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Vuelve, pequeña Sheba

Drama Lola (Shirley Booth), es la descuidada esposa de Doc Delaney (Burt Lancaster), un alcohólico en vías de recuperación. La existencia de los Delaney resulta monótona y sin cambios, pero da un giro cuando el matrimonio acepta a una encantadora inquilina, Marie (Terry Moore). Marie se convierte en la hija que nunca tuvieron. Pero cuando la joven se enamora, Doc se ve preso de los celos y una vez más ha de enfrentarse a la tentación de la bebida... (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
3 de septiembre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo luce normal y llevadero entre Doc y Lola Delaney, porque, tras largo tiempo de casados, cuando ya él exhibe algunas canas, tiene la satisfacción de llevar un año de haber vencido el alcoholismo, y ella sigue siendo mimosa y dedicada, aunque se ha vuelto por su parte rolliza y parlanchina. A Lola solo la atormenta que su perrita Sheba, “monísima y simpática”, se ha extraviado desde hace algún tiempo y nada han vuelto a saber de ella. Y es entonces que, a casa de los Delaney, llega como inquilina una joven y atractiva estudiante de artes plásticas llamada Marie (Terry Moore)… y su simpatía, su espíritu servicial y hasta su coquetería con los chicos de su edad, despierta en Lola añoranza por los años de su juventud, y en Doc, un sentimiento que rehuye, pero que lo tienta de manera irremisible.

“VUELVE, PEQUEÑA SHEBA” es la suerte de película que me hace creer que, de la misma manera que, en incontados casos, las juntas de censura han perjudicado al arte en todas sus formas, también ha habido ocasiones en que han despertado tal agudeza en los artistas, que la hemos visto transformada luego en arte puro y reluciente. Y para muestra un botón.

Adaptación cinematográfica por Ketti Frings, de la obra homónima del dramaturgo y guionista estadounidense, William Inge, escrita en 1950, “VUELVE, PEQUEÑA SHEBA” ha representado un auspicioso debut para el director Daniel Mann, quien ha conseguido un entramado perfecto, lleno de sutilezas y de frases muy agudas, que es preciso masticar muy lentamente, para poder entrar en su más pleno significado.

El filme va hasta el fondo del alma de Doc y Lola, por fortuna, muy bien tallado en excelentes actuaciones de Burt Lancaster y Shirley Booth, quien de paso se llevaría consigo un merecido Oscar. Queda entonces, un refulgente cuadro de aquella suerte de relaciones de pareja forjadas tras una ligereza, en la que cada uno se esfuerza por sobrevivir de la mejor manera… pero donde la nostalgia por lo que tuviste y ahora no tienes, y por lo que que quisiste ser y ahora no eres, se convierte en una desilusión irresoluble, y es cuando la vida, llegada la confrontación, consigue perder todo su sentido.

Términos como “mi pequeña Sheba”, “mi bella Lola”… y Mrs. Delaney bailando o añorando lo que logra ver en su sala… y Doc pugnando de nuevo por coger una botella y por tener lo que Turk tiene, nos remite a procesos no cerrados que son los que suelen causar tantas, ¡tantísimas!, amarguras entre las personas.

¡¿Hasta cuando entonces, será que podremos tomar decisiones libres y absolutamente conscientes?! ¿O vamos a seguir abriéndole paso a la infelicidad de cada día?

Con “VUELVE, PEQUEÑA SHEBA”, Daniel Mann nos ha dado una obra indispensable.

Título para Latinoamérica: “SIN RASTRO DEL PASADO”
Luis Guillermo Cardona
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28 de marzo de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es posible que de primeras el nombre de William Inge no suene nada. Tal vez sea porque otros dramaturgos como Tennessee William y Arthur Miller hayan gozado de más populismo. Pero si decimos de Inge que ganó un Pulitzer en 1953 con 'Picnic', que recogió un Oscar por 'Esplendor en la hierba' en 1962 ya resulta más conocido, obras y películas de éxito enormemente alabas. Pero Inge sintió que estaba perdiendo el tacto y que no tenía la intimidad necesaria con los personajes que escribía. Todo ello le llevó a una depresión por la cual se suicidó en 1977. Inge sabía capturar la mentalidad de esos pequeños pueblos americanos. 'Vuelve pequeña Sheba' fue la primera obra que se adaptó a la gran pantalla de Inge y también fue la primera película de Daniel Mann, que realiza una excelente trabajo en torno a la teatralidad inherente de una obra de este calado.

