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Hotel Salvación

Comedia. Drama En una extraña y última petición vital, un anciano indio obliga a su hijo a que deje el trabajo y le acompañe a la ciudad santa de Benarés (Varanasi), para morir allí. Ante tal demanda, al hombre no le queda otra opción que embarcarse con él en el viaje. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
14 de mayo de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy quería hablar de una película de la India un tanto particular. Se trata de la opera prima de Shubhashish Bhutiani, un joven director Indio que a sus tan sólo 26 años de edad, ha cosechado una gran red de seguidores y recogido premios por todo el mundo.

The Hollywood Reporter la cataloga como “Una agradable y reflexiva comedia sobre la muerte, la libertad y los lazos familiares." Aunque con esa minia descripción pueda dar lugar a equívocas expectativas. Vayamos al argumento;

Daya es un señor de 76 años que vive cómodamente con su hijo, la esposa de este y su nieta. Un sueño se le repite en varias ocasiones lo que le hace sentir que ya le ha llegado su hora. Según sus creencias debe emprender un viaje a Varanasi, a la orilla del río Ganges y esperar su muerte. Esto no le supone ningún problema, lo lleva esperando toda la vida. Sin embargo se convertirá en toda una odisea para su hijo. Un oficinista cuya vida es destina casi exclusivamente al trabajo. Y que viéndose obligado a acompañar a su padre, emprendiendo el mismo viaje, lo vivirán de manera muy distinta.

Una película minimalista, costumbrista y de ritmo sosegado. Me ha recordado en algunas escenas al tipo de cine que hacía Ozu. El cual no solía usar planos cortos en momentos dramáticos argumentando que se trataba de un recurso “barato”. Bhutiani, el director y guionista, terminó sus estudios en EEUU y muy probablemente consumiese mucho cine Europeo y Japonés, dado el resultado de su obra.

Lo que menos me ha gustado ha sido la visión tan limpia y pura que muestra el director, referente a la realidad del río Ganges. En la India, los que se lo pueden permitir, queman los cadáveres de sus parientes en rituales tradicionales como los que se ven en esta cinta. Pero en muchas ocasiones, la falta de recursos obliga a las familias a echar los cuerpos sin vida al río provocando horrendas imágenes que no quieras imaginar. Y es el mismo río, donde se lavan, limpian la ropa, cepillan los dientes o incluso beben. Ya que para muchos ese agua se considera sagrada.

Creo que es importante que se siga haciendo este tipo de cine en la India, pero aun más crudo y realista a ser posible. Por mi parte, el director se ha ganado otro seguidor que estará muy atento a sus futuros trabajos.

Os dejo un enlace con esta misma reseña hecha vídeo;
https://www.youtube.com/watch?v=x7UeNU19Ywc
daehara
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24 de agosto de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine hindú es algo más que la industria de Bollywood, que por supuesto mueve mucho dinero y llena las salas de su país, pero ese cine no llega a los cines españoles, y sin embargo de vez en cuando se estrenan algunas películas, que en algunos casos han pasado por el circuito de festivales, con títulos recientes de gran calidad como " The lunchbox ( 2013 ) " o " La estación de las mujeres ( 2015 ) ". En esta ocasión se presenta en las salas de nuestro país otra de esas películas pequeñas en cuanto a producción, pero que tiene todos los elementos necesarios para atraer y hacer que salgan satisfechos a gran parte del público español. La película es la ópera prima en la dirección de largometrajes de Shubhashish Bhutiani y nos presenta los momentos finales en la vida de una persona que ha decidido que su vida ha llegado a su fin y que toma la decisión de acudir a Benarés para alojarse en el hotel que da título a la propuesta, en donde preparan a las personas para morir a orillas del río Ganjes. Esa tradición tan habitual en ese país asiático será el elemento central, pero la película no es un drama triste sino una historia en donde se muestra el lado más alegre del protagonista.

Daya, es la persona mayor que ha tomado esa difícil decisión, al igual que el de esas otras personas que habitan en ese lugar, y que contrasta con la preocupación de la familia y la extraña situación de ese hijo que acompaña a su padre y al mismo tiempo no desconecta de su rutina diaria, sobre todo de su vida laboral manteniendo constantes conversaciones telefónicas con su empresa, y resulta curioso esa comparación entre el aislamiento de la sociedad moderna que está continuamente conectada al teléfono móvil en medio de ese lugar que está preparado para ser un alojamiento en donde haya paz y tranquilidad.
La película tarda en arrancar, con un inicio en la casa familiar en donde nos ponen en situación de la situación actual de la familia y la decisión del protagonista, y a partir de la llegada de padre e hijo a Benarés la película mantiene el nivel, con unos diálogos interesantes entre los habitantes del hotel y las diferentes personas que va conociendo Daya, y al mismo tiempo nos ofrece unas bellas imágenes de esa localidad con el río Ganjes, lugar sagrado del hinduismo, de fondo.
Me gusta la fotografía y las localizaciones de la película con unas escenas muy bien filmadas, y aunque el guion es bastante irregular y en algunos momentos esquemático, sirve para entender al personaje protagonista en esos días finales y hacernos una idea de los momentos más importantes de su vida.

Adil Hussain interpreta a Rajiv, el hijo de Daya, y es el intérprete más conocido de la película, y actualmente tiene ora película en donde es protagonista, la excelente coproducción europea " El viaje de Nisha ( 2017 ) ", por la que ha ganado el premio Amanda ( el Goya noruego ) hace una semana. El actor hindú está creíble como ese hombre que tiene que mantener el tipo acompañando a su padre y que es demasiado serio en comparación con su progenitor.
El desconocido Lalit Behl interpreta a Daya, el anciano protagonista, y está magnífico logrando hacer creíbles las reacciones de su personaje en los momentos más alegres y en los más dramáticos.
Una película entrañable, que puede tener su público y que recomiendo al público medio mayor de 50 años y los más cinéfilos que buscan historias familiares sencillas, y que muestran la realidad diaria de una sociedad diferente a la Occidental.

LO MEJOR: El sentido del humor de Daya y las imágenes en Benarés.
LO PEOR: Los minutos iniciales y finales.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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15 de septiembre de 2018
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué película más aburrida! ¡Qué desatino tan insulso! ¡Qué pérdida de tiempo tan mortificante! En apenas tres semanas he visto tres cintas indias o paquistaníes – quizás sea anatema ponerlas en el mismo saco, aunque se asemejen – y ésta se lleva la palma de ser la más soporífera y esaboría del tríptico aleatorio visionado. Es probable que para un hindú tenga sentido lo que aquí se plantea – irse a morir a Benarés, a orillas del Ganges, para alcanzar una muerte santa y seguir con la infatigable rueda de las reencarnaciones – pero para un europeo obtuso y secular como yo me ha resultado un irritante suplicio que no puedo recomendar ni al peor de mis enemigos, ni tan siquiera a quien sufra de insomnio o de otra dolencia análoga.

El cine de estampita con texturas y pigmentaciones del terruño y con evidente aroma localista me parece el socorrido recurso de los ineptos que no nos tienen nada interesante que contar y confían, como en un mantra, en que el atrezo tercermundista de desconchados, masificación y miseria nos seduzca con su irresistible encanto de bazar de gangas refulgentes. Pero yo le exijo a una historia que nos ilumine el alma humana o nos proponga una exploración sugerente que nos permita conocer algo novedoso que por otros medios sería casi imposible conseguir (salvo que uno fuera un adinerado político que fuera capaz de viajar por el mundo como si fuera la palma de su mano o tuviera todo el tiempo y ocio del mundo para fatigar añejas bibliotecas o husmear en reputadas enciclopedias o, incluso, pudiera dejarse iluminar por doctas tesis doctorales superlativas que compendien y divulguen todo el saber inabarcable del orbe).

Pero estamos ante un macilento perifollo de bisutería, ante un insípido bodrio indigesto, ante un monótono y aturullado ejercicio de autocomplacencia que ni distrae, ni esclarece, ni explica, ni conmueve, ni instruye, ni enseña nada que no supiéramos ya antes ni que no vayamos a olvidar al momento. La muerte es un tema relevante en todas las culturas, ya sea porque representa el tránsito a lo desconocido o porque nos presagia el camino hacia a un mundo mejor o porque nos permite albergar la esperanza en una reencarnación más lisonjera o porque nos proporcione el ansiado descanso perenne de nuestras ancestrales fatigas terrenales. Pero no es el caso, ya que torturan al espectador con este simulacro de telefilme de sobremesa que amodorra tanto como estraga.

Quisiera poder alabar algo de su forma o de su fondo para no ser tachado de europeísta rancio o para probar que soy un esclarecido multiculturalista de mente abierta y corazón esponjoso. Pero por mucho que el detritus de vista de sari, detritus se queda…
antonalva
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7 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
INDIA siempre ha sido para mi una tierra enigmática, perturbadora y desasosegaste, hasta tal punto, que no creo toleraría muy bien el abigarramiento de sus culturas y el bizarrismo de sus tradiciones, motivo por el cual, nunca me animo a conocerla y me temo que no llegaré nunca a visitarla.

HOTEL SALVATION es una última parada y fonda en el final de la vida hindú, para muchas personas que profesan esa fe, antes de reposar para siempre en las aguas de la madre GANGES en la ciudad de BENARÉS, quizás el lugar de culto mas importante en la India y famoso por las innumerables piras ardientes que pueblan sus orillas, así como los baños purificadores, en la creencia de que así quedan liberados del ciclo de las reencarnaciones.

Bhutiani construye una edificante historia familiar con muy pocos medios, pero mucho tacto, pequeña, pero que refleja de manera muy fiel, las inquietudes y los anhelos de una pequeña familia hindú, ante la decisión del abuelo de emprender su último viaje a Benarés, no obstante adolece de un ritmo, a veces demasiado lento y un lenguaje tan sencillo que para muchas mentes occidentales, puede llegar a ser irritante.

Mas cerca de LUCKY y HAPPY END, de lo que pudiera pensarse, éste Hotel Salvación, es cine hecho para contemplar, reflexionar y enriquecer nuestra limitada percepción de las cosas.
kawenzotz
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6 de septiembre de 2018
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Daya (Lalit Behl) siente que ha llegado el momento y quiere viajar a Benarés, a orillas del Ganges, para morir allí. El anciano pide a su hijo Rajiv (Adil Hussain) que deje unos días el trabajo y la familia para acompañarle a la ciudad santa. Al llegar, se alojan en el Hotel Salvación, un lugar reservado para personas en el final de su vida. Pero pasan los días y Daya no se muere, y el hotel tiene una norma: después de quince días tienen que marcharse para que lleguen nuevos clientes.

Dirigida por Shubhashish Bhutiani, que debuta como director de largometrajes con esta cinta, de la que es además guionista, “Hotel salvación” nos muestra una historia sobre esa tradición hindú de morir purificados por el río Ganges a través de la cual se vertebra una narración menos dramática de lo que en principio parece ser, absolutamente costumbrista (algo que choca e interesa a la vez al espectador occidental) y centrada en la muerte desprovista de tragedia, y en los lazos familiares.

Con solo 26 años de edad, Shubhashish Bhutiani muestra una madurez narrativa y estilística absolutamente impropia de su juventud. Una especie de Ozu renacido en la India al que habrá que seguir muy de cerca si este es su verdadero nivel. Sorprende que un realizador tan bisoño escriba y dirija en su primer trabajo una película acerca de la muerte. Bueno, no tanto sobre la muerte sino más bien sobre la idea de la muerte y de la aceptación de la misma.

Y sorprende asimismo, no solo el tema que aborda, sino el modo en que es capaz de construir una historia armónica, de ritmo pausado y elegante, aderezada por un tratamiento visual que te hechiza y una dirección de actores excelente que terminan por conformar una obra sencilla, una especie de cuento para mayores sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida y la desdramatización de la muerte.

Para los hindúes, la muerte no es más que un trámite que hay que afrontar para transitar hacia una nueva vida. De ahí que quieran ir al Ganges, el río sagrado, para purificarse antes de emprender ese viaje. El hijo acompaña al padre para ayudarle y no dejarle solo en ese trance, pero en realidad esa experiencia le sirve para aprender de su padre a cerrar el capítulo de su vida y a reconducir la misma recuperando los valores esenciales que había perdido, siempre estresado con su trabajo.

Los pequeños conflictos generacionales se van sucediendo, y Bhutiani los trata con humor e ironía. Rajiv quiere acompañar y ayudar a su padre, pero al mismo tiempo es incapaz de despegarse del móvil y de los asuntos de su oficina. Ese conflicto interno entre lo que Rajiv cree que debe hacer y lo que en realidad quiere lo maneja Bhutiani con soltura y fluidez. La posterior llegada al hotel de la mujer y la hija de Rajiv termina por agudizar esta lucha interna de Rajiv.

El joven cineasta indio se maneja con sorprendente maestría logrando ese difícil equilibrio entre el drama y la comedia, siendo capaz de mostrarnos la relación paterno filial de un modo natural, sin concesiones a la sensiblería y sin subrayados innecesarios, lo que da lugar a una sensación de credibilidad que refuerza el resultado del film.

Las interpretaciones son muy buenas. Adil Hussain interpreta con mesura y sabiduría al Rajiv, el hijo que quiere acompañar a su padre en sus últimos días. Su actuación comedida y repleta de talento es la más destacable del film, pero Lalit Behl no se queda atrás interpretando al viejo Daya, haciendo al personaje creible desde la primera escena hasta la última. El resto del elenco escoltan con solvencia al dúo principal.

Obviamente, “Hotel Salvación” no es una película perfecta, pero superó ampliamente mis expectativas. El espíritu del film queda reflejado en esa escena final en la que la tristeza y el júbilo se conjugan, se complementan y hasta se confunden una con otro. Ese equilibrio y esa armonía son constantes en una película que sabe combinar drama con comedia, resignación con esperanza, muerte con vida.

Película modesta pero entrañable. Supongo que difícil para el espectador occidental joven, pero interesante para cualquier aficionado al cine. Visualmente espectacular con esos escenarios de la India subyugadores, hace pensar con naturalidad, sin alardes ni humos trascendentales. Una agradable sorpresa.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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