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La pequeña tierra de Dios

Drama Un campesino pobre convence a sus hijos de que el oro del abuelo está enterrado en algún lugar de la granja. Durante años, la familia busca inútilmente el tesoro, llenando la tierra de zanjas. Al mismo tiempo, estalla un conflicto entre el hijo y el yerno del granjero. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
14 de febrero de 2007
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realización de Anthony Mann, basada en la novela "God's Little Acre" (1933), de Erskine Caldwell, inspirada en su experiencia de infancia en el Sur de EEUU. Fue adaptada por Ben Maddow, suspendido de profesión por el Comité de Actividades Antiamericanas ("Caza de brujas"), por lo que el guión lo firmó Philip Yordan. Se rodó en exteriores de Stockton (CA), con un presupuesto de serie B. Fue nominada a un Golden Laurel (actriz reparto) y al León de oro de Venecia (película). Producida por Sidney Harmon, se estrenó el 13-VIII-1958 (EEUU).

La acción tiene lugar en el estado de Georgia (Sur de EEUU), en la década de 1920/30. Ty Ty Walden (Robert Ryan) es el patriarca de una familia sudista pobre, formada por 3 hijos (Shaw, Buck y Jim Leslie) y 2 hijas (Rosamund y Jill). Desde hace 15 años, el padre y los 2 hijos que viven con él, buscan en la tierra de la granja un supuesto tesoro que dejó enterrado el abuelo de Ty hace unos 100 años.

La película elabora un detallado y bien matizado retrato de las condiciones de vida míseras de una familia de granjeros del Sur, sumida como muchas otras en la miseria. Acrecienta su precariedad la dedicación obsesiva a la búsqueda de un tesoro, lo que impide el cultivo de la tierra y la obtención de los ingresos de las cosechas de algodón, maiz o cacahuete, propias del lugar. El hecho se ve agravado por el cierre de la fábrica textil de Peachtree Valley, en la que trabajaba Bill, casado con Rosamund. La localidad queda postrada en el paro, la miseria y la desesperanza. El relato focaliza la atención en el drama que envuelve a la familia a causa de infidelidades, celos, pobreza, pasiones, obsesiones, tozudez y desvaríos idealistas. La situación degenera en violencia (riñas, broncas y peleas a golpes), que crean una atmósfera cada vez más enrarecida, que integra sensualidad, erotismo, deseos, falta de habilidades, frustración y tensión. El relato transita por senderos en los que se hacen presentes el patetismo, la extravagancia, la inadaptación social, el primitivismo de los personajes, una religiosidad ruda y elemental y un humor cáustico.

Los personajes afrontan su presente sin prestar atención al futuro, optando por las cosas que para ellos son las verdaderamente importantes porque subliman su pobreza). Son las que no se ven y no se tocan, como los sentimientos; las que no son efímeras (no se rompen), como las de la casa de Jim; las que tocan el alma, como el amor, etc. Son escenas memorables la espera de Ty en el coche mientras los hijos se emborrachan en el bar, la visita de Ty a la casa de Jim, la conversación en la noche de Bill y Griselda, la invitación de Griselda a Pluto para que se acerque a la bañera y le bombee agua fresca, el rapto del albino y otras.

La música, de Elmer Bernstein, consta de 15 temas, intensos, apasionados y cautivadores, entre los que destacan "Griselda", "Solo de piano", "Escena de amor" y "God's Little Acre" (tema principal).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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17 de mayo de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine con sabor a western. Un excelente drama que gira entorno a las miserias de una familia de granjeros: Como cabeza de familia Ty Ty, un granjero loco y beato que busca sin descanso oro en una tierra yerma. También tenemos a la hija putilla (perdón, desinhibida), al hijo rico y que nada quiere saber de su familia y al resto de hermanos, enfrentados entre sí por la diosa que tiene uno de ellos por esposa. ¿Pasión de gavilanes? Ni mucho menos. Por algo está Mann detrás de la cámara.

Entre los actores destaca un impresionante Robert Ryan, con una interpretación que bien podrían estudiar muchos aspirantes a charlatán, político, vendedor o cura (ejem). Solito él es capaz de hacer que en su repulsiva mojigatería beata el espectador vea más compasión que otra cosa. Además del buen hacer del director para terminar la historia con una contundente moraleja.

Mención aparte merece Tina Louise. Temo que mi valoración de su interpretación sea parcial, porque vaya pedazo de hembra. Pocos estrenos en pantalla han sido tan bestialmente sexuales, con una sensualidad implícita pero marcadísima, y que seguro que arrasó en su estreno. Nunca el sudor fue tan excitante.

La fotografía también es excelente, sobretodo resaltando la negrura de las noches en tierras áridas, y especialmente el sofocante calor que asoló el rodaje. Un detalle que Mann aprovecha como parte de la historia para enfatizar el carácter temperamental de los personajes. Resulta muy realista el perfil de paleto que encarna el personaje de futuro Sheriff.

Una sabia combinación de temas como la fiebre del oro, el tradicionalismo familiar, el engaño religioso, la visión de la "ciencia"... todo en uno. Como curiosidad, Michael Landon sale caracterizado como albino. Impagable
tantra
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22 de abril de 2011
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anthony Mann reúne casi al mismo equipo de su extraodinaria película antibelicista "La colina de los diablos de acero", para hacer este drama tan extraño como emotivo.

