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El golem

Fantástico. Terror Clásico del cine mudo alemán que cuenta la leyenda de una estatua: el Golem. En el siglo XVI, en el gueto de Praga, vivía el Rabino Löw, mago y maestro en el arte de la nigromancia. Para evitar la expulsión de los judíos, ordenada por el emperador Rodolfo II, modeló la figura de arcilla del Golem e invocó al espíritu de Astaharot para que le otorgará la vida. Sin embargo, cuando los judíos consiguen quedarse en la ciudad, y el Golem ... [+]
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Críticas 22
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el expresionismo alemán en boga, Paul Wegener y Carl Boese dieron uno de los mayores representantes de este movimiento artístico que englobaba cine, pintura, música, teatro y arquitectura en un filme titulado 'El golem', cinta muda de hace la friolera cantidad de 100 años.

Evidentemente, hace 100 años el cine no era lo que es hoy en día donde se cuenta con las últimas tecnologías para hacer creer al espectador que lo que está contemplando en la pantalla es real y los métodos de actuación, escritura de guiones y cualquier proceso creativo se ha ido perfeccionando con el paso de los años y las décadas; no obstante, esto no es un impedimento para no dar en este caso una más que decente historia de género fantástico con calidad ídem.

'El golem' puede servir de punto de partida para que la gente inexperta en el mundo del cine, y más en el cine clásico o en los orígenes del mismo, se suba al carro y siga dando oportunidades a otras producciones. Y eso se debe a que tanto Wegener como Boese relatan una historia con amor, drama sobre el racismo hacia la comunidad judía y elementos de corte fantástico envueltos en unos decorados y un vestuario más que decentes para la época que corría. Bien es cierto que la fotografía es uno de los elementos claves de este movimiento, aunque para este largometraje destacan más las interpretaciones exageradas de sentimientos como la ira del Golem o el deseo del emisario, por poner unos ejemplos, o los encuadres.

Volviéndome a citar en el anterior párrafo, este filme alemán es una apuesta segura para profundizar en los orígenes del cine (y del expresionismo alemán más concretamente) o una sólida base para las personas que no estén tan familiarizadas con el cine más básico de sus inicios. Eso sí, al menos aquí de básico y poco trabajado no hay nada.
Michael Myers
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13 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para buscar el origen de esta historia hecha película en 1920, debemos ahondar en la cábala hebrea, que hace referencia a un personaje modelado en arcilla, como el padre Adán, que podía tomar vida cuando los sabios rabinos manipulaban letras y números. Sobre esa base de la tradición judía, se escriben varias obras literarias en la Alemania de los primeros años del XX, que, entre otros, inspirarían al genial Borges, y, finalmente, el sustrato de esa historia se hizo película en los albores del mudo. Es esta una de las primeras versiones, aunque no la más antigua, alguna de las cuales se han perdido para siempre. Creo que también inspira ahora esta leyenda a varios personajes de videojuegos, aunque esa es otra historia.
Y, paradójicamente, el autor, que después simpatizaría con el odioso régimen nazi, utiliza este relato de origen judío para construir un relato profundamente antisemita. Los hebreos son aquí caricaturizados como personajes tenebrosos, más repulsivos que el propio monstruo, oscuros en vestuario y acciones, frente a la nívea pureza de los niños arios. La mezcla de sangre entre israelitas y gentiles es abominable, y lleva al desastre. Y la reclusión de la raza escogida en sus guetos está más que justificada, con una puerta que se cierra al final de manera muy simbólica. No es difícil imaginar las reacciones que propiciaría el Golem cuando se visionaba en la Alemania de posguerra, donde empezaba a concretarse un arraigado odio a los judíos...Y ya sabemos el final. Procuro diferenciar esta circunstancia de la película en sí, pero debo de reconocer que me cuesta, y que, en parte, condiciona mi valoración.
En otros aspectos, es bastante obvia la semejanza de la historia con el mito de Frankenstein. Aunque no presenta su profundidad metafísica, ni el encanto del monstruo creado por Whale sobre la historia de Mary Shelley, El Golem es un primer acercamiento a la criatura que se rebela contra su creador.
Referir también la belleza de los decorados, en mi opinión más románticos que expresionistas en contra de la opinión general, y, sí, habéis leído bien, el uso del color.
AdolfoOrtega
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24 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta parada, y última por ahora, en mi pequeño tour por el horror silente de principios de siglo XX. Esta vez la afortunada es "El Golem", del duo Paul Wegener & Carl Boese. Un Wegener que ya había abordado la historia de este ídolo pagano de barro que cobra vida en dos películas anteriores fechadas en 1915 y 1917 respectivamente.
"El Golem", inspirada en una novela de Gustav Meyrink, también precisamente de 1915, fue una de las primeras obras cinematográficas en adaptar el mito de Frankenstein, dándole además a todo el conjunto un aire de fatídico adivino capaz de aventurar la que se le venía encima al pueblo judío. Todo ello en un film más de género fantástico que de terror propiamente dicho, a pesar de su posesión demoníaca Astaroth mediante.
"El Golem" también es pieza clave en el desarrollo de una de las ramificaciones más importantes de la sci-fi, la de las entidades sin vida que adquieren consciencia propia.
En resumidas cuentas, es increíble como "El Golem" va penetrando en mi en frío todo lo que no lo hizo en caliente.
Isaac Paskual
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24 de junio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es de esa clase de películas que ves más por su importancia histórica que por un interés real o lúdico. Es una de las obras más representativas del cine expresionista alemán de los años veinte.

Cuenta la historia de un rabino judío que esculpió una criatura gigantesca de barro a la que dotó de vida para que les protegiera de la persecución que sufrió su pueblo en la Checoslovaquia del siglo XVI.

En su día el cine mudo causó sensación a un público que no estaba acostumbrado a algo tan novedoso como ver imágenes en movimiento. Sin embargo en la actualidad resulta bastante penoso ver durante hora y media una historia contada únicamente en imágenes, sin diálogos ni sonido de ningún tipo más allá de esporádicos fragmentos de banda sonora clásica. La he visto porque para llegar a donde estamos actualmente primero hubo que pasar por esto.

Resulta curioso como para compensar las carencias técnicas a nivel sonoro se utilizan llamativos decorados y rudimentarios efectos visuales con unos actores un tanto histriónicos para potenciar la expresividad de las imágenes como suele ser propio del expresionismo marcado también por el estado de ánimo sobre las penosas condiciones en las que quedó Alemania tras la Primera Guerra Mundial.
Harold Angel
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24 de marzo de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La palabra, Gólem, proviene del hebreo moderno: גלם, gélem = materia, y hace referencia a un ser animado proveniente de materia inanimada (barro, arcilla…), es decir que, en sentido estricto, Adán -según define su nacimiento la Biblia- sería un Gólem… y de paso, todos los seres humanos, algo tenemos de eso (“polvo eres y en polvo te has de convertir”). Pero, cuando se habla de un Gólem, la principal referencia es a un coloso de piedra al que, en la antigüedad, animara un famoso hechicero de Tesalia. Se decía que, si se le colocaba en el recipiente que lleva en el pecho, una pentalfa con ‘la palabra clave que despierta la vida’, el coloso permanecerá vivo durante todo el tiempo que la conserve en su pecho.

Por asociación, el Gólem ha sido asociado a la masa (la plebe), los hombres manipulables e ignorantes que, ciegamente, siguen a un líder o a un tirano… aunque, en ciertas condiciones, son capaces de rebelarse. En tecnología moderna, un gólem sería sinónimo de robot.

En el año 1915, se hizo muy notoria la novela, “Der Golem”, que, Gustav Meyrink, escribiera basándose en las leyendas y relatos del gólem creado por el rabino, Judah Löew ben Bezalel, y fue ésta la fuente de inspiración para la adaptación cinematográfica que, escrita y dirigida por Henrik Galeen, se realizara ese mismo año. Cinco años después, el protagonista de este filme, Paul Wegener, se animaría a hacer su propia versión, y tras reescribir el guion con Galeen, llamaría a Lyda Salmonova (su co-protagonista en “El Estudiante de Praga”), para que asumiera el rol de Mirjam; Albert Steinrück, tomaría el papel del rabino Löew; y el propio, Wegener, retomaría la figura del coloso.

Como ocurriera con casi todos aquellos filmes considerados expresionistas, lo altamente meritorio es la preciosa y significativa iluminación; los magníficos decorados con singulares formas; y la posición de la cámara que se esmera siempre por lograr el mejor ángulo. Lo otro ya es común: Una narrativa con cierto toque gótico; los claroscuros para generar penumbra y ambigüedad; las escaleras con propósitos muy artísticos…

Todo esto, brilla con alta eficacia en, <<EL GÓLEM>>… y sus referencias a Astaroth, el gran duque del infierno; la Nigromancia (o Necromancia) rama de la magia negra relativa a la adivinación e invocación de espíritus, y otros temas, si bien son tratados en forma superficial, logran cierta sugestionabilidad que hacen que el filme resulte toda una novedad… ¡e imagino que, en su momento, debe de haber asustado a más de uno.

¡Ah!, el desenlace no podía ser mejor… ¡¿Qué sería de este mundo sin la sabiduría de los niños?!
Luis Guillermo Cardona
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