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Cargo 200

Thriller. Comedia. Drama Unión Soviética, 1984. El cansancio del régimen es palpable y el rigor de tiempos pasados empieza a relajarse. Falta sólo un año para que Gorbachov llegue al poder e inicie la Perestroika. En una ciudad de provincias, la hija de un importante miembro del partido desaparece tras acudir a una fiesta en un club. Nadie ha visto nada, no hay una sola pista ni un solo sospechoso al que acusar. Ese mismo día, en una casa aislada se comete un ... [+]
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
14 de diciembre de 2015
26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Groz 200 (Cargo 200, 2005) es una película dirigida por el cineasta ruso Aleksey Balanov. Difícil resulta clasificar el filme en algún género, porque la película toca numerosos campos a lo largo del metraje, pasando del drama al cine negro, de la tragedia al humor más despiadado y negro. Totalmente desconocida en Occidente (como la mayoría de películas del propio Balanov), Cargo 200 nos muestra a la perfección el retrato de la decadente URSS, que ya empezaba a plantar las semillas de lo que iba a ser su desaparición. Precisamente la película está ambientada en la década de los ochenta, pocos años antes de que Gorbachov iniciara la conocida Perestroika. La Corrupción, la ruptura generacional entre los más jóvenes que adoptan las costumbres norteamericanas y más capitalistas y la diferencia entre clases sociales son los ejes de la película.

La película empieza con una conversación entre dos mandamases de la Unión soviética. Después de que el cineasta nos evidencie en los diálogos que ambos forman parte del antiguo bloque, aparece la hija de uno de ellos, acompañada de un joven vestido totalmente a la moda occidental. Las dos generaciones de la URSS, puestas una contra la otra. Por si fuera poco, el joven, a pesar de no tener un trabajo como los dos mayores, gana más dinero que ambos, pero no mediante el trabajo sino a asuntos de carácter más turbio. Más a lo largo del filme, se irá desarrollando la ruptura generacional, especialmente en el ámbito cultural (especialmente desde la música, que el director hace diferenciar entre mayores y jóvenes y también mediante la banda sonora que sigue a nuestros diversos protagonistas, como la música más folclórica con el protagonista más mayor, o la música rock o electrónica con los jóvenes) que divide como una línea a ambas generaciones. A partir de ahí, la película utilizará a los cuatro protagonistas (y una chica más que se añadirá de inmediato) y los seguirá sin un rumbo fijo, incluso se entrecruzarán a lo largo del metraje, pero nunca de una manera crucial, sino accidental. No describiré nada más del argumento, porque realmente consigue sorprender al espectador, a pesar de que cuando el filme acaba uno tiene la sensación de no haber visto exactamente una película con introducción, nudo y desenlace, sino más bien un sentimiento, una descripción paisajística, una pintura.

Realmente no hay un argumento bien hilado, puesto que a Balanov no le interesa para nada desarrollar una película convencional. Al contrario, los intereses del cineasta van en la senda de crear sensaciones y un clima determinado mediante juegos (sucios) de magia y secuencias demoledoras, que son las encargadas de definir el mensaje de autodestrucción y decadencia que contiene el filme. Buena muestra de ello la encontramos en la secuencia en la que nuestro científico de ateísmo tiene un problema con el coche en la carretera y debe parar el vehículo. Observa una casa y pide auxilio. Ahí se encuentra con un mundo totalmente diferente al suyo, un mundo donde la civilización soviética no ha podido imponer su ideología. El aldeano lo recibe de mala gana y posteriormente se enzarza en una discusión teológica con él con cantidades industriales de Vodka de por medio. Esta secuencia, por sí sola, resume muy bien el objetivo de Balanov de definir con agresividad (el espectador se siente frágil delante de la violencia del campesiona y además se identifica con el científico y teme que algo le vaya a pasar en cualquier momento) la tensión del momento, así como la división entre la sociedad urbana de la URSS y la rural, mucho más cerrada y apegada a las viejas tradiciones.

Secuencias durísimas, que dejan a uno con la angustia en la garganta hay numerosas en el metraje. La película condensa perfectamente esa tensión de un mundo a punto de estallar, de ese mundo que casi podríamos decir que resulta imposible, surrealista. El espectador tiene la sensación por momentos de que hay algo que realmente falla en la película, que no encaja, tal y como también sucede en las películas de Lynch o Buñuel. Una sensación difícil de describir, que se puede palpar sin embargo con facilidad.

La puesta en escena y la dirección del cineasta están al nivel del guión. La fotografía que firma Aleksandr Simonov trata de mimetizarse en el ambiente ochentero que describe el filme, con una estética que se adentra en el mundo de lo decadente. El filme acierta con el retrato de los aldeanos y la cara oculta de Rusia, con un contraste entre oscuridad y notable.

El final no puede ser más autoconsciente. El joven muchacho, que viste con la camiseta de la URSS (CCCR) y que el cineasta ha utilizado siempre a conveniencia dentro del relato (apareciendo y desapareciendo a conveniencia) planea su futuro con otro joven compañera. La unión soviética se desmorona, y los jóvenes ya empiezan a planear los métodos más fáciles para conseguir dinero rápido, entre los que evidentemente se cuenta el contrabando. Para acabar de cerrar, el director nos coloca un letrero advirtiéndonos que la despiadada historia que hemos presenciado está basada en hechos reales.

https://neokunst.wordpress.com/2015/12/14/cargo-200-2007/
Kyrios
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20 de agosto de 2012
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me la recomendó un amigo. Tú que sabes ruso échale un vistazo. Caso real, del 84, últimos coletazos del comunismo. Si te gusta el cine negro, vas a flipar. Ya verás, ya.

Ayer le hice caso, y el caso es que cuando saltaron los créditos me quedé esperando que alguien me explicase el asunto. Dicho sea de paso, porque vi la peli en ruso, pero bueno, ese es otro tema. Investigué un poco por la red. Por aquí y por IMDB, a ver qué decía el personal. Y en general les ha gustado. Empiezo a leer que es tipo comedia negra, estilo de los Cohen. Gente extrapolando la historia a una metáfora sobre el declive del sistema socialista. Vale, ya voy viendo. Se me viene a la cabeza Fargo, película que en su día también me dejó este mismo sabor de boca.

A mí sí que me gustó. No es una historia al uso, no sigue los cánones de personaje principal, conflicto y trama girando en torno a éste. Es un mosaico de personajes tarados donde las piezas sólo encajan engrasadas con sangre ajena. Seguramente mi amigo tenía razón y hay que ser de aquí para pillarle el truco a la historia. Lo tiene. Sólo que es un truco muuuuuy negro.

De lo que sí estoy pero que muy seguro es que la camiseta con las letras CCCP de cierto personaje no está ahí por casualidad. Ya me diréis vosotros si estáis o no de acuerdo. Davai rebiata.

Escenas que te los ponen de corbata, en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Herr Jasper
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16 de agosto de 2020
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta tarde he visto este "Cargo 200", título nada ligero y de humor negrísimo, una narración que luce una misantropía del tamaño de Siberia. Satisfecho, convencido a pesar de todo que se trata de una jugada jocosa y muy bien manejada, descubro al puntuarla que ya la había visto el 21 de Diciembre del 2012. Y no sólo la había visto, además me había desagradado enormemente. La puntué con un 3. Normalmente, antes de nada, reviso la ficha en esta web o en otras; ésta vez no sólo se me ha pasado, si no que además no recordaba prácticamente nada de ella. Sólo me sonaba la escena del comedor en la cabaña rural, pero me parecía que era de cualquier otra película rusa, pues al fin y al cabo una estancia con ese aspecto es sumamente representativo de las dachas convencionales. Cuanta más vueltas le doy, más atónito me quedo, pues "Cargo 200" posee algunas escenas hiperbólicas que se quedan en la retina y la memoria. Pero ni rastro. Qué película vi, pues?

Sea como sea, se nos presenta una especie de farsa macabra acerca de los años previos a la caída de la URSS, cómo el germen de cultivo para el florecimiento de aquellas mafias que dominaron la economía rusa ya estaban ahí en forma de una corrupción dantesca: oficiales que secuestran, ejecuciones sumarias, culpables libres e inocentes capturados, un abuso rampante de la autoridad y una retórica estatal mendaz y cínica, que en los mismos aviones que descargan a los muertos cargan a los soldados que serán transportados a Afganistán a ser utilizados como carne de cañón. ¿Cuántos de esos que ahí vemos con uniforme no se lo sacarán para formar su propia banda mafiosa? Casi todos.

En la política rusa se produce una extraña paradoja y es que si bien califican públicamente el período soviético de calamidad histórica, luego tampoco les sienta bien las críticas a ese período si vienen de fuera. Sergei Loznitsa es visto prácticamente como un traidor y es ninguneado por la prensa rusa. El caso es que Balabanov hace una película que cuatro décadas atrás no podría haber hecho ni en broma, aún y así tiene que minimizar algunos aspectos de la crítica a ese período y lanzar los dardos casi a escondidas y disimulando. Vemos la hipocresía institucional, pero la corrupción parece capitaneada por unas pocas manzanas podridas. Lo típico. Después también hay otros golpes más sutiles. Por ejemplo, se ven varias retransmisiones de la televisión, que son programas pueriles y ñoños, ideales para atontar al grueso de la población y ofrecer fantasías tranquilizadoras mientras puertas adentro la corrupción fluye como un tsunami: la vileza de los agentes del estado es infinita y los miembros del partido demuestran una cobardía e ineptitud sin parangón. Ése es el caso del catedrático de ateísmo científico que vemos al inicio, que después que una conocida suya haya sufrido un atropello calamitoso por parte del sistema judicial, se niega a testificar para no arriesgar su carrera académica. Pero oye, que por lo demás, se presta a lo que haga falta, oiga.

A todo eso no faltan algunas de las escenas más cruentas que recuerde en mucho tiempo, dándole un uso enormemente macabro a uno de los cadáveres retornados de Afganistán, alcanzando el paroxismo del humor más chocarrero y macarra. No hace falta decir que una escena de ese calibre difícilmente imaginable en una producción actual. Pero ésa no es más que una parte aislada, con eso no basta para afirmar que estamos frente a "una jugada bien manejada". Examinadas las otras por separado, también descubrimos con que la secuencia de la cabaña sigue el esquema de una película de terror convencional, que algunos de los personajes parecen inspirados en "Santuario" de William Faulkner y que todo ello Balabanov lo emplea para abordar unos hechos (reales?) que sirven como signo de los tiempos, concretamente del orwelliano año 1984.

Me hago cargo entonces que no vi bien la película, no entendí el contexto histórico, la actitud de los personajes me pareció probablemente errática y caótica. No comprendí que con esta obra Balabanov desea lanzar una carcajada negrísima, seguramente por impotencia, porque ve que lo que le rodeaba era un país sin remedio. Así que me permito, para evitar que otros cometan mi mismo error, recomendar la previa lectura ni que sea de un par de artículos acerca del papel de Rusia en Afganistán y la situación de Rusia previa a la caída de la URSS y prepararse para ver una colección de atrocidades, perpetradas por unos personajes que representan una parábola acerca del derrumbamiento moral de un sistema y una nación al completo.
Jean Ra
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18 de mayo de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cargo 200 es un film que nos recuerda a The Golden Glove (Fatih Akin, 2019). No sabemos si esta última bebió de la película que analizamos hoy, pero tienen en común ese toque indigesto que hace que nos removamos en nuestros asientos en numerosas ocasiones.

En los estertores de la antigua Unión Soviética, un oficial de la policía secuestra a una joven, hija de un alto cargo del partido, de la cual se siente atraído. La espesa burocracia soviética no ayuda a una resolución rápida del caso. Mientras, no paran de llegar cadáveres (Cargo 200, en clave) de la guerra de Afganistán.

Crítica feroz a una época rusa realizada, paradójicamente, por un director que había pertenecido al ejército y que además era netamente pro soviético. Este punto hace que la tengamos que ver con cierto toque de parodia. Y digo tengamos ya que desde esta parte del mundo no le encontramos la gracia. Al contrario, es una cinta sórdida que no duda en enseñarnos la parte más oscura de una sociedad llevada hasta el límite, dicho esto en la parte más negativa del término.

Cinematográficamente hablando tenemos que decir que raya la perfección. Los personajes, algunos no son ni actores, parecen sacados de la más abyecta de las imaginaciones, en una historia que está basada en un hecho real. Ahora supongo os estaréis preguntando que tiene que ver todo esto con el terror. Os respondo que mucho. Su puesta en escena hace asomar situaciones que para sí las quisiera la mente más endiablada en el género de terror. No escatima nada para mostrarnos toda una serie de atrocidades que hará que se os pongan los pelos de punta.

Ambientada en 1984, lo mejor de todo es que no necesitó decorados, con eso ya nos damos cuenta de lo decrepito de algunos lugares que aún hoy en día conservan ese aire decadente y turbador.

Su director y guionista, Aleksey Balabanov fallecido en 2013, comentó en una ocasión que era una obra autobiográfica y una de las más influyentes críticas de cine rusas dijo: «En Cargo 200 la URSS se presenta como un cadáver en descomposición donde el único organismo sano son los gusanos».

Cherepovets, en la Rusia de provincias, es la ciudad donde se filmó, rodando en edificios comunales y aprovechando que alguna vecina se prestó a dar vida a algún personaje con cierto peso en el film.

Aparte de esta última, el resto de interpretaciones son de altura. Dado el poco conocimiento que tenemos del cine ruso, nombraré a los principales: Agniya Kuznetsova, que interpreta de manera magistral a la sufridora secuestrada; Aleksey Poluyan, al sádico secuestrador; Leonid Gromov como, ¡atención! Profesor de Ateísmo Científico, más tarde convertido al catolicismo y, para finalizar Aleksey Serebryakov, el que carga con el pato.

Cargo 200 es angustiosa, desagradable y traumática, como tiene que ser y en la línea de lo comentado al principio con la semejanza con The Golden Glove. Puede que habrá quien no pueda terminar de verla. Como no os considero de esa guisa, os recomiendo firmemente que la degustéis.

https://www.terrorweekend.com/2021/05/cargo-200-review.html
TerrorWeekend
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15 de mayo de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No esperes presenciar una película con un esquema y unos personajes tradicionales. Tampoco veras largas escenas contemplativas tan clásicas del cine ruso. Esta película se niega a ser encasillada en ningún género. El director juega con una mezcla de humor ácido, escenas morbosas e intriga que deja al espectador indefenso ante la mezcla emociones que va transmitiendo cada secuencia. Todo en un entorno soviético decrépito que te evocará los escenarios de Stalker.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Revillowski
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