¿Quién es quién?

Una comedia bastante disparatada. El mayor alarde, sin duda, es cómo los actores se ponen en el papel de otros personajes con edades y físico muy diferente a las de ellos.

Ponerse, literalmente, en la piel de los otros es un ejercicio muy humano, aunque no funciona para todo el mundo, como podemos ver en el hijo adolescente, que seguirá fumando porros aun estando en el cuerpo de la abuela.

El papel de la niña haciendo de madre o el de los padres haciendo de la hijos o la madre de padre, ha sido un buen caldo de cultivo para generar situaciones cómicas.

Es una película para pasar el rato, sin más.

Es una de esas comedias francesas que no arriesgan en nada pero tienen el espíritu suficiente como para conseguir ser muy divertidas. Empieza con una premisa ya vista, la de cambios de cuerpos, pero con la "novedad" de que ocurre con varios miembros de la familia.

Historia como tal no hay, obviamente todo se mueve en torno a los cambios de cuerpos de los respectivos miembros de la familia. Simplemente nos enseñan de manera muy cómica como sería que tu hija pequeña esté en el cuerpo de su padre, o como la abuela esté en el cuerpo de su nieta adolescente.

Como digo, no arriesga en nada, se centra en lo que tiene que centrar, con sus más y sus menos y con momentos bastante divertidos. Es un humor básico, blanco, pero que nos pone en situaciones que nunca vamos a ver, y eso sí que es bastante vistoso.

Película francesa con interesante idea de situación de comedia, pero que se queda en la idea, no la aprovecha, no le saca todo el jugo que podía haber sacado. Los personajes están bien, hay situaciones de risa, pero el guón es tan flojo que contrarresta el demás contenido. Entretiene, te saca alguna sonrisa, ves que los actores y actrices se lo pasaron bien en la peli, pero poco más.

¿Quién es quién? (Le sens de la famille, 2020) es una de estas películas que funcionan bien si uno se deja el cerebro fuera de la sala de cine, si no lo haces te parecerá una de las mayores tonterías que hayas visto en tu vida. Pues bien, el mío lo he dejado aparcado fuera durante algo más de hora y media de metraje, y me lo he pasado bastante bien. Estamos ante un muy buen cine francés, una notable comedia familiar, con toques fantásticos, que consigue hacerte pasar un rato muy divertido y gracioso. Los Morel hacen lo posible para ser una familia unida y van a pasar un día de diversión en un parque de atracciones. Hasta aquí todo bien, pero al día siguiente, cuando todos se despiertan es cuando se topan con un problema gordo.Se han intercambiado sus mentes y cada uno de ellos está atrapado en el cuerpo de otro miembro de la familia. Es un lío, lo sé, por lo que todo ello causará más de una situación hilarante y bizarra. La actriz francesa Alexandra Lamy (Vuelta a casa de mi madre, Sobre ruedas) encabeza el reparto de este film bienintencionado, aunque no es todo lo redondo que podría haber sido, en mi opinión. Para mí, lo que flojea mucho es el final que se le ha dado, y sin hacer ningún spoiler, me ha parecido una ida de olla bastante grande. Poco más voy a decir ya. Mi nota final es de 8/10.

Jean-Patrick Benes escribe y dirige esta comedia supuestamente familiar recogiendo la idea ya poco original del intercambio de cuerpos.

Con la variedad de personajes y la buena actuación de todo el elenco, en un principio, resulta un film divertido hasta que el guion se carga de problemáticas distintas, cambia el tono hacia la pedagogía familiar y, enredado en sus propias trampas, acaba recurriendo constantemente a la broma fácil y gruesa, a lugares y estereotipos comunes y, en definitiva, a un batiburrillo disparatado y grotesco.

Mantener el ritmo y el tono requería un pulso más firme en la dirección para no caer reiteradamente en los mismos baches que frenan el desarrollo del relato, rompiendo la comicidad y sin acabar de elaborar un mensaje coherente con lo que parece que Benes quería transmitir.

No es la primera vez que vemos ese temor a encarar un problema y hablar abiertamente de posibles soluciones. Por eso, cuando parece que la trama se va a poner demasiado tierna o didáctica, da un giro de 180 grados para volver a la vulgaridad y el escepticismo. Y entonces lo único que consigue es haber parado el humor para lanzar una arenga que él mismo torpedea.

De todos modos, si prescindimos del conjunto, nos ponemos un mono que nos inmunice contra la vulgaridad y nos limitamos a buscar el humor, este largometraje tiene bastantes momentos en los que uno puede reírse tranquilamente.

Si lo que queremos es una reflexión sobre la importancia de saber ponerse en el lugar de otro, hora y media de película para ello, no creo que compense.

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