Los rastreadores (TV)

La familia de Paxton sufre un atentado en su propio rancho, su hijo es asesinado y su hija es secuestrada. El ranchero quiere encontrar al responsable de este horrible hecho y para ello contrata a Zeke Smith, un rastreador, un arrogante profesional, para ayudarle en su búsqueda y así rescatar a su hija y vengar la muerte de su hijo, saldando así la cuenta pendiente.

Un film absolutamente anodino de un tema del que se han hecho muchas versiones, algunas auténticas obras maestras que se han convertido en películas de culto, entre las que destaca sobremanera Centauros del desierto (The Searchers) de John Ford . Representan tiempos pretéritos en los que los colonos, que vivían en casas aisladas, eran vulnerables a los ataques de cualquier banda de forajidos o de los primitivos pobladores indios de sus tierras. Una vez cruzado el Río Grande, frontera natural entre Méjico y Estados Unidos no había posibilidad de perseguir a los delincuentes.

A las dificultades señaladas se añadía el color de la piel del ayudante del Marshal, Ezequiel, interpretado por Sammy Davis Jr, que vierte su resentimiento sobre Paxton (Ernest Borgnine), el padre de la joven secuestrada para ser vendida en el mercado de mujeres, cargado de prejuicios. Charlie Gordon, un personaje ausente en el film, el sheriff que ha criado y educado a Ezequiel después de que un grupo de blancos asesinara a su familia, constituye la sombra alargada que hace posible el acercamiento de dos hombres marcados por el odio. La profunda religiosidad del hombre negro arrastrará a la fe al orgulloso ranchero.



http://www.cinelodeon.com/2012/08/los-rastreadores-earl-bellamy.html

Básico, dinámico, intrigante, pasajero, emocionante y ajustado western de corte familiar que ofrece un entretenimiento edulcorado y entrañable, con espacio para la búsqueda de la hija de un ranchero.

Earl Bellamy, domina los tiempos y dibuja con claridad la personalidad y anhelos de los personajes protagonistas, haciendo que el interés suscitado inicialmente, no decaiga en ningún momento.

Producción de corte televisivo, en la que hay espacio para la intriga y los enfrentamientos armados, ofreciendo algo digno de ser visto.

Por su temática, estética, osadía, humor, banda sonora y por la presencia de algunos intérpretes habituales del género de acción, como: Ernest Borgnine y Sammy Davis Jr., me atrevo a decir que es una de esas producciones épicas, con las que Quentin Tarantino, pudo llegar a disfrutar en algún momento de su juventud.

Producto ideal para no romperse mucho la cabeza y disfrutar de los tópicos habituales del género, con una pareja de protagonista de rastreadores, infalibles.

Los rastreadores (TV), queda como una certera y entrañable producción western digna de ser descubierta.

Así es como se han hecho muchas productoras de oro: con películas que sólo miraron cómo colocar a los protagonistas y pagarles bien, sin otro horizonte que rentabilizar la fama de los
mismos; porque la película parece hecha para niños y mozalbetes; no está pensada sino para entretener a la gente que ve el cine como si fuera un juego de imágenes en movimiento, sin otra consideración. El cine no es sólo eso: es mucho más: es contar una historia, ficticia o real, que tenga que ver con el sentido y la interrelación lógica de las secuencias; esto es: que esa historia esté bien contada, que mueva al interés de seguir su desarrollo con los cinco sentidos. Lo que no sea así, no puede ser buen cine, como es el caso de la película mencionada, siendo la gran mayoría, de cualquier género, de muy bajo nivel en sus guiones y en la intrerpretación de los actores.

Me gustaría que me replicaran a lo expuesto.

Observador111

Western de formato televisivo hecho a mayor gloria de Sammy Davys Jr. que debió ser el pagano de la broma.
Porque broma es el guion que presentan que se limita a plantear el asesinato de Davey Paxton (Katt) y el secuestro de Beckey (Kreski), jóvenes y rubicundos hijos de Sam (Borgnine) y de Dora (Adams). Con la persecución consiguiente entre indios bobalicones y bandidos mexicanos por el estilo. El tema coincide algo pero está en las antípodas de "Centauros del desierto".
Al frente de los rastreadores un marshall negro, Ezekiel Smith (Davys), que permite cierto juego con el torpe racismo del resto de la cuadrilla, en la que encontramos algún otro ilustre apellido dentro del género como Hunnicuttt o Gordon.
Ritmo cansino, al tran-trán, pobre análisis de los personajes que en ningún momento parecen tomarse en serio la cosa. Actores de vuelta de su vida profesional que aprovechan la oportunidad a última hora para ganarse un dinero, aunque alguno de ellos lo haga a costa de arrastrar su bien ganado prestigio.
Película floja que no recomendamos.

El veterano director Early Bellamy lleva a la pantalla un western de medianía donde lucen con luz propia dos actores y figuras importantes: Ernest Borgine y Sammy Davis Jr., conducido por un guion horribilis.

En la historia, en un ataque contra el rancho de Paxtom (Borgine), muere el hijo y secuestran a su hija. Para ir en búsqueda de los culpables, contrata a Zeke Smith (Davis), un rastreador negro profesional (lo de que sea “negro” tiene su miga). Hay indios, trata de blancas, forajidos, disparos, galopadas y hasta el ejército salvador.

Es una obra neutra, por decir algo, con una temática mil veces repetida, algunas, obras maestras como “Centauros del desierto” de John Ford. Eran los tiempos en que los colonos vivían aislados y expuestos a los ataques de forajidos o de los indios.

Los perseguidores deben cruzar el Río Grande (frontera natural entre Méjico y EE. UU.) y ya estaban fuera de la jurisdicción yanqui… salvo al final, en que el aplauso del respetable no se hará llegar.

Western para ver en familia, un entretenimiento sin sal ni pimienta, y la búsqueda de la hija rubia platino de un ranchero patán y rupestre.