Incidente en el Lago Ness

"Werner Herzog in Wonderland" era el supuesto documental que el fotógrafo John Bailey (Hasta que el cura nos separe) tenía que realizar en soporte digital sobre unos días en la vida del director alemán afincado en Los Angeles mientras, mediante copiosas cenas y conversaciones sobre su trayectoria profesional, iba calentando la pre-producción de un épico proyecto sobre el monstruo del Lago Ness. Entre los invitados, Jeff Goldblum se pasa por allí como uno más, está Zak Penn interpretándose a sí mismo (lógico en un reportaje) el megaproductor y guionista de films como "The Incredible Hulk" o el también falso documental "The Grand".

Experimentar sobre la leyenda urbana más popular de las que se ha oído nunca, es pasarse. Pero implicar al equipo técnico en su odisea (Penn y Herzog incluidos) casi no tiene perdón de Dios. Después de un breve prólogo en casa de Werner, se van a Escocia y allí preparan lo que hicieron colar a todo el mundo y no se hizo. ¿Estaba concebida en la mente de Herzog realmente la idea de rodar un film que tuviera como protagonista a un equipo de investigadores y su herzogiana obsesión por revelar el secreto mejor guardado del lago? No lo sabremos nunca. Pero es aquí a donde juegan a mostarnos la discusión del tema; entre ellos se producen pequeños incidentes que van a más, diferencias en el desarrollo de lo que van rodando jornada tras jornada. Herzog y Penn, cual padre e hijo, se enfrentan verbalmente con el fantasma de Klaus Kinski por medio, reprochándose sobre el exceso de veteranía de uno y los ademanes caprichosos del otro. Penn no ha dudado en contractar a una lagarta de Playboy para ver si por fin puede atraer a la superfície a su lagarto de una vez por todas y poner fin a tanto misterio. Aquí lo creíble se convierte en perplejidad y la risa, de los que montaron el simpático trullo, está asegurada. Y Bailey sigue rodando.

El ingenio está bien realizado. Se quedan con el espectador que una vez visto el documental no sabe qué ha ido a ver. Menos mal que Herzog pone las cosas en su sitio ante su reflexión final sobre la reacción de las masas ante un folclore tan antiguo como rentable, que atrae a millones de turistas de todo el mundo cada año.

209/23(28/07/10) Divertidísimo film, es como unas muñecas rusas, es un documental sobre Werner Herzog, este a su vez está realizando un documental en Escocia sobre ‘El Monstruo del Lago Ness’, en el que las dificultades y todo a su vez es mentira, todo es un falso documental, una divertida cinta que no deja títere con cabeza en su voraz crítica, riéndose sobre todo de sí mismo y de su controvertida trayectoria, curiosamente no está dirigido por él, si no por Zak Penn, que también participa en el reparto, creando a un excéntrico productor, entre los dos escribieron el guión. La historia comienza serenamente, en una cena en la casa de Herzog en Los Ángeles, donde conocemos a varios de los protagonistas, de ahí saltamos a Escocia, para acercarnos al Lago Ness, para el rodaje del documental, pero a medida que pasan los días las situaciones son cada vez más disparatadas, el nombre del barco, el error en el nombre en los konos de trabajo (Expeditition) una modelo en bikini, un friki criptozoologo, lugareños buscabroncas, el fotógrafo que los abandona, el productor que amenaza pistola en mano a Herzog para que continúe (en alusión a sus conflictos con su enemigo íntimo Klaus Kinski) y por supuesto el clímax final, con aventura de terror en medio del lago. Todo ello sumado da un muy ameno film, donde se hace una velada y burlona crítica a los seguidores de mitos, en este caso de ‘El Monstruo del Lago Ness’, muy recomendable a los degustadores de sátiras bien realizadas. Fuerza y honor!!!

Sumado a los numerosos méritos que ofrece su extensa y curiosa filmografía, en este caso Herzog nos subsume en su historia dentro de otra historia dentro de otra historia, creando una sensación de confusión y humor por la continua circulación de un plano a otro. Evidentemente el objetivo del film es ironizar sobre el mito popular del monstruo del Lago Ness de forma iconoclasta, llevándolo inclusive a un estadío más confuso que el preexistente. Si bien como director del film figura Zack Penn, también esto me parece que forma parte del juego, ya que la película da toda la impresión de ser un producto típicamente Herzoguiano. Muy entretenida, llena de humor y absurdo, es un producto un poco atípico del gran cineasta alemán - hoy radicado en California -, aunque no exento de su habitual genialidad.

