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Restrepo

6,3
1.893
Documental. Bélico Crónica de las vidas de un pelotón de soldados estadounidenses que combaten en el valle más peligroso de Afganistán, llamado Korengal. El documental se centra en un remoto puesto formado por 15 hombres llamado Restrepo, un lugar conocido por su extrema peligrosidad donde se produce una quinta parte de los combates que ocurren en todo el país. Sebastian Junger, periodista, y Tim Hetherington, un reputado fotógrafo ganador de varios ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2011
46 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me queda la duda de cuál es la intención de los americanos cuando se retratan a sí mismos. Si Restrepo pretende un dibujo de la guerra, no lo consigue. No hay invasores ni invadidos, no es la lógica de la película. No se traza el camino que conduce a una simple reflexión: aquellos que viven abajo, en las casas, son los moradores legítimos de un terreno que han habitado por siempre, y la triste trampa de la carretera ni interesa ni vale como excusa.

Restrepo persigue otra cosa. Filmada con un derroche de metraje y precisión, primeros planos a ras de matojo, casquillos en el zapato y balas silbando por encima de nuestras cabezas, nos pone la guerra al lado y los pelos de punta. Anticipada por los protagonistas desde la distancia (física, no emocional), la empatía con los imberbes jóvenes hormonados se hace inevitable al tiempo que estos disparan al aire contra un enemigo absoluto e invisible que jamás aparece frente a la cámara. Es el mal contra su pequeño mundo en la colina. Sin embargo, ese mismo sentimiento se desmorona como un saco vacío cuando aparecen las mujeres (por cierto, sin burka) y los niños quemados junto a los muertos civiles aplastados por un helicóptero dentro de su casa. Hay cinco de ellos, “casualmente” todos varones, pero creemos intuir que una de las niñas que el padre sostiene en brazos está inerme. Vemos al soldado iniciando la cura de gasas que suponemos milagrosas, quizá un antibiótico. Nadie los evacúa, no volveremos a saber de ellos. Esto es lo que pasa por colaborar con el talibán por cinco dólares, se nos escapa un tiro y os matamos un niño. Nosotros os construiremos una carretera. Fin del discurso.

El soldado Restrepo, nuestro héroe, es un joven vital y soberbio al que mandarías callar la boca si viajara borracho a tu lado en un tren. Dice esas cosas que dicen los americanos y aquí no entendemos y muere por su patria. Su recompensa: el recuerdo de los suyos en la atalaya. Al otro lado está la vaca, a la que, por fin, vemos degollar en los títulos de crédito bajo risas. Representa la distancia entre dos mundos condenados a no entenderse. ¿De quién es la vaca, la tierra, la razón? ¿Cuánto valen? Invadir un país y querer caer bien es como ir de putas y pretender que se enamoren de uno: se ríen de ti mientras te roban el dinero. Si Mr Marshall no viajase tan rápido por el mundo, le daría tiempo a oler la vida sin fritanga y entender estas cosas, aprendería, por ejemplo, lo que valen los huesos de una vaca famélica en tiempo de guerra. Eso en este país ya lo sabemos porque, como tantas otras cosas, nos lo contó el maestro Berlanga.
Morelli
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22 de febrero de 2011
19 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buen documental sobre un pelotón del ejército de EE.UU. in situ en la actual guerra de Afganistán.

Relevante porque nos revela con nitidez cómo son los soldados que integran el ejército de los EE.UU., qué nivel hermenéutico-racional poseen. Por ejemplo, el capitán que comanda el grupo de combatientes, que una noche toma con sus hombres el alto de una colina y establecen allí el destacamento "Restrepo" (lo llaman así en honor de uno de los soldados muertos en combate pocos días antes, quien se apellidaba así), ese capitán en las imágenes que de él vemos ejerciendo el mando, deja entrever en las reuniones que tiene con los ancianos y líderes afganos del Valle de Korengal, que carece de las mínimas dotes diplomáticas requeridas para comandar un equipo de soldados en un país extraño y que además debería ganarse a una población que se siente invadida y dañada, a unas pesonas que son las nativas del lugar; pues el citado oficial olvida en todo momento que son ellos (los militares estadounidenses) los invasores y que los lugareños autóctonos a los que desprecian y llaman "malos", son los patriotas de aquellas tierras o nación. Y si un capitán, salido de una Academia de tan alta formación como es West Point, no es capaz de tener esa mínima visión de la realidad, entonces es que la instrucción y el adiestramiento en la estructura militar de los EE.UU. está muy jodido y viciado.

No cabe duda, si el documental es un testimonio excelente de la realidad es por lo bien que nos muestra la cuadratura mental y despersonificada que poseen los soldados made in USA, hoy por hoy.
Azurcine
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15 de abril de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que hay que decir, contextualicemos, es que “Restrepo” no es una película sino un documental, un documental que hay que reconocer que está hecho con mucho valor “físico” del que hay que tener como para irse a rodarlo específicamente a primera línea del frente (no es una simple recopilación de entrevistas aderezadas con imágenes de agencias es un documental “de investigación”) y eso confiere una espectacularidad a la narración que no se ve a menudo en reportajes de guerra. “Restrepo” nos lleva a un turno de año y medio de convivencia con los soldados REALES que están inmersos en la lucha contra los talibanes en lo más profundo de Afganistán, año y medio de bombas-trampa en la carretera, tiroteos desde la nada y emboscadas de la gente a la que se supone que tienes que proteger.

En “Restrepo” vemos una faceta de la lucha que no vemos en los telediarios, la pelea en la inmensidad de la nada afgana, donde las montañas inaccesibles esconden un enemigo detrás de cada árbol y cada roca. Porque en la TV y en los videojuegos vemos desiertos en los que nadie puede esconderse de los drones yanquis o encapuchados a campo abierto… no se ven poblados de gente que no te entiende y que puede esconder una granada en el bolsillo para endiñártela cuando menos te esperes. Y lo vemos sin efectos especiales, sin actores ni extras, todo realidad cámara al hombro.

“Restrepo” es interesante, ofrece cosas que siempre nos hemos imaginado pero no hemos llegado a ver, como el día a día en un puesto de observación, las interminables horas de ocio, los nervios destrozados de los tiroteos que empiezan en el momento más inesperado… y otras que sí que nos imaginábamos, como que los americanos están pacificando un país que no entienden, aplicando una mentalidad puramente estadounidense y esperando que un pueblo que no ha evolucionado gran cosa desde Alejandro Magno (la única tecnología que parecen aceptar es la relacionada con las armas) se adapte a sus tiempos, sus ritmos y sus formas de pensar.

Lo que, desgraciadamente, no ofrece son conclusiones. Vale que es espeluznante ver que los reemplazos son unos catetos amigos de la juerga con escaso sentido del deber y la moral… y que los oficiales son igual de limitados, pero no es una conclusión de la película es algo a lo que tiene que llegar el espectador. Echo de menos a un Michel Moore más manipulador pero también más claro y conciso. Además el ritmo es cansante y cansino, la típica etapa rompepiernas agotadora del Tour de Francia: pretender narrar año y medio de servicio en menos de hora y media es desconcertante y confuso. Más confuso si cabe cuando se entremezcla con las declaraciones a posteriori, ya en frío, de los protagonistas de las que no conocemos las preguntas. Hablan y hablan, pero el esfuerzo de hilvanar sus declaraciones con lo que se ve en pantalla recae exclusivamente en el espectador.

No sé, entiendo lo que cuenta pero no lo que quiere contar ¿denuncia? ¿homenaje? ¿exposición?. Si esa era la intención es tramposa, si no lo era el documental no cumple expectativas. Espectacular y moderadamente interesante… y también ligeramente decepcionante.
OsitoF
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9 de febrero de 2011
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Valle de Korengal, zona clave porque muchos de los líderes talibanes son originarios de esta cuenca, es un terreno al este de Afganistan que apenas llega a los diez kilómetros de extensión. Hasta el pasado verano con la retirada de tropas americanas, sin lugar a dudas fue el escenario más violento y peligroso de todo el país para el ejército estadounidense.

El documental ha sido realizado por un periodista (S.Junger) y un fotógrafo (T.Hetherington) que tuvieron los santos huevos de pasar varios meses con los marines americanos en medio del temido valle. Cintas sobre las guerras en Irak y Afganistán hemos vistos muchas estos últimos años pero ninguna hasta ahora contenía escenas filmadas en el mismo escenario de batalla y en tiempo real. Esta es la gran baza de Restrepo.

Y es que la historia se centra en el significado de ser soldado en esas condiciones tan extremas. Con la adrenalina por montera, los soldados que ocuparon esa concreta zona de Afganistán, cuna de los talibanes más radicales, estuvieron sometidos a combates casi a diario, en una zona de complicadísimo acceso y traicionera por lo escarpado del terreno.

El documental peca en determinados momentos de repetitivo pero lo suple con un montaje perfectamente diseñado en el que se intercalan entrevistas con algunos de los soldados (algunos insultantemente jóvenes) que pudieron contarlo.

Buen documental, de espeluznante realismo, algo reiterativo y con un tramo final en el que se relata la operación “Rock Avalanche” que quita literalmente la respiración. En una de las entrevistas, un imberbe recluta decía: “Prefiero no dormir y así no tener que soñar”. No me extraña.
Sanjuan
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10 de marzo de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante documental sobre la vida de un pequeño destacamento en mitad de las montañas de Afganistan. Muy bien rodado y con la gran baza de que todo son imágenes reales sin trucar.

Sin embargo el que crea que es un documental de Guerra pura y dura se va a llevar un chasco. Mas bien es un reflejo de cómo son las actuales tropas de los USA. Muy jóvenes, super bien equipadas y sin embargo dan la impresión de estar totalmente perdidos, con una moral muy baja... sorprendentemente frágiles...

Nunca queda clara su misión, ni quien les ataca, ni cuantos, ni a quién o qué disparan ellos, sus helicopteros y aviones...ni que porqué no consiguen avanzar o despejar la zona.. apenas sufren bajas, pero las acusan enormemente, parece como si no supiesen que están en una guerra donde la gente muere... Y vaya oficiales... de verdad que parece de coña si no fuera porque sabes que es real.

La verdad es que sus padres en Vietnam y no digamos su abuelos en la IIGM estaban hechos de otra pasta. En cualquier caso acabas empatizando con esos chavales, aunque uno siente horror de ver para lo que son empleados y que incluso en el fondo disfrutan de apretar el gatillo... en general unos pobres diablos engañados...

Apenas se ve a los Afganos, pero los vecinos del pueblo supongo que estarán deseando perderles de vista, sin comentarios a las bajas civiles que causan y que se esbozan en unas cuantas imágenes... Desde ese punto el documental no es nada imparcial.

De todas formas vale la pena.
Jorge
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