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El quinto poder

Drama En el año 2006, Julian Assange y Daniel Domscheit-Berg crean WikiLeaks, una plataforma que se dedica a filtrar, de modo anónimo, información secreta sobre los turbios manejos de la política gubernamental y sobre los crímenes de las grandes empresas. Pero cuando Assange y Berg tienen acceso a numerosos documentos confidenciales que afectan a los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, se enfrentarán a una de las cuestiones ... [+]
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
13 de abril de 2020
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Ganador del Oscar en 1999 por el guión de su película "Dioses y monstruos", como cineasta el estadounidense Bill Condon ha tenido una carrera con altibajos y sin un sello que lo distinga o destaque especialmente, ya que puede pasar del curioso drama biográfico "Kinsey" y el reiterativo y alargado musical "Dreamgirls", que destacaban casi sólo por sus actores, hasta los dos últimos capítulos de la exitosa saga adolescente "Crepúsculo", o la innecesaria e irrelevante versión live action de "La bella y la bestia". En este largometraje, Condon fue aún más ambicioso, al pretender abordar una historia real y reciente, cuyo desenlace incluso aún está pendiente: el surgimiento y desarrollo de la polémica plataforma informativa y de denuncia Wikileaks, que saltó al primer plano noticioso y se convirtió en un verdadero escándalo internacional luego de que en 2010 filtrara a la opinión pública una contundente cantidad de documentos oficiales del departamento de Estado estadounidense.

Estructurada de manera bastante confusa y ambigua a partir del fundador de Wikileaks, Julian Assange, y su relación profesional y personal con el periodista Daniel Domscheid-Berg, "El quinto poder" fascina y entretiene por momentos con su enrevesada intriga, pero luego se vuelve monótona al carecer de un punto de vista más definido y profundo. A pesar del esfuerzo histriónico del británico Benedict Cumberbatch, Assange nunca termina de convencer por completo como personaje, incluso pese a que la película al menos trata de mostrar tanto sus luces como las sombras de su compleja personalidad. Más interesante y con mayor conexión con el espectador parece la evolución de Domscheid-Berg (Daniel Brühl, el actor alemán de títulos como "Good Bye Lenin!" y "Bastardos sin gloria"), quien pasa del idealismo y la admiración por Assange a la decepción posterior, y es el autor de uno de los dos libros en los que se basa el guión de la película. Pero todo lo que un caso como este implica para las comunicaciones modernas, para la moral y la información mundial, para el orden social y político de las grandes potencias y los países más pequeños, se queda apenas en la superficie, como un telón de fondo por el que desfila la historia de un hombre misterioso y con un ego inmenso.

Una impecable factura, un despliegue de atractivas locaciones digno de película de James Bond y un elenco de buenos actores -mezclando importantes nombres del cine europeo con breves apariciones de figuras hollywoodenses como Laura Linney y Stanley Tucci-, ayudan a que de todos modos el film sea un producto interesante. Pero igual queda la sensación final de que Assange y la historia de Wikileaks se merecían una mejor película, o al menos una que no sólo intentara centrarse en su enigmático protagonista (el que al final sigue siendo un misterio), sino además desarrollar y explorar de manera más aguda e inteligente los alcances políticos, comunicacionales y éticos que detonó el caso.
Lawrence
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7 de marzo de 2021
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"Cinco hombres, uno de los cuales afirma ser un antiguo empleado de la CIA, fueron detenidos ayer sábado, a las 2.30 horas de la madrugada cuando intentaban llevar a cabo lo que las autoridades han descrito como un plan elaborado para espiar las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en Washington". Este fue el titular del 18 de junio de 1972 en The Washington Post sobre el famoso escándalo Watergate, que terminó costando la presidencia a Richard Nixon.

El poder de los medios de información siempre ha estado ahí, una buena historia con múltiples pruebas verídicas puede derrocar hasta al régimen más tirano del planeta. Julian Assange buscaba esto mismo con su WikiLeaks, no solo derrocar a tiranos sino derrumbar cualquier conspiración, delito o corrupción para hacer del planeta un mundo mejor, solo que a veces el precio a pagar por la verdad es costoso, o eso nos quieren decir.

Con 'El quinto poder' este es el mensaje que la película quiere transmitir en el tramo final. Se termina el visionado con la "mosca detrás de la oreja", pues se vende una historia (la de Julian Assange y WikiLeaks y como fue creciendo) que no toma del todo partido por su figura como se suele hacer estos casos; queda así la pregunta de si el objetivo de este largometraje es un elogio a la libre información o que a veces el coste de la información sin censurar es demasiado alto costando, a veces, vidas humanas. Dicha ambivalencia está retratada también en el mismo Assange, a quien se le retrata con más de una faceta, la del David contra los poderosos y la del narcisista manipulador.

¿Pero 'El quinto poder' no es una película? Pues claro. Un filme que cuenta con un reparto de lujo donde destacan por nivel de interpretación y mayor tiempo de aparición tanto Benedict Cumberbatch como Daniel Brühl, mientras que el resto va y viene. De destacar a alguien fuera de ellos dos, creo que me quedaría con Laura Linney quien realiza también una sólida y eficiente interpretación como trabajadora de la Casa Blanca a quien le afecta directamente una filtración de WikiLeaks.

