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Rififí en la ciudad

Thriller Un confidente de la policía muere asesinado por los hombres de Leprince, un poderoso político que controla el tráfico de drogas de toda Sudamérica. Aprovechando su fama de hombre respetable, presenta su candidatura a la Presidencia del Senado, pero, a partir de ese momento, todos los que intervinieron en el asesinato serán eliminados. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
19 de marzo de 2013
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo a un gran artesano como a Jesús Franco se le ocurriría ambientar un "thriller" en Sudamérica y rodarlo en Marbella con muy buenos resultados.

Aquí el mítico Fernando Fernán Gómez, interpreta al inspector de policía Miguel Mora, un hombre íntegro que se enfrenta a un candidato a la presidencia del senado que controla el tráfico de drogas y demás negocios ilícitos bajo una apariencia de hombre honrado (Jean Servais), poniendo en juego su vida.

La película tiene una atmósfera muy lograda gracias al buen trabajo de fotografía de Godofredo Pacheco y contiene unos números musicales muy buenos. Las localizaciones exteriores de Marbella tienen cierto encanto y respiran una atractiva decadencia

Sin duda estamos ante una de las películas con mejor acabado técnico del prolífico Jesús Franco, (que aquí tambien se reserva un cameo) y donde también se hace palpable la admiración del autor hacia Orson Welles (con quien trabajaría dos años más tarde en "Campanadas a medianoche" y en "Don Quijote de Orson Welles").
Bajo mi punto de vista "Rififí en la ciudad", junto con la también magnífica "Gritos en la noche" (1962) y "Las Vampiras" (1970), forman las tres mejores películas de la extensa filmografía de Jesús Franco (199 películas en su haber, casi nada!).

Uno de los mejores "thrillers" españoles de todos los tiempos, injustamente olvidado y altamente recomendable.
Fernando Cortizo
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26 de junio de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que destaca positivamente en la horrible filmografía de Jesús Franco. Fue una lástima que el cineasta más prolífico nacido en España tomase el camino que tomó a partir de finales de los años 60. Después de realizar unas cuantas películas prometedoras se dedicaria luego masivamente al cine erótico primero y al cine pornográfico después. Una de esas cintas salvables es "Rififí en la ciudad" que empieza muy bien pero se desmorona un poco por la escasa garra de la narración pese a lo cual aunque sea con altibajos Franco logra coordinar el ritmo que es más bien lento y acoplarlo a las exigencias de una historia a la que le hubiesen convenido menos convencionalismos en el trazado de los personajes y en las situaciones. La película brilla con luz propia a nivel estético y la sugestiva ambientación se combina con una estética de la imagen interesantísima que revelaba que Jesús Franco era un esteta a la hora de crear imágenes. La película tiene una gran personalidad y hay en ellas imágenes fascinantes que tienen la capacidad de sugestionar. Incluso la sensación que deja en el espectador una vez vista es la de haber vivido una especie de sueño extraño porque el universo en el que nos adentra el film resulta absorbente en bastantes momentos a pesar de que el relato se desarrolle con cierta lentitud. En resumen Jesús Franco estaba capacitado para hacer un cine más interesante del que hizo a partir de la siguiente década y "Rififí en la ciudad" que es una de sus obras más difundidas es una muestra evidente de ello.
Cromatico
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11 de octubre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De lo mejor (entre lo muchísimo peor) de Jesús Franco. Es buena en cuanto a planos e imágenes, pero, lo de siempre, el guión es muy malo y los diálogos un poco tontunos. Hasta el gran Fernán Gómez no convence aquí al tener que decir cosas triviales. Los demás actores tampoco están muy felices, recitan muy mal, con alguna excepción como Agustín González, aunque también él resulta menos creíble que en otras muchas películas. Y es que Franco no se distinguía por la buena dirección de actores. No profundiza, se queda en estereotipos.
Además, falta ritmo, progresión dramática.
Buena la fotografía, ese blanco y negro que recuerda (ya lo han anotado aquí) a Orson Welles.
Como en otras películas de esta época, Franco mete números musicales, aquí ritmos caribeños. Y algo de jazz.
yoparam
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13 de mayo de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había visto nunca este largometraje, y desde luego es interesante. Creo que los años 60 son los mejores años de la filmografía, prácticamente inabarcable, de Jesús Franco. Como "Miss Muerte" (1965), esta película aúna cierto espíritu de novela de a duro con un expresionismo "sexy" muy particular, muy cinéfilo, que debe mucho al cine de Orson Welles en particular, y al cine negro en general. La devoción de Franco hacia Welles es aquí muy explícita; se diría que el director copia, o reelabora a su manera, cosas vistas en "Ciudadano Kane", "La dama de Shanghai" y "Sed de mal".