Doc Delaney (Burt Lancaster) es un quiropráctico que trata de volver a su antigua vida y a volver a tener una reputación, destruídas por su alcoholismo. No ha tomado una copa en más de un año. Además de sus propias reuniones de Alcohólicos Anónimos, doc es voluntario en un programa de recuperación para esos hombres que cayeron en el alcoholismo. Como él dice: "La mayoría de los alcohólicos son hombres decepcionados y yo puedo ayudarlos". Como muestra de su fuerza de voluntad, Doc guarda una botella de whisky sin abrir en el armario de la cocina. Doc mantiene siempre una actitud positiva basada en olvidar el pasado para vivir el presente y seguir avanzando. Mientras reconstruye su vida, tiene poco tiempo para estar con si esposa Lola.

Lola (Shirley Booth), por otro lado, rara vez sale de casa. Ella vive anclada en el pasado, una época que para ella fue bonita. Pero fueron unos años que se desvanecieron al igual que su perror Sheba meses atrás. Lola decide ayudar alquilando una habitación para Marie, una joven estudiante, una idea que no le gusta a Doc. La relación entre Doc y Lola resulta amable y formal pero sus palabras son vacías y sin pasión. Culpabilidad reprimida y resentimiento ocupan buena parte de su matrimonio. Doc encuentra refugio y salida en su dedicación en ayudar a esos alcohólicos. Lola se siente atrapada en un presente que rechaza y un pasado que añora y quiere recuperar. Lo que comparten es la vergüenza y culpabilidad de un matrimonio forzado. Lola lleva en exceso el peso de la culpa, una pesada carga emocional difícil de manejar, bloqueando los malos recuerdos y solo centrándose en los buenos tiempos. Se siente orgullosa de la lucha de su marido contra el alcoholismo pero siempre con comentarios de doble filo. La irrupción de la joven estudiante Marie provoca en Lola el reflejo de la niña que una vez fue. Doc, en cambio, se siente paternal y protector como si Marie fuera la hija que nunca tuvo y también viéndola como una versión joven y más bonita de Lola. Y luego está esa Sheba del título, ese perro perdido que es más una metáfora del pasado añorado de Lola.

Después de realizar 'El temible burlón' en 1952 con una sonrisa encantadora y un físico de acróbata, Lancaster hizo un giro radical interpretando 'Vuelve pequeña Sheba'. Lancaster era un hombre complejo. Como actor fue en gran parte autodidacta, en un período en que la competencia de la posguerra vino de los mejores alumnos del Actors Studio de Nueva York con James Dean, Montgomery Clift, Marlon Brando, etc. Se puede pensar que Burt Lancaster podría resultar algo joven para el papel de ese doctor. Los retoques grises en su pelo ayudan a envejecerle un poco pero no es obstáculo para que Lancaster haga un excelente trabajo en retratar a Doc con una dignidad sobria y desprendida. Cuando todos esos años de resentimiento acumulado rompen ese comportamiento, Lancaster estalla en crueles acusaciones a Lola. Este personaje puede ser como una ácida caricatura de su posterior personaje en 'Chantaje en Broadway' donde lo más temible de ese columnista era más su frialdad o aquel prisionero de por vida de 'El hombre de Alcatraz'. Lancaster era de esos actores capaces de llevar dentro la vida interior de un hombre, del personaje que interpretaba.

