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Cash on Demand

Intriga. Cine negro Un encantador aunque despiadado criminal mantiene secuestrada a la familia del director de un banco, como parte de un plan para robar 97.000 libras. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
28 de noviembre de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afueras de Londres, años 60. Una pequeña sucursal de un banco. Vísperas de Navidad. Van llegando los empleados, muy ingleses ellos. El ambiente es cotidiano y amable, hasta que llega el hierático director: Mr. Fordyce, un Peter Cushing en uno de sus mejores papeles interpretando a este Scrooge moderno. El ambiente deja de ser amable, y se respira incomodidad en toda la sucursal.

Luego la sinopsis dice que entra "un encantador aunque despiadado criminal". No le hagan caso. El que entra realmente en ese banco es Charles Dickens.

Esta película es la típica adaptación de una obra de teatro inglesa. Lo advierto porque hay gente que busca puridad en el cine, y estas cosas les molesta. Como yo no soy cinéfilo la he podido disfrutar plácidamente. Total, no creo que la obra la representen aquí, Y si es así, qué mejor que verla interpretada por actores british y no por cuatro gañanes gritones como es usual en nuestro país.
Gilbert
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8 de abril de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de los títulos de terror y ciencia ficción que dieron fama a la productora británica “Hammer Films” a lo largo de su historia, ésta también llevó a cabo un buen montón de psycho-thrillers, muchos de ellos emparentados con el horror, “Cash On Demand”, por el contrario, es un thriller ingenioso con toques de humor negro alejado de las pesadillas que habitualmente producía Michael Carreras, pero por momentos igual de angustioso debido a su crudo realismo. Su director, Quentin Lawrence, desarrolló casi toda su carrera en televisión, pero demuestra que sabe guiar con correcto pulso dramático la acción, ayudado por unos grandes actores. Peter Cushing, el protagonista, es sobradamente conocido por su participación en películas terroríficas, trabajó a menudo en la factoría "Hammer" y, en demasiadas ocasiones, se encargó de dar lustre a papeles que eran inferiores a su gran talento. Aquí da muestras de su depurada técnica, de lo estupendo actor que era, un todoterreno, capaz de dar vida al más intrépido de los héroes o al más pérfido de los villanos. A su lado, interviene un grupo de acreditados intérpretes británicos, encabezados por André Morell, que acompañó a Cushing, encarnando al doctor Watson, en la inolvidable "El perro de los Baskerville". Morell y Cushing son los que llevan realmente el peso del argumento, interesante, curioso y realmente bien construido.

Nos encontramos ante una película de intriga realizada con pocos medios, rodada en estudio, en un par de decorados bastante simples, con un puñado de buenos actores ingleses, ni más ni menos. Sin duda, es la prueba palpable de lo que se puede lograr con un guión bien estructurado y unos pocos personajes correctamente dibujados, una obra humilde pero meritoria, que mezcla, en un cóctel bien agitado, suspense, retrato social y cuento navideño, sin que ninguno de esos componentes estropeen el resultado final del combinado, una bebida que deja un sabor de boca inmejorable.


Sobre el argumento, es mejor conocer lo menos posible. La acción se desarrolla en el interior de una cotidiana oficina bancaria ubicada en una zona tranquila de Inglaterra, dirigida por un hombre intransigente y sin ninguna consideración con sus empleados –Fordyce (Peter Cushing)-. Nos encontramos en la víspera de la navidad, y ni siquiera ese contexto le motivará la más mínima sensibilidad hacia su personal, a los que no duda en recriminar el más mínimo fallo en sus tareas laborales. En un momento dado, Fordyce recibirá la visita del coronel Hepburn (André Morell), que aparecerá como un cuidadoso valedor de las medidas de seguridad implantadas en el banco, pero de manera inesperada se revelará en un tan carismático como implacable atracador; más allá del propio asalto, el encuentro con Hepburn supondrá para Fordyce un punto de inflexión que le facilitará el derrumbamiento de la dureza y carencia de sentimientos sobre los que hasta había basado su existencia.