De hecho, al situar la acción en un país centroamericano imaginario, "Rififí en la ciudad" recuerda, de manera imprecisa, pero casi constante, a "Sed de mal", y el duro policía interpretado por Fernando Fernán-Gómez (con el nombre de Miguel Mora) tal vez tenga algún punto de contacto con el personaje de Charlton Heston en el film de Welles. Es más, Antonio Prieto interpreta al Comisario Vargas (recordemos que Heston, en el film de Welles, se llamaba Mike Vargas). Una trama de corrupción, ambiciones políticas, negocios sucios, amores, desamores y venganzas personales, da pie a los artífices de esta curiosa obra a un ejercicio de cinefilia que permite componer, a la vez, una buena película de género.
Pedro Triguero_Lizana
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22 de septiembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
322/35(29/09/22) Interesantillo, aunque muy irregular muestra de cine negro español, thriller enmarcado en innombrado país de Sudamérica y rodado en Marbella. No tiene nada que ver con la obra maestra de Dassin de 1955 (Rififi), solo que está el actor belga Jean Servais en ambas, pero con personajes diferentes, el título solo se rebela como un reclamo comercial. Una rareza del director malagueño Jesús Franco, un realizador que pasaría a la historia por sus películas underground horrendas, películas cuasi- pornográficas donde mezclaba terror con sexo de modo estrafalario en una interminable serie Z. Pero en sus comienzos aun no se había ‘echado al monte’, y aquí adapta una de 1958 novela de Charles Exbrayat (Vous souvenez-vous de Paco?"), para una rara cinta con elementos transgresores para su tiempo, en plena era franquista, tratando temas como la prostitución, el tráfico de drogas, corrupción política, relaciones interraciales (hay varios negros en la película, algo extraño en España entonces, pero encima uno de ellos sale con una mujer blanca con la que se besa), un homosexual (por el gran Agustín González) e incluso asistimos a un escenario de democracia con unas elecciones. Posee entre sus bazas, una atmósfera noir muy lograda, tenido importancia un club nocturno con su inherente humo a cigarrillos, música de jazz (y lo que es peor, muy muchos números de canciones), jugando con la semioscuridad, las sombras, esto entrelazado al modo de exponer a un asesino, cual, si estuviéramos en un giallo, cual fantasma vestido de negro, con guantes de cuero, con un navaja, que nunca vemos su rostro, y que vive en las sombras de las que emerge para sus crímenes (también hace llamadas telefónicas anónimas a la policía, y deja notas), ello gracias a una hábil fotografía de Godofredo Pacheco (aunque falla en mostrar demasiado en el primer crimen). Este asesino es uno de los deux machine del film, el saber sus motivaciones, aunque estas, cuando se rebelan resultan metidas con calzador.

Fernando Fernán Gómez (una año después estrenaría como director “El extraño viaje”, con Jesús franco de actor), interpreta al inspector de policía Miguel Mora, hombre íntegro se enfrenta a un candidato a la presidencia del senado que controla el tráfico de drogas y demás negocios ilícitos bajo apariencia de hombre honrado (Jean Servais), poniendo en juego su vida.

Franco bebe nada menos que de su amigo Orson Welles (que lo tuvo de ayudante en “Campanadas a medianoche”), se puede ver en la comparación con “Sed de mal”, situando la acción en un país latinoamericano, con un policía cojo (Fernando Fernán Gómez), y otro (el comisario encarnado por Antonio Prieto) con el apellido Vargas, como el rol de Charlton Heston en la mencionada wellesiana. También está la trama que bebe de toda la corrupción moral de esta. También hay otra escena wellesiana cuando hay una cita en un acuario, algo que nos une a “La Dama de Shanghái”.

Pero la cinta no cumple con las expectativas, pues el guion resulta bastante simplista, con diálogos sin fuerza alguna, con personajes más planos que ele encefalograma de Napoleón, con actuaciones que van de lo correctito a lo histriónico (aquí, extrañamente, está un Fernando Fernán Gómez pasado de vueltas, tampoco ayuda lo mal escrito que está el personaje), solo se salva de la quema un carismático Jean Servais, que aporta temple y carácter. Una simple trama de venganza, donde los malos son muy torpes y los buenos son muy cándidos. Tampoco es que su ritmo sea bueno, demasiados bajones, a lo que ayudan unos discordantes números musicales que nos sacan por completo de la trama, llegan a dar grima por lo mal que encajan en la trama.

Entre lo bueno está el retrato de la corrupción política en la figura del villano de la función. Ya desde el inicio con ese carrusel de carteles para unas elecciones con el rostro del mismo remarcando su pureza, su Don para la justicia. Pero a lo largo del film vemos su verdadero rostro, un ladino con cabarets, mujeriego, narcotraficantes, y con mítines demagógicos, muy bueno cuando una mujer mayor lo abraza, y tras ello, en la trastienda pregunta el villano si le han pagado, tras lo que pide que la próxima vez no le aprieten tanto, y que no coman cosas que den mal aliento sus groupies. Quizás los censores franquistas estuvieran satisfechos por el retrato de la democracia como algo malo.

Tiene algunos momentos de tensión que la hacen (discontinuamente) llevadera, como cuando dan una paliza nocturna a cierto poli, y lo tiran al mar, y alguien lo ve y corre a sacarlo del mar a escondidas (como puede flotar un cuerpo vivo?); el tramo en que el ‘fantasma’ espera escondido a que un hombre negro este a solas de su pareja en la cama, sale de la oscuridad para ir a matarlo con su navaja automática, esto manejado con buen tempo y montaje, con el epílogo de cuando llega su pareja y tarda en detectar la muerte; Cuando una mujer intenta quitar una llave que lleva al cuello el villano cuando este duerme, la situación se estira de modo intenso, haciéndonos sentir el temor de la chica; No meto ene stop el aparatoso tiroteo en el club nocturno, pues resulta ridículo como se filma, nadie se esconde nadie en el caos, todo el mundo se rebela llevando armas, hasta los camareros, roza la parodia; El clímax tiene elementos chirriante-acomodaticios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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