A pesar, eso sí, de su lujosa envoltura (reparto de campanillas, banda sonora aceptable en líneas generales, ciertas secuencias que juegan con los escenarios de forma brillante) al final no es más que un trabajo sin verdaderos motivos para que pudiese haberse ganado un puesto en la historia del cine biográfico, no al menos por méritos artísticos y técnicos. No pasa de ser una mirada a los hechos con licencias cinematográficas más que una experiencia en sí.
Michael Myers
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29 de septiembre de 2023
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Bien hecha, trata de divulgar y entretener, contando el controvertido, meteórico y fugaz ascenso a la celebridad de Julian Assange de la forma más interesante y comprensible posible. Para los demasiado jóvenes o no demasiado interesados en las noticias del mundo, en una época en la que los gobiernos aspiraban a controlar y modelar la información que llegaba al público (y, por extensión, la opinión) Assange y un colega crearon un sitio web (Wikileaks) en el que se dedicaron a colgar todo tipo de material sensible, dejando de lado, en nombre de la Libertad de Expresión, aspectos como la seguridad, la veracidad o la intimidad.

El debate es interesante: los poderes gubernamentales han blindado sus trapos sucios (o no excesivamente limpios) amparándose en la cobertura de leyes creadas convenientemente por ellos mismos (cuando no intimidando o financiando, abierta o encubiertamente, a los medios de comunicación que se supone que deben auditar su labor), así que ¿es lícito hacer público todo tipo de actividades secretas de esos gobiernos aunque se hayan desvelado por medios ilícitos? ¿No corre el riesgo esa gente que piensa que lucha contra el poder con sus mismas armas sucias de perder el norte y terminar fabricando bulos u obsesionándose con ciertos temas? ¿Quién vigila a los vigilantes? ¿Es aceptable equivocarse y propagar un bulo o señalar a un inocente si destapas diez casos de corrupción enmascarados por los medios? ¿Y dos fakes a cambio de quince escándalos?

Las preguntas son interminables y es complicado tomar una posición. Yo, personalmente, creo que en el contexto actual no es que sea positiva la existencia de Assanges o, en España, de Alvise Pérez, pero es necesaria. No son la enfermedad, son el síntoma de que el sistema está corrompido con la censura y la autocensura campando a sus anchas en medios de comunicación que quieren llevarse bien con el poder. Así que, igual me equivoco, pero creo que es necesario un sitio donde la información se muestre en bruto y que cada uno saque y se cree sus propias opiniones. A base de bulos o pelotazos, el tiempo pondrá a cada uno en su sitio o, por lo menos, ayudará a que la gente intente contrastar las cosas antes de darlas por verdaderas.

“El quinto poder” sabe aprovecharlo para escenificar con bastante soltura muchas de las derivadas y poner sobre la mesa muchos melones por abrir. De hecho, creo que es una obra que busca más la repercusión por lo que cuenta y los debates que pueden salir de su visionado, que por su dimensión artística. Aún así es una película que sabe entretener a buen ritmo, con el siempre atractivo Cumberbatch y el siempre interesante Bruhl en una especie de asimilación muy bien traída de Steve Jobs y Wozniak, el genio visionario con tendencia al narcisismo y el pragmático con conciencia.

Quizá su principal problema es que la película ha envejecido mal, no por sus premisas sino porque era inevitable que el tiempo jugara en contra de un Assange que tuvo una época intensa que quemó al personaje. Se le secaron las fuentes de noticias, nació competencia (mucha de ella creada por los propios gobiernos para desinformar) en forma de otros sitios de filtraciones, muchas exclusivas se revelaron fake y sus viejos problemas con la justicia en asuntos turbios de índole personal terminaron por quemar al personaje de la peor forma posible: con la indiferencia, he tenido que mirar en Wikipedia dónde andaba ahora. En todo caso, una película interesante y perturbadora, de las que se debería hablar en los institutos.
OsitoF
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18 de marzo de 2014
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un sentido cinematográfico, "El quinto poder" es razonablemente interesante, aunque en absoluto trepidante.

Dicho esto, lo que más me ha llamado la atención ha sido el contraste entre el personaje de Julian Assange y los de los funcionarios del gobierno estadounidense a los que, a partir de cierto momento, empieza a seguir la película.

Mi pregunta es: ¿habrá alguien en el mundo que no se dé cuenta de la evidencia y cutrez de las intenciones y necesite que se lo expliquen?

Por si acaso, permítanme que dé mi opinión acerca del Gran Conflicto Moral de esta película: si la famosa filtración de Wikileaks de los cables del Departamento de Estado gringo causaron la muerte de unos cuantos -o unos cuantos de miles- de informadores, agentes encubiertos y hasta diplomáticos de los Estados Unidos o cualquier otra potencia occidental, incluida España... que se jodan.

¡Animo, Julian Assange! ¡Libertad para Chelsea Manning!
Jano
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