
Tiene algo 'canónico', algo estándar, algo 'de siempre', un tema ancestral, de siesta, lo que nunca cambia.

Western psicológico de inusual confrontación femenina con empleo de simbología colorista, tensión sexual y referencias veladas al mccarthismo en su conjunto de acusaciones y coacciones.

El tema básico sobre el que versa la película es la indagación en el origen de la violencia dentro de un ambiente tenso, con formas y diálogos tremendamente rudos, secos, desabridos.

Resulta extraordinario el impactante sentido visual de Nicholas Ray, con un empleo magnífico del color en unas rutilantes imágenes de majestuosa belleza fotografiadas por Harry Stradling en ardiente Trucolor.

También es notoria la fuerza emocional que desprende esta historia que por momentos parece caricaturizar sus actitudes más melodramáticas, en especial en las interpretaciones llenas de afectación tanto de Joan Crawford como de Mercedes McCambridge.

Un western insólito, único, de una extraña modernidad, tan arrebatadoramente lírico como profundamente pasional.

Joan Crawford seguía luchando incansablemente para seguir teniendo un hueco en Hollywood, y de tanto en tanto lo conseguía, como esta película, que iban a rodar "Lisboa", pero hubo problemas y ella enseguida compró los derechos de esta novela para presentar una alternativa, y lo consiguió.

Es una película de ella para ella. Retrata una mujer fuerte, donde el resto de hombres, le temen no por ser mujer, si no por ser como es. Una película donde el hombre está en segundo lugar, algo que sinceramente, hay que valorar a Joan por conseguir esta película en mitad de la década de los 50, donde el machismo estaba a flor de piel y consiguió que una película donde 2 mujeres luchan como si de otro western tratara cuando 2 hombres luchan por sobrevivir. Y repito, está magníficamente rodada para que el hombre quedara en segundo lugar, sin que se notara.

Esta película la vi por primera vez el 14 de agosto de 2014 y 1 de 2 usuarios les pareció útil la crítica que escribí en su día: "Pequeña pero grande. Ahora leyendo curiosidades, es bien curioso que la misma Joan adquiriera los derechos de la novela para rodarla siendo ella la protagonista. El papel le queda un poco pequeño, en el sentido que ella ya rondaba los 50 años cuando se rodó y el papel le hubiera pegado más a una treintañera o cuarenta y medio como mucho. Se notaba mayor (por mucha luz controlada que ella exigía en planos que ella salía). Tampoco estaba satisfecha con su oponente, Mercedes McCambridge que se notaba más joven que ella. Aún así, fue un éxito en taquilla. La mezcla de una historia de amor, con la época del Western hace de esta película una pequeña obra maestra. Hay pequeñas grandes interpretaciones, una Joan fantástica aunque algo comedida, y subtramas interesantes."

Releyendo esa crítica que escribí, tengo que añadir, que en EEUU quizás no funcionó tanto por tener los prejuicios de la propia Joan, pero en Europa no se conocían estos prejuicios y alabaron esta película calificándola como muy moderna. Supongo que ver una mujer con pantalones, ya llama la atención, pero esta vez, en este segundo visionado, me he fijado en una pequeña frase que pasa desapercibida. Cuando ella disuelve la empresa que tiene y reparte los dividendos a los socios, a uno de ellos, le comenta apartado, que llame a X (un hombre) y se vayan juntos... ¿es mi imaginación o ya incluían pequeños personajes gays?

Le mantengo los 8 puntos, que quizás se merezca un 9. Y es que, Joan tiene en esta película 51 años, y en esa época los 51 no son los 51 de ahora... Pero aún así, es una maravilla, y también una maravilla la banda sonora con esa canción.

Una Joan Crawford con 50 años enamorando a jóvenes y maduros no es creible, por no decir que es penoso. Un casino en medio de ninguna parte, local imposible visto desde fuera y desde dentro. Western de juguete con personajes sobreactuados. Se hace larga, larguísima. Lo único novedoso en un duelo de mujeres, y ni siquiera eso está bien filmado. Incomprensible la altísima valoración que recibe.

Johnny Guittar es de esas películas que dejan poso. Una historia de amor y desamor, de olvido y reencuentro tras el olvido. De volver a sentir lo que tanto tiempo has intentado no sentir.
Amargura, nostalgia y una historia de odio se mezclan en este clásico inolvidable. Una obra maestra que enmarcar en el collage del cine con mayúsculas.
Mención especial al tema principal de la película, que no deja de sonar en la cabeza aun tiempo después de acabar de ver la cinta.

Obra Maestra .