No estamos ante una película de campanillas, uno de esos grandes films que quitan el hipo, nada de eso, es un filme sencillo, simple, pero que tiene un gran mérito, un "thriller" pequeño, muy bien realizado, en el que nada es lo que parece, que sabe contar una historia atrayente, dinámica y enigmática, enganchando al espectador desde que comienza la intriga hasta que termina, sorprendiéndole de manera agradable y elegante, sin descuidarse en instante alguno. Una de esas pequeñas joyas olvidadas que si tenéis la ocasión de verla, seguro que os gusta tanto como a mí. No os la perdáis.
Juan Marey
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16 de abril de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El lento discurrir de los minutos en un contexto de tensión máxima siempre plantea al guionista de cine una dificultad añadida y el propio director debe afinar el tino para que la credibilidad no se resienta y el verismo conserve su carácter.
Ese es el mérito de Q. Lawrence.
Aprovecha bien la baza del origen teatral de la obra y la enriquece con la cómplice cercanía de la cámara que aproxima los gestos, realza los ademanes vívidos, y acentúa las miradas de profunda carga psicológica.
A. Morell y P. Cushing llevan la voz cantante pero también el resto del elenco cumple su cometido a la perfección.
Rotunda, convincente y muy bien elaborada.
ABSENTA
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10 de febrero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
02/02(03/01/19) Atractivo y sugerente thriller psicológico británico que con muy pocos medios (solo £ 37,000 de presupuesto), en apenas dos sets de rodaje, unos pocos actores, una simplista idea, giros inteligentes, un ágil ritmo en casi tiempo real, consigue un film cautivador en su frugalidad expositiva, gracias a un ingenioso guión, cargado de situaciones intrigantes y un humor mordaz genuinamente british. Y todo esto coronado en su fachada por dos actores, Peter Cushing y André Morell que bordan sus roles rivales en un tour de forcé donde el vencedor es el espectador que saborea un enfrentamiento de personalidades chispeantes en sus características antagónicos. Se puede ver como una especie de versión moderna de Cuento de Navidad” de Charles Dickens, donde el director del banco es un pseudo cascarrabias Ebenezer Scrooge y “El Coronel” visitante, es una especie de “Fantasma” que viene a transformarle. Dirigido por Quentin Lawrence, es una adaptación de “The Gold Inside” , un teleplay del Teatro del Reino Unido de 1960 de Jacques Gillies, Cash on Demand fue otro esfuerzo del productor Michael Carreras de Hammer Film Productions para diversificar la marca Hammer, entonces conocida internacionalmente por su horror empapado de color y violencia. Con un exiguo metraje de solo 80 minutos, Cash on Demand, estaba destinado en proyección en salas de doble sesión, quedando una gema fílmica a reivindicar.

“Más allá de los títulos de terror y ciencia ficción que dieron fama a la productora británica “Hammer Films” a lo largo de su historia, ésta también llevó a cabo un buen montón de psycho-thrillers, muchos de ellos emparentados con el horror, “Cash On Demand”, por el contrario, es un thriller ingenioso con toques de humor negro alejado de las pesadillas que habitualmente producía Michael Carreras, pero por momentos igual de angustioso debido a su crudo realismo. Su director, Quentin Lawrence, desarrolló casi toda su carrera en televisión, pero demuestra que sabe guiar con correcto pulso dramático la acción, ayudado por unos grandes actores. Peter Cushing, el protagonista, es sobradamente conocido por su participación en películas terroríficas, trabajó a menudo en la factoría "Hammer" y, en demasiadas ocasiones, se encargó de dar lustre a papeles que eran inferiores a su gran talento. Aquí da muestras de su depurada técnica, de lo estupendo actor que era, un todoterreno, capaz de dar vida al más intrépido de los héroes o al más pérfido de los villanos. A su lado, interviene un grupo de acreditados intérpretes británicos, encabezados por André Morell, que acompañó a Cushing, encarnando al doctor Watson, en la inolvidable "El perro de los Baskerville". Morell y Cushing son los que llevan realmente el peso del argumento, interesante, curioso y realmente bien construido.”

