Raza de violencia

Si alguien espera que Raza de violencia nos muestre a unos indios feroces, que sepa que no los encontrará. Esta correcta película dirigida por Douglas Sirk tiene como principal atractivo ver a Rock Hudson como protagonista, pero interpretando a un Apache, Taza, el hijo del famoso Coshise. Hudson ya había hecho de indio, por ejemplo en Winchester 73, pero en una aparición casi testimonial, y su aportación al western, especialmente, destacó en El último atardecer, Fiebre de venganza, y su mejor papel, Historia de un condenado. Apaches blandos, muy amigos de la caballería, se mezclan con un hermano de Taza un poco histérico, un futuro suegro de Taza beligerante, y un Geronimo poco creíble, que se rinde a las primeras de cambio. Para mí es un film interesante a secas, poco más.

Estamos ante un western donde se nos presenta el duelo típico de buenos contra malos. La novedad estriba en que hay indios en el bando de los buenos (quieras que no, después de décadas siendo solo malos, esto es un avance, los diferentes también pueden ser amigos). Lógicamente, hablamos de indios que aceptan la dominación blanca y la vida en las reservas y que incluso quieren alistarse en la caballería. Los que no transigen con eso, son malos como los de toda la vida (o, a lo sumo, errados en su forma de proceder a los que hay que mostrar su equivocación). Quitando esto, la película está bien hecha, es interesante y tiene su romance, sus batallitas y demás elementos. Un western eficiente que entretendrá a los amantes del género.

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Más críticas en:
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Entretenido film del oeste, primero y último de este género rodado por el gran Sirk.
No se trata de una gran película, pero es muy agradable y simpática (no porque tenga humor precisamente).
Está bien rodada y las escenas de lucha son fuertes, viriles, bien rodadas (el teniente racista ensartado por diversas lanzas...).
Se pasa muy bien el rato viéndola y el empaque técnico es de primera, con una preciosa fotografía en Technicolor, como debe ser, a cargo del gran Russell Metty, y precisa y llena de calidad banda sonora de otro grande: Frank Skinner.
Puede que al de no demasiado de verla se olvide, pero cada cinco años o así la podemos recuperar y siempre nos dejará una sensación de buen cine, el del Hollywood de los años dorados.
¡Ah! Eso sí, verle a indios guerreros, vestidos con el uniforme del Ejército Yanki, por mucho que deseen la paz a toda costa, cuesta encajarlo (¡vaya, precisamente como le ocurre al feroz Jerónimo, irreconciliable enemigo del protagonista!). No sé, algo me recuerda esta situación...

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Las tribus apaches después de años de guerrear bajo el mando de Cochise han firmado la paz y viven tranquilos en la reserva de San Carlos. A la muerte en 1874 este gran jefe lo sustituye su hijo Taza (Hudson), también partidario se proseguir la paz. Sin embargo su hermano menor Naiches cree llegado el momento de romper el pacto con los blancos y seguir la senda de la guerra que mantiene en solitario Jerónimo. Lucha política entre los dos hermanos y lucha también en el terreno amoroso por la bella Ouna (Rush) que ambos pretenden. Lucha que llegará finalmente a las manos resultando herido en la cara Taza, que será curado por su amiga con una infusión de hierbas que le aplica.
En este contexto se desarrolla una cinta excelente rodada en magníficos escenarios naturales que recuerdan los rodados por Ford. Muy buen uso del color para reproducir los paisajes y toda la variedad cromática de las plumas y de los elementos culturales indios, destacando especialmente las danzas guerreras y las escenas del entierro de Cochise.
Un guión sólido bien desarrollado plantea las diferentes formas de entender la convivencia entre indios y blancos, pues por una y por otra parte hay partidarios del entendimiento y de la ruptura. En el centro del debate está la exigencia apache de tener y de ejercer su propia justicia, que sean los apaches quienes apliquen sus leyes y castigos con arreglo a sus viejas costumbres. El tira y afloja, la confianza y la desconfianza entre unos y otros queda muy bien representado en la obra, donde el jefe Taza duda sobre el camino que más conviene seguir a su pueblo aunque vaya en contra de sus propios sentimientos.
Western clásico "de indios" con buenas interpretaciones. Lo peor la versión hispana del título que parece dar a entender una violencia étnica que está muy lejos de desarrollarse en la pantalla. Aunque tal vez tenga menos "gancho" entre el público, nos parece mucho mejor la versión original de "Taza, hijo de Cochise".

Me llama la atención que Sirk, director delicado y melodramático por excelencia se dedicara a un Western, por mucho que se el género americano por excelencia. Seguramente las exigencias de los estudios tenga mucho que decir.
No tiene un alto desarrollo dramático, ni esconce una gran historia de amor. Nada parecido. Es, sin más, una de tantas del oeste. Rodada en los más característicos parajes naturales del género en un technicolor brillante que los blu-ray actuales potencian de manera notable. Puede ser que responda a hechos verídicos, no lo sé, pero tiene toda la pinta.
Está bien dirigida, tiene un guión clásico -aunque ciertamente previsible- y se deja ver, pero nada más. No tiene la profundidad de las películas de Ford o Hawks, ni la complejidad de los Western crepusculares, con esa mezcla de género y ambivalencia de sentimientos que los hace tan atractivos: no sabes qué ves, si un Western o otro tipo de película (drama, thriller, terror, policíaca).
La verdad es que Rock Hudson por mucho que lo intenta no da el tono, no es su registro, y su algo parecido ocurre con Barbara Rush, una actriz correcta pero sin la intensidad requerida para un papel como éste.
En definitiva, una del Oeste, sin más. Correcta y agradable.