Los hombres de Mann eran hombres de ideas muy fijas, como podemos observar aquí en el personaje de Robert Ryan y Aldo Ray, dos hombres que no dejan de luchar hasta ver logrado su propósito. Aunque ello lleve una fatal consecuencia. Detrás de todo esto se encuentra la relación de un padre y sus hijos, a los que no ha podido dedicar mucho tiempo a su educación debido a su obsesión por el oro.
Me gustaría destacar la sensualidad que contiene esta película. Creo que es la película clásica que más he seguido los pechos de una mujer, en concreto los de Tina Louise. La escena en que Aldo Ray y ella se encuentran es la noche es de una sensualidad maravillosa, de deseo frustrado.
También es una película crual. Son muchas veces las que se aprovechan del pobre Buddy Hackett y del chaval albino (Michael Landon), aunque este tiene más suerte...

No es una película que haya hecho mucho ruido en la filmografía de Anthony Man, pero sin embargo es una muy buena película y una de sus más personales.
Dusty Rivers
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29 de octubre de 2006
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mann cuenta la historia de una familia de granjeros comandada por un tozudísimo y trabajador padre (Ryan), convencido de que en sus tierras va a encontrar el oro que le dejara su padre, con lo que agujerea ésta sin ninguna compasión, y completada por unos hijos e hijas malcasados y malqueridos, en un ambiente tenso y muy poco agradable. Casi puede decirse que estamos ante una familia de chiflados, envilecida, embrutecida y de resonancias bíblicas, dónde a ello se une un insólito contenido erótico/sexual (lo mejor del film, los bellísimos y sensuales planos de los escotes de Tina Louise).
Como casi siempre, Mann rueda casi toda la película en exteriores y siendo como es una buena película, me parece que está alejada (en temática y por lo logrado) de sus soberbias obras en el western, en el cine de aventuras o hasta en el épico.
kafka
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16 de octubre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En tiempos de, La Gran Depresión (Crack, 1929-40 aprox.), que venían enfrentando los Estados Unidos de Norteamérica, un hombre llamado, Ty Ty Walden, viene padeciendo la llamada Fiebre del Oro y ahora tiene su rancho como un volcán lleno de cráteres de tanto abrir hoyos con la esperanza de encontrar el ansiado metal amarillo. Tras 15 años de infructuosos esfuerzos en compañía de sus hijos varones Bart y Shaw, Ty Ty prosigue en la lucha tan constante como en su creencia en Dios -a quien le tiene asignada una pequeña parcela- y como su fe en la ciencia, lo que lo lleva a molestarse con su hijo Bart, quien es algo supersticioso. Pero, bajo cierto grado de presión, la vida se encarga con frecuencia de desnudar las hipocresías… y pronto veremos, a nuestro afiebrado protagonista, hacerle jugarretas a todo aquello en lo que “tanto ha creído”.

Quienes quieran ver grata, cariñosa e irónicamente recreada a la sociedad estadounidense, dense una buena recreada con la exitosa novela de Erskine Caldwell, “God’s Little Acre” (vendió 10 millones de ejemplares superando a “Lo que el Viento se Llevó”), o véanse esta estupenda película, y con atinados y mordaces apuntes, podrán reconocer a los más variopintos personajes que -aún hoy- se siguen moviendo y agitando por la huracanada tierra del tío Sam. El cuento funciona en familia: Papá con insaciable avidez de oro; hijos sumisos e hijas infelices; nuera inconforme y yerno apasionado con la nuera… y hasta el mejor amigo a bordo (Pluto, sin nada de perro, pero muy enamorado), y lo que sucederá entre ellos tiene atractivo, gracia y hasta una pasión desbordante que llevaría a las rancias censuras a secuestrar -en alguna ocasión- las copias del libro de Caldwell… hasta llegar al punto de arrestarlo y meterlo en chirona. ¡Es tan penoso, a veces, verse reflejado en el espejo!

La HUAC (Comité de Actividades Antiestadounidenses) con su Lista Negra, le había proporcionado otro buen momento de lucro y fama al escritor y testaferro, Philip Yordan, pues, sería él quien firmaría cinco de los guiones que escribiera, Ben Maddow (uno de Los 10 de Hollywood) entre los que se incluiría “The Naked Jungle”, “Men in War” y <<LA PEQUEÑA TIERRA DE DIOS>>, éstas dos últimas bajo la dirección de Anthony Mann, y con Robert Ryan, Aldo Ray y Vic Morrow, entre los protagonistas.

A destacar la candente presencia de la debutante, Tina Louise (Griselda), quien desata pasiones por donde quiera que camina. También muy grata la figura de Buddy Hackett (Pluto), aspirando a hacer parte de aquella particular familia… y siempre es bueno ver a Michael Landon (haciendo aquí de Dave, el albino), actor al que siempre recordaremos como protagonista de la teleserie, “The Little House on the Prairie”.

<<LA PEQUEÑA TIERRA DE DIOS>>, es de esa suerte de cine que te deja muy satisfecho… ¡y fíjense bien en el primer plano y en el último, porque es así como Dios se ríe de cierta clase de hombres!

Título para Latinoamérica: ESCLAVO DE LA AVARICIA
Luis Guillermo Cardona
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