Karnawal

Durante el Carnaval, cerca de la frontera entre Argentina y Bolivia, un joven bailarín de Malambo se prepara para la competencia más importante de su vida. Cuando su padre – un ex convicto – regresa, y pone en peligro todo al arrastrar a su hijo a su mundo criminal.

El Malambo es probablemente tan desconocido para ti como lo era para mi hasta ver ‘Karnawal’. El acercamiento, de una intensidad desconcertante, que hacemos a través de esta cinta a la danza folclórica de los gaucho, te hipnotiza por su fuerza y sobre todo por la presencia de un joven bailarín que promete fascinar a su audiencia durante años.

‘Karnawal’ es una de esas cintas que no pasan desapercibida en los festivales por los que circula y no nos extraña en absoluto su rotundo éxito hasta la fecha, ya que sin poner sobre la mesa nada fuera de lo común, es capaz de presentar una historia extraordinaria. Con ese nada fuera de lo común me refiero a que es una plasmación más de una vida cotidiana en un lugar donde las posibilidades escasean y la supervivencia es un modo del que no se sale. El joven protagonista de esta cinta, interpretado por Martín López Lacci, un fascinante bailarín argentino, campeón nacional de Malambo, es Cabra, un joven que tiene claro cual es su misión en la vida, bailar Malambo. Este baile es su reivindicación, su chaleco salvavidas en un mar de pobreza, incertidumbre y desestructuración social y familiar.

Junto a esta joven promesa encontramos a Alfredo Castro (‘El Club’, ‘Neruda’, ‘Tony Manero’, el actor chileno que no necesita introducción y que ha sido reconocido entre otros sitios en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Alfredo presenta un personaje rudo y violento a la par que cariñoso, uno de esos seres con más sombras que luces, pero tan humano como el resto. Son estos rasgos tan distantes lo que lo hace un personaje complejo, curioso y atrayente para quien desde fuera lo ve. Por su parte Mónica Lairana (‘La Cama’, ‘El Patrón’), quien hace las veces de madre del joven Cabra se planta delante de la cámara y capta toda nuestra atención cuando aparece en escena. Es la viva imagen de la resilencia, sus ojos y rasgos faciales muestran con una claridad pasmosa la dureza de la vida en la frontera entre Argentina y Bolivia.

Ella y el resto de mujeres que aparecen en plano nos abren los ojos ante una realidad que siempre tiende a esconderse o a obviarse a plena luz del día, y es esa creación de tejido social, de sostén vital que son sus figuras, no solo a nivel emocional sino también económico y cultural. ‘Karnawal’ es una película que habla de mucho, de forma muy sutil.



En palabras de su director
“Durante toda mi adolescencia, me dediqué de lleno a bailar. Compartía la mayoría de mi tiempo libre entre academias y competencias de baile. Recuerdo el increíble entusiasmo, la exaltación pero también la ansiedad que me generaba esta pasión. Era como una droga, una obsesión. Hasta que de un día para el otro, lo deje por completo. Con el paso del tiempo, me doy cuenta que invertí tantos años de mi juventud en el baile porque era mi refugio para escapar del incoherente mundo de los adultos. De esto intento hablar con esta película: ¿Dónde nos refugiamos cuando somos adolescentes y el mundo adulto que se nos impone viene con muchas más preguntas que respuestas? ‘Karnawal’ es un coming-of-edge que reivindica el papel necesario del arte para poder construir una identidad propia frente a una sociedad cada vez más aculturada por una modernidad uniformadora.”

Estrenada mundialmente en el festival internacional de cine de Toronto TIFF y ganadora de los premios a Mejor director y Mejor actor protagonista para Alfredo Castro en el festival internacional de cine de Guadalajara, hoy llega a nuestro país a través del Festival de Málaga.

En cuanto tengas la oportunidad anímate a salir de tu zona de confort y disfruta de una película auténtica que refleja una realidad social que nos pilla desprevenidos y que nos da a conocer uno de esos elementos culturales que de no protegerse acabarán por extinguirse.

3.8/5 Magazinema.es

De forma muy eficaz, la película nos traslada al norte argentino, a la Provincia de Jujuy, repleta de hermosos paisajes y mucho folklore. Allí conocemos a Cabra (Martin López Lacci), un adolescente apasionado por el malambo, quien deberá afrontar distintas adversidades para cumplir su sueño de competir y llegar al Festival Nacional de Malambo.

La película tiene la intensión de mostrarnos el drama adolescente de nuestro protagonista y el contexto familiar en el que vive. Además, una subtrama de delincuencia introducida a través del padre del protagonista, y otra sobre sus ensayos y la pasión por el malambo. Con sólo 97 minutos de duración no resulta larga, sin embargo, debido a varias pausas en la trama si puede aburrir a quien no conecte con la historia que nos propone el director.

Sus puntos más fuertes son el diseño de producción, la banda sonora, la fotografía y la dirección. El guion no es malo, pero debido a lo sencilla que resulta la historia puede dejarnos con sabor a "poco". Las actuaciones son todas buenas, destacándose el debut de Martin López Lacci quien en realidad es bailarín de malambo antes que actor.