Obra que en su humildad de medios es capaz de sacar virtud a su escasez de medios exprimiendo sus elementos con pericia, mezclando con fluidez el suspense, el humor y el drama, en un contexto de fábula navideña. En el espacio de una entidad bancaria, Haversham de City y Colonial Bank, en una ciudad inglesa en vísperas de navidad, con los exteriores nevados, con unos empleados en los que reina la camaradería, pero comandados por un tieso despótico, insensible, y malhumorado sucedáneo (notorio) de Mr Scrooge. Tipo que deja patente su mezquindad moral al denigrar a sus empleados por minucias. Con lo que desde el principio cogemos tirria a este tipejo frío, son minutos en se cultiva hábilmente la personalidad misántropa de Fordyce, estableciendo un poso de inquina hacia él, esto para remover todo con la llegada del simpático Coronel, su claro némesis , estableciéndose el jugo de la cinta en su enfrentamiento, creando entre los dos una química escalofriante, mezclándose la intriga, los giros, la tensión y la intensidad dramática entre ellos, con diálogos sabrosos, con un Andre Morel juguetón, cual gato jugando con un ratón, gusta de hacerse el gracioso y amistoso con él, el compadreo, esto hace que su némesis se sienta acomplejado por la seguridad en sí mismo de su oponente, manejando los hilos a su antojo, y cuando tiene que mostrarse duro lo hace sin compasión, su comportamiento nos hace regocijarnos al humillar y mangonear al autoritario Fordyce. Forjándose un duelo psicológico rico en matices. Aunque en su debe tiene un final bastante apresurado y francamente mejorable.

Peter Cushing como el despótico Fordyce lo borda con su habitual flema, ayudado por su rostro pétreo y huesudo que infiere un aire seco y adusto, que el actor aprovecha de maravilla para emitir estoicismo y asensibilidad, ello para una vez enfrentado a su oponente sufrir un palatino y muy creíble arco de desarrollo, transformándose su arrogancia a cada presión que le hace hacia , dejando traslucir grietas de humanidad, ante el abismo su vulnerabilidad es evidente, cayendo su máscara de superioridad moral, que es pisoteada por el Coronel, con el que tiene una compenetración chispeante en sus choques dialécticos; En el otro lado del ring está André Morrell como el Coronel Gore Hepburn, majestuosamente carismático en su auto-suficiencia, en su simpatía, en su dominio absoluto de la escena, en una portentosa naturalidad con que maneja los tiempos, en el modo dar cuerda creando un falso colegueo y oprimiendo a Cushing (el momento guantazo es sublime), radiante; Resto son secundarios con poco fuste, si acaso Richard Vernon como Pearson, el blanco incisivo del despotismo de Fordyce, el actor le da un aire notable, dejando entrever el daño que le hace su jefe, pero aguantando en silencio el dolor.

La puesta en escena resulta frugal, en el interior rodándose en los Bray Studios-Berkshire-UK, con una cámara de Arthur Grant (“Que sucedió entonces?), que se mueve de modo ordinario, en claro sentido teatral, haciendo que sean los actores los que se expresen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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21 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Cuantas joyas olvidadas hay en el cine británico! Aquí tenemos una película típicamente british, en muchos aspectos: la sobriedad, el humor negro, el respeto por el guion y por los actores, y el toque dickensiano de la historia. Y esa historia es la de un atraco, con formato casi de teatro, y con vocación de cuento navideño. El meollo o la estrategia del astuto atracador se ha visto también en otras pelis (como "Los amigos de Eddie Coyle", con Robert Mitchum) pero, sobre todo, el peso de la película está en un guion muy bien medido, con momentos de tensión perfectamente dosificados, y en el trabajo bestial de dos pedazo de actores, Peter Cushing (por desgracia muy encasillado en el terror) y André Morrell (que sale en pelis como "Ben-Hur" o "El puente sobre el rio Kwai") y que dan un absoluto recital, bien acompañados por los secundarios. Pues eso, buen guion, un puñado de actores buenos y no hace falta mucho más para que la gente sea feliz.
Troglo
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