¡No firmes más letras, cielo!

Mira que hay que ser majadero para dejarse enredar de esta forma. Que sí lavadora, muebles de diseño, lavavajillas, piso nuevo y hasta criada. Que si no se puede pagar algo, pues no se tiene y punto. Lo que en los años 60 y principios de los 70 despuntaba como una novedad aterradora para algunos, el pagar a plazos, el crédito y el consumismo en general, se ha convertido en la actualidad, a pesar de la crisis presente, en el modo de vida de la inmensa mayoría de personas. Aquí al menos las hipotecas son a 8-10 años pero ahora se hacen por 30 o más, y se meten en el lote las vacaciones, electrodomésticos y qué se yo. O sea, que de comedia tonta nada, sino de rabiosa actualidad, que además es otro documento histórico. Ojo al dato: 4 pagas extras, 350.000 pesetas de indemnización por despido o siete horas de trabajo al día.

De todos modos, me parece que "No firmes más letras, cielo" desprende un leve aroma misógino. El pobrecito Sabino Gurupe (Alfredo Landa) es enredado por su mujer Elisa (Mirta Miller) y sobre todo, por su suegra Ramona (Mari Carmen Prendes), la una muy cuca y la otra muy serpentina, para gastar, gastar y gastar. Y al amargado Sabino le hacen trabajar como un negro para poder pagar más letras. Para Pedro Lazaga parece que no hay término medio, o huyes de las mujeres o te acaban chupando la sangre. Es más, les das una torta y ¡ellas te responden con otra! escena que no sé como se interpreta. ¿Está mal lo primero? ¿sólo lo segundo? ¿las dos? ¿ninguna? Al menos, se ve que la mujer franquista y "oprimida", como le levantes la mano, te suelta un sopapo. Por fortuna el director le echa mucho humor, aunque sea del negro.

La película es una crítica social a aquellas familias que vivían por encima de sus posibilidades, endeudándose para poder pagar todos los caprichos que deseaban, aunque pone como culpables a la mujer y la suegra, típico de la mentalidad de la época.

No obstante la película parecer visionar lo que ocurriría en el futuro, con las tarjetas de crédito, los ordenadores supliendo a personal, así como la posibilidad de no poder llegar a pagar letras.

Aún teniendo en cuenta esto, la película resulta muy sosa y falta de humor y entretenimiento.

Si esta película fuera estadounidense o francesa sería un clásico de la comedia, pero resulta que es una "españolada", entonces para el cinéfilo gafapasta medio, es una bazofia rancia, machista, franquista y váyase a saber cuantas cosas más.

La realidad es que, si bien es cierto que la dirección de Pedro Lazaga y el ambiente de la producción no dan concesiones a florituras técnicas, la película funciona bien como comedia. Es más, es una muy buena comedia, con una carga de crítica social a la sociedad de consumo, las relaciones de trabajo, la tecnificación e incorporación de la informática (e incluso a la superficialidad en las relaciones de pareja) que la convierten en una peli más que interesante.

Es cierto que Pedro Lazaga no es Billy Wilder (ni falta que hace), pero consigue captar de manera mordaz y divertidísima un retrato de la sociedad española tardofranquista.

La peli es una de tantas joyas infravalorada del "landismo". En el reparto está brillando con luz propia Alfredo Landa, acompañado de López Vazquez, junto a Mirta Miller y Josele Román como respectivas esposas. Y Rafaela Aparicio como suegra. Todos cumplen a la perfección para las necesidades del film.

Comedia negra de Pedro Lazaga sobre la sociedad de consumo y sus fatídicas consecuencias. Españolada clásica con una visión de futuro que pone los pelos de punta, ya que al principio de los setenta hubo quien supo fijarse en las debilidades humanas para prever un endeudamiento generalizado e inconsciente que causa, como es lógico, la ruina. Actual, ¿eh?

Una vez más, maravilloso elenco de actores donde, a parte de la bella y correcta Mirta Miller, nos reiremos con Mari Carmen Prendes, Alfredo Landa y José Luis López Vázquez, tres grandes cómicos sin ningún género de dudas. Esa suegra mandona e insoportable; ese yerno «calzonazos» y que, con todo, llegará a darle una bofetada a su mujercita, aunque ojo a la respuesta de ella; y ese amigo caradura y con un dominio de idiomas que alcanzará su punto culminante en el espectáculo «sexy-suspense». Están para enmarcarlos.

Además de todo esto, un trasfondo crítico, ácido, negrísimo y con ánimo de parodia descarada de los clichés castizos, el matrimonio y los Adanes perdidos por culpa de las mujeres Eva del mundo. Aún no sé si el retrato de las féminas es positivo o negativo; de alguna manera, he de sentirme halagada por conferirnos semejante poder de persuasión, manipulación y práctica inteligencia que hace que pongamos a los hombres de rodillas. No está del todo mal.

Cumplida comedia. Crómpala, y que no te líen.

La "película" es una bobada simplona sin pies ni cabeza, con el agravante de majadería total. Quizás en la década de los años 70, pudiera causar cierta risa las peripecias descabelladas de equívocos y confabulaciones que viven dos matrimonios pluriempleados, pero vista en la actualidad son de juzgado de guardia. Con este endeble y casi nulo argumento, arranca una insufrible película mala de solemnidad, es una especie de comedia en la cuál los dos protagonistas principales nos ofrecen una sobreactuación nefasta, sonrojaste y pésima, también muy de acorde con el tipo de cine español que se filmaba en los años 70, y que llega a cansar al indefenso espectador. Al disponer de un pobre guión, el resultado ha sido un producto vulgar y aburrido, un auténtico bodrio. ¿Como es posible que vea la luz este tipo de cine?. Por descontado, esta no es una de las peores cintas españolas, pero en la escala del 1 al 10, le otorgo un 3 por compasión patriota. En cuánto al resto de los actores, también en la línea de sobreactuación.
Recomendación: Única y exclusivamente para incondicionales del cine de los años 70.