La segunda acepción de mito para la RAE dice que significa ”historia ficticia que blablablao”, mientras que la tercera traza una equivalencia con una ”persona rodeada de extraordinaria estima”. En la segunda acepción encaja a la perfección Nessie, la bicha del Lago Ness; en la inmediatamente posterior sale una foto de Werner Herzog, la leyenda, el ubermensch del cine. Incident At Loch Ness yuxtapone ambas figuras en un juego de cine dentro del cine dentro del cine dentro del cine para reflexionar sobre cuánto de verdad y qué porcentaje de mentira tiene esta disciplina artística y más aún la subcategoría de los documentales, casi siempre con mayor sesgo que la más disparatada de las historias de fantaciencia. Un artefacto con estructura de muñeca rusa que, pese a resultar deslumbrante en sus logros y exposiciones, para nada va de lista, redicha o cargante; es más, todo lo contrario: desde su inicio opta por la autocrítica satírica, la bufonada y el disparate, igual en pos de esos corolarios que obtiene e igual no, lo mismo sólo con la estimabilísima intención de divertir. Esto le permite efectuar un giro final hacia el terror que funciona de la misma forma en la que funcionaría años después Cloverfield, pues sólo desde los códigos por los que transcurre tiene sentido dicho cambio: de haber sido de inicio The Blair Witch Project sobre el agua ni inquietaría al final –que lo hace- ni la habría aguantado nadie. Esto tiene más que ver con Christopher Guest en realidad.

Vemos un cadáver flotando en un lago y de ahí vamos a la casa de Werner Herzog. Su casa real, con el pedazo mujer rusa que tiene ahora y los preparativos en los que anda enfrascado para una cena. Nos enseña el diario de letra minúscula e ilegible que luego sería ese enorme Conquista De Lo Inútil donde narra el febril rodaje de Fitzcarraldo; nos muestra una foto de Lotte Eisner, mentora que dio pie a otro libro esencial, Of Walking In Ice; reflexiona sobre su carrera y su relación con Klaus Kinski; recibe a Jeff Goldblum, Crispin Glover y otros, entre ellos Zak Penn. Este último prepara con Werner un documental sobre Nessie llamado Enigma Of Loch Ness, y Herzog nos enseñaba todo lo anterior porque John Baile andaba grabando un documental sobre su persona y leyenda. Los dos mitos, Nessie y el cineasta, convergen ya. A Zak no le hace ni pizca de gracia que se esté rodando la pieza sobre Werner, ya que su plan para con el film incluye un mostrenco mecánico a control remoto; en cierta forma representa –junto al resto del equipo que reúne- el modo de aproximarse al cine que tiene Hollywood, y cada una de las muecas de disgusto que pone al ser grabado sin desearlo recuerdan mucho al modo en que se filmaría en USA a partir del año siguiente la serie The Office, parece el modelo usado para cincelar el personaje de Michael Scott en ocasiones: siempre la caga, todos terminan odiándole, resulta despreciable las más de las veces, etc. Antes de partir a Escocia Werner se presta a algunas secuencias desmitificadoras que le delatan como un auténtico cachondo, entre la que destaca una avanzadilla al supermercado en busca de cuchillas donde acaba pareciendo más el Señor Burns cuando no sabe si comprar Catsup o Ketchup que el ídolo del cine que es.

Pues eso, no veo por qué esta película tiene tan buena nota cuando es lo mismo que otras de metraje encontrado. Viendo la nota pensé que iba a ser una muy buena de «found footage» pero nada de nada. No pasa absolutamente nada interesante hasta los últimos minutos de la película. Vamos, que Nessi no aparece hasta el final, y mejor decir «aparece» porque el director de esta película sí que nos toma el pelo, pero bien de tomar.

Jeff Goldblum aparece lo mismo que Nessi, dos minutos. Y ojo, que no es el mismo personaje, ja ja ja. No la veas porque es una pérdida de tiempo total si buscas terror o algo que se le parezca aunque sí que es entretenida. Si te gustan los detrás de las cámaras puede gustarte porque no es más que eso, un detrás de las cámaras de un documental.