Resulta importante mencionar que la valoración que tengo sobre esta película esta sesgada al hecho de que soy argentino, apasionado por la cultura, profesor de folklore y bailarín de malambo. Por lo cual, considero que es excelente que el cine nacional aborde historias donde se muestre la riqueza de la cultura argentina, y aún más cuando se hace de excelente forma como en esta película. Esta es la primera película de ficción que incorpora en su trama principal al malambo, y espero que en el fututo este director pueda ofrecernos más trabajos folklóricos.

*El malambo, como ilusión y como forma de identificarse

El Cabra taconea con rabia y con estilo en esta película argentino-boliviana (y más nacionalidades). Realmente, es el malambo, el baile propio de los guanches de La Pampa y la Patagonia, lo que se reivindica como una forma de trascender de la propia existencia. Lo que caracteriza a este chico joven es el nervio, la fuerza y la clase a la hora de zapatear en esta danza, que hace que su vida cobre un sentido y tenga una finalidad.

En este aspecto, Karnawal nos engancha y casi nos fascina con escenas llenas de fuerza y estéticamente impecables. Entre estancias, y casas mal cuidadas, ahí está Patricio para conseguir una obra de arte que lo embellece todo.

A mí me ha ganado esta historia, que no es muy complicada, pero sin embargo tiene los condimentos necesarios para ser recordada. Creo que es la primera película en la que este folclore argentino se convierte casi en protagonista. Está el Malambo y luego está El Cabra. Y está El cabra y el Malambo hasta el punto de que la familia y la sociedad que le rodea no son más que personajes que viven una vida vacía, a pesar de todas sus circunstancias.

El carnaval se está desarrollando en ese momento en la provincia de Jujuy, fronteriza entre Argentina y Bolivia, una frontera que divide y que crea diferentes individuos, los que están fuera de la ley y trafican y entregan mercancías para pasar al otro lado, y los que cumplen la ley, como Eusebio y la madre del Cabra.

*Road movie familiar e historia de crecimiento

En algún momento asistimos a una “road movie” familiar, algo que se respira cuando los padres de Cabra, consiguen una especie de paz transitoria. El Corto, el padre, es una persona que pasa de la crispación a la calma con facilidad y es algo que transmite a su hijo y a su mujer. Ante esto, el joven adolescente, nuestro protagonista, nuestro danzante, El Cabra, se asusta y se envalentona, se dispersa y se emborracha de alegría en el carnaval con la misma facilidad que su progenitor.

Pero a diferencia de su padre, el hijo tiene un objetivo en su mente, la competencia de malambo del día siguiente a las 11, porque él se transforma en cuanto se pone las botas, en cuanto despliega su melena y empieza a mover los brazos y las piernas, así, “con fuerza”, como le dice su profesor.

*El acierto de la fotografía y la música, y el trabajo actoral

Me ha gustado la fotografía, con esa diferencia tan clara entre la oscuridad y la luz. Y la música, que se acelera en las persecuciones o cuando aparece el peligro.

Entre los actores, cómo no, deslumbra el joven Martín López Lacci, ganador como mejor actor en el Festival Internacional de cine de Santiago en 2020 por su interpretación de El Cabra. Se mueve como pez en el agua en este papel de chico rebelde que cobija un artista dentro de su cuerpo y de su mente. Su genio y su bravura son dignos de admiración, especialmente si pensamos que los combina con cierta sangre fría bien equilibrada.

Obviamente su padre, El Corto, es otro personaje que destaca por lo que tiene de sacarnos de lo gris de la historia. Alfredo Castro obtuvo también varias distinciones por su interpretación.

La mujer, la madre, la esposa, es Mónica Lairana, una persona que se ha adaptado a todo, y en cuyo rostro se nota la dureza de la tierra y de los acontecimientos vividos.

*Conclusión

Karnawal es una buena muestra de cine latinoamericano reciente, que va más allá de la localización y se hace internacional. Los problemas de El Cabra no son solo suyos ni representativos solo de una juventud de Argentina o Bolivia, o de México o Chile. Recurrir al arte para dar sentido a una vida ante la falta de oportunidades es algo universal.

Escrito por Carmelo Gimeno

En la región de Jujuy, entre Chile, Bolivia y Argentina, el tráfico fronterizo es para muchos una forma de vida. No para el joven y rebelde Cabra, quien sueña con llegar a ser bailarín de malambo, un baile tradicional de los gauchos del tipo zapateo.

Las fiestas del Carnaval, con su jolgorio y sus colores, son el hilo conductor de esta historia y a la vez el punto de fuga de sus personajes. Es el baile lo que guía la forma de actuar de su joven protagonista, y no el habitual pase ilegal de mercancías en el que se ve implicado, y también es este el que va endulzando poco a poco un ambiente familiar inicialmente cargado de tensión e insatisfacción. 'Karnawal' es, pues, un viaje de introspección individual y familiar a través de muchas escenas en coche al estilo road movie, y a la vez una lucha interna por aspirar a la moralidad o a los sueños en un ambiente que no da grandes esperanzas.

A pesar de la violencia latente y el lenguaje a veces soez, Juan Pablo Félix parece querer representar en todas sus formas la realidad de una ubicación tan concreta como dispersa entre tres países. De ese modo, 'Karnawal' se presenta al espectador como una lección exprés de cultura y folclore del otro lado del hemisferio.

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