Terry Moore, que recibió una nominación al Oscar como mejor actriz secundaria dando vida a Marie Buckholder, quien ofrece una doble personalidad: la universitaria joven e inocente niña por la cual Doc se siente obligado a proteger, y la coqueta que se burla de Turk con promesas que no tiene intención de cumplir. Lisa Golm es el o otro personaje importante intepretando a la vecina de Lola , mrs. Coffman. A través de ella aprendemos más sobre los cambios en la vida de Lola. Y Shirley Both como Lola en un merecedísimo Oscar, hace el papel de su vida sin más. Faltan calificativos porque hay que verla actuar en esta película. Lancaster dijo más que Booth fue la actriz más grande que jamás había trabajado.

Y es que 'Vuelve pequeña Sheba' es como esa pequeña joya que asoma entre las grandes adaptaciones dramatúrgicas de Williams y Miller que no tiene nada que envidiarlas a pesar de no ser tan conocida.
Javi
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20 de agosto de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Días sin huella" (1945) se aproximó al alcoholismo y se atrevió a abrir la puerta de su cuarto oscuro. Desde entonces, el borracho ha podido permitirse el lujo de ser un enfermo mental. Sin embargo, ese seguimiento de su autodestructivo devenir es el que no se muestra en "Vuelve, pequeña Sheba" (1952), lo que no impide que esté presente en todo momento. Burt Lancaster es Doc, un personaje aparentemente normal pero de pasado etílico. La inclusión de Alcohólicos Anónimos acrecienta la sombra de una personalidad que no vemos, pero que se siente en cada fotograma. Una pausada tensión que crece hacia un clímax quizás resuelto con precipitación. En cualquier caso, el retrato de un personaje complejo, de lo más tierno a lo más mezquino, pero siempre humano.

Ésta, y otras críticas, en http://blogquenuncaestuvoalli.blogspot.com.es/
Yago Paris
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7 de diciembre de 2022
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya he visto un par de películas después de "Un tranvía llamado Deseo" que tiene muchos tintes a la película de Tenneessee. Y es que creó escuela...

Drama intenso, verdades ocultas que van floreciendo poco a poco. Aunque claro está, son de obras de teatro, que luego se adaptan al cine.

La actriz (igual que "Un tranvía llamado Deseo") que tenía el papel en el teatro, se estrena en el cine en su mismo papel y se nota, ya sin haberlo leído, que esto pasaba, porque se nota que tiene el papel muy por la mano y muy trabajo.

El director también se estrena, que es el mismo que dirigió la obra.

Aunque está interesante el relato, no me acaba de gustar del todo, ya que se ve a una chica joven que va detrás de un tío, pero luego le deja "caliente". No veo íntegro ese personaje, como tampoco veo que el marido haga mucho para evitar ese conflicto que luego ella le agradece. No sé, hay cosas que no me acaban de cuadrar.

Burt Lancaster, quería el papel a toda costa, aunque tuviera 38 años, muy joven para el papel que tiene que interpretar.
edugrn
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4 de julio de 2016
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
107/08(14/06/16) Irregular debut en la dirección de Daniel Mann, un melodrama bastante lineal que pretende más de lo que puede. Adaptación de la homónima obra teatral de 1950 de William Inge (“Bus Stop”, “Picnic” o “Esplendor en la hierba”), guionizado por Ketti Frings (”Si no amaneciera” o “Ciudad en sombras”), una cinta que no se quita de encima su procedencia de las tablas, demasiado estática, apenas hay un par de exteriores. Un relato que nos habla de los fantasmas del pasado, del paso inexorable del tiempo, del tiempo perdido, de la juventud, de las segundas oportunidades, de la monotonía, de la frustración existencial, de la frustración sexual, de la redención, de las segundas oportunidades, ello con el epicentro en un matrimonio averiado, pero lo hace con un desarrollo mal manejado, a trompicones, no deja espacio a dar fondo a los personajes, no ayuda que entre la pareja protagonista Shirley Booth y Burt Lancaster haya una química inexistente, chirrían cuando están juntos, no te los crees, con lo que el film nace atrofiado en su motor de arranque.

El escenario es una ciudad universitaria estadounidense, allí convive en una casa el matrimonio Delaney, “Doc” (Burt Lancaster), un ex alcohólico en rehabilitación en Alcohólicos Anónimos, y Lola (Shirley Booth), extrovertida mujer que anhela que vuelva su querido perro Sheba, desaparecido meses atrás. Un día Marie (Terry Moore), una joven estudiante universitaria alquila una habitación libre a los Delaneys, su juvenil presencia provoca en “Doc” una tormenta de sentimientos, agudizados por la relación de ella con un atleta universitario, Turk (Richard Jaekel).

El relato muestra un matrimonio en decadencia, mal cosido por acontecimientos pasados que han convertido a la pareja en un par de personas que viven juntas, pero que apenas se relacionan, de cómo el factor inquilina joven (y su atlético pretendiente) despierta en ambos sentimientos (parte de ellos sexuales) reprimidos, precipita los latentes problemas entre ellos, pues bien, todo esto me llega de modo superficial, sin fuerza, cuando acaba el film me encuentro que lo que ha ocurrido no me ha tocado, no me ha emocionado, me ha quedado muy bienintencionado pero sin ir a lado alguno. Empezando por una pareja protagonista que parecen de planetas distintos, los dos (Booth y Lancaster) con modos diferentes de actuación, sin conexión entre ambos, no hay una mínima pasión que se deje ver entre ellos, Lancaster parece le tenga asco a esa mujer tan mayor con la que duerme en el mismo dormitorio (no en la misma cama, faltaría más! Con lo repelente que le es), Booth deja ver un gran cariño hacia él, pero parece más maternal que otra cosa, no te los crees. El personaje de Booth parece tener problemas mentales con un comportamiento patológico, con unos diálogos pasados de vueltas, con esas miradas lascivas a Turk, haciendo de cocinera para Marie y su novio sin venir a cuento, un “Doc” que no se sabe que pinta tantos años con ella, está bien se casara con ella de penalti, pero eso pasó décadas atrás, por lo que se ve no tienen nada que ver el uno con el otro, que han hecho estos años juntos viviendo en frialdad permanente? NO te crees la historia. Se suma un desarrollo que avanza lento al inicio y en el tramo final descarrila, no hay equilibrio.

Burt Lancaster (39 años) estaba en la cresta de la ola tras rodar la exitosa “El Temible Burlón”, protagonizando un intrépido y saltimbanquie héroe, y tras esto decidió dar un arriesgado giro radical a su carrera, y encarnó a este ajado y avejentado “Doc”, para lo que tuvo que someterse a maquillaje para poder aparentar bastantes años más de los que tenía, encomiable su arrojo a la hora de cambiar de registro dramático, pero desgraciadamente su juventud no se puede ocultar tras tintarle unas cuantas canas, su actuación es comedida, mesurada, de gran interrelación con la joven Marie, dejando traslucir sus grietas emocionales, pero cuando se pone a relacionarse con Lola (Shieley Both era 15 años mayor que él y se nota)se convierte en una situación grimante, inverosímil su entente “amoroso”, naufraga en este aspecto más estrepitosamente que el Titanic. Shirley Both debutó en cine con el personaje de Lola, con la que ganó el Oscar en el rol de su carrera, despliega raza, mundo interior doloroso, gestualidad impetuosa, cariño, ternura, candidez, frustración evidente sexual, es el único intérprete que estuvo en la obra en Broadway (dando vida a Lola), lástima que como he dicho su compenetración con Lancaster sea nefasta, Burt dijo de la actriz que fue la más grande con la que llegó a trabajar. Terry Moore como Marie recibió nominación al Oscar como actriz secundaria, aporta inocencia y picardía a la vez, su juvenil belleza da luz a la pantalla, su modo de coquetear turba a su pretendiente Turk, muy buena como “Lolita” para “Doc”. Richard Jaeckel como Turk dota a su personaje estereotipo fulgor adolescente, de cómo las hormonas a esas edades solo piensan en una cosa